Despenalizar el consumo, posesión y producción de drogas. Municiones contra Trump

Las medidas que Trump ha anunciado y la actitud que ha mostrado desde la campaña y durante su tiempo en el cargo suponen un desafío cuyas dimensiones y consecuencias resultan difíciles de calcular. La respuesta debe ser inteligente, firme y serena. Aquí ofrecemos algunas propuestas en áreas como la diplomacia, la legalización de las drogas, el comercio, el periodismo, la defensa de los derechos de las mujeres y la cultura.
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¿Por qué México sigue empecinado en perpetuar la guerra contra las drogas? En buena medida porque ha firmado tratados multilaterales que imponen la prohibición: la Convención Única de Estupefacientes (1961) y su protocolo de enmienda (1972), el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas (1971) y la Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (1988). También, y quizá por encima de los tratados firmados con la ONU, porque Estados Unidos ha presionado política y económicamente a México para que se comprometa a erradicar la producción y detener el flujo de drogas declaradas ilícitas cuyo destino final es el mercado estadounidense.

Pero Trump no ve necesario mantener un trato de reciprocidad y respeto con México y, ante ese escenario, ¿qué sentido tiene mantener la prohibición a las drogas en México? Propongo, entonces, despenalizar todas las drogas en México y que su producción y distribución sea regulada por el Estado.

Las ventajas de esta medida serían:

1. Se liberarían los recursos económicos que ahora se invierten en la “guerra contra las drogas”. El diputado federal Vidal Llerenas ha calculado en 172,816 millones de pesos el costo presupuestal anual que pagamos en seguridad derivado de la crisis provocada por la guerra contra las drogas. Esto es alrededor de un punto del pib cada año.

2. Se optimizarían los recursos policiacos, pues al dejar de perseguir delitos consensuales, la policía podría centrarse en delitos predatorios como robos, secuestros y extorsión.

3. Se anularía la principal fuente de financiamiento del crimen organizado. La preocupación respecto a este punto es que el crimen organizado intensificaría los secuestros y las extorsiones. Es posible, pero estos delitos podrán ser combatidos con los recursos optimizados del punto anterior. Por otro lado, los ingresos que las organizaciones criminales podría obtener de estos delitos jamás se equipararán a las utilidades perdidas del narcotráfico, por lo que la balanza de poder se inclinaría hacia el Estado, facilitando su lucha contra el crimen organizado.

4. Se reducirían los riesgos (de salud y seguridad) para el consumidor de drogas y, si tomamos las experiencias de Cataluña, Portugal, Suiza, Colorado y Oregón como referencia, podemos esperar no solo que el consumo no se incremente significativamente sino que con el paso del tiempo decrezca.

5. La presión sobre el sistema carcelario sería notablemente menor. En “La regulación de la mariguana en México: La reforma inevitable”, Catalina Pérez Correa y Alonso Rodríguez Eternod han demostrado que gran parte de las sanciones penales que imponen las autoridades en la materia recaen sobre individuos que realizan conductas que no dañan a terceros (como lo es la posesión simple) y por sustancias con un muy bajo daño a la salud, como la mariguana. ~

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Director del Grupo Pochteca, forma parte de la Sociedad Mexican de Autoconsumo Responsable y Tolerable.


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