Ilustraciรณn: Marรญa Titos

Apunta y dispara

A menudo se habla de dos eras de internet: antes y despuรฉs de Mosaic, el navegador que cambiรณ nuestra manera de imaginar la red. Su historia es la de las batallas que se libran entre los intereses pรบblico y privado.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

En 1984, internet solo estaba disponible en mil computadoras. Hoy, mรกs de treinta aรฑos despuรฉs, tiene al menos tres mil millones de usuarios. ยฟCรณmo pasรณ de ser un medio empleado por un puรฑado de personas a ser usado por el 22% de la poblaciรณn mundial? En parte, su รฉxito se debe a la apariciรณn de la World Wide Web (WWW), el protocolo de interconexiรณn creado a principios de los noventa por Tim Berners-Lee, un investigador britรกnico de la Organizaciรณn Europea para la Investigaciรณn Nuclear (CERN). Pero, por otra parte, el รฉxito de internet se debe a la creaciรณn de una interfaz que permitirรญa ver las pรกginas de la www y tener acceso a otros servicios, como el correo electrรณnico, FTP, Gopher o WAIS. Esa herramienta es el navegador, y su invenciรณn es inseparable de la expansiรณn vertiginosa del uso de internet.

Antes de que se desarrollaran los primeros navegadores, las personas solo podรญan acceder a internet a travรฉs de una interfaz de lรญneas de comandos y debรญan teclear instrucciones precisas en el lugar que indicaba un cursor parpadeante. Apenas un pequeรฑo grupo de โ€œinternautasโ€ experimentados sabรญan a dรณnde ir para encontrar cosas interesantes: noticias, informaciรณn, mรบsica y conversaciones. Para mediados de los noventa, los navegadores ayudaron a nuevos usuarios, sin conocimientos de programaciรณn, a encontrar lo que querรญan.

Es posible que hoy el รญcono de algรบn navegador aparezca en el escritorio de tu computadora, y es probable que sea lo primero que abres cuando la enciendes y accedes a algรบn sitio web. Esta secuencia, ahora casi natural, es el producto de una fascinante y compleja serie de acontecimientos y negociaciones que involucraron a la National Science Foundation (NSF), el CERN y el National Center for Supercomputing Applications (NCSA), asรญ como la Universidad de Illinois, funcionarios federales, inversionistas privados, abogados, estudiantes y programadores. Fue el resultado directo de dos guerras encarnizadas, aunque no sangrientas, que se libraron en la dรฉcada de 1990 y que explican el modo en que usamos y concebimos internet.

Internet necesitaba a los navegadores tanto como los navegadores necesitaban a internet. De entre los primeros navegadores โ€“con un diseรฑo intuitivo que consistรญa en apuntar y dar clicโ€“ Mosaic fue especialmente exitoso. A menudo se habla de dos eras de internet: antes y despuรฉs de Mosaic. En 1995, un artรญculo de la revista ZDNet

((Mark Pesce, โ€œA brief history of cyberspaceโ€, en ZDNet (15 de octubre de 1995).
))

decรญa que โ€œla combinaciรณnโ€ de la WWW y el navegador era โ€œexplosivaโ€. El navegador fue el catalizador definitivo, el invento que inaugurรณ nuestra existencia interconectada: โ€œen solo veinticuatro meses internet ha pasado del anonimato a ser omnipresenteโ€.

Aunque son menos conocidas que otras guerras, las batallas โ€œde los navegadoresโ€ han tenido una enorme resonancia en el siglo XXI. En un momento รกlgido de 1994 todo parecรญa indicar que internet iba a cambiar de rumbo y abandonarรญa sus raรญces pรบblicas y democrรกticas.

Las guerras de los navegadores

ยฟTeclear, apuntar, dar clic, hacer scroll y arrastrar son formas intuitivas de comunicarse y navegar? ยฟO son avanzadas tรฉcnicas culturales que usamos para desplazarnos por nuestro mundo interconectado? Posiblemente apuntas, das clic y te desplazas por la pantalla cuando exploras la web a travรฉs de Safari, Firefox o Chrome. Tal vez llegaste a usar Netscape o Internet Explorer. Hoy, con cierta certeza, usas Google (que recibe mil seiscientos millones de visitas individuales al mes), Bing o Yahoo (que ahora se llamarรก Altaba). Tal vez alguna vez usaste Veronica, JumpStation o Aliweb. Para comunicarte es posible que entres a Gmail o que inicies sesiรณn en tu red social de preferencia, quizรกs Facebook o Twitter. Esta lista de nombres propios son interfaces, y la primera en inaugurar nuestro modo de estar en internet, Mosaic, se creรณ en la Universidad de Illinois gracias a un grupo de estudiantes.

Las interfaces son entes extraรฑos. En un sentido, son recientes: la acepciรณn moderna de la palabra โ€œinterfazโ€, que se refiere a โ€œun medio o lugar de interacciรณn entre dos sistemasโ€, se puede rastrear en los sesenta, y estรก estrechamente vinculada con el uso de las computadoras. Pero, en otro sentido, las interfaces siempre han estado con nosotros. Tambiรฉn son interfaces las manijas, perillas, llaves, ventanas, cortinas y pantallas. Con ellas se puede cruzar un umbral o mirar hacia un espacio distinto. Su autรฉntica utilidad consiste en eliminar cualquier sensaciรณn desagradable de contacto entre dos medios, de modo que las interacciones resulten tan imperceptibles como sea posible. Por ello, las interfaces tienden a ser ignoradas: una buena interfaz depende precisamente de su discreciรณn (de ser amigable con el usuario). Si cerramos el navegador y admiramos el trรกfico del cรณdigo http, podemos ver cรณmo ocurre cada solicitud y cada respuesta entre nuestras computadoras y muchas otras. Las interfaces pueden transformar movimientos insignificantes (izquierda o derecha, arriba o abajo, abierto o cerrado, seleccionado o deseleccionado) en acciones determinantes, pero tambiรฉn nos hacen sentir menos libres. En los cuentos de hadas las interfaces aparecen en los puntos de inflexiรณn de la historia, cuando acciones que parecen poco trascendentales pueden conducir a la captura o a la liberaciรณn de un personaje. El hechizo solo se rompe hasta que hacemos pedazos el espejo, derramamos la pociรณn o nos asomamos tras la cortina. Alicia cae en un hoyo y abre una puerta que la lleva a otro mundo.

En 2001, la revista Time describiรณ Mosaic como โ€œun tipo de panel de control en pantalla que te permite transitar por la web apuntando y dando clic con tu mouse electrรณnicoโ€. Era una herramienta que โ€œle proporciona a internet lo que Macintosh le dio a la computadora personal: un sistema de navegaciรณn que cualquiera que sea capaz de seรฑalar y dar clic con un mouse puede entender de manera sencillaโ€.

((Philip Elmer-DeWitt, โ€œBattle for the soul of the internetโ€, en Time (24 de junio de 2001).
))

Su uso se extendiรณ: el primer prototipo acadรฉmico atrajo a mรกs de tres millones de usuarios en 1993. Sin embargo, por entonces nadie ganaba dinero con Mosaic. Aรบn.

De lo pรบblico y gratuito a lo privado y de paga

Muchos estadounidenses conocieron Mosaic gracias a un artรญculo de John Markoff publicado en diciembre de 1993 en The New York Times. Ahรญ se seรฑalaba a Larry Smarr โ€“el director del Centro Nacional para las Aplicaciones de Supercomputaciรณnโ€“, Joe Hardin โ€“el coordinador del proyectoโ€“ y a su equipo como los responsables de ofrecer, de forma gratuita, un poderoso software inรฉdito. Un aรฑo despuรฉs, el programador informรกtico Eric Bina fue incluido en el Salรณn de la Fama de Internet, durante la ceremonia de los premios de la World Wide Web, por ser quien โ€œescribiรณ la mayor parte del cรณdigo de Mosaicโ€.

Jim Clark, un inversionista y entrepreneur de Silicon Valley, vio una oportunidad comercial: Mosaic podrรญa venderse. ยฟCรณmo transformar un invento gratuito, creado por personas que trabajaban en instituciones pรบblicas, en un producto redituable? Una alternativa habrรญa sido que Clark le pagara a la Universidad de Illinois una licencia de comercializaciรณn, pero รฉl buscรณ un arreglo distinto: ยฟquรฉ pasarรญa si Clark pudiera demostrar que Mosaic no era, de entrada, propiedad de la universidad? Unos aรฑos antes, la ley Bayh-Dole habรญa transformado las reglas de los derechos de propiedad intelectual de proyectos que recibรญan fondos federales en las universidades. La nueva ley estipulaba cuรกndo y cรณmo las universidades tenรญan derecho a obtener ganancias por los inventos que patrocinaban. ยฟEsta disposiciรณn legal se aplicarรญa a un cรณdigo informรกtico ampliamente compartido que podรญa copiarse, pegarse e incluso reescribirse con facilidad? Clark comenzรณ a promocionar a Marc Andreessen, uno de los estudiantes de la Universidad de Illinois que participรณ en el proyecto, como el joven genio que habรญa creado Mosaic. Pese a que su papel como โ€œautorโ€ de Mosaic se ha cuestionado desde el principio โ€“e incluso en un perfil en gq publicado en 1997 fue seรฑalado como un impostorโ€“ se suele reconocer a Andreessen como el in- ventor de Mosaic.

Los fondos que patrocinaron el proyecto que creรณ Mosaic en Illinois provenรญan de subvenciones de la NSF, asรญ que comenzaron a surgir mรกs preguntas: ยฟLa NSF era propietaria del producto? ยฟO la propietaria era la Universidad de Illinois? Estas dudas se volvieron mรกs complejas conforme se demostrรณ que Andreessen no habรญa escrito el cรณdigo desde cero y que, despuรฉs de todo, habรญa sido un proyecto de estudiantes de una universidad. Las personas que formaron parte de ese grupo de alumnos sabรญan que Andreessen habรญa empleado โ€œun cรณdigo base que ya existรญa y que podรญa obtenerse en el CERNโ€, lo cual โ€œpermitiรณ que su trabajo avanzara muy rรกpidoโ€, segรบn The Mosaic handbook for Microsoft Windows.

((Dale Dougherty y Richard Koman, The Mosaic handbook for Microsoft Windows, Sebastopol, Oโ€™Reilly and Associates, 1994, 198 pp.
))

Cuando trabajaba en la universidad Andreessen ganaba 6.85 dรณlares la hora y acababa de obtener su tรญtulo. Naturalmente, accediรณ a hablar con Clark.

Clark no perdiรณ tiempo: desde una oficina temporal en el hotel del campus, el University Inn, entrevistรณ y contratรณ alumnos que habรญan trabajado en el proyecto original de Mosaic, y los organizรณ en una nueva compaรฑรญa llamada Mosaic Communications Corporation. Smarr, que consideraba a Clark un amigo y partidario de la universidad, estaba estupefacto: Clark saqueaba el NCSA. Para Clark la situaciรณn era otra: le estaba dando empleo a jรณvenes reciรฉn egresados de la universidad. Esos estudiantes y Smarr mismo debรญan estar agradecidos. No pasรณ mucho tiempo para que se extendiera por el campus de Urbana-Champaign una ola de resentimiento que alcanzรณ la cafeterรญa favorita de los programadores, el Espresso Royale, โ€œdonde, durante largas sesiones de brainstorming que duraban hasta la madrugada, se habรญa gestado el software que transformarรญa el mundo de la computaciรณnโ€. Cuando diversos artรญculos le atribuyeron la autorรญa del cรณdigo a Andreessen, sus colegas universitarios reaccionaron con molestia. Tampoco la Universidad de Illinois estaba contenta.

En el momento en que Clark supo que la universidad contemplaba la posibilidad de emprender acciones legales contra Mosaic Communications, se adelantรณ y dio el primer golpe: demandรณ a la Universidad de Illinois en el tribunal de distrito de San Josรฉ en California. Su equipo jurรญdico argumentรณ que โ€œel NCSA era una organizaciรณn torpe y corta de miras que no estaba segura de quรฉ era lo que Marc habรญa creadoโ€. Los ataques de Clark resultaron contraproducentes: la Universidad de Illinois eventualmente recuperรณ el nombre โ€œMosaicโ€, y se le concediรณ como compensaciรณn un pago de 2.7 millones de dรณlares. Se le ordenรณ a Mosaic Communications Corporation de Clark que reescribiera el cรณdigo de su navegador. Clark ni se inmutรณ. Anunciรณ que reescribir el cรณdigo โ€œera relativamente sencillo, puesto que [el original] era obra de estudiantes amateursโ€.

ยฟCuรกl es la situaciรณn jurรญdica de un cรณdigo reescrito? Las formas tradicionales de entender el significado, la intenciรณn y la originalidad de un texto escrito no podรญan aplicarse a los lenguajes informรกticos sin inaugurar un nuevo conjunto de problemas y de paradojas. Los lenguajes informรกticos funcionaban en un universo borgiano que habรญa dejado de ser ficticio. En โ€œPierre Menard, autor del Quijoteโ€, el conocido relato de Jorge Luis Borges, el protagonista se propone escribir un libro que es idรฉntico lรญnea por lรญnea a la novela de Cervantes. La estrategia de Andreessen y Clark parecรญa similar a la de Menard, pero en su caso el resultado no fue absurdo; por el contrario, resultรณ un รฉxito comercial.

Los tribunales le ordenaron a Mosaic Communications que encontrara un nuevo nombre, tanto para la compaรฑรญa como para el buscador. Clark y sus socios escogieron Netscape, aunque su nombre clave era โ€œMozillaโ€, pues serรญa โ€œel monstruo que destruirรก a Mosaicโ€.

((Donald K. Rosenberg, Open source: The unauthorized white papers, Nueva York, Wiley, 2000, 250 pp.
))

Bill Gates, que con su Windows habรญa popularizado las pc, decidiรณ lanzarse al negocio de los navegadores. En lugar de copiar o reescribir el cรณdigo de Mosaic โ€“con lo cual se ahorrรณ las batallas legales por concepto de copyrightโ€“, le comprรณ a la Universidad de Illinois la licencia del programa original. En 1994, Microsoft adquiriรณ, a cambio de dos millones de dรณlares, una licencia para incluir tecnologรญa basada en Mosaic en su nuevo producto, Internet Explorer, que formaba parte de Windows 95.

ยฟCon รกnimo de lucro o sin รกnimo de lucro? En la batalla de los navegadores se enfrentaron dos lados de la ciencia: uno que pretende usarla para servir al pรบblico, otro que quiere emplearla en beneficio de unos cuantos. La filosofรญa de Clark, Andreessen y Bill Gates crudamente enfrentada a la de Tim Berners-Lee, creador de los protocolos WWW.

A Berners-Lee le entusiasmaba la idea del conocimiento compartido y abierto, y no contemplaba beneficios econรณmicos. Mientras Andreessen era adicto a la publicidad y hoy trabaja rodeado de los lujos de Sand Hill Road, Berners-Lee rehรบye la atenciรณn, conduce un viejo Volkswagen Rabbit y trabaja en una modesta oficina del MIT. El ensayista Robert Wright se preguntaba en The Atlantic por quรฉ el hombre que habรญa inventado la web no era rico. La respuesta: Berners-Lee se ha dedicado a administrar el Consorcio World Wide Web, sin fines de lucro, para proteger internet de las fuerzas de privatizaciรณn y comercializaciรณn del mercado.

Microsoft a escena

En tiempos de guerra los cรณdigos puede usarse para favorecer u obstaculizar la capacidad para comprender, navegar y conquistar territorios. Cuando los rusos invadieron Checoslovaquia en 1968 descubrieron que no podรญan usar sus mapas porque la resistencia habรญa destrozado las seรฑales de las carreteras. Los cรณdigos informรกticos pueden manipularse de maneras similares. ยฟQuรฉ pasarรญa si Mosaic pudiera adaptarse para permitir el acceso a internet solo a ciertas computadoras? ยฟO permitiera el acceso a unas regiones de internet pero no a otras? Cuando los directores de Netscape vieron que Bill Gates parecรญa alinearse con la Universidad de Illinois y Mosaic, probaron una estrategia distinta: un navegador podรญa defenderse de su competencia si era capaz de determinar quรฉ extensiones de red se harรญan populares y si los navegadores rivales fueran incapaces de leer sitios creados con especificaciones distintas e incompatibles. Clark y Andreessen comenzaron a crear una alternativa para el lenguaje HTML que desarrollรณ Berners-Lee y que era el mรกs usado en internet. Tambiรฉn empezaron a convencer a algunos de los mรกs populares proveedores de contenido de migrar a su nuevo estรกndar. Si su estrategia funcionaba la ventaja de Netscape residirรญa en su capacidad de leer las pรกginas web a las que Mosaic e Internet Explorer no podrรญan entrar. Microsoft, con el cรณdigo de Mosaic, no tendrรญa mรกs que mapas inรบtiles, como los de los comandantes de tanques rusos en Checoslovaquia. Como resultado ocurrirรญa lo que Clark deseรณ desde el principio: adueรฑarse de la red en la red. Si se volvรญa lo suficientemente dominante, el navegador de Andreessen y Clark tendrรญa, en teorรญa, un efecto sobre quรฉ sistemas operativos escogerรญan los usuarios, e incluso podrรญa hacerlos obsoletos. Por lo tanto, Microsoft era vulnerable.

A Berners-Lee y sus seguidores les horrorizรณ la idea de que el acceso a sitios y รกreas especรญficos de internet podrรญan estar bloqueados; que los usuarios solo pudieran ver las cosas a las que sus navegadores les dieran acceso. Como respuesta al desarrollo de estรกndares exclusivos por parte de Netscape y otros navegadores, Berners-Lee se concentrรณ en hacer una versiรณn 4.0 de HTML incompatible con Netscape. Berners-Lee y sus colegas obtuvieron una ventaja al convencer a la naciente industria de adoptar los estรกndares HTML que respaldaba el Consorcio World Wide Web (W3C). Netscape se vio obligado a dar marcha atrรกs y a reescribir sus cรณdigos una vez mรกs. Los esfuerzos por privatizar internet habรญan sufrido un nuevo revรฉs.

Durante el apogeo de la primera burbuja punto com y justo antes de su inminente estallido, Netscape fue vendido por 4,200 millones de dรณlares a aol (America Online). Poco despuรฉs, sin embargo, Microsoft comenzรณ a distribuir Internet Explorer en forma gratuita. Tanto Netscape como la empresa que vendรญa las licencias de Mosaic perdieron millones de dรณlares. Cualquier expectativa de obtener ganancias en el futuro se veรญa incierta, asรญ que Netscape decidiรณ abrir su cรณdigo y se lo entregรณ a la fundaciรณn comunitaria Mozilla, creadora de Firefox.

Si bien Clark y Andreessen habรญan vendido antes de que se reventara la burbuja, la batalla aรบn no terminaba; esperaban que el gobierno interviniera para contrarrestar el creciente dominio de Microsoft en el mercado. Netscape era uno de muchos querellantes en el caso que Estados Unidos presentรณ contra la empresa en 1998 por prรกcticas monopรณlicas. La demanda antimonopolio atajรณ significativamente los tentรกculos de Microsoft y abriรณ las puertas para que nacieran muchas empresas pequeรฑas. La โ€œguerra de los navegadoresโ€ habรญa llegado a su fin. Habรญa prosperado, por el momento, una frรกgil pax interneticana.

Clark se dedicรณ a crear otras empresas de software. Andreessen es un importante inversionista de Silicon Valley; ha estado en el consejo de Facebook (es asesor cercano de Mark Zuckerberg) y de eBay, y ha invertido en Twitter, Pinterest, Foursquare y Skype, entre otras empresas. Andreessen sabe quรฉ tipo de compaรฑรญa desea fundar, tal como le dijo a Tad Friend, de The New Yorker: โ€œNo estamos financiando a la madre Teresa […], financiamos a personas con ideas imperialistas, hambrientas de poder, que quieran aplastar a la competencia.โ€

El navegador como mapa y la web como territorio

ยฟQuรฉ es, pues, un navegador? ยฟEs una herramienta? ยฟEs un mapa? Sus desarrolladores y usuarios suelen describirlos en esos tรฉrminos. En 1993, John Markoff lo definรญa como una โ€œherramienta de navegaciรณn para la naciente autopista de la informaciรณnโ€ y โ€œun mapa de los tesoros enterrados en la Era de la Informaciรณnโ€. Las interfaces suelen ser difรญciles de construir pero fรกciles de usar. Desafรญan la explicaciรณn y la racionalizaciรณn. โ€œUna buena interfaz es aquella que es mรกs sencilla de demostrar que de explicarโ€, escribiรณ Paul Gilster en The Mosaic navigator. Los entusiastas de Mosaic lo entendรญan en tรฉrminos del โ€œancestral problema de la navegaciรณnโ€, inspirados por un libro, The navigator, de Zadok Cramer, la guรญa para los primeros colonizadores europeos que se abrรญan paso por el oeste de Estados Unidos. Los tรฉrminos que de manera inicial se usaron para designar las acciones del nuevo ciberterritorio eran conceptos de conquista: โ€œapunta y da clicโ€ (point-and-click) originalmente era โ€œapunta y disparaโ€ (point-and-shoot). Los tรฉrminos que se referรญan a jalar el gatillo de una arma se adaptaron con el tiempo para describir el acto de presionar el botรณn de un mouse de computadora mientras se apuntaba a un blanco (el hipervรญnculo) en la pantalla. No fue sino hasta mediados de la dรฉcada de los noventa que se popularizรณ el tรฉrmino, relativamente menos bรฉlico, de โ€œdar clicโ€. Pero los navegadores son mรกs que mapas, armas o cualquier otra herramienta de conquista y exploraciรณn, del mismo modo que el ciberterritorio es distinto de un territorio tradicional. Los navegadores construyen mundos, abren nuevas realidades al tiempo que cierran otras.

Cuando decimos que encontramos algo en internet es como si se tratara de una cosa estable, concreta, no muy diferente de una mesa en la que encontramos cosas. Pero ยฟquรฉ le da a la web su calidad de โ€œcosaโ€? En parte es el buscador el que nos permite ver a la web de ese modo, porque lo usamos como interfaz para entrar a otra cosa, a algo mรกs allรก. El uso de los navegadores estรก tan extendido que la mayor parte de los usuarios no advierten el papel esencial que desempeรฑan. Una observaciรณn cuidadosa de los navegadores, en lugar de a travรฉs de ellos, revela cรณmo el รฉxito de la red ha dependido de arduas negociaciones polรญticas y legales.

Hoy, tu navegador te observa. Registra tus movimientos. La โ€œnavegaciรณn privadaโ€ puede limitar sus poderes de espionaje, pero no eliminarlos por completo. Estรก dotado de funciones sofisticadas de โ€œpersonalizaciรณn de contenidoโ€. Es un policรญa que aplica estrictamente las leyes de copyright y te conduce lejos de las aguas no exploradas y oculta la existencia de la dark web. Es una cรกmara que permite tomar fotografรญas instantรกneas del contenido fugaz de la pantalla, recuerda la historia de tus bรบsquedas y conoce tus contraseรฑas. Ha adoptado el papel de mayordomo eficiente y madre sobreprotectora; alimenta a sus usuarios con frases de completado automรกtico y los bombardea con las noticias y el entretenimiento de moda.

Los navegadores tienen hoy muchos enemigos: no solo los modelos de cobro en lรญnea que se interponen entre el usuario y el contenido โ€“el pay wallโ€“, sino tambiรฉn la App Store y sus aplicaciones, los โ€œmotores de bรบsquedaโ€, las โ€œredes socialesโ€ y las pรกginas mรกs populares que limitan explorar, comunicar y compartir. Al ofrecerte contenido directamente a partir de tu sistema operativo las aplicaciones han rebasado a los navegadores. Un solo sitio de redes sociales, por ejemplo Facebook, puede resultar tan seductor que aniquila la necesidad de explorar mรกs allรก de lo que ofrece. Los motores de bรบsqueda, en particular los de empresas de publicidad comercial como Google, hacen mucho mรกs que buscar: ordenan, venden, restringen y dirigen el trรกfico. Las interfaces de los navegadores y los foros de intercambio pรบblicos y comunitarios estรกn mรกs que nunca en peligro. Pero tendemos a olvidar las batallas pasadas y a obviar las nuevas posibilidades: nuestros puntos ciegos crecen en forma proporcional a la discreciรณn de nuestras interfaces. Debemos prestarles mรกs atenciรณn y no darlas por sentadas, porque solo asรญ podremos entender, no solo cรณmo nuestra manera tan contemporรกnea de โ€œapuntar y dar clicโ€ โ€“que es central en nuestra era digitalโ€“ se originรณ, sino el grave peligro en el que se encuentra. ~

____________________

Traducciรณn del inglรฉs de Maia F. Miret.

Este ensayo estรก basado en โ€œMosaic: the first point-and-click internet browserโ€, que aparecerรก prรณximamente en The University of Illinois: Engine of innovation, editado por Frederick E. Hoxie (University of Illinois Press).

 

+ posts

(Ciudad de Mรฉxico, 1973) es fรญsica e historiadora de la ciencia. Es autora de A tenth of a second: A history (University of Chicago Press, 2009).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: