para escurrirse por la tez del mundo
hacia los ojos de los nadadores
Héctor Viel Temperley
Son espigones a tu alcance, hábil conjeturo, o modestas rutas de cloro
para una finita brazada, hermano vagabundo, que ya ni salpica el agua
referente, ni retiene brisa el escuadrón de avionetas cuando repinta
en su extremo la imagen de este cielo, y yo, óyeme, ya ni tengo hora
para reponer el arco de arena o, rizando el rizo, la mitra alusiva entre rayos
y deslaves, ni cordel, exagerando, para el descenso, niña en trenza, ni manual
de vituperios, rostro de calle, día de días; son casi 45 las veces entonces
en que te admiro, a espaldas, hermano agorero, ¿eres y no eres?, siquiera
desata el chisme, un siglo xx y de tarde, siquiera da ejemplos, estuvo
no la infancia, sino la silueta que divide un año en otro, el ego de ti,
adivino, casi la escafandra que te endiosa en otra agua fluctuante,
casi la alegoría que te explica antes de rotular el aviso: aquí se prescinde
de andamio, psicología en chusma, se renta a conciencia, se divulga charco
en traspatio, fácil traspié a orillas de tu sitio, tu finta de azul, tu lustre
en balde al amanecer como una costumbre que ya no se retoma, hermano
espía, niña tenue, vayan temiendo a los adversarios hoy, la horda
entre barda y barda, no declame ese mar de manos una consigna
que revuelva vidrio con púa, sangre con palo y hacha, no te esfumes
niña por arte de magia en mi episodio 45, sagradamente mitigo
en tu causa las rachas de letargo con una pizca de vicio, memoria de ti
en mi cristal de autorretratos, cómo esgrimo la máscara entre personaje
y gente, fútil año de utilería con la alberca a mitad de un mes incoloro
en su foto de costa pobre, de palapa en ruina, no se mira claro, háblame
hermano, tu yate en binocular algo revela de los ideales, su firme
tendencia individual que no caduca, supongo, en esta tromba,
sucedánea de alguna suerte, tormenta de lares casi por rutina,
la mía la leo: veinte veces entraré conmigo en la misma náutica trillada,
veinte más haré de río por la cintura de esa playa al sesgo y tuya
será la turbulencia cuando tiemble aquel bimotor en la casilla
de mi viento, luego yo nadaré de cinco en cinco. –
(ciudad de México, 1959) es poeta y ensayista. Por su libro 'Muerte en la rúa Augusta' (Almadía, 2009) ganó en 2010 el Premio Xavier Villaurrutia.