Tufic Yazbek. Un asunto personal

La exposiciĆ³n "Tufic Yazbek. Presencia singular", en el Centro de la Imagen, es un primer acercamiento al trabajo de un fotĆ³grafo de la segunda mitad del siglo XX que, incluso de manera innombrada, sigue muy presente en nuestra cultura.
AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Tufic Yazbek. Presencia singular en el Centro de la Imagen es un primer acercamiento al trabajo del injustamente olvidado, y ahora redescubierto, fotĆ³grafo mexicano de origen libanĆ©s Tufic Yazbek (Tampico, 1917-AvĆ”ndaro, 1979). Sin ser rigurosamente retrospectiva, la muestra abarca cerca de cuarenta aƱos de producciĆ³n y se divide en tres mĆ³dulos: uno dedicado a su trabajo en publicidad y moda; otro al retrato de estudio y el Ćŗltimo, mĆ”s intimista, a la fotografĆ­a personal de Yazbek y sus aƱos formativos en la dĆ©cada de los treinta.

La curadurĆ­a corre a cargo de Edgar Alejandro HernĆ”ndez, quien lleva al menos dos aƱos investigando al fotĆ³grafo y trabajando con sus hijos, los tambiĆ©n fotĆ³grafos Mariana y Sergio Yazbek, para recuperar la memoria y el archivo del artista.

El aƱo pasado, la muestra se exhibiĆ³ en la Fototeca de Monterrey con mucho Ć©xito. No es de extraƱarse la recepciĆ³n; todo en Yazbek huele a nuevo. Ya sea por el impacto que causan algunas de las fotografĆ­as por su tĆ©cnica o innovaciĆ³n; o por el descubrimiento de que tal imagen, que uno lleva aƱos viendo, la hizo Ć©l. Entonces se unen los puntos y uno comprende cuĆ”n presente estĆ” en la cultura, incluso de manera innombrada, y quĆ© dimensiones tuvo su impacto. En lo particular, tuve esta experiencia con las campaƱas de Sara GarcĆ­a para chocolate Abuelita, de MarĆ­a FĆ©lix para NescafĆ© y de Farrah Fawcett para ā€œLa rubia que todos quierenā€ de la cerveza Superior, y con algunos retratos, entre ellos uno de Martha Roth que no es difĆ­cil localizar en Google, naturalmente, sin crĆ©dito.

Resulta curioso el efecto de no notar lo creativas y bien logradas que estĆ”n estas fotografĆ­as hasta que se les disocia de su uso publicitario y se exhiben enmarcadas en la sala de un museo. He ahĆ­ la subrepticia belleza de lo mundano: empaques, pĆ³sters, anuncios. ĀæCuĆ”ntos fotĆ³grafos de moda, o de publicidad, o de producto se encontrarĆ”n en la misma situaciĆ³n de anonimato?

Todo en Yazbek huele a nuevo. Ya sea por el impacto que causan algunas de las fotografĆ­as por su tĆ©cnica o innovaciĆ³n; o por el descubrimiento de que tal imagen, que uno lleva aƱos viendo, la hizo Ć©l.

Gran parte de los hitos publicitarios de Yazbek se muestran en la primera sala, la cual puede pasar inadvertida si no se conoce el recinto. Si bien en la entrada de la galerĆ­a, muy discretamente, un letrero indica que la exposiciĆ³n abarca toda la planta alta, lo mĆ”s probable es que el visitante avance en lĆ­nea recta por el pasillo y, tras haber caminado un buen tramo, suba las escaleras que se encuentran a mano izquierda empezando su recorrido a mitad de la exposiciĆ³n sin saber muy bien quĆ© ver o quiĆ©n fue Tufic Yazbek. La seƱalĆ©tica disponible no es suficiente para indicar que, al entrar, casi inmediatamente hay que voltear a la izquierda y luego a la derecha para subir unas escaleras que lo llevan a uno al inicio de esta exhibiciĆ³n.

La muestra no estĆ” dividida de manera castrante y obvia, sus mĆ³dulos conviven de modo heterogĆ©neo; por ejemplo, en una sala se encuentran los elegantes desnudos de Yazbek, un retrato de un hombre con sobrepeso probĆ”ndose un suĆ©ter que le queda apretado y una plĆ©tora de anuncios publicitarios. Las imĆ”genes solas colgadas en las paredes, los anuncios completos colocados en una mesa aparte y, en casi todos los muros, Zaida Fuentes luciendo sus dotes expresivas como modelo. Fuentes fue la esposa de Yazbek. No obstante, el curador se ha encargado de explicar su presencia no solo como musa, sino tambiĆ©n como colaboradora, con talentos y habilidades propias. Un ente activo con agencia en el trabajo de su marido. A lo largo de la exhibiciĆ³n el espectador puede encontrar fragmentos de Zaida: sus manos, sus pies, su ojo, todos son objetos dignos de contemplaciĆ³n; dicha contemplaciĆ³n sucede en todos los encuadres posibles. Una historia de vida, al fin y al cabo, una historia de amor.

La segunda sala, sin abandonar ninguna de las tres directrices, se enfoca principalmente en los aƱos de Yazbek como retratista en su estudio en el centro de la Ciudad de MĆ©xico. En donde, segĆŗn comenta el curador, convergĆ­an civiles y famosos para ser fotografiados. El trabajo de Yazbek se sintetiza en una frase: ā€œun retrato es un retrato es un retratoā€. Lo cual es uno de los puntos fuertes de la lĆ­nea discursiva de la curadurĆ­a: mostrar entremezclados en la misma sala rostros reconocibles y anĆ³nimos, enfocĆ”ndose asĆ­ en la maestrĆ­a del fotĆ³grafo y no tanto en los nombres de su clientela. Esto nivela a las personalidades y realza al artista, recalcando que se trata de una exposiciĆ³n sobre Tufic Yazbek y no de la farĆ”ndula de su Ć©poca.

El muro donde se encuentran las escaleras para ingresar a la segunda sala estĆ” dedicado a las imĆ”genes mĆ”s vanguardistas. De clara inspiraciĆ³n surrealista, con referencias a Magritte, encuadres y composiciones fuera de lo comĆŗn, revelados experimentales y planos inquietantes, se trata de la secciĆ³n mĆ”s interesante y novedosa de la exposiciĆ³n en cuanto a la tĆ©cnica y temĆ”tica. Guardo en mi memoria la imagen sugerente y discreta de una pistola apuntando a una cĆ”mara. Eros y TĆ”natos. Un tema que nunca deja de estar presente en la obra de Yazbek. Desgraciadamente, por su ubicaciĆ³n, toda esta secciĆ³n es difĆ­cil de apreciar. Quien opte por verla desde el barandal de enfrente notarĆ” que la manera en que estĆ”n dispuestas las imĆ”genes forma un collage muy bien logrado, pero difĆ­cil de apreciar detalladamente ā€“sobre todo si es miope como yoā€“; si se le ve desde cualquier otro Ć”ngulo las imĆ”genes lucirĆ”n demasiado deformadas. La mejor manera de contemplarlo es colocĆ”ndose a la mitad del paso en las escaleras, tal como yo lo hice en una de mis visitas un miĆ©rcoles al mediodĆ­a. Lo cual no solo es incĆ³modo, tambiĆ©n serĆ­a peligroso en un horario con mĆ”s visitantes.

Continuando el recorrido, de camino a la Ćŗltima sala de la exhibiciĆ³n, hay dos reflexiones instaladas en la pared: una del curador y otra de Sergio Yazbek. El primero cavila sobre la educaciĆ³n autodidacta de Tufic; el segundo comparte cuĆ”n difĆ­cil pero satisfactorio ha sido reencontrarse con su padre como artista y como persona. Pienso que habrĆ­a sido importante incluir la opiniĆ³n de Mariana quien tambiĆ©n estuvo involucrada en el proceso. Esta sala estĆ” dedicada Ćŗnicamente a la fotografĆ­a personal del artista en distintas locaciones, principalmente en la Ciudad de MĆ©xico y en Nueva York. Las temĆ”ticas son varias: una mujer balanceĆ”ndose felizmente, un desnudo femenino, una composiciĆ³n geomĆ©trica de luz y sombra tomada en lo que parece ser una vecindad, una ejecuciĆ³n pĆŗblica…

Al entrar a la sala, uno puede encontrar un cĆ³digo qr que, una vez escaneado, lleva al visitante a una publicaciĆ³n de tĆ­tulo Heliograbados, conformada por explicaciones e interpretaciones de las imĆ”genes. Algunas son Ćŗtiles, por ejemplo, en el caso de Suceso en el rĆ­o; a primera vista podrĆ­a pensarse que se trata de la imagen idĆ­lica de unos baƱistas, pero, tras leer la nota, uno entiende que, en realidad, es el rescate de una mujer que se estaba ahogando. No asĆ­ la explicaciĆ³n que acompaƱa Viaje en barca, la cual, distando de ser esclarecedora, es, mĆ”s bien, un llano abuso de la hermenĆ©utica.

Para concluir: vale la pena visitar la muestra. Llegar temprano. Dedicarle tiempo. Leer las cĆ©dulas e investigar lo que se pueda sobre el fotĆ³grafo antes de ir. El curador se ha esforzado, sĆ­, en ensalzar al artista, pero tambiĆ©n en humanizar a su sujeto de estudio. Mostrarlo como un hombre de carne y hueso, sin descuidar su vida interior; la cual no tendrĆ­a por quĆ© estar peleada con el mundo de las superficies: publicidad, moda, farĆ”ndula. Un mundo que, al fin y al cabo, lo dejĆ³ expresarse a sus anchas, desarrollar un lenguaje, ganarse la vida y dejar una marca profunda en la fotografĆ­a mexicana. Quien haya crecido en MĆ©xico en la segunda mitad del siglo XX lleva aƱos conviviendo con el trabajo de Tufic Yazbek, seguramente, sin saberlo. ~

+ posts

es periodista.
Actualmente investiga sobre la historia de
la moda en MĆ©xico


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā