Hay una carrera mundial por alcanzar la computaciĆ³n cuĆ”ntica (CQ). Desde que Google anunciĆ³ que habĆa adquirido su primer ordenador cuĆ”ntico en diciembre de 2015 se han disparado las inversiones. IBM ha publicado en marzo que estĆ” construyendo los primeros ordenadores cuĆ”nticos comerciales. Hay buena info sobre CQ en la web del catedrĆ”tico JosĆ© Ignacio Lafuente, que acaba de sacar el libro de divulgaciĆ³n CuĆ”ntica. Tu futuro en juego. Hay una competiciĆ³n extrema en el mundo por ver quiĆ©n controla la CQ. La UniĆ³n Europea ha destinado mil millones de euros. Lo mĆ”s inmediato es que la CQ podrĆ” romper las claves criptogrĆ”ficas existentes, pero hay mucho mĆ”s.
La fĆsica cuĆ”ntica hace funcionar el mundo: JosĆ© Ignacio Lafuente dice que el 50% del PIB de los paĆses se debe a la fĆsica cuĆ”ntica. Ahora que Borges es todo serĆa interesante estudiar hasta quĆ© punto anticipa tambiĆ©n esta ciencia que nos lleva y que no acaba de instalarse en las artes y las letras. La fĆsica cuĆ”ntica nos da el lĆ”ser, el GPS, la mediciĆ³n exacta de un segundo en millones de aƱos, los diagnĆ³sticos asombrosos de la resonancia magnĆ©tica. Es contraria a las intuiciones y a los sentidos con que captamos el mundoā¦ aparente. Kant ya dijo que no podemos conocer la cosa en sĆ āla realidadā, que solo la apreciamos desde nuestra configuraciĆ³n. La fĆsica cuĆ”ntica nos dice que al mirar algo lo alteramos. Y que se puede estar en dos estados a la vez (como en los boleros). Pronto pondrĆ”n un ser vivo (un virus) en dos estados. QuizĆ” ya lo estamos todos, y por eso hay tanta dispersiĆ³n y volatilidad. La realidad se ha deshecho por todas partes, empezando por lo mĆ”s mostrenco, que es el dinero, que es ya pura ficciĆ³n. Este proceso lo resume muy bien JosĆ© Antonio Marina en su Tratado de filosofĆa zoom. Lo propio de los humanos, segĆŗn Harari, es crear ficciones (la empresa, el Estado): el dinero se ha hecho poesĆa, y la crisis de las subprime se deriva de esas licencias poĆ©ticas que ya no tienen fin. La crisis de 2008 es esta exvida actual. Los bancos centrales van inventando la realidad como si fuera una telenovela, un culebrĆ³nā¦ cuĆ”ntico.
Hemos irrealizado todo en una narraciĆ³n enloquecida que se enrosca sobre sĆ misma y la Ćŗnica esperanza es la ciencia, que estĆ” tardando muchĆsimo en dar el siguiente paso. La inteligencia artificial, la IA, solo sirve para ganar partidas y vigilarnos mĆ”s de cerca, asĆ que estamos esperando como el santo advenimiento el fin del mundo para poder estrenar otro nuevo. Que confluyan todos estos experimentos y esas tecnologĆas: el blockchain, el genoma humano, lo nano, lo bio… Las expectativas son inmensas, mĆ”s que nunca. Aunque no entendamos nada intuimos que algo estĆ” al caer. Encontraron el bosĆ³n de Higgs, las ondas gravitatorias y nuevos planetas mĆ”s o menos a tiro. Cada dĆa trae algoā¦ pero a efectos prĆ”cticos seguimos en la deuda infinita. Aunque sea con GPS estamos en Comala, hablando con los muertos. Las quejas porque esta revoluciĆ³n tecnolĆ³gica no cambia nuestras vidas como lo hicieron las anteriores son ya unĆ”nimes: RamĆ³n GonzĆ”lez FĆ©rriz las ha resumido en su columna de El Confidencial. Experimentamos en vivo la superposiciĆ³n cuĆ”ntica (este estar y no estar): GPS, lĆ”ser, resonancia, genoma, CRISPR, IAā¦ pero a la vez estamos en el mundo violento, vacĆo y desesperado de Pedro PĆ”ramo. Nos vemos ya como ADN, cuatro letras, pero sin entender la gramĆ”tica. En el nĆŗmero anterior de Letras Libres JosĆ© Viosca Ros reconoce que los genes tienen una funciĆ³n muy escurridiza: āEs decir, no tenemos ni ideaā. Ya se graba informaciĆ³n (bits) en ADN, todo avanza a gran velocidad pero no acaba de confluir en el mundo nuevo, que es la utopĆa que nos queda (aparte de ir a Marte y pagar el recibo de la luz).
Entretanto, en la expectaciĆ³n y la ansiedad de un mundo incomprensible (los economistas ya confiesan abiertamente, por fin, que no entienden nada), seguimos rigiĆ©ndonos por los criterios de Borges, que es proveedor de metĆ”foras: āBorges y yoā ya elucida la superposiciĆ³n cuĆ”ntica; el cuento del hombre que sueƱa a un hombre lo explica todo; pero el definitivo es la loterĆa de Babilonia (manual de los bancos centrales y el FMI). Borges nos sacia mientras ocurre algo. A lo mejor para descifrar el genoma es necesaria la participaciĆ³n de todo el genoma, de todos los humanos, ordenadores cuĆ”nticos naturales.
El profeta Greenspan, siendo presidente de la Fed, ya adelantĆ³ que el sistema era la āexuberancia irracionalā, expresiĆ³n que se ha aparcado demasiado pronto porque no solo sigue vigente sino que se ha acelerado, y no solo para los mercados, sino en general. La tecnologĆa blockchain estĆ” ya por todoā¦ tambiĆ©n en expectativa caliente, inmediata, casi a punto, etc. Carlos BarrabĆ©s dice que blockchain es āla descentralizaciĆ³n de la verdadā. QuizĆ” esto tenga algo que ver o pueda limitar la eclosiĆ³n de la posverdad. (Steemit.com, que funciona con blockchain y que permite pagar por el contenido y por valorarlo, tiene su propia moneda, red social, red de blogs, todo junto, sellado eternamente). BarrabĆ©s ha fundado su propia startup de blockchain, que trabaja con Microsoft. Por cierto, Carlos BarrabĆ©s descubriĆ³ internet en Benasque gracias al Centro Pedro Pascual, que fue el fĆsico cuĆ”ntico que formĆ³ a los que hoy pueden ganar el Nobel, como JosĆ© Ignacio Cirac. Benasque, en el Pirineo aragonĆ©s (donde se buscan los neutrinos), reĆŗne durante todo el aƱo a los fĆsicos que nos llevan. Ese centro lo dirige JosĆ© Ignacio Lafuente.
Los sabios como Hawking advierten hace tiempo que la IA va a eclosionar y es un gran riesgo que hay que anticipar. Lo que tendrĆa que pasar es que el ordenador cuĆ”ntico empezara a rular con la IA. Entonces la duda va a ser quĆ© tenemos que preguntarle a esa superinteligencia, superando las limitaciones que dijo Kant y usando a Borges como manual de uso. Aparte de reventar las claves de los rivales, enemigos, amigos, todos (cosa que ya se viene haciendo), podrĆamos saber el sentido de la vida y quĆ© hemos de hacer para llegar a fin de dĆa sin tantos agobios. ~
(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).