Señor director:
Como venezolano joven puedo decir que es un orgullo que existan intelectuales como Teodoro Petkoff en la izquierda de mi país, sobre todo porque los ciudadanos críticos vivimos una realidad terrible. La forma en que los políticos hacen política en Venezuela está basada en la falta de proyectos reales. Sabemos que Chávez es un abismo para las instituciones democráticas debido a esa aplicación “sobre la marcha” de ideas “de izquierda” enmarcadas en su proyecto utópico; lamentablemente también sabemos que la oposición que tiene un apoyo mayoritario está encabezada por políticos que juegan a la contraposición o “mejora” de las ideas de Chávez; en consecuencia, también hacen todo “sobre la marcha”. No hay un proyecto real de país siquiera en el imaginario colectivo, pues los pensadores y políticos que sí creen en algún proyecto están en el limbo. Este limbo existe por dos razones: porque los medios de comunicación masiva juegan a la confrontación y el ensanchamiento de la brecha entre chavistas y opositores (por supuesto, cualquiera que está en el medio “debe estar del otro lado” y ninguna acera se arriesga a apostar por el medio de la calle); y porque Venezuela tiene un déficit altísimo de educación en todos los niveles, por lo que un elevado número de ciudadanos carece de inclinación política racional; lo que tienen es una inclinación política visceral.
William Requejo, un dirigente vecinal de sectores populares pobres, comentó una vez que, si bien muchos llevaban su camisa roja con orgullo, seguramente conseguiría, de buscar en su guardarropa, camisas viejas de color verde, blanco, amarillo, etc. Y esa ha sido la historia del ciudadano empobrecido: “Aquel que está en el poder es el único que puede resolver los problemas, así que si el poder cambia de manos, yo cambio de color.” La política y los ideales reales no tienen cabida en una sociedad en que la mayoría tiene necesidades básica insatisfechas. Así, aquellos que por suerte hemos podido tener una educación completa, y que lamentablemente somos una minoría crítica, somos inertes ante la fuerza apabullante de la política actual en Venezuela. Esperamos el día en que también podamos ser mayoría. ~