Entrevista a Lucía Casani. “No puede ser que la cultura sea siempre lo primero en caer”

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Lucía Casani es directora de La Casa Encendida.

La Casa Encendida es un punto de encuentro de la cultura: exposiciones, conciertos, talleres… su actividad presencial se paralizó de golpe, pero también rápidamente buscaron la manera de continuarla online.

Adaptarse a los cambios globales y anticiparse a las nuevas necesidades sociales y culturales es uno de los principales retos de La Casa Encendida. Es por eso que, desde el primer momento, consideramos que debíamos dar respuesta a este nuevo contexto, reaccionando rápido y ofreciendo un contenido útil.

Decretado el estado de alarma, festivales como Electrónica en Abril o Libros Mutantes tuvieron que transformarse y saltar del espacio físico al virtual. El primero se convirtió en Electrónica en el salón, en el que artistas como Pelada, Antwood, Lyra Pramuk o el colectivo Nyege Nyege prepararon mixes y playlists para disfrutar online de lo que el festival pudo ser y ahora se puede disfrutar desde casa. Libros Mutantes, la feria editorial independiente, se reconvirtió en la plataforma Escaparate, un espacio digital en el que el público puede encontrar los proyectos editoriales que hubieran formado parte de la feria.

Esos son dos ejemplos, pero la programación online es muy extensa; los cursos y talleres también se hacen a través de la pantalla y están agrupando a públicos muy amplios que llegan desde rincones distintos y lejanos entre sí.

La Casa Encendida continúa siendo punto de encuentro pero ahora de una comunidad incluso más amplia. Desde que se inició el estado de alarma se han incrementado en un 35% los usuarios procedentes de México, un 37,05% los de Chile, un 73,77% los de Colombia, 105,8% de Argentina, un 132% los usuarios procedentes de Estados Unidos y un 305% los de Perú, con entre tres mil y siete mil usuarios nuevos procedentes de cada país.

Una de las grandes dudas es si los cambios son transitorios o si serán permanentes. ¿Afectan también a los creadores? ¿De qué manera?

Hay una parte que va a ser coyuntural, ya que debido al confinamiento global nunca tuvimos a tanta gente junta mirando a la pantalla a la vez. Es probable que, al retomarse la actividad habitual, el tráfico de las actividades online sea menor y más complicado de seguir. Pero también es verdad que esta experiencia ha normalizado ciertas dinámicas, herramientas y formatos que, aunque ya estaban ahí, todavía no formaban parte de nuestro entorno natural. Se abren nuevas posibilidades y nuevos soportes que los creadores sabrán utilizar para sus prácticas artísticas.

Recientemente hemos presentado en La Casa On la exposición I fantasize a springtime and cry (Fantaseo una primavera y lloro), compuesta por el trabajo de dieciocho artistas locales e internacionales que ya desarrollaban sus prácticas artísticas en el aislamiento y utilizaban el mundo virtual para expandirse. Seguro que este tipo de experimentación con lo digital y la difusión online se enriquecerá y expandirá después de estos meses de confinamiento ya que muchos artistas estarán en estos momentos en pleno proceso de creación de obras cuyo resultado veremos en el futuro.

¿Vamos hacia un sistema mixto, presencial/online?

En nuestro caso, La Casa On nace con vocación de futuro porque creemos que son cambios que han venido para quedarse. Con la nueva plataforma queremos redoblar la apuesta cultural, social y de servicio público de La Casa Encendida. Lo nuevo no invalida lo anterior. Lo virtual no anula lo físico. Esta crisis ha generalizado y normalizado que la gente consuma cultura a través de la pantalla, algo que ya venían haciendo las generaciones más jóvenes, pero no por eso dejaremos de ir a museos, a conciertos o al cine. Creo que la experiencia física, personal y de contacto directo con lo artístico va a seguir siendo fundamental e incluso más valorada que antes.

¿Hasta qué punto la crisis del coronavirus deja al descubierto la debilidad del sector cultural? ¿Se puede aprender algo de esto?

La crisis actual ha golpeado fuertemente todos los sectores y la cultura no iba a ser una excepción. Además, creo que esta situación ha hecho absolutamente evidentes patrones, comportamientos, problemas y planteamientos sociales y culturales que en realidad ya estaban ahí y que exigen un replanteamiento absoluto de la naturaleza de las instituciones culturales y el funcionamiento del sector cultural en general. Es importante volver a poner en valor la cultura, recuperar el contacto con la sociedad y ser capaces de generar redes de solidaridad entre los diferentes actores que nos permitan fortalecer el tejido y crecer en conjunto.

La incertidumbre es una de las constantes del sector, ¿esto lo agrava o solo lo hace evidente?

Es precisamente el problema de la incertidumbre y la precariedad del sector contra lo que hay que luchar. Para ello, es necesario construir estructuras fuertes que nos protejan y redes de apoyo y difusión que nos permitan seguir adelante y nos impulsen. No puede ser que la cultura sea siempre lo primero en caer. Los cambios son urgentes y esta crisis no ha hecho más que ponerlo en evidencia.

En nuestro caso, en el esfuerzo de generar la programación online también ha pesado esa responsabilidad como centro social y cultural. Hemos intentado no anular lo que teníamos programado sino reinventar la programación prevista a otros formatos para que la crisis afectara en la menor medida posible a los creadores, comisarios, programadores, profesores, trabajadores sociales, educadores y demás colaboradores que conforman nuestro universo más cercano.

¿Cómo ha afectado aquí y en otros países, qué diferencias ve?

Esta es una crisis que, por primera vez, afecta a todos los países del mundo. Y en mi opinión la diferencia radica, especialmente en lo que afecta a la cultura, en la respuesta que se está dando para apoyar al sector. Por ejemplo, en Francia y en Alemania se ha considerado la cultura como un bien de primera necesidad y las ayudas han sido rápidas y efectivas. Más allá de la liquidez económica, que obviamente es fundamental, muchas veces la clave está en su definición y puesta en valor. Y en eso, creo que en España todavía tenemos mucho camino por recorrer. ~

 

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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