Bill, mi nombre es Bill Sheridan

Como cronista, Sheridan ha observado, con humor y desparpajo, la descomposiciรณn de la vida pรบblica mexicana. Sus estampas sobre los usos y costumbres nacionales obligan a pensarnos mรกs allรก de los lugares comunes.
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A mediados del pasado febrero Guillermo Sheridan โ€“sรญ, el mismo escritor, periodista, acadรฉmico y crรญtico literario mexicano que ha publicado ensayos, crรณnicas y artรญculos que se distinguen por su rigor y su limpio estilo sobre temas diversos, como la historia de Mรฉxico, la literatura o la cultura popularโ€“ visitรณ Guadalajara y ofreciรณ varias charlas, una de ellas en el iteso: โ€œCrรณnica: la mirada de un escritorโ€.

Dije โ€œsรญ, el mismo…โ€ pues existe la posibilidad de confundirlo con otro Sheridan, como le sucediรณ en Dublรญn con alguien de nombre William y del mismo apellido y apariencia, que vive, si aรบn vive, en la verde y lejana Irlanda, isla de santos y bebedores.

Antes de la anรฉcdota irlandesa Sheridan confesรณ a los jรณvenes estudiantes que asistieron aquella tarde al รกgora de la biblioteca itesiana sus impresiones sobre esta urbe del occidente mexicano: โ€œยกQuรฉ horror! Lleguรฉ a la edad en que es inevitable decir: โ€˜Cuando yo era jovenโ€™โ€ โ€“cumpliรณ 72 aรฑos el 27 de agostoโ€“, pues la provinciana Guadalajara que conocรญa, โ€œaquella en la que experimentรณ su primer amor, donde dio su primer beso y conociรณ la desnudez femenina; en la que aรบn era posible ver campos, milpas y burros pastando, no tiene nada que ver con todo lo que se encontrรณ ahora: โ€˜Un estacionamiento infinito rodeado de tiendas de comidaโ€™โ€.

((Oliver Zazueta, โ€œGuillermo Sheridan: entre la poesรญa y la beligerancia polรญticaโ€, en noticias.iteso.mx.))

Despuรฉs de la conferencia le pedรญ a Martรญn Solares, coordinador del programa de actividades de Guadalajara, Capital Mundial del Libro, que me presentara al simpรกtico y controvertido ponente. En el camino a la salida de la universidad jesuita le contรฉ a Sheridan que en 1995 estuve en la tierra de sus ancestros y que bebรญ unas pintas en un pub que se llama Rogerโ€™s, en compaรฑรญa de un artista mexicano y un par de pelirrojas fans del subcomandante Marcos. ร‰l nos contรณ que una vez, en Dublรญn, entrรณ a un pub, se acercรณ a la barra y pidiรณ una cerveza. El simpรกtico barman, ligeramente ebrio, le dijo: Claro, Billy. Nuestro Guillermo le preguntรณ: ยฟCรณmo sabes que me llamo Billy? El cantinero se rio. En serio, insistiรณ Guillermo: ยฟSabes?, soy mexicano y es la primera vez que vengo a este bar. Caray, si no eres Billy, eres igual a รฉl… El barman mandรณ buscar al homรณnimo, que rondaba por ahรญ. Cuando se acercรณ a la barra, los tres, el barman, Billy y Guillermo, se sorprendieron: los tocayos eran, ciertamente, muy parecidos. Lo mรกs asombroso de todo es que el casi doble tambiรฉn se apellidaba Sheridan.

โ€œPor 99 dรณlaresโ€, escribe Sheridan en El hablador y el cojo,

{{Ciudad de Mรฉxico, Turner, 2022.}}

 โ€œhay empresas que le venden a uno asomarse a la vastedad de su diminuto ADNโ€. Decidiรณ hacerse la prueba y enviรณ un tubito con su saliva para que lo compararan โ€œcon setecientos mil marcadores que se cotejan con los mapas genรฉticos de miles de โ€˜referentes poblacionalesโ€™ en el mundoโ€. El resultado, una โ€œestimaciรณn de etnicidadโ€, arrojรณ que nuestro autor es una ensalada compuesta por 86 por ciento de europeo, 60 britรกnico/irlandรฉs y pequeรฑas porciones de espaรฑol, francรฉs, judรญo, italiano y de otras naciones, y un 10 por ciento de nativo americano, cortesรญa de su bisabuela Soledad Bravo, india y masona. Entre los resultados del examen de ADN hallรณ a cuatro primos hermanos โ€“que sรญ conoceโ€“, cuatro primos segundos โ€“que no conoce, โ€œincluyendo a una dama con un gracioso apellido, Dolcemascolaโ€โ€“ y โ€œmedio centenar de primos lejanos entre los que hay un Vonnegut y un Silversteinโ€. Se pregunta si serรก pariente de Kurt y de Shel.

El apellido es comรบn en el condado de Cavan, Irlanda โ€“a unos 120 kilรณmetros al noroeste de Dublรญnโ€“, y proviene de Oโ€™Sirideรกin, que, nos ilustra don Guillermo, incluye la voz sidh, โ€œque sirve para nombrar a un embaucador, a un astuto, a un zorroโ€. Otro significado lo da la Wikipedia en inglรฉs: โ€œdescendant of Sheridanโ€ (the searcher). Esto es, el buscador, el indagador.

Asรญ como se ocupa de la poesรญa โ€“una causa perdida, diceโ€“, se ha preocupado por la turbulenta realidad en la que se hunde el paรญs. En aquella charla en Guadalajara dijo:

Yo pertenezco a una generaciรณn que luchรณ muy en serio, por ejemplo, para tener elecciones libres, me preocupa mucho lo que estรก pasando. El INE es una empresa de cuenta larga, son luchas que se desarrollan muy lentamente, que involucraron a muchas generaciones. […] No podemos correr el riesgo de que desaparezca; serรญa restituir un tipo de convivencia polรญtica, de ejercicio de la vida cรญvica, serรญa como estar en 1968 de nuevo. Lo que es increรญble es que se estรฉ restaurando algo que ya habรญamos creรญdo vencido, eso le quita cualquier posibilidad de humor a la situaciรณn, pasa de la comedia a la tragedia.

Oliver Zazueta, โ€œGuillermo Sheridan: entre la poesรญa y la beligerancia polรญticaโ€, en noticias.iteso.mx

Asรญ, puede decirse que los plagios que ha denunciado en diarios y revistas son parte de una crรณnica ininterrumpida de la descomposiciรณn de la vida pรบblica y de la llamada clase polรญtica, sobre todo de la que prometรญa una transformaciรณn y que cada maรฑana jura que no son iguales. Sheridan investigรณ y denunciรณ los plagios cometidos por el fiscal Alejandro Gertz Manero; los de Josรฉ Antonio Romero Tellaeche, director impuesto delย CIDE, y los del escritor Fabrizio Mejรญa Madrid (โ€œEs un curioso mecanismo mental: lee un libro y, si le gusta, concluye que quien lo escribiรณ fue รฉlโ€); en 2012 denunciรณ plagios de Sealtiel Alatriste, que era coordinador de Difusiรณn Cultural de laย unam, y no hace mucho encontrรณ que la tesis de licenciatura de la ministra de la Suprema Corte Yasmรญn Esquivel Mossa es, tambiรฉn, producto de un plagio. Esta renovada presencia en los medios le ha dado notoriedad, y acaso sea la razรณn por la cual mucha gente empieza a conocerlo. Como sea, siempre hay oportunidad de acercarse a su vasta obra literaria, ensayรญstica y periodรญstica, reunida en mรกs de cuarenta volรบmenes. Especialista en Octavio Paz y los Contemporรกneos, asรญ como en Ramรณn Lรณpez Velarde y Efraรญn Huerta, Sheridan ha dedicado numerosas pรกginas a construir el relato de sus andanzas y hallazgos dentro y fuera de las fronteras nacionales, con partes iguales de gracia, desenfado y espรญritu crรญtico, y en las que se permite entreverar comentarios, reflexiones y desconciertos.

Hay quienes lo han comparado con Jorge Ibargรผengoitia (1928-1983), aunque en realidad solo tienen en comรบn el humor, acaso un humor trรกgico.

{{Aurelio Asiain trata el tema en su reseรฑa de Frontera norte y otros extremos, publicada en Vuelta, nรบm. 149, abril de 1989.}}

 En Frontera norte y otros extremos

{{Ciudad de Mรฉxico, FCE, 1988.}} 

Sheridan escribe:

[…] prefiero a los hermanos Marx no solo sobre mis propios hermanos, sino sobre Bergman y Visconti, y a Basil Rathbone, Errol Flynn y Edward G. Robinson sobre Dirk Bogarde o Depardieu. La banalidad del cine de aventuras, de gangsters, piratas y cowboys me parece infinitamente mรกs profunda que la supuesta hondura del cine de autor.

Lo que me hace recordar a otro agudo humorista, Guillermo Cabrera Infante, y su amor por el lenguaje โ€“y el cine: โ€œSiempre he admirado en Cary Grant no su estatura sino su habilidad para encontrar un taxi vacรญo y cogerloโ€โ€“. Al igual que Sheridan, a Cabrera Infante le apasionaba Hollywood, con sus heroรญnas y sus vaqueros, los temibles gangsters y las comedias musicales.

Las crรณnicas de Sheridan no son el retrato de lo que ve, ni quieren serlo: โ€œNo tengo, ni remotamente, la intenciรณn de retratar la realidad ni analizarla ni enmendarlaโ€, dice. Podrรญan tratarse, en todo caso, de una afortunada miscelรกnea de parodia, crรญtica mordaz de algo que podemos llamar idiosincrasia, observaciรณn detenida del paisaje mexicano y sus pobladores, sus no pocas veces aberrantes usos y costumbres, y el efecto que le causa esa realidad compleja, siempre contradictoria y sorprendente. Una curiosidad que lo impele a hurgar en la historia y detenerse, por ejemplo, en las antiguas simbologรญas e iconografรญas que se enhebran con el culto de la energรญa sexual, las fotografรญas de Graciela Iturbide, el culto llamado La Luz del Mundo o la contemplaciรณn de los relรกmpagos en la playa: โ€œDivinos, son el cristal roto de la noche, fosfenos entre nubes, enormes รกrboles infernales, garabatos fulgurantes, balacera entre nubes, fogonazos de serpientes que muerden las retinas.โ€

Se ha detenido en cuestiones tan disรญmiles como el antisemitismo en la desaparecida Uniรณn Soviรฉtica, el arte de bajar un colchรณn por las escaleras, la homofobia de Fidel Castro y la plana mayor de los revolucionarios o el alarido con que se insulta al rival en el estadio de futbol cuando la patria estรก en peligro.

Le preguntรฉ a Guillermo Sheridan si habรญa conocido a Luis Gonzรกlez de Alba. No, si acaso coincidieron alguna vez, pero le habrรญa gustado tratarlo mรกs. Un artรญculo de Sheridan estรก dedicado al otorgamiento pรณstumo de la medalla โ€œBelisario Domรญnguezโ€ a Gonzalo Rivas Cรกmara, quien perdiรณ la vida dรญas despuรฉs de un enfrentamiento entre la fuerza pรบblica y normalistas que bloqueaban una autopista el 12 de diciembre de 2011, en Chilpancingo. Alguien prendiรณ fuego a una de las bombas despachadoras de la gasolinera y Rivas lo apagรณ, evitรณ que estallaran y murieran decenas de personas, pero รฉl no sobreviviรณ a las quemaduras. โ€œEn Mรฉxico, como en todas partesโ€, escribe Sheridan,

el hรฉroe es objeto de una fascinaciรณn tan incomprensible como inescrutables son sus motivos: alguien que no duda, en una circunstancia extrema, en arriesgar la propia vida por amor impersonal a la vida de otros. Unos otros que โ€“en la imaginaciรณn del hรฉroeโ€“ son una extensiรณn de รฉl mismo. Llรกmese compasiรณn, consiliencia o solidaridad, el hรฉroe se mira en los otros y, ante el riesgo del propio sacrificio, no duda en salvarse salvando.

Senado de la Repรบblica. Medalla Belisario Domรญnguez. Galardonado 2016 Ciudadano Gonzalo Miguel Rivas Cรกmara. En: senado.gob.mx.

Rivas recibiรณ la medalla el 24 de noviembre de 2016 en la Antigua Casona de Xicotรฉncatl, centro cultural del senado. Luis Gonzรกlez de Alba se habรญa suicidado el 2 de octubre de ese aรฑo.

Se ha dicho incontables veces que Mรฉxico es un paรญs kafkiano, surrealista, especialmente cuando nos topamos con el absurdo de la burocracia o la arbitrariedad de las autoridades. En Lugar a dudas

{{Ciudad de Mรฉxico, Tusquets, 1999.}}

 Sheridan ofrece crรณnicas sarcรกsticas y fehacientes de esa condiciรณn en un tiempo en que lo absurdo aรบn no habรญa dado paso del todo a lo pavoroso; este ya no es un paรญs jocoso, sino uno crudo, plagado de crรญmenes y tragedias โ€“en la dรฉcada de los noventa mรกs de setecientas mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juรกrez, espeluznante preรกmbulo de los miles de feminicidios impunes acumulados hasta hoyโ€“. โ€œCreo que sรญ hay una actitud caricaturesca y una manera mental de proceder mรกs interesada en detectar el sinsentido, la tonterรญa y todas estas cosas y convertirlas en caricaturaโ€, le dijo a Sergio Gonzรกlez Rodrรญguez. A la pregunta โ€œยฟTus crรณnicas son una forma de defensa contra la realidad?โ€ le responde:

Me imagino que no serรญa muy difรญcil leer este libro asรญ, o como una colecciรณn de artรญculos redactados por un neurรณtico que se siente sumamente frรกgil, amenazado por una serie de actitudes y de comportamientos incomprensibles y atroces, difรญciles de sobrellevar, y que hay una reacciรณn mรกs o menos defensiva para tratar de entender eso, y al entenderlo, de acotarlo y desarmarlo, de quitarle alguna parte letal para amainar sus consecuencias.

Sergio Gonzรกlez Rodrรญguez, โ€œEntrevista a Guillermo Sheridan: Ante la dudaโ€, Reforma, 2 de julio de 2000.

En Lugar a dudas y en otros libros, como El encarguito (y otros pendientes),

{{Ciudad de Mรฉxico, Trilce, 2006.}}

campea la sรกtira de la identidad nacional โ€“invento de ese nacionalismo ramplรณn de raigambre priista, que ahora actualiza con mรกs enjundia el presidente Lรณpez Obradorโ€“, de los fotogรฉnicos rituales centenarios, como el del Dรญa de Muertos: โ€œEncuentro ruidoso su abigarramiento de velas hediondas, sahumerios ramplones, frutas letales, tequila adulterado, fotos y flores agรณnicas.โ€ Una declaraciรณn de antipatriotismo que cimbra los cimientos de la mexicanidad โ€“lo que se entienda por elloโ€“, y en lo que coincidรญa, por cierto, con el claridoso Gonzรกlez de Alba, quien ademรกs detestaba a Frida Kahlo. En El encarguito Sheridan escribe:

me desagradan los sacerdotes del ritual: los que expropian ese rito tedioso y lo convierten en un ancla de su identidad a la deriva. El infeliz de Coyoacรกn que expropia un andador de la plaza y grita que por ahรญ โ€œsolo pasa Nuestra Madre la Muerteโ€ mientras los clics de las cรกmaras de los turistas hacen patria. El dรญa de muertos es un invento de antropรณlogos, una excrecencia del Indio Fernรกndez, un estremecimiento de Frida Kahlo.

En otros de sus libros, como Paralelos y meridianosSeรฑales debidas y Viaje al centro de mi tierra,

{{Paralelos y meridianos, Ciudad de Mรฉxico, UNAM/El Equilibrista, 2007; Seรฑales debidas, Ciudad de Mรฉxico, FCE, 2011; Viaje al centro de mi tierra, Oaxaca, Almadรญa, 2011.}}

 Sheridan tambiรฉn nos obsequia textos ferozmente mordaces sobre el colorido desastre mexicano, interminable รณpera bufa, y sus paradรณjicas manifestaciones, con una voz dolorosamente afilada, que obliga a pensarnos mรกs allรก de nuestros lastimosos lugares comunes.

El cronista es el historiador de la cotidianidad, de los hechos que le pasan e importan a una persona o a todo un paรญs. Acaso es el gรฉnero mรกs antiguo, y las primeras crรณnicas las hemos leรญdo en la Epopeya de Gilgamesh, en la Biblia y en la Ilรญada y los textos primigenios de Asia, รfrica y Amรฉrica โ€“garabateados en huesos o en tablillas de arcillaโ€“ e incluso relatos orales que los aborรญgenes australianos han contado desde hace miles de aรฑos, y que dan cuenta de los grandes acontecimientos que han conformado a las mรกs diversas naciones, pero tambiรฉn de minucias y anรฉcdotas de todos los colores. Una larga historia que desembocarรญa en el moderno periodismo. Acaso es el gรฉnero periodรญstico mรกs personal. Uno en el que el autor pone en juego su capacidad de observaciรณn y descripciรณn tanto como su talento para entender, analizar y transmitir lo que ve y lo que piensa.

En Mรฉxico los cronistas nos han ofrecido un mosaico esplรฉndido de estampas y murales que plasman la vida en las calles y en el campo, las festividades religiosas y el fasto de la polรญtica, la llegada de las novedades de la ciencia y la tecnologรญa. De Manuel Payno a Guillermo Sheridan hay miles de pรกginas que reconstruyen la historia de un paรญs desde miradas curiosas, inteligentes, muchas veces crรญticas, en las que cabe la sorpresa, el extraรฑamiento, incluso el sarcasmo.

A la erudiciรณn Sheridan aรบna la gracia y la sencillez. Uno aprende y se divierte al mismo tiempo. Sus crรณnicas son a la vez disquisiciones y examen de una realidad compleja y evasiva. Crรณnicas que son ejercicios de pensamiento y maestrรญa literaria. โ€œLa obra entera de Sheridan โ€“dice Christopher Domรญnguez Michaelโ€“ acaba por convertirse en algo mรกs interesante y duradero que la de muchรญsimos de nuestros novelistas, para hablar del gรฉnero al que se le suele cargar la cuenta por la interpretaciรณn del mundo.โ€ Pues sรญ, eso, maestro. ~

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(Torreรณn, 1956) es periodista, escritor, editor de la revista cultural Replicante y profesor del ITESO. Actualmente estรก enfrascado en la redacciรณn de su primera novela.


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