Lo enorme en lo pequeño

Desastres naturales

Tamara Silva Bernaschina

Paraíso Perdido

Guadalajara, 2025, 96 pp.

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Un desastre es un evento anómalo cuyas consecuencias resultan devastadoras. Atendiendo a la etimología del término, desastre hace referencia al colapso de una estrella: una explosión cósmica interpretada como presagio de adversidades o calamidades para los seres humanos. Desastres naturales, el primer libro de cuentos de la uruguaya Tamara Silva Bernaschina (Minas, 2000), originalmente publicado en 2023 por la editorial Estuario, recibió en Uruguay dos Premios Bartolomé Hidalgo: el de Narrativa y el Revelación. A finales de 2024, la autora asistió al Encuentro Internacional de Cuentistas de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y, a principios del año siguiente, Paraíso Perdido reeditó el volumen.

En los doce cuentos de un libro que no llega a las cien páginas, Silva Bernaschina demuestra una gran habilidad para la narrativa breve, en los que un lenguaje de registro cotidiano, salpicado con localismos, dibuja escenas propias de un Uruguay rural cimbrado por la calamidad. La autora narra suspensiones, pausas: se detiene en el momento preciso para captar cada detalle de la desgracia. Retrata la esencia de la naturaleza, todo su salvajismo, que no maldad: esta no es una fuerza oscura ni malévola que quiere provocar sufrimiento (creencia antigua que distorsiona la comprensión de sucesos específicos).

La muerte es el eje del cuento “Todo lo que se revienta dentro de una mano”: un hombre relata la historia de otro que se va trastornando al punto de no diferenciar lo que ocurre dentro de su cabeza del mundo exterior. “Estoy maldito, decía, una macumba me deben haber hecho.” La emoción que permea es la incertidumbre, misma que gravita hasta el desenlace, llevando a un final abierto y ambiguo (los predilectos de la autora) que permite pensar en distintas prolongaciones e interpretaciones del relato. Enchumbados, gurises, championes, guardabarros, cascarudo, mema; el lenguaje de Silva Bernaschina es, además, un elemento que enriquece al libro salpicándolo de términos y frases uruguayas que refuerzan la inmersión en los escenarios.

Por su parte, “Papo” es estremecedor, escalofriante. Es la narración de un niño, acogido en casa de sus tíos, que tiene un primo de una edad similar. La tensión, presentada desde el inicio, aumenta de forma gradual hasta el clímax, cuando la pareja de adultos presagia la fatalidad, pero no la confirma: sutileza portentosa. “Los días futuros” narra la historia sumamente triste de un abuelo que vive con su hijo y nietos y cuya perra ha desaparecido. Es un recordatorio de que todo lo que tiene vida está expuesto de manera continua a eventualidades funestas. Frases en portugués, intercaladas en el texto, auguran que la tristeza no tiene fin, la felicidad sí, verso que pareciera introducir a la vida del protagonista, hombre rendido y abrazado por un duelo que le roba el aliento de a poco. Sus días avanzan en una silenciosa monotonía, entre lo no dicho, que fusiona nostálgicos recuerdos con su aflicción actual.

“Desastres naturales”, el relato que da título al libro, muestra a una niña en apariencia maldita, que es llevada con la curandera del pueblo. El epígrafe de Olga Tokarczuk (“Está claro que lo grande está recogido en lo más pequeño”) bien podría preceder a todos los cuentos. La madre de la protagonista “sabe que hay cosas que pasan y que nadie podría darle una explicación, y que, si se la dieran, ella no la creería. Sabe que hay desastres naturales y muerte y seres malignos habitando el mundo”. En esta historia predomina el pensamiento mágico de la niña ligado a supersticiones de los padres, quienes creen que la pequeña presagió en un dibujo un evento aciago, maligno. El término signum diaboli, acuñado por Tobin Siebers, refiere a este mecanismo violento de repudio y exclusión que los padres ejercen contra su hija al enfrentarse a lo, en apariencia, sobrenatural.

Retomando la expresión desastre natural, estase puede interpretar como una tragedia en forma de veredicto ineludible dictado por la naturaleza. Los fenómenos naturales como los terremotos, las lluvias o los incendios no pueden considerarse desgracias en sí mismos, sino que son las propias circunstancias y los contextos en los que ocurren los que definen sus consecuencias, así como su intensidad y la vulnerabilidad de la región afectada. De igual manera, la prevención y respuesta a un evento natural resultan claves para evitar, en mayor medida, una catástrofe.

La autora presenta nuevas formas de contar, de pensar, de existir; tan necesarias ahora porque el mundo y la realidad también están en constante cambio. Nos hace prestar atención a elementos en apariencia insignificantes, como cuerdas (lo suficientemente resistentes para sostener un cuerpo suspendido) o relámpagos (que congelan el movimiento); a silencios pesados que enmascaran pesadumbre, desolación. A maldiciones que existen a fuerza de creer en ellas.

Tamara Silva Bernaschina nos hace mirar aquello que solemos ignorar porque, de lo contrario, nos tragaría enteros, y lo examina con minucia para que lo podamos confrontar. ~


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