mezcla de testimonios reales y una historia de ficción, Yo, puta intenta abarcar los matices de la prostitución; cae, desde la primera escena, en los clichés y la doble moral que en teoría también denuncia. Ejemplo del problema: la elección de Denise Richards como álter ego de la periodista, una estudiante de antropología que moja los pies en las aguas de su investigación. Sexy y virgen a los veinticuatro años, seria pero muy arriesgada, Richards es una de las fantasías baratas que echa por tierra cualquier ínfula de investigación. La otra es Daryl Hannah en el papel de su vecina y amiga, nada menos que una puta fina con mucha disposición de ayudar. Los testimonios también tienden trampas, logradas con mañosa edición. – — F.S.
Atilano Domínguez, el amigo de Spinoza
Esta breve nota quiere rendir homenaje a Atilano Domínguez y su gran labor a la hora de acercar y difundir la obra de Baruch Spinoza en castellano, hasta el punto de que ambos nombres están ya…
Jacobo Zabludovsky, gran institución del periodismo mexicano
Una despedida al periodista y una larga conversación sucedida en 1972.
El Bloomsday de James Joyce
Las 1, 664 páginas de The Concise Encyclopedia of World History, de Rodney Castleden (The Parragon Press, Londres, 1996), ofrecen miles de fechas desde el año 38,000 aC., en el que habría…
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