Escribir como un espejo roto

Peces de pelea / Sol de Monterrey

Moriana Delgado / Marcela Santos

UNAM / Dharma Books

Ciudad de Mรฉxico / Ciudad de Mรฉxico, 2022 / 2021, 56 pp. / 44 pp.

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1.

Estoy en Mongolia interior. Cubro mi nariz del frรญo con una bufanda y los cristales de hielo cruzan mis ojos, haciรฉndome achicarlos cada tanto para enfocar mi visiรณn. Frente a mรญ, el horizonte: amplias tierras vacรญas, montaรฑas enormes, pedregales. Estoy en San Nicolรกs de los Garza y el calor derrite mi paleta de hielo, las calles suburbanas cubiertas de polvo, los porches de las casas anuncian pick-ups y asadores: herรกldicas banales de la vida cotidiana. Estoy tambiรฉn en la Ciudad de Mรฉxico, tecleando en mi computadora, sobre una mesa flanqueada por los libros de los que germina mi tesis de posgrado. A mi lado, en ratos libres, cuando quiero estar en otra parte, abro estos dos libros: son profundamente distintos, narran experiencias y realidades (a primera vista, al menos) completamente diferentes, pero el germen de ambos me es muy familiar: a los dos los cruza esta especie de soledad millennial, una ansiedad ante las cosas del mundo: el saber que se estรก en un lugar al que no se pertenece.

2.

Peces de pelea, el libro que me transporta a China, es un recuento de cรณmo enfrentarse a la pรฉrdida desde un exilio voluntario, que conlleva un encuentro con otra lengua. Moriana Delgado (Ciudad de Mรฉxico, 1993) es sensible a la dimensiรณn ontolรณgica del lenguaje, a cรณmo el desplazamiento del โ€œSerโ€ que concebimos desde el espaรฑol desaparece o se relativiza al enfrentarse con los idiomas del Este de Asia: el mandarรญn, el taiwanรฉs y el japonรฉs se convierten en fronteras, en lugares que descolocan (junto a la geografรญa y la cultura) a una voz poรฉtica firmemente anclada no solo en una lengua como el castellano, sino tambiรฉn en una experiencia y una historia de vida. En este libro, el mundo que la autora pone en pausa se entrecruza con el peso de esas nuevas experiencias, de los lugares que visita, de lo que se queda atrรกs, y se convierte en una presencia fantasmรกtica, hauntolรณgica como quisiera Derrida, de lo que se concibe como โ€œlo que es la vidaโ€, la presencia estable que se reconoce como lo cotidiano. Su visiรณn de la literatura china no tiene tanto que ver con el consabido orientalismo de Josรฉ Juan Tablada, Ezra Pound o Ernest Fenollosa (invenciรณn que le ha costado mucho trabajo superar a la poesรญa latinoamericana), sino que estรก mรกs relacionada con la experiencia migrante de escritores en lengua inglesa como Li-Young Lee o Amy Tan y, sobre todo, con creadores de tiempos maoรญstas y posmaoรญstas, como Bei Dao, Duo Duo o Liao Yiwu. Por medio de estos referentes, Delgado nos muestra su propia โ€œpoesรญa brumosaโ€, con una dimensiรณn onรญrica que se da en el lenguaje y traspasa la vida misma, para darnos escenarios en los que la soledad y la nostalgia son encarnadas por el espacio (โ€œvoy sola entre terrazas, pienso un destace de aves / inquilinas en donde nacen los rรญos / un entierro de manos distintas cada atardecerโ€) o se encarnan como un nudo en la garganta (โ€œMe quedo aquรญ / bajo la cama / con las diligencias de una palabra sobre otra / naturaleza muerta en los lindesโ€) o simplemente se quiebran, se vacรญan de significado, como cuando uno no entiende una palabra de la lengua propia al ser pronunciada por un extranjero: โ€œcalor de triรกngulo / una polilla / es dulce compuertaโ€.

3.

La extranjerรญa desde el lenguaje no es, sin embargo, la รบnica forma de abordar esa angustia. En Sol de Monterrey, Marcela Santos (Monterrey, 1994) escribe un panorama de la juventud suburbana, retrata el ennui de ser joven en un lugar que parece no estar cambiando, ser de trรกnsito, no suceder, para aquellos que tendemos a sentirnos separados de los espacios en los que crecimos, y al mismo tiempo resume el contraste de, tras esa calma, llegar a una ciudad gigantesca. Escritos en clave de experiencia (sin llegar a jugar las performatividades de la โ€œpoesรญa de la experienciaโ€), los poemas de este libro podrรญan entenderse como cรกpsulas de erfahrung (experiencia vital) fenomenolรณgica, instantes en que, por alguna razรณn difรญcil de explicar, alguna verdad emerge de los momentos mรกs usuales de la vida (โ€œcomemos caminamos / unas cuantas cuadras / de regreso a la oficinaโ€). A esta impronta crรญtica tambiรฉn se suma la preocupaciรณn por temas como la tecnologรญa, la copia y el encuentro con medios de comunicaciรณn: es una poesรญa cruzada por televisores, espacios habitados con pantallas, y motivos de reproducciรณn tรฉcnica que articulan la economรญa misma de la escritura (โ€œcrecรญ viendo palmeras falsas / delirando con los pinos / navideรฑos en Searsโ€); en este sentido, podemos distinguir una cercanรญa con el desenfado lรญrico de Efraรญn Huerta, el impulso por la reconstrucciรณn de espacios de Lucille Clifton y el claro referente de Alfonso Reyes, cuya visiรณn de la juventud informa profundamente este libro. La memoria pasada por estas visiones intermediales y lรญricas se convierte, entonces, en un lugar donde las referencias no se perciben forzadas, sino que son parte tan cotidiana de la experiencia como el mismo sol: original y copia, escritura y lectura, manuscrito y facsimilar, confluyen en un espacio: โ€œa la fecha / me intimidan los camellones / que parecen bosques / y los bosques que parecen montajesโ€.

4.

Quise escribir sobre estos dos libros no solo por haberlos leรญdo simultรกneamente, con la atenciรณn de alguien que estรก enfrascado en un proyecto obsesivo que parece no acabarse, sino tambiรฉn porque me parecen propuestas muy afines, a pesar de una distancia estilรญstica que podrรญa verse como inabarcable. Ambos libros habitan, como ya he dicho, una especie de extranjerรญa, un sentimiento de โ€œni de aquรญ ni de allรกโ€ que se articula en propuestas que parten de lo autobiogrรกfico, pero se desvรญan hacia espacios casi opuestos. Donde Santos busca una claridad simbรณlica, una poesรญa que logre transmitir emociones y pensamiento de forma aparentemente objetiva, cabal, Delgado estira la liga del lenguaje hasta su punto de quiebre y observa con fascinaciรณn el lugar donde sucederรก el rebote. Donde Delgado experimenta con ciertas premisas formales que, acaso, en un libro menos logrado se verรญan como afectaciones propias de una obra que busca โ€œhacerse mรกs interesanteโ€ y, en eso, llega a perder unicidad, Santos nos da un libro que se percibe โ€œcompletoโ€: un solo proyecto de inicio a fin, que reconoce su tema y las limitaciones del mismo. Esto tambiรฉn tiene que ver con las posiciones epistemolรณgicas de ambos tรญtulos, que he querido ejemplificar a partir de los conceptos โ€œhauntologรญaโ€ (en Delgado) y erfahrung (en Santos): donde la primera busca trazar un punto medio entre la experiencia y el lenguaje, por medio de observar los lรญmites mรกs inciertos de la expresiรณn, la segunda busca encontrar los lugares mรกs precisos de la experiencia, aquellos en los que despiertan el humor, la ausencia, la incertidumbre, la furia, y la intensa desigualdad del Mรฉxico contemporรกneo. Entre ambos libros existe un equilibrio de percepciones, una imagen dialรฉctica de nuestra lรญrica contemporรกnea, y tambiรฉn relucen las afinidades que podrรญamos encontrar entre esas dos poรฉticas.

5.

Mi paleta de hielo se derrite en las montaรฑas mongolas, mientras, a la distancia, percibo cรณmo extraรฑo a alguien. Los televisores me muestran la guรญa de Lonely Planet para Pekรญn, pero las calles que habito son mรกs anchas, mรกs mรญas. La bruma impenetrable deja paso, por un segundo, a un sol intenso, que todo lo convierte en dorado. Mientras camino entre los escaparates vacรญos de puestos de pelรญculas piratas, yendo hacia la Cineteca Nacional, alguien se me acerca y me ofrece un departamento de 3,500,000 pesos: 60 metros cuadrados, una sola recรกmara, gimnasio en el techo. Entre Sol de Monterrey Peces de pelea, dos de los libros debut mรกs luminosos, estimulantes, de la joven poesรญa mexicana, hay quizรกs una lengua de diferencia, pero cuando las experiencias vividas se acercan, prรกcticamente es como si fueran un juego de espejos. Miren, por ejemplo, el poema โ€œDepartamentoโ€ del libro de Delgado: โ€œYo ya comprรฉ mi pedazo de aire / por adelantado / Tiene 100 m2, tendrรก / dos ventanales, tres cuartos / serรก un sexto piso / ยฟNo es lo que todos quieren?โ€ Miren ahora, de Santos, el poema โ€œCentro comercialโ€: โ€œquisiera mudarme a estos pasillos / transcurrir segura por la vida / en un gentil silencio / que rebote en las vitrinas y se estanqueโ€. La misma angustia cruza ambas poรฉticas, la misma bรบsqueda de ideales que se estรกn rompiendo, el deseo por estar en otro espacio. Es algo generacional, se dirรญa. Quizรก los presentes perpetuos que jugamos a tener, las marionetas lingรผรญsticas que hacemos los poetas, nos servirรกn para inventar nuevas maneras para expresar la angustia del futuro. Por lo pronto, me intriga lo que estas dos autoras estรกn por escribir. ~

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(Naucalpan, 1994) escribe poemas y ensayos. Su primer libro, Fracciรณn continua, fue publicado por el FOEM en 2022.


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