Las representaciones comunes, colectivas o arquetípicas constituyen un orden a la vez consabido y extraño. Son consabidas porque con ellas entendemos el mundo, son instrumentales, y nos situamos en él. Son extrañas porque parecen arbitrarias, su fundamento se oculta. Un solo ejemplo de lo que digo: ¿me puedes explicar por qué en esas representaciones arquetípicas "subir" y "arriba" son positivos (el cielo está arriba, el infierno abajo; subir "de puesto, de calidad", es positivo; bajar es "hundirse, desaparecer, perder")?, ¿por qué, digo, si arriba y abajo son objetivamente sólo puntos relativos en el espacio? Ninguna guía es mejor para penetrar en ese orden que el lenguaje.
La palabra "pie" ocupa en el Diccionario de la Real Academia dos páginas y media. Es mucho. La voz es útil y variada en sus significados. Algunos son orgullosos: "estar de pie" o "caer o nacer de pie" significan postura erguida, autónoma, insumisa; inversamente, "estar a los pies" indica rendimiento y obediencia; otros significados son proletarios: "peón", "peonada"; otros esforzados: "ir a pie", o democráticos, "peatón" o "ciudadano de a pie" (dicen en España); "traspié" es error y "a pie juntillas" es "al pie de la letra", y hay ganaderos: "pie de cría", "pezuña", arquitectónicos: "pedestal", y cultismos como "pedestre" o "pedúnculo" y, en fin, otros derivados.
El pie desnudo o descalzo indica pobreza. Los Carmelitas Descalzos, orden de Santa Teresa, San Juan y el suave y docto padre Martínez, significan con su nombre el desdén por el mundo y sus pompas. Dios le dijo a Moisés, desde la zarza ardiendo, que se descalzara porque estaba en terreno sagrado. Pie calzado indica lo profano, la calle. A una mezquita no puedes entrar con zapatos.
Pero en México el pie descalzo fue durante siglos emblema de pobreza no buscada ni religiosa, sino de yerro social, de injusticia. A fines de los treinta, los exiliados españoles se asombraban a su llegada a Veracruz de ver tanta gente descalza, niños sobre todo. Por todas partes, niños descalzos. Hoy, sin embargo, es raro ver un niño descalzo. Los campesinos también andaban con frecuencia descalzos. Ese pie, fuerte, calloso, que elogia Marguerite Yourcenar. Cuando Orozco pintó los murales de la Escuela Nacional Preparatoria, mucha gente andaba descalza. Por eso, por representar ese emblema, Orozco dibujó, como boceto y guía de un mural, este pie que aquí vemos.
¿Qué es dibujar? No sé bien. Es muchas cosas diferentes. Pero algo sé. Dibujar es en parte (puede ser otras cosas), como aquí en este dibujo, representar lo que vemos, porque este es el dibujo de un pie. ¿Y qué es eso de representar un pie? Representar dibujando es siempre reducir lo complejo a simplicidad geométrica.
Mira bien el dibujo: hay algo esencial ahí, nada sobra ni falta, unas cuantas formas geométricas lo contienen todo. Sin embargo, el mérito del dibujo no está ahí, ahí está sólo la destreza, grande en Orozco. El mérito mayor está en el nervio, esto es, en la emoción y el temperamento que se aprecian en la rapidez y contundencia del trazo en combinación con las sombras delicadas del empeine; en esa energía brusca y a la vez gobernada, ese es el chiste, está la marca de fábrica de Orozco. Porque Orozco podía dibujar con el mismo vigor y delicadeza, a escala enorme, trazando no a mano ni con lápiz o pincel, sino a brazo entero, con escobas o esponjas empapadas sobre el muro preparado.
Rematemos: Orozco tiene mejores dibujos que éste. Aceptado: nuestro dibujo es humilde, instrumental, un apunte hecho al pasar para esclarecer y fijar un detalle de un fresco, cierto, pero eso acerca la representación (el dibujo) a lo representado (un pie), porque también el pie es humilde e instrumental. La mano es emblema de la inteligencia, de lo mental, del espíritu, el pulgar oponible del homo faber está en ella. El pie, en cambio, es mundo físico, trabajo material. Los animales pueden tener algo parecido a nuestro pie, pero mano propiamente dicha sólo la tiene el humano. Pero el pie, el humilde pie, con sus múltiples significados, es parte también de nuestra intimidad (hay una desnudez en el pie que no la hay en la mano). Y por eso elegimos para nuestra breve disquisición este dibujo. –
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.