Hierven las papas. Entre nubes
de vapor lo veo, lo escucho
hablar con una suerte de retórica
mal estudiada pero convincente.
(Sonrío al pensar
en lo que diría Demóstenes,
mi vecino.)
Más allá de la imagen:
restos de cebolla,
un cuchillo, una tabla. Cuando dice
“la sola bondad lo puede todo”,
yo veo un desierto,
cadáveres entre palmeras,
una guerra perdida.
La visión se condensa cuando escucho
“la verdad es esto que os digo”.
Hierven las papas,
la luz parpadea y se apaga,
¡otra vez!
Limpio mi sudor
con el dorso de la mano;
preparo la sopa que comerán algunos,
añado un poco de sal.
Pero la visión se afirma en el aire. ~
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