La inรบtil certeza de la muerte de Fernando del Paso (1935-2018), ocurrida apenas el 14 de noviembre a las 9:05 en Guadalajara, Jalisco, provocรณ un aluviรณn acaso excesivo de valoraciones que lo singularizan y a la vez lo aรญslan. La sorpresa tiende a exagerar y vuelve รบnico lo que es, al mismo tiempo, comรบn. Se trata, es cierto, de un autor en muchos sentidos excepcional, mas es difรญcil no ubicarlo entre sus contemporรกneos igualmente excepcionales; y sus seรฑas particulares (sobre todo, la pasiรณn por la desmesura en la escritura) se vuelven el sello de una generaciรณn si lo pensamos en una foto grupal junto a, por ejemplo, Juan Garcรญa Ponce (1932-2003) y Salvador Elizondo (1932-2006). Tres plumas desbordadas. Decir que una fue un poco mรกs allรก que las otras serรญa injusto. Marchan los tres a la par (aunque suene raro). Y son, tambiรฉn, muy diferentes.
Entre otras cosas, fueron lectores de James Joyce. Hay el relato de una mรญtica reuniรณn de Elizondo con Del Paso cuando se propusieron traducir juntos Finnegans wake. Garcรญa Ponce arranca el capรญtulo segundo de su Crรณnica de la intervenciรณn (1982) con esta parodia del inicio del Ulises: โImponente y rolliza, la tรญa Eugenia apareciรณ al pie de la escalera con un elegante vestido negro y su bastรณn de รฉbano…โ
En ese libro, por cierto, Garcรญa Ponce se propone una intervenciรณn de la imaginaciรณn sobre la realidad; crea en รฉl un movimiento estudiantil paralelo al sucedido en la historia patria, en un paรญs tambiรฉn ficticio. Ello no oculta sino descubre, arma una verdad acaso mรกs cierta que la conocida. Su extensa crรณnica del aรฑo 68 es potenciada por esa reconfiguraciรณn que logra el arte narrativo. Algo similar ocurre con Palinuro de Mรฉxico (1977) de Fernando del Paso al mezclar dos paisajes: el vivido por el autor en los aรฑos cincuenta, como estudiante de la Escuela de Medicina en el antiguo barrio universitario, y el del aรฑo 68, cuando ya existรญa, lejos de ahรญ, la Ciudad Universitaria. Esa desubicaciรณn no altera la sustancia, y hay una fecha fatal, la de la madrugada del 28 de agosto, cuando el protagonista intenta subir la escalera de su edificio frente a la Plaza de Santo Domingo luego de ser atropellado en el Zรณcalo por un tanque del Ejรฉrcito, y muere en el intento. A propรณsito de ello, y acaso sin saber de Palinuro, escribe Garcรญa Ponce esto que puede ser el epitafio del personaje: โY ni un tanque ni aquel que lo conduce puede advertir que ha pasado por un cuerpo humano.โ
El diรกlogo entre las obras de Elizondo, Garcรญa Ponce y Del Paso serรก una labor a futuro. Debe decirse que caminaron juntos. Ahora las circunstancias imponen hablar del รบltimo de esos mohicanos, quien se presenta en sociedad en 1958 al publicar, en la colecciรณn Cuadernos del Unicornio, bajo la tutela de Juan Josรฉ Arreola, la plaqueta Sonetos de lo diario. El aรฑo siguiente escribe dos cuentos, โEl tesoroโ y โEl estudiante y la reinaโ; el segundo aparece en la revista veracruzana La Palabra y el Hombre. Hay otro, โLa cama de piedraโ, que dice haber enviado a Colombia โa El Espectador o El Tiempo de Bogotรกโ y cuyo original no conservรณ. Y un cuarto relato recreaba esta experiencia: al ir en el autobรบs, por el norte de la Ciudad de Mรฉxico, vio a un hombre que cargaba un pequeรฑo fรฉretro blanco y a una mujer tras รฉl que recogรญa crisantemos silvestres. Ante esa imagen poderosa se bajรณ del autobรบs y los siguiรณ, con lo que conociรณ asรญ los campamentos ferrocarrileros de Nonoalco Tlatelolco. Ese encuentro serรก el germen de Josรฉ Trigo (1966), su primera novela.
Josรฉ de la Colina visitaba a Del Paso durante la hechura de Josรฉ Trigo, y recuerda que este armรณ, con papel y engrudo, una montaรฑa, que era su volcรกn de Colima, y con soldaditos de plomo imaginaba las batallas entre los cristeros y el ejรฉrcito federal, hecho del que algunos de sus personajes, luego instalados en los campamentos ferrocarrileros, fueron sobrevivientes. El otro suceso recreado en la novela serรก, claro, el movimiento ferrocarrilero de 1958-1959.
Del Paso se topa con este sin planearlo. La historia se le impone. Algo similar ocurre con Palinuro de Mรฉxico. Hace poco, entre los papeles de su papรก, Paulina del Paso encontrรณ el texto de la presentaciรณn del escritor en el ciclo Los Narradores ante el Pรบblico, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. El caos de la รฉpoca habรญa ocultado el recuerdo de esa conferencia, ocurrida en agosto de 1968. Del Paso entendiรณ que se trataba de hablar de sรญ mismo y de leer enseguida fragmentos de una obra en proceso; y decidiรณ fundir esos dos propรณsitos, por lo que se permitiรณ reinventar su pasado y crear, a la vez, un entorno familiar que era reconocible y tambiรฉn imaginario. Dijo entonces: โEn esta novela no me limito a contar lo que fue mi vida y la vida de los seres mรกs cercanos a mรญ, cuento tambiรฉn, contarรฉ lo que quise que fuera mi vida, hasta el momento o desde el momento en que la maravillosa apariciรณn del azar en lo que escribo y cuento haga que me olvide de mรญ mismo, y que comience a contar lo que quiero que haya sido, y sea la vida de mi personaje y de los seres que lo rodean.โ
Estaba por nacer Palinuro. Y lo que entonces sucedรญa en las calles, en uno de los meses definitivos de la protesta estudiantil, terminรณ por filtrarse e incluso inundar esa novela en proceso. Esto crea una paradoja, pues puede decirse ahora que Palinuro nace y muere en agosto de 1968.
Del Paso no se propuso, en sus comienzos, escribir novelas histรณricas, y fue la historia la que se metiรณ en sus libros. Quizรก ya lo planeรณ asรญ en el proyecto de Noticias del Imperio (1987), su tercera novela, para la que precisรณ toda una biblioteca como base de su investigaciรณn. Su รบltimo proyecto vasto, de reflexiรณn teolรณgica, Bajo la sombra de la historia, dejรณ un solo libro impreso (editado en 2011), uno mรกs escrito a medias y el tercero enteramente en blanco. Mas ese tรญtulo lo resume, por varias cosas. Estรกn las pรกginas autobiogrรกficas del primer tomo, que seรฑalan lo cierto que heredรณ Palinuro de su vida; y estรก la cifra de un autor que escribiรณ tres grandes novelas, mamotretos muy queridos, bajo la sombra o el asombro, por la historia.
En la รบltima dรฉcada vio aparecer el cuerpo de su obra en pulcras ediciones del Fondo de Cultura Econรณmica. Quizรก le pudieron presentar reciรฉn impresa, en estos dรญas, antes del fatal amanecer, La muerte se va a Granada (de publicaciรณn original en 1998), su pieza en verso en memoria de Federico Garcรญa Lorca. Y recibiรณ en Espaรฑa en 2015, con todo el garbo, el Premio Cervantes. Partiรณ como los grandes. Sus libros, llenos de vida, estรกn a la mano, no hay pretextos para no seguirlos frecuentando. Que asรญ sea. ~
(ciudad de Mรฉxico, 1963) es editor y escritor, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.