La elipse de Franz Kafka

El autor de "El proceso" soรฑรณ con aterradora precisiรณn los horrores del siglo XX. En esta conversaciรณn con Josรฉ Marรญa Lassalle, que forma parte del libro "Spinoza en el Parque Mรฉxico", Enrique Krauze se adentra en la vertiente teolรณgica de Kafka, en su experiencia directa de la burocracia y en las interpretaciones que de su obra hicieron Gershom Scholem y Walter Benjamin.
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ยฟQuรฉ lugar ocupa Kafka en tu biblioteca?

Tengo ediciones diversas de sus novelas y cuentos, cartas, diarios, aforismos. Sobre todo biografรญas antiguas y nuevas. A pesar de haber llevado una vida sin grandes hechos o grandes actos, Kafka es irresistible para un biรณgrafo por la mina de informaciรณn que dejรณ sobre sรญ mismo. Hugo Hiriart dice que sabemos mรกs de Kafka que de nuestros hermanos, pero los cientos de pรกginas que dejรณ sobre sรญ mismo hacen mรกs elusivo al personaje. ยฟCรณmo era el padre de Kafka? Ahรญ tienes una pregunta. En los sesenta muchos leรญamos la Carta al padre, inocente o literalmente, como un testimonio de protesta contra la autoridad. Aunque nuestros padres no se parecieran al de Kafka. Con el tiempo descubrimos que tampoco Hermann Kafka era en realidad tan tirรกnico como lo pintaba su hijo. La carta es un misterio mรกs. Leรญ una anรฉcdota de Kafka: caminaba con un amigo y se encontraron al padre, quien lo recriminรณ airadamente: โ€œFranz, vete a la casa. El aire estรก hรบmedo.โ€ Kafka, que estaba ya enfermo de tuberculosis, comentรณ: โ€œMi padre estรก angustiado sobre mรญ. El amor, muchas veces, lleva la mรกscara de la violencia.โ€

Entiendo tu interรฉs en Gershom Scholem y Walter Benjamin, un historiador y un ensayista judรญos vinculados de diversa forma a la idea del mesianismo, y sus peligrosas derivaciones. ยฟHay algo similar en Kafka?

Me han obsesionado los males radicales en el siglo XX. La obra de Kafka es la radiografรญa de esos males. Estoy diciendo un lugar comรบn, pero creo que junto con Dostoyevski es el escritor que mรกs profundamente ha revelado el efecto del poder sobre la condiciรณn humana. El mundo emulรณ las novelas de Kafka. Yo estoy muy lejos de haberlo leรญdo comprensivamente y tras cincuenta aรฑos de leerlo apenas descifro partes de su obra. Leerlo es una labor parecida a la que describe en su cuento sobre la construcciรณn de la Muralla China. El tema kafkiano parte de un concepto sobre el poder y una actitud ante el poder que comparto con sus legiones de lectores.

ยฟBenjamin y Scholem conocieron a Kafka?

No lo conocieron. Segรบn parece, Benjamin se proponรญa acudir a una lectura que hizo Kafka de su famosa narraciรณn โ€œEn la colonia penitenciariaโ€ en Mรบnich, a fines de 1916, pero no llegรณ. Y aunque Kafka pasรณ en Berlรญn el aรฑo final de su vida, Benjamin, que vivรญa ahรญ, no se enterรณ. En cuanto a Scholem, le enorgullecรญa haber encontrado una menciรณn elogiosa sobre un texto de โ€œHerr Scholemโ€ en una carta de Kafka. Te hago notar que se trata de un reconocimiento muy temprano de la singularidad de Kafka. Leyeron las primeras obras de Kafka, por ejemplo โ€œLa condenaโ€, y se persuadieron de que algo nuevo habรญa aparecido en el horizonte, un narrador que veรญa el mundo con claves teolรณgicas judรญas.

Hay tantas formas de leer a Kafka: el existencialismo, el psicoanรกlisis, incluso el marxismo lo reclaman para sรญ. Y hay tantas otras interpretaciones.

Kafka despierta al cabalista que algunos llevamos dentro. Kundera dice que โ€œla gente no sabe leer a Kafka porque quieren descifrarloโ€ y que, โ€œen vez de dejarse llevar por su imaginaciรณn insuperable, buscan alegorรญas, y lo รบnico que se les ocurre son clichรฉsโ€. Kafka, se ha dicho mil veces, siempre serรก tan elusivo como los sueรฑos. Sus narraciones tienen esa cuidadosa textura, ese tempo preciso, ese suspenso sรกdico, y luego el hachazo sรบbito y sorprendente. Son pesadillas elaboradรญsimas. Y a menudo inexplicables…, como los sueรฑos. Pero entre todas las interpretaciones, leyendo a Scholem y Benjamin, pienso que una clave para acercarse a ese escritor inclasificable es la teolรณgica.

ยฟEs exactamente la misma en ambos?

Similar. Segรบn Scholem, la nociรณn de condena o proceso en Kafka estรก ligada a la idea del juicio inapelable, impenetrable, de Dios. Pero de un Dios que ha tomado la decisiรณn tremenda de ocultarse a los hombres. La lectura de El proceso en 1934 lo impresionรณ a tal grado que escribiรณ un poema estrujante sobre el libro, un lamento a la manera de Job sobre la retracciรณn o el retiro de Dios y su ley de este mundo. No es que Dios no exista, es que Dios se repliega. Es un largo poema de desolaciรณn teolรณgica. Se lo enviรณ a Benjamin, que entonces vivรญa exiliado en Dinamarca. Dรฉjame citarte unos versos:

El gran engaรฑo del mundo
finalmente consumado.
Concede, Dios, que despierte aquel
al que tu nada penetrรณ.
Solo asรญ la revelaciรณn ilumina
al tiempo que te rechazรณ,
solo tu nada es la experiencia
que tiene derecho a obtener de ti.

Benjamin leyรณ ese poema, sobrecogido. Habรญa escrito un ensayo sobre Kafka que mandรณ a su amigo e intercambiaron varias cartas. Coincidรญan en la intuiciรณn bรกsica: en el mundo de Kafka, la redenciรณn es ya imposible y la revelaciรณn se disuelve en la nada. La ley divina ha desaparecido, los estudiosos no pueden descifrarla. Solo quedan los jueces, los guardianes, los acusados, los procedimientos. No hay defensa porque la verdad no significa nada. Dios solo se manifiesta, como en el poema de Scholem, en su silencio. Pero ese silencio es estruendoso. Nunca es mรกs patente la existencia y la necesidad de Dios como cuando falta. Es como en el amor: la ausencia del ser amado lo cubre todo. Transferido al plano existencial, es lo que Scholem llamรณ una โ€œteologรญa negativaโ€. Intรฉrpretes marxistas de Kafka, como Lรถwy o Adorno, estรกn bรกsicamente de acuerdo con esta teorรญa. Sostienen que en las novelas de Kafka la libertad se afirma a travรฉs de su radical imposibilidad, de su negaciรณn, de su ausencia. Lรถwy piensa que los personajes de Kafka representan, negativamente, un grito de liberaciรณn.

En Nietzsche y Dostoyevski se abre la posibilidad de que Dios no exista. ยฟKafka tiene relaciรณn con esta idea?

Sรฉ que leรญa muy rigurosamente a Dostoyevski. No obstante, creo que sus conceptos son distintos. En el mundo cristiano, la muerte de Dios conduce al nihilismo. Si Dios โ€“que ya se ha revelado en la Tierra, que ya ha venido a salvarlaโ€“ no existe, todo estรก permitido: el dominio del superhombre o la voluntad asesina y suicida de los endemoniados. Pero en el orbe judรญo el ocultamiento de Dios no conduce al nihilismo y menos a la omnipotencia que reemplaza a Dios, sino a la omnipresencia negativa de Dios, a la negaciรณn del hombre y a la conciencia de una culpa inextricable que lo precipita en la total desolaciรณn. Kafka lo dice explรญcitamente: โ€œDios habita mรกs allรก de nuestra existencia […] Lo รบnico que podemos percibir es el misterio, la oscuridad. Dios habita en ella.โ€

ยฟQuรฉ idea tenรญa Walter Benjamin de la obra de Kafka?

Una idea more geometrica. Explica que la obra de Kafka es una elipse con dos focos muy apartados: uno es la mรญstica judรญa y otro es la vida de la ciudad moderna. El primer foco proviene, en esencia, de la interpretaciรณn de Scholem. El estudio de la ley es la puerta a la justicia, pero ya no existe templo y los estudiosos han perdido las Escrituras. ยกQuรฉ imagen! En El proceso, cuando Josef K. visita un domingo el salรณn de sesiones en el que se le juzga, la mujer que se le presenta le da acceso a los libros de los estantes, pero al abrir el primero Josef K. ve solo un grabado indecente, un hombre y una mujer sentados desnudos en un sofรก. Josef K. no siguiรณ hojeรกndolo, pero abriรณ un segundo volumen, una novela titulada Los tormentos que tuvo que sufrir. Es como si la biblioteca jurรญdica tuviera el solo cometido de seรฑalarle su culpa. Por eso en un momento, cuando todavรญa tiene fuerzas, dice que sus juzgadores deberรญan ahorrarse toda mediaciรณn y presentarse como lo que son, verdugos.

En otras palabras, la ley prostituida.

En una lectura judรญa, eso es terrible. Kafka no veรญa en Moisรฉs a un lรญder, sino a un juez, un juez severo. Ahora imagรญnate a Moisรฉs sin las Tablas de la Ley en las que finca su severa justicia. Ahora imagรญnate la desapariciรณn de los numerosos tomos derivados de la Torรก (la ley escrita llamada Halajรก, la โ€œenseรฑanza del caminoโ€), que en vez de sus rรญgidos preceptos solo contiene pรกginas sin sentido, sucias y sรกdicas. Ahora imagรญnate ademรกs los bellos relatos literarios de la llamada Hagadรก (que cuentan e interpretan con parรกbolas morales el pasado bรญblico), tambiรฉn olvidados. Esa es la teologรญa negativa de Kafka. Desde ese foco sin ley de la elipse, el abogado Kafka escribe su Hagadรก personal, en la que, como dice Benjamin, no hay nada que aprender, no hay mensaje o sabidurรญa, no hay moraleja ni psicologรญa. Hay parรกbolas que se prestan a muchas interpretaciones o aforismos sobre el sentido รบltimo de la vida visto desde ese lugar.

ยฟEn quรฉ consiste el otro foco de la elipse?

Se referรญa al ciudadano del Estado moderno, presa de un gigantesco aparato burocrรกtico, gobernado por instancias superiores, desconocidas no solo para los que padecen sus รณrdenes, sino para los que las ejecutan. Pero habla tambiรฉn del hombre contemporรกneo en tรฉrminos de la ciencia. Y Benjamin lo describe glosando el texto de un fรญsico contemporรกneo que podrรญa haber sido escrito por Kafka. El cientรญfico estรก en un cuarto y pondera su situaciรณn. No puede traspasar el umbral. Todo conspira contra รฉl: el peso de la atmรณsfera, la velocidad del giro de la Tierra, la inclinaciรณn del planeta. No puede moverse.

Se parece al personaje de โ€œAnte la leyโ€.

Es el mismo, ante las leyes del universo. Lo increรญble de Kafka, dice Benjamin, es que haya accedido a esta intuiciรณn del mundo moderno รบnicamente a travรฉs de la mรญstica y no de la experiencia. Benjamin no cree que Kafka haya tenido visiรณn de largo alcance ni don profรฉtico. Todo, segรบn รฉl, brotรณ de su foco mรญstico. Aquรญ, Benjamin se estaba retratando a sรญ mismo. Benjamin nunca tuvo experiencia revolucionaria ni vio a un proletario ni presenciรณ la violencia, pero extraรญa su obra de su molde mรญstico. En cambio Kafka tuvo una verdadera experiencia de trabajo como alto ejecutivo en las dos compaรฑรญas de seguros en las que trabajรณ diligentemente. Fueron cerca de quince aรฑos, dรญa tras dรญa, maรฑana y tarde (salvo la comida y la siesta). Conocรญa los procesos, los jueces, las sentencias absurdas. El mundo jurรญdico era su mundo: funcionarios de todos los niveles, el enjambre de oficinistas, las salas y antesalas, los trรกmites, las puertas que llevan a otras puertas, las esperas interminables, las apelaciones, demandas, respuestas, los papeles y oficios, las firmas y antefirmas. Escribiรณ meticulosos reportes sobre accidentes de trabajo. Conocรญa el monstruo porque vivรญa dentro de รฉl. Decรญa que los burรณcratas y los verdugos eran iguales porque convierten a los seres humanos en cรณdigos numรฉricos inertes. Y no se apiadaba de su propia profesiรณn: decรญa que un abogado no podรญa apartarse del mal. Sobre su formaciรณn, hay un dato importante: no solo conocรญa la burocracia, sino la teorรญa sociolรณgica de la burocracia y buenos fundamentos de finanzas y economรญa que le transmitiรณ su director de tesis, que fue Alfred Weber, hermano de Max Weber.

Creo que las interpretaciones sobre Kafka que se refieren al โ€œfocoโ€ mundano de la elipse dan por sentado que viviรณ su trabajo como un suplicio.

Quizรก, pero asumido con lucidez y paciencia. Toda la infinitesimal atenciรณn que ponรญa para observarse a sรญ mismo (como revelan sus Diarios) la empleaba tambiรฉn en observar los escenarios del trabajo: fรกbricas, minas, oficinas, juzgados, salas, antesalas. El trabajo lo liberaba de los sueรฑos opresivos, pero tambiรฉn los alimentaba. De ese trabajo extrajo muchas historias, personajes y situaciones, gestos y actitudes. En ese tema, es รบtil el libro Conversaciones con Kafka, de Gustav Janouch. Este joven aprendiz de poeta era el hijo de un funcionario de la misma compaรฑรญa de seguros donde trabajaba Kafka desde 1908, la Arbeiter-Unfall-Versicherungs-Anstalt. (Antes habรญa trabajado por un aรฑo en Assicurazioni Generali.) El seรฑor Janouch tenรญa un nivel tan alto como Kafka y le presentรณ a su hijo en 1920. Kafka y Gustav se hicieron amigos: Janouch querรญa ser escritor, Kafka condescendรญa a orientarlo.

ยฟQuiso ser el Boswell de Kafka?

Un pequeรฑo Boswell, simple e ingenuo, pero por eso mismo involuntariamente valioso. Sigue el mismo mรฉtodo de registrar lo que dice en estampas anecdรณticas. Kafka โ€“sin pontificar, discreto, perceptivo, casi siempre aforรญsticoโ€“ lleva la primera voz. Conversaban en la oficina y en caminatas por la ciudad, casi nunca en la casa de los padres de Kafka, donde vivรญa. Iban a conciertos y exposiciones. Hay varios pasajes sobre cรณmo trabajaba Kafka. En una ocasiรณn, un viejo trabajador al que una grรบa habรญa destrozado una pierna tramitaba su jubilaciรณn, pero en su solicitud habรญa incurrido en errores que la invalidaban. Al percatarse, en el รบltimo momento, Kafka contratรณ a un abogado por fuera de la empresa, le explicรณ con claridad cรณmo presentar el escrito y le pidiรณ asesorar al trabajador. โ€œNo es un abogado, es un santoโ€, dijo ese obrero, y no era el รบnico en tener esa opiniรณn. Kafka hacรญa eso con frecuencia. Defendรญa los intereses de la empresa, pero no a costa de la ignorancia de los obreros. Asรญ revertรญa el proceso de los Josef K. que estaban a su alcance. Ignorar el trabajo de Kafka es quedarse en el aire: ese sentido prรกctico le da tema y textura a la obra.

El tรฉrmino โ€œkafkianoโ€ es sinรณnimo de muchas cosas, pero no de sentido prรกctico.

Quizรกs es la diferencia con muchos escritores que teorizan la vida. Eso tiene Kafka en comรบn con Orwell: la experiencia directa sobre lo que escribe. En un momento hace a Janouch el elogio de los oficios. Le dice que รฉl habรญa aprendido carpinterรญa: los oficios que conectaban las manos con la mente conectaban al hombre con la realidad. Y ese respeto no solo estรก presente en su literatura, sino que rendรญa frutos en la realidad. En 2010, Gabriel Zaid โ€“otro poeta de la prรกcticaโ€“ publicรณ en Letras Libres el artรญculo โ€œAvatares kafkianosโ€. En alguna revista tecnolรณgica leyรณ un texto en el que Peter Drucker โ€“el gran gurรบ de la administraciรณn modernaโ€“ narraba algo sorprendente. Drucker habรญa sido vecino de un doctor Kuiper, quien le contรณ haber conocido al inventor del casco de seguridad en las acerรญas. Por esa invenciรณn notable, ese personaje habรญa recibido en 1912 una medalla (del American Safety Council, creรญa Drucker). El evento fue organizado en Milwaukee por la Association of Iron and Steel Electrical Engineers. Ese inventor โ€“dijo Kuiperโ€“ era el doctor Kafka. No sabรญa que el doctor Kafka era Franz Kafka, el escritor.

Increรญble dato. Kafka, el inventor de aquella mรกquina infernal que aparece en โ€œEn la colonia penitenciariaโ€, fue inventor de un dispositivo que salvรณ muchรญsimas vidas. Los cascos deberรญan llamarse โ€œKafkaโ€.

O โ€œcascos K.โ€. Uno lee de distinta manera muchos textos sabiendo que ese polo no era fantasioso. De la familiaridad con el monstruo proviene la imagen monstruosamente frรญa que nos da de รฉl. Y de esa imagen nace, obviamente, la vasta corriente interpretativa del Kafka libertario: el crรญtico de la burocratizaciรณn del mundo y del automatismo industrial capitalista; el profeta del totalitarismo soviรฉtico, en particular de los juicios de Moscรบ en los que hubo tantos Josef K. juzgados por crรญmenes que no cometieron o por crรญmenes que desconocen, o por ningรบn otro crimen que no fuera el que les imputa su propia, evidente culpabilidad. Es cierto que Kafka no tenรญa frente a sรญ la realidad concentracionaria de la urss, pero la anticipaciรณn estรก ahรญ. Hasta Brecht, que no lo querรญa, lo reconociรณ. Y hay otro vislumbre escalofriante que muchos han notado. En โ€œEn la colonia penitenciariaโ€, como recordaste, el protagonista principal es una mรกquina que tatรบa y tortura y tritura a la vรญctima, como en los campos de exterminio nazis.

ยฟCrees entonces que esas interpretaciones son vรกlidas?

Pienso que sรญ. Kafka es casi siempre aforรญstico o parabรณlico o alegรณrico, pero en sus conversaciones con Janouch es directo. A partir de ese libro un dรญa compilรฉ un brevรญsimo diccionario de citas sobre su visiรณn del mundo. Pero te hago una advertencia. Scholem desautorizรณ ese libro porque fue publicado despuรฉs de la Segunda Guerra Mundial, cuando Kafka ya era famoso. De hecho, Historia de una amistad, que Scholem escribiรณ sobre su vรญnculo con Benjamin, estรก armado como una refutaciรณn tรกcita a Janouch, en el sentido de que casi cada afirmaciรณn se sustenta en un documento. Cuando leรญ esa crรญtica, muy propia del rigor historiogrรกfico de Scholem, quedรฉ perplejo. Me preguntรฉ si Janouch habrรญa inventado sus conversaciones, pero lo dudo. ร‰l mismo explica cรณmo las guardรณ. Y Max Brod โ€“el mejor amigo de Kafka, no hay dudaโ€“ colaborรณ con รฉl. Reiner Stach, gran experto moderno en Kafka, considera que el libro es una mezcla de verdad e invenciรณn, sobre todo cuando Kafka habla sobre sรญ mismo. Nunca lo sabremos.

Asumamos que son fieles. ยฟCuรกles son los temas de aquel diccionario?

Unas cuartillas nada mรกs, de kafkiano amateur. Desde luego estรก el tema del capitalismo y las cadenas de producciรณn tayloristas, que esclavizan el alma y el cuerpo. De la Liga de las Naciones pensaba que era una nueva maquinaria de guerra, la guerra por vรญas industriales y financieras. Era โ€œla bolsa de valores de grupos de interรฉsโ€.

Acababa de ocurrir la Revoluciรณn rusa.

Segรบn consigna Janouch, la veรญa como una religiรณn en armas que provocarรญa nuevas guerras y desembocarรญa fatalmente en el dominio de una nueva clase burocrรกtica: secretarios, polรญticos profesionales, sรกtrapas que ya preparaban su camino al poder. A mรญ me parece verosรญmil. Por cierto, estas crรญticas al socialismo son sorprendentemente similares a las que publicaba Max Weber en ese tiempo. Tampoco lo conmovรญan los movimientos de masas revolucionarias. Por el contrario: pensaba que esa fuerza informe y aparentemente caรณtica se canalizarรญa en una fรฉrrea disciplina. Mira esta frase: โ€œComo una inundaciรณn que se extiende cada vez mรกs ampliamente, el agua se vuelve menos profunda y mรกs sucia. Asรญ la Revoluciรณn se evapora y deja solo el limo de una nueva burocracia.โ€ Es una imagen kafkiana.

ยฟQuรฉ dice Janouch que Kafka decรญa de los movimientos de masas nacionalistas?

Un ejรฉrcito de insectos, asรญ los llamรณ, y la referencia a los insectos, tรญpica de รฉl, le da verosimilitud. Las marchas militares suprimรญan al individuo. Representaban la obediencia ciega al mando superior. Esos rasgos comunes de austrรญacos y alemanes le disgustaban. Veรญa a los alemanes como un pueblo esencialmente teocrรกtico, cosa que desconcertรณ a Janouch. โ€œLos alemanes tienen un Dios que hizo fulgurar al hierro. Su templo es el Cuartel General de Prusia.โ€ No le gustaban las retรณricas agresivas: โ€œLas palabras preparan el camino a los hechos que vienen, detonan futuras explosiones…โ€ Yo no veo a Kafka como un profeta consciente de serlo, pero escuchaba el rumor de la historia y pudo escuchar lo que venรญa.

Es como si vislumbrara el Holocausto.

Janouch cuenta un paseo por los restos del viejo gueto judรญo, modernizado cuando Kafka era niรฑo. โ€œLa sinagoga ya se encuentra por debajo del nivel del suelo. Pero los hombres irรกn mรกs lejos. Intentarรกn hacerla polvo destruyendo ellos mismos a los judรญosโ€, dijo Kafka. โ€œยฟPor quรฉ habrรญa de ocurrir algo asรญ?โ€, preguntรณ su amigo, que registra esto: โ€œKafka volteรณ su cara hacia รฉl. Una cara triste y retraรญda. No habรญa luz en sus ojos.โ€ Quiero creer que es una cita verdadera.

Janouch publicรณ este libro despuรฉs de la Segunda Guerra Mundial, ยฟno es asรญ? Eso puede restarle credibilidad, admitรกmoslo. Poner en boca de Kafka premoniciones que no existieron basadas en los hechos atroces que ocurrieron despuรฉs.

Pero las premoniciones mรกs oscuras no son infrecuentes en las cartas y diarios de Kafka, menos tratรกndose de los judรญos. En las cartas hay menciones crรญticas a los revolucionarios judรญos de 1919 en Mรบnich (entre ellos a Gustav Landauer, a quien admiraba), que con su idealismo desbocado alientan el nacionalismo antisemita y terminan ejecutados.

ยฟCรณmo describirรญas tรบ, en clave biogrรกfica, a Kafka?

Imagina a un personaje cuyo nombre completo es la letra K, que encarna todas las marginalidades. Vive en un reino marginal del Imperio austrohรบngaro como era Bohemia, en la ciudad de Praga, que es como โ€œuna fisura en el lecho oceรกnico del tiempoโ€, al lado del antiguo gueto que es como una muralla protectora del mundo externo. Sumergido, apartado en el tiempo, amurallado en el espacio, K. es un judรญo secular en un mundo cristiano, pero es un judรญo que resiente las costumbres farisaicas y burguesas de su comunidad y se aparta de ella, aunque no al grado de no acudir a la sinagoga. Se identifica culturalmente con el sionismo, lo interpreta como la necesidad histรณrica de un espacio para un pueblo perseguido en el tiempo, pero no es un militante ni marcha a Palestina. Lo conmueven la anacrรณnica simplicidad, la fe inocente, las leyendas y cuentos jasรญdicos de los judรญos piadosos, estudia la tradiciรณn mรญstica y la incorpora libremente en algunos aforismos. Pero K no puede ser uno de esos mรญsticos. Su bรบsqueda de los temas รบltimos (Dios, la vida, el tiempo, la eternidad) es solitaria y personal. K es un judรญo por familia e historia, pero nunca subsume su โ€œyoโ€ en ese โ€œnosotrosโ€. No hay judรญos en sus novelas y cuentos. Su posiciรณn dentro del judaรญsmo no es un consuelo, es una fuente de extraรฑeza que no le sirve siquiera para definirse frente al orbe alemรกn. Es consciente del antisemitismo alemรกn que precipita a los hombres, pero su cultura acadรฉmica, profesional y sobre todo literaria es alemana: lee, habla y escribe en alemรกn, todo eso en un paรญs que รฉtnica y culturalmente habla checo y resiente a los alemanes. Agrega ahora la vida familiar de K. Su padre es un rudo e imperioso self made man, un carnicero ritual de la provincia que se instala en la capital y establece un prรณspero negocio que atiende con su esposa. Pero aquel joven llamado Franz en honor al emperador es el primogรฉnito โ€“sensible, retraรญdo, frรกgilโ€“ que desde niรฑo carga sobre sรญ la losa de dos hermanos pequeรฑos muertos, un vacรญo que los padres no pudieron suplir con el nacimiento posterior de tres mujeres. ยฟQuiรฉn debรญa ser el mesรญas de esa familia? K no querรญa ese papel. Agrega ahora su enfermedad, que lo hace marginal entre los sanos, aunque le regala la conciencia urgente de estar vivo. Y luego el capรญtulo del amor, la mujer y el matrimonio en la vida de K, ese diferimiento de la era mesiรกnica. No acabamos nunca. ยฟQuรฉ hizo K en ese laberinto de su soledad? Se retrajo a un rincรณn existencial, a una casita en la calle de los alquimistas, como uno de esos insectos que pueblan su obra y su imaginaciรณn, y desde ahรญ, como una libรฉlula, creรณ a Franz Kafka.

Kafka me parece uno de los exponentes mรกs acabados de esa palabra en inglรฉs, estrangement, que no tiene una traducciรณn precisa al espaรฑol: extraรฑeza, enajenaciรณn, alejamiento, alienaciรณn.

Una especie agobiante de distancia. ยฟSabes en dรณnde encontrรณ reposo K, es decir, con quiรฉn K fue de verdad K? Con sus hermanas. โ€œDelante de mis hermanas he sido, sobre todo antes, un hombre completamente distinto a como soy delante del resto de la gente. Temerario, franco, poderoso, sorprendente, emotivo como solo lo soy cuando escribo.โ€

Tenรญa tres, y murieron en el Holocausto.

Tengo entendido que Valerie (Valli) y Gabriele (Elli) fueron exterminadas en Cheล‚mno, el primer sitio en que se usรณ el gas Zyklon. La favorita era Ottla (Ottilie). Viviรณ un tiempo con ella. Junto a ella escribiรณ sus aforismos. En sus cartas le da consejos prรกcticos, le cuenta las ventajas de ser vegetariano, le informa en detalle de su enfermedad. A travรฉs de ella manda saludos amorosos a sus padres, tratando de atenuar el dolor de perderlos. No hay nada โ€œkafkianoโ€ en esas cartas que no estaban destinadas a la posteridad. Pero el infierno que viviรณ Ottla no lo imaginรณ ni siquiera Kafka. Fue una heroรญna en la guerra, y una mรกrtir. Confinada en el campo de Theresienstadt (donde los nazis habรญan montado un escenario cinematogrรกfico para mostrar al mundo las condiciones benignas de los judรญos), se enterรณ de la llegada de poco mรกs de mil niรฑos huรฉrfanos de Biaล‚ystok (la ciudad de mi madre, ยฟrecuerdas?). Los tuvieron apartados del campo, porque estos pobres niรฑos habรญan presenciado los asesinatos de sus padres, las ejecuciones masivas, las cรกmaras de gas y el campo de exterminio en Treblinka. Ottla se ofreciรณ como voluntaria para mudarse al campo sellado de esos niรฑos y darles clases. Habรญa el proyecto de expatriar a esos niรฑos a Palestina, pero despuรฉs se supo que el muftรญ de Jerusalรฉn lo bloqueรณ. Con el engaรฑo de que marcharรญan a Suiza, los deportaron a Auschwitz. Ottla Kafka, su maestra, los acompaรฑรณ hasta el fin y fue inmediatamente gaseada junto con ellos. Aquello ocurriรณ en el otoรฑo de 1943.

De haber sobrevivido, Kafka habrรญa cumplido entonces sesenta aรฑos.

No quiero imaginarlo. Prefiero pensar que muriรณ a tiempo.

Mรกs allรก del desamparo teolรณgico y de la marginalidad existencial que describes, ยฟes pertinente, de todas formas, una lectura polรญtica de Kafka?

Lo era en los ochenta. Te cuento el caso de un disidente checo que conocรญ en Oxford en 1981. Llamรฉmoslo Julius T… Su crimen era dar clases de Platรณn en un departamento de Praga. Ese seminario para un puรฑado de personas se volviรณ cรฉlebre por el apoyo de profesores de Oxford, que acudieron a รฉl. Fueron expulsados. Me acerquรฉ a รฉl y me narrรณ su historia. Me refiriรณ cรณmo operaba la policรญa secreta: contaba con medios ilimitados para penetrar las vidas de las personas, para invitarlas a sesiones de interrogatorios a cualquier hora del dรญa o la noche, para recopilar hรกbilmente cualquier chisme, para aprovechar la mรกs mรญnima discordia entre amigos, parejas, amantes, esposos, padres e hijos, y emplear la informaciรณn para quebrarlos. Al final, muchos disidentes terminaban por alzar la mano pidiendo solo los mรกs elementales derechos humanos para ellos, para sus hijos. Julius T… hizo varias huelgas de hambre. Se convirtiรณ en cuidador nocturno de un zoolรณgico, pero, como seguรญa reuniรฉndose clandestinamente con jรณvenes y colegas para hablar de Platรณn, las autoridades lo perseguรญan. Me contรณ escapes inverosรญmiles por la ciudad, en los autobuses, en los parques, en las callejuelas. Me contรณ sobre la vigilancia de los guardianes fuera de su edificio y mรกs tarde fuera de su departamento, y mรกs tarde dentro de su departamento, porque colocaron micrรณfonos hasta en la regadera. Igual que a Josef K., lo llevaron a la comisarรญa para quebrarlo con interrogatorios. Dos policรญas competรญan para ver quiรฉn podrรญa someterlo. Usaban toda la violencia de la que eran capaces para hacerlo obedecer, pero รฉl resistรญa. Cuando lo querรญan de pie, Julius T… se sentaba; cuando lo querรญan en la silla, se echaba al suelo. Luego de pasar mucho tiempo en ese juego, los agentes estaban tan completamente exhaustos que tuvieron que llamar a un tercer hombre para sentarlo de nuevo en la silla. La gente a veces le pregunta: โ€œยฟQuรฉ sentido tenรญa hacer todo eso?โ€ Tenรญa todo el sentido: lo mantuvo libre de odio. Se llama Julius Tomin; vive en Praga, segรบn entiendo.

Su delito era enseรฑar a Platรณn, por fortuna no lo mataron como a Josef K., โ€œcomo a un perroโ€.

Pero algo debiรณ quebrarse en รฉl รญntimamente. Les pasรณ a otros disidentes. Hace aรฑos leรญ una conferencia de Vรกclav Havel sobre Kafka. Ya era presidente de la Repรบblica Checa. Habรญan quedado atrรกs sus prisiones, sus procesos. Decรญa que no le habรญa sido necesario leer todo Kafka porque conocรญa su obra a travรฉs de su propia experiencia. Un aspecto de esa experiencia era la sensaciรณn de que su propia vida era una forma del pecado. Cargaba con el peso de la culpa. De ahรญ provenรญa la necesidad permanente de defenderse, de justificarse, de dar explicaciones, y el anhelo de encontrar un orden en las cosas, un orden que disipe el pecado y descargue la culpa, que aclare por fin la verdad, que reivindique sus derechos, que haga justicia. ร‰l insiste y grita pero su reclamo es inรบtil, nunca llega a oรญdos sensibles y finalmente se desvanece. La impotencia se revierte contra รฉl mismo, lo mueve a sentirse digno de ser odiado, digno de lรกstima. Esa exclusiรณn, ese desarraigo lo acompaรฑรณ siempre, aun despuรฉs de 1989, aun despuรฉs de convertirse en presidente. El anhelo de orden seguรญa ahรญ, la necesidad de justificar su vida seguรญa ahรญ. Pero algo horrible lo condenaba, una culpa original, oscura, indeterminada, que no podrรญa expiar. Cualquier dรญa podรญa despertar frente a dos guardias que lo acusarรญan de algo nuevo, desconocido, los jueces lo condenarรญan, lo llevarรญan a su celda. Su condiciรณn kafkiana era irredimible. Leyendo a Kafka y a Havel, escuchando a Tomin, aprendรญ que el poder totalitario, caracterรญstico del sigloย XX, quiebra a la persona aunque sobreviva, aunque llegue a ser presidente de la repรบblica.

Josef K., el protagonista de El proceso, K., el agrimensor de El castillo, fueron personajes del sigloย XX.

De esa pesadilla que fue el siglo XX, y que Kafka soรฑรณ con aterradora precisiรณn.

ยฟSoรฑรณ al siglo XXI?

Al leer a Kafka, pensaba yo lo que tantos lectores: que el siglo XX habรญa sido un escolio a su obra. Era cierto. Pero pensรฉ tambiรฉn que el siglo XXI dejarรญa atrรกs la pesadilla. Obviamente, me equivoquรฉ. Y ahora el tribunal es polรญtico y cibernรฉtico. Los jueces sin ley dan su veredicto, los guardianes cumplen รณrdenes, los flageladores se aplican, los sacerdotes se cruzan de brazos, una culpa indeterminada corroe a los inocentes que terminan por no creer en su inocencia. La justicia calla. La verdad se esfuma, pero solo nos queda creer en ella. ~

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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