La preocupaciรณn por otorgar un carรกcter polรญtico a las obras de arte se multiplica en diversos escenarios del mundo. Creo que, para abordar este tema, es necesario remontarse a las primeras vanguardias del siglo xx, aquellas que consumaron una ruptura gradual con el realismo, coherente con la bรบsqueda de una transformaciรณn radical en el seno de las sociedades. La crispada neofiguraciรณn de los expresionistas fue un primer anuncio del enfoque contestatario que este movimiento compartiรณ con el cubismo, el fauvismo y el futurismo, entre otras tendencias. Pero uno de los que llevรณ a su mรกximo grado esta postura crรญtica fue el ruso Kazรญmir Malรฉvich: la radical abstracciรณn de sus cuadros mรกs arriesgados simbolizaban la supresiรณn de un esquema social para instaurar el otro.
Gabo, Pevsner, Tatlin, Kandinsky, el mismo Malรฉvich, el poeta Maiakovsky, el cineasta Eisenstein y otros, vivieron el vรฉrtigo de la Revoluciรณn de Octubre en sus primeros aรฑos. Pronto Lenin los desilusionarรญa: desdeรฑรณ la propuesta innovadora y alentรณ el realismo socialista, sin darse cuenta de que ese estilo ilustrativo retrocedรญa al siglo xix con otros contenidos. El resultado fue desastroso, un desastre anรกlogo al del rรฉgimen comunista. Ahora bien: pese a tal fracaso, los creadores que apostaron por dicha utopรญa lo hicieron al compรกs de las ideas mรกs avanzadas de la รฉpoca. No hay vanguardia cultural si no existe su equivalente social. Es indispensable tener en cuenta esto para entender quรฉ sucede en la actualidad: ante la inexistencia de un proyecto alternativo a la globalizaciรณn, con su consecuente fractura de las normativas reguladoras, es imposible forjar un arte de vanguardia. Pero tal situaciรณn no hace desmerecer la consistencia de la estรฉtica contemporรกnea.
A mediados de la centuria pasada, se renuevan las propuestas visuales con epicentro en Nueva York. Y ese escenario incluye las manifestaciones contra la Guerra de Vietman, la liberaciรณn sexual, la exaltaciรณn de las drogas como una suerte de poรฉtica ligada a la idea de libertad. Los teรณricos de izquierda que han reflexionado sobre el carรกcter del pop art atribuyen un rasgo cuestionador a las innovaciones temรกticas y gestuales de Andy Warhol. En parte tienen razรณn, o, en todo caso, sus ideas resultan legรญtimas si validamos la multiplicidad de significaciones que emergen de un fenรณmeno estรฉtico. Lo cierto es que, cuando este hijo de un minero checoslovaco desplegรณ su audaz iconografรญa, las concentraciones empresariales y la diversificaciรณn del consumo establecรญa un lazo con la obra de Warhol. ยฟPodรญa llamarse a eso arte polรญtico? No, en todo caso las botellas de Coca-Cola, aun con su repeticiรณn tautolรณgica, se reestructuraban en signos que connotaban el abanico social de aquellos aรฑos. El modelo inicial del pop fueron los ready mades duchampianos, que se remontan a la segunda dรฉcada del xx. Al otorgar estatuto estรฉtico a un objeto comรบn, este autor modifica las estrategias politicoideolรณgicas del arte tradicional, y se coloca asรญ en un registro homรณlogo al de las nuevas narrativas sociales de aquellos viejos tiempos. En suma, hablar de arte polรญtico es caer en un reduccionismo sin sentido.
Si Duchamp tirรณ la primera piedra, a partir de los sesenta la prรกctica visual alternativa se expandiรณ enormemente y cruzรณ el nuevo milenio. El performance y las instalaciones generan una suprarrealidad que, a veces, se superpone o se imbrica con lo real exterior a la obra. En ese marco deben entenderse las caminatas que solรญa hacer en la calle y en medio de la gente Joseph Beuys. No obstante todas estas deconstrucciones, con su carga de acciรณn directa y su bรบsqueda, insisto, de indiferenciaciรณn, en la inmensa mayorรญa de los casos no se consiguen totalmente. Pero lo obtenido es mucho y eso es altamente celebrable. Cabe agregar que incluso la crisis por la que atraviesa ahora buena parte del arte en formatos no tradicionales alude a su densidad y a su pertinencia histรณrica.
Vayamos a la escena mexicana: en el Museo de Historia de Tlalpan, el artista suizo Urs Jaeggi presentรณ recientemente una instalaciรณn denominada โEl silencio del vacรญoโ, que representaba simbรณlicamente el tema de la frontera. La nada, el vacรญo, conforman un eje conceptual persistente en la obra de este talentoso artista; y el vacรญo es esa tierra de nadie pulsada por el cruce al otro lado con su cuota de miedo, incertidumbre, injusticia y riesgo. Jaeggi logrรณ iconizar esta tragedia con una precisiรณn inigualable.
Entre el 24 de noviembre y el 28 de enero de 2007, se realiza en Puebla un magno evento denominado Plataforma 2006. El sitio principal de este periplo es un antiguo edificio en el que alguna vez funcionรณ una fรกbrica de textiles. Y allรญ, el recorrido comienza con dos intervenciones realizadas por Carlos Arias. Se trata de una columna hecha mediante hilos de algodรณn y de un relieve entretejido con el mismo material, cuyas medidas se adecuan al tamaรฑo de la pared en la que estรก inserto. Para Arias, el color blanco de ambas piezas significa la pรฉrdida de identidad que sufre la sociedad actual, con su masificaciรณn indiscrimanada. Hay, ademรกs, otras posibles interpretaciones: el remoto nexo de estas obras con el laborioso accionar de quienes operaron en el lugar. Si bien el resultado comporta una percepciรณn minimalista, su lenta e intrincada factura recoge el eco de la excesiva fuerza de trabajo que probablemente utilizaba la antigua fรกbrica. Con su sabia sobriedad y su manera de ensamblarse al silencio de los viejos muros, estas obras de Carlos Arias se ubican entre las mejores de Plataforma 2006.
Otros autores presentes en el proyecto de Puebla son Teresa Margolles y Santiago Sierra. Teresa Margolles encauza su poรฉtica de la crueldad mediante la manipulaciรณn corporal de la muerte. Ex integrante del grupo Semefo, esta artista justifica tal manejo a travรฉs de una preocupaciรณn social: restituir la individuaciรณn de los cadรกveres anรณnimos que la morgue recoge en las calles de la ciudad. Sin embargo, esta explicaciรณn resulta insuficiente. En una de sus obras, Margolles colocรณ el cadรกver de un bebรฉ en una caja de madera sellada que expuso en el muca Roma. Con similar acierto formal, Teresa ha exhibido fluidos, grasas, ropa, sรกbanas y otras sustancias derivadas de los cuerpos inertes. Aunque ella lo niegue y sea sincera en eso, la memoria de los procedimientos nazis asoma como una oscura lรญnea de horror en el contacto de esta autora con los objetos de sus acciones. No por supuesto en la misma dimensiรณn.
Santiago Sierra aborda las estrategias del mercado y, con un cinismo sin tregua, afirmรณ alguna vez que sus โtrabajos remuneradosโ parten de una crรญtica marxista a los comportamientos de la sociedad. A partir de tal simulaciรณn artera, este sinuoso personaje dividiรณ por la mitad una sala del neoyorkino Centro de Arte Contemporรกneo P.S.1 mediante un muro, y encerrรณ allรญ a un indocumentado por espacio de una o dos semanas. Por un pequeรฑo hueco a ras del suelo el hombre recibรญa los alimentos, como si fuera un perro. En otro sitio contratรณ a un mendigo para meterlo en un hoyo bajo tierra durante quince dรญas, con un pago de siete dรณlares por hora. En Colonia, Alemania, convirtiรณ una sinagoga en una cรกmara de gas. ยฟDenuncia de la culpa del pueblo alemรกn por el Holocausto?, como dijo la curadora de otro evento realizado por este sujeto en la feria de arte de Frรกncfort. Quรฉ va: alguien que es capaz de tatuar una lรญnea sobre la espalda de hombres y mujeres heroinรณmanos, pagรกndoles con una dosis de la misma droga a cada uno, difรญcilmente puede asumir una actitud contestataria. Sierra dice y se desdice, pero, si fuera cierto que se apoya en la supuesta crรญtica marxista, apela a la degradaciรณn del marxismo con un plus: es una sierra que amputa lo que toca, y obtiene enormes plusvalรญas con la anuencia inescrupulosa y especulativa del poder.
Hacia mediados del siglo se renuevan las propuestas visuales a partir del triunfo de la Revoluciรณn Cubana. Los guerrilleros de la Sierra Maestra abren expectativas dentro y fuera de la isla. Bajo el fragor de esa experiencia, que mรกs tarde se revelarรญa como un sistema dictatorial, proliferaron las revueltas y los grupos armados en varios paรญses latinoamericanos y europeos. ~