Diez malas noticias sobre la naturaleza humana

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Es una cuestiรณn que ha reverberado durante aรฑos: ยฟson los seres humanos, pese a sus imperfecciones, criaturas esencialmente amables, sensibles y buenas? ยฟO estamos, en el fondo, programados para ser malvados, llenos de prejuicios, y somos vagos, vanidosos, vengativos y egoรญstas? No hay respuestas fรกciles, y existe claramente una amplia variaciรณn entre individuos, pero aquรญ arrojamos luz con datos sobre el tema a partir de diez descubrimientos desalentadores que revelan los aspectos mรกs oscuros y menos sorprendentes de la naturaleza humana:

Deshumanizamos a las minorรญas y a los mรกs vulnerables. Un sorprendente ejemplo de esta deshumanizaciรณn tan flagrante proviene de un estudio de escรกneres cerebrales que descubriรณ que un pequeรฑo grupo de estudiantes exhibรญa menos actividad neuronal asociada a pensar sobre personas cuando observaron imรกgenes de vagabundos y drogadictos, en comparaciรณn con individuos de mayor estatus. Otro estudio demostrรณ que la gente que se opone a la inmigraciรณn รกrabe tiende a evaluar a los รกrabes y musulmanes como literalmente menos evolucionados que la media. Entre otros ejemplos, tambiรฉn hay evidencia de que los jรณvenes deshumanizan a los ancianos; y de que tanto hombres como mujeres deshumanizan a las mujeres borrachas. Es mรกs, la inclinaciรณn a la deshumanizaciรณn comienza pronto: a los cinco aรฑos los niรฑos ven las caras de los otros (gente de ciudades diferentes o gรฉnero diferente al del niรฑo) como menos humanas que las de los propios.

Experimentamos Schadenfreude (el placer que nos produce el sufrimiento de otra persona) a partir de los cuatro aรฑos, segรบn un estudio de 2013. Esa sensaciรณn aumenta si el niรฑo percibe que la otra persona merece el sufrimiento. Un estudio mรกs reciente descubriรณ que, a los seis aรฑos, los niรฑos pagarรญan por observar cรณmo pegan a una marioneta, en vez de gastarse ese dinero en pegatinas.

Creemos en el karma: pensamos que los mรกs desfavorecidos del mundo se merecen su situaciรณn. Las desafortunadas consecuencias de estos pensamientos se demostraron por primera vez en un estudio ya clรกsico de 1966 de los psicรณlogos estadounidenses Melvin Lerner y Carolyn Simmons. En su experimento, en el que una estudiante es castigada con descargas elรฉctricas tras cada respuesta errรณnea, las mujeres participantes la valoraron como menos agradable y admirable cuando escucharon que volverรญan a verla sufrir de nuevo, y especialmente si se sentรญan incapaces de reducir su sufrimiento. Desde entonces, las investigaciones han mostrado nuestra disposiciรณn a culpar a los pobres, a las vรญctimas de violaciones, a los pacientes con vih y a otros por su mala suerte, para asรญ preservar nuestra creencia en un mundo justo. Posiblemente los mismos procesos o similares estรกn detrรกs de nuestra opiniรณn subconsciente positiva sobre los ricos.

Tenemos prejuicios y somos dogmรกticos. Si la gente fuera racional y abierta de mente, entonces la manera mรกs directa de corregir las creencias falsas de alguien serรญa presentarle datos relevantes. Sin embargo, un estudio clรกsico de 1979 demostrรณ la futilidad de esta estrategia; los participantes que estaban firmemente a favor o en contra de la pena de muerte ignoraban completamente los hechos que cuestionaban su postura, e incluso estos les reafirmaban en ella. Esto parece que ocurre en parte porque consideramos que los hechos que van contra nuestras ideas estรกn cuestionando nuestra sensaciรณn de identidad. No ayuda que muchos confiemos demasiado en nosotros mismos y en nuestra comprensiรณn de las cosas; creer que nuestras opiniones son superiores a las de los demรกs nos impide buscar mรกs conocimiento relevante.

Preferimos electrocutarnos a pasar tiempo con nuestros pensamientos. Esto es algo demostrado en un polรฉmico estudio de 2014, en el que un 67% de los participantes masculinos y un 25% de los femeninos optaron por darse descargas elรฉctricas desagradables antes que pasar quince minutos en un pacรญfico estado contemplativo.

Somos vanidosos y arrogantes. Si nuestra irracionalidad y dogmatismo se combinaran con cierta humildad y autoconocimiento no estarรญa tan mal, pero la mayorรญa de nosotros vamos por la vida con una perspectiva inflada de nuestras habilidades y cualidades, como nuestras dotes de conducciรณn, inteligencia o nuestro atractivo, un fenรณmeno que se ha denominado el Efecto Lago Wobegon, a partir del pueblo ficticio en el que โ€œtodas las mujeres son fuertes, todos los hombres son atractivos y todos los niรฑos estรกn por encima de la mediaโ€. Paradรณjicamente, los menos capacitados son los mรกs proclives a la arrogancia (es el llamado Efecto Dunning-Kruger). Esta actitud vanidosa de autoengaรฑo embellecedor parece ser mรกs extrema e irracional cuando afecta a nuestra moralidad, como por ejemplo en la opiniรณn sobre lo รญntegros y justos que creemos que somos. De hecho, incluso los criminales encarcelados piensan que son mรกs amables, mรกs fiables y honestos que el ciudadano medio.

Somos moralmente hipรณcritas. Es comprensible el escepticismo con quienes son los primeros y mรกs ruidosos en condenar los fallos morales de los demรกs; es probable que los predicadores morales sean tambiรฉn culpables, pero aceptan mรกs sus propias transgresiones. En un estudio, investigadores descubrieron que la gente considera un mismo comportamiento egoรญsta menos justo cuando lo realizan otros. Hay un fenรณmeno largamente estudiado conocido como la asimetrรญa del actor-observador, que describe en parte nuestra tendencia a atribuir las malas acciones de los demรกs, como las infidelidades de una pareja, al carรกcter, mientras que consideramos que cuando esas mismas acciones las realizamos nosotros lo que importa es el contexto. Este doble rasero podrรญa incluso explicar la idea comรบn de que el civismo estรก decreciendo; investigaciones recientes muestran que juzgamos con mรกs dureza los mismos actos groseros cuando los cometen extraรฑos que cuando los cometen amigos o nosotros mismos.

Somos troles potenciales. Cualquiera que se haya metido en una discusiรณn en Twitter sabrรก que las redes sociales pueden magnificar algunos de los peores aspectos de la naturaleza humana, en parte debido al efecto de la desinhibiciรณn online, y al hecho de que estรก demostrado que el anonimato (fรกcil de conseguir online) aumenta nuestras inclinaciones hacia la inmoralidad. Aunque hay investigaciones que han sugerido que la gente que es propensa a un sadismo cotidiano (una proporciรณn preocupantemente alta de nosotros) suele estar especialmente inclinada hacia el troleo online, un estudio publicado en 2017 revelรณ que estar de mal humor o la exposiciรณn al troleo de otros multiplica por dos las probabilidades de que nos convirtamos en troles nosotros mismos. De hecho, un troleo inicial de unos cuantos puede tener un efecto multiplicador de la negatividad, que es exactamente lo que investigadores descubrieron cuando estudiaron discusiones de lectores en la web de cnn: โ€œla proporciรณn de mensajes denunciados y la proporciรณn de usuarios con mensajes denunciados fue aumentando con el tiempoโ€.

Preferimos lรญderes inรบtiles con rasgos psicopรกticos. El psicรณlogo de la personalidad Dan McAdams hace poco llegรณ a la conclusiรณn de que la agresividad explรญcita del presidente de los Estados Unidos Donald Trump produce una โ€œatracciรณn primariaโ€, y que sus โ€œtuits incendiariosโ€ son como los โ€œalardesโ€ de los chimpancรฉs machos alfa, โ€œdiseรฑados para intimidarโ€. Si el anรกlisis de McAdams es cierto, encajarรญa en un patrรณn mรกs amplio: el descubrimiento de que los rasgos psicopรกticos son mรกs comunes en los lรญderes que en la media de individuos. Tomemos por ejemplo la encuesta de lรญderes financieros de Nueva York, que demostrรณ que tienen mรกs rasgos psicopรกticos y menos inteligencia emocional que la media. Un metaanรกlisis publicado en el verano de 2018 concluyรณ que existe una conexiรณn modesta pero significativa entre los altos niveles de psicopatรญa y la obtenciรณn de posiciones de liderazgo, lo que es importante porque la psicopatรญa tambiรฉn correlaciona con un liderazgo pobre.

Nos sentimos sexualmente atraรญdos por gente con rasgos oscuros de personalidad. No solo elegimos a gente con rasgos psicopรกticos para que sean nuestros lรญderes, sino que la evidencia sugiere que los hombres y las mujeres se sienten sexualmente atraรญdos, al menos en el corto plazo, por gente que reรบne la llamada โ€œtrรญada oscuraโ€ de caracterรญsticas: narcisismo, psicopatรญa y maquiavelismo. Con ello promueven la propagaciรณn de esos rasgos. Un estudio descubriรณ que la atracciรณn fรญsica que siente una mujer por un hombre aumentaba cuando era descrito como egoรญsta, manipulador e insensible. Una teorรญa que explica esto es que nuestros rasgos oscuros comunican con รฉxito una โ€œcalidad reproductivaโ€ en tรฉrminos de confianza y compromiso para asumir riesgos. ยฟEs esto importante para el futuro de nuestra especie? Quizรก lo es; otro paper, de 2016, descubriรณ que las mujeres a las que les atraรญan mรกs fuertemente las caras de hombres narcisistas solรญan tener mรกs hijos.

No te deprimas mucho. Estos descubrimientos no dicen nada del รฉxito que tenemos algunos de nosotros a la hora de superar nuestros instintos mรกs bรกsicos. De hecho, es posible que si somos conscientes y comprendemos nuestras limitaciones nos costarรก menos superarlas para asรญ poder cultivar los รกngeles que llevamos dentro. ~

Traducciรณn del inglรฉs de Ricardo Dudda.

Publicado originalmente en Aeon.Creative Commons.

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es neurocientรญfico cognitivo y periodista cientรญfico. Escribe en New Scientist, The Guardian y Psychology
Today. Es editor del blog Research Digest de la Sociedad Britรกnica de Psicologรญa.


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