Quizรก porque su obra ha venido desde hace lustros acompaรฑada por el sino de la inconformidad y de una exigencia a rajatabla por llevar la reflexiรณn mรกs allรก de cualquier pacto cultural satisfactorio para todas las partes involucradas, Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942) ha perdido cierta prominencia, sobre todo en Argentina, como la intelectual pรบblica de cabecera. Los estragos que causรณ su libro La audacia y el cรกlculo: Kirchner 2003-2010 (2011), un anรกlisis filoso y nada condescendiente con el kirchnerismo, le pasaron factura en un paรญs donde el arrojo de imaginar o concretar un proyecto polรญtico progresista que no transite por las categorรญas ajadas del peronismo acadรฉmico โheredero lo mismo de Gramsci que de las alucinaciones crรญpticas de Laclauโ fue percibido como una traiciรณn elitista o una entrega a los poderes fรกcticos, opresores, que supuestamente cooptan a los letrados mediante la modulaciรณn de sus entusiasmos y el entibiamiento de sus opiniones.
Sarlo fue, a su modo โvieja historiaโ, acusada de pactar con la derecha macrista, esa agrupaciรณn insensible y burda en su lectura del horizonte polรญtico nacional. En buena medida porque el revival de Perรณn vรญa los esposos Kirchner no terminaba de convencerla. O acaso porque la nueva ola del progresismo, con agendas de consecuciรณn de derechos individuales, privilegiadas por encima de conquistas colectivas โmรกs de factura clรกsicaโ, no le suscitaba furor. Su talante de mujer de porte burguรฉs, viajada, premiada y publicada ampliamente, pero ante todo escรฉptica del frenesรญ masivo, no tenรญa cabida en la militancia de cรกntico y barricada, y en los fervores que por las calles se advertรญan cuando se lograban triunfos sobre las estructuras judiciales de un antiguo rรฉgimen ciertamente reaccionario. ย ย ย ย ย
Con su enciclopedismo colosal y su distanciamiento por el cรณctel actual de la nueva crรญtica cultural, que se las juega por los estudios de la identidad, la jerga postestructuralista y las sensibilidades presentistas, Sarlo venรญa a representar el canon. El viejo y sospechoso canon cultural y literario. Sus libros y opiniones estaban pasadas de moda y despedรญan un olor a rancio porque cultivaba el ensayo, porque sus orรญgenes se localizaban lo mismo en el marxismo inglรฉs โsobre todo de Raymond Williamsโ que en los Henrรญquez Ureรฑa, los Rodรณ, los Martรญnez Estrada. Aunque fascinada por las nuevas formas de lo simbรณlico, como los medios mixtos o las nuevas formas de sensibilizaciรณn y aprendizaje, Sarlo parecรญa escribir con ayuda de un radar que la traรญa de regreso al centro mismo de la cultura letrada: a Musil o Borges, a Freud o Auerbach.
Mientras paseaba por Buenos Aires o cualquier otra ciudad que suscitara su curiosidad para hablar de memoria colectiva, urbanismo, arte contemporรกneo o medios audiovisuales, Sarlo era relevada por figuras menos universalistas, como Marรญa Moreno โextraordinaria cronista y ensayista porteรฑaโ, que se ufanaban en sus escritos hรญbridos de poseer orรญgenes populares o de publicar desde la experiencia propia. Una pequeรฑa historia de las formas que ha tomado la figura del intelectual latinoamericano contemporรกneo delatarรญa el apego por decirse siempre liminar, nunca ansioso de disputar el centro de la enunciaciรณn cultural: un juego en que Sarlo no estuvo dispuesta a participar. Muerta la utopรญa de la consecuciรณn del nรบcleo mismo del poder polรญtico, abandonada la batalla por disputar el sentido comรบn a la economรญa de masas o a la estupidizaciรณn de la televisiรณn, lo que restaba era presumir de situarse en el margen. No solo eso: ser el margen, encarnarlo. El lugar de enunciaciรณn se convierte asรญ en un elemento de igual o mรกs valor que la reflexiรณn misma. Y si este lugar privilegia o anuncia lo novedoso, lo contracanรณnico โcualquiera que sea el significado de esta palabraโ o lo menor, mayor es su validaciรณn, mรกs masiva es su legitimaciรณn. Si la academia se ha vuelto prรกcticamente el รบnico lugar de reflexiรณn sobre la cultura, es ella misma, la cultura, la que ha de moldearse de acuerdo a la academia: ese despojarse de su inobjetable estatus de privilegio, ese volcarse contra los cimientos del conocimiento organizado para dar lugar a formas atomizadas e hiperespecializadas de investigaciรณn para iniciados.
La prosa de Sarlo es compleja, pero no se sostiene en neologismos ni en formulaciones subsidiarias de teorรญas fabricadas ex profeso para alumnos aventajados. En Las dos torres. ยฟPuede la cultura contemporรกnea pensar algo nuevo? reรบne conferencias, artรญculos y ensayos publicados entre 1992 y 2018, y muestra una solvencia envidiable en el manejo de referentes culturales, principalmente literarios. Los motivos del libro son varios, aunque puede aventurarse un hilo comรบn, que tal vez pudo haber sido discutido en un prรณlogo: la exploraciรณn de la cultura contemporรกnea y sus variadas resonancias en el seno de una sociedad que convive problemรกticamente con la velocidad โes decir, la tecnologรญaโ y el bagaje cultural occidental โotra vez, el canonโ. Para la autora argentina, la mediaciรณn o el dispositivo que permite una reflexiรณn mรกs enriquecedora de estas tensiones es el ensayo. De eso trata su primer texto, una aproximaciรณn personal y dialogante, a la vez, a este gรฉnero. Apunta: โEl ensayo acepta algunas formas de la argumentaciรณn y tiende a expulsar otras. Presenta una condensaciรณn: una idea no completamente desplegada (a la cual le falta a veces la historia; a veces, los pasos lรณgicos). Los recursos del ensayo son la paradoja, la elipsis, la polรฉmica, la metรกfora (los desplazamientos y las condensaciones), el aforismo.โ Asรญ, con plena conciencia de las bondades de esta escritura y dueรฑa de una capacidad impar de asociaciรณn, creatividad y discusiรณn con otros pensadores, recorre varios problemas contemporรกneos, donde cabe la pregunta sobre la pertinencia de las artes y las letras en un tiempo que muestra reticencias para negociar el peso que le corresponde al pasado.
Dos son los ejes que atraviesan su mรกs reciente compendio de intervenciones. En primer lugar, su abierta disposiciรณn a la polรฉmica. En โPensar entre objecionesโ emprende una suerte de genealogรญa de la controversia y recoge citas de algunos de los enfrentamientos mรกs recordados entre escritores. Recurre a Walter Benjamin, a รngel Rama, y, espoleada por ellos, ratifica que la fuerza del antagonismo crea nuevas y mรกs enriquecedoras formas de pensamiento. Como cuando evoca los aรฑos de la Revoluciรณn cubana y el fragor de la crรญtica que, bien posicionada a favor o en contra, provocaba desde sus novedosas lecturas de la realidad otras formas de leer un texto. Estas pรกginas recuerdan la discusiรณn que tuvo con Santiago Kalinowski en La lengua en disputa. Un debate sobre el lenguaje inclusivo (2019), un despliegue formidable de su conocimiento de los recodos por donde circulan las disputas polรญticas en estos dรญas. En segundo lugar, su querencia por la literatura. El texto que la autora presenta sobre la obra de W. G. Sebald, donde recupera el valor inicial del humanismo e instala al novelista alemรกn en esa estela diversa y sensible de autores obstinados por poner al ser humano en la convergencia de las preocupaciones trascendentales y materiales, remonta la mรกs reciente deriva conservadora que de este movimiento ha hecho, en el mejor de los casos, una caricatura. Sarlo piensa con y desde la literatura, y eso se agradece en tiempos de relativizaciรณn de las disciplinas, de antropologizaciรณn del debate sobre la cultura, en consonancia con la hegemonรญa de los avatares del mercado de las diversidades. Escribe esto: โLos estudios culturales se caracterizan por su perspectiva ultrarrelativista. Yo querrรญa afirmar que el arte y la literatura modernos no pueden ser captados por completo desde un punto de vista exclusivamente relativista. La experiencia estรฉtica y la discusiรณn de valores estรฉticos pueden basarse sobre una diversidad democrรกtica, pero requieren mucho mรกs que el respeto de esa diversidad. Requieren evaluaciรณn, que, en el caso del arte, no proviene de reglas democrรกticas y puede no tener a la diversidad como factor guรญa.โ
Parece no sobrar nada en el รบltimo libro de la autora argentina, dueรฑa de una saludable reticencia ante los vaivenes y mareos que producen las formas โy los mercadosโ de hacer pensamiento en sintonรญa con estos, unos tiempos mรกs espurios, presentistas, muy poco cuidadosos con lo que puede ofrecer la mirada universalista โincluyendo las semillas de rebeldรญa inscritas en รฉlโ. Mรกs que un nostรกlgico regreso a categorรญas inamovibles de intervenciรณn intelectual, Sarlo despliega un proyecto de recuperaciรณn de la ilustraciรณn que, como ella, halla en Argentina y Amรฉrica Latina exponentes impares. ~
es crรญtico literario en Letras Libres e investigador posdoctoral.