No se habla de los ácomas como nómadas, aunque seguramente lo fueron. Quizá porque se volvieron sedentarios antes que sus vecinos.
En el siglo XII, en lo que hoy es Nuevo México, fundaron Ácoma, llamada Ciudad del Cielo, porque está en la cima de un promontorio montañoso de roca arenisca, a 110 metros de altura sobre el suelo y 2 mil 135 sobre el mar. La zona es árida, con 225 mms. anuales de lluvia más otros tantos de nieve.
El poblado es uno de los más antiguos de los Estados Unidos. ¿Por qué ocuparon esa mesa inaccesible? Quizá porque sembraban, y se hartaron de combatir el pillaje de los que seguían siendo nómadas: apaches, comanches, yutas. Aprovecharon una planicie elevada, con suficiente espacio para captar las escasas lluvias y nevadas en cisternas, sembrar y vivir en una ciudadela. El único acceso era una escalera labrada en la roca.
Pero el pillaje subió hasta allá con armas de fuego. En 1581, el joven militar novohispano Juan de Oñate obtuvo del rey Felipe II el encargo de fundar la provincia de Santa Fe de Nuevo México, conectarla con la ciudad de México (a 2 mil 600 kms.) por el luego famoso Camino Real de Tierra Adentro; colonizarla con novohispanos y someter a los indios.
Para esto último fue desalmado. En 1590, envió soldados a Ácoma para saquear sus graneros. Los ácomas se negaron a permitirlo; los soldados trataron de forzarlo y los ácomas los enfrentaron, matando a doce. Cuando el rey se enteró, ordenó la destitución y enjuiciamiento de Oñate. También ordenó que se respetara la autonomía de los ácomas.
Pero el rey murió en septiembre de 1598 y, en enero de 1599, Oñate se lanzó a cobrar la afrenta y acabar con los ácomas. Subió un cañón pequeño hasta la mesa, destruyó las casas, mató a unos ochocientos, envió a trabajos forzados a muchos y mutiló a otros, cortándoles una mano o los dedos de un pie.
A pesar de lo cual, siglos después, le hicieron una estatua, retirada frente a las protestas, que incluyeron la mutilación de la estatua, como Oñate mutiló a los ácomas.
Asombrosamente, los sobrevivientes al pillaje, la masacre y la viruela (que contrajeron de los novohispanos) reconstruyeron Ácoma, con una mejoría: casas de adobe alineadas a lo largo de calles rectas y paralelas.
Los ácomas se llaman a sí mismos aak-uume, que los novohispanos transformaron en ácoma, y así pasó al inglés, hasta con tilde en muchos casos. Por otra parte, los novohispanos llamaron indios pueblo a los ácomas, hopis, zuñis y otras etnias que vivían en aldeas y construían casas permanentes. Se ha llegado a creer que pueblo es una etnia, pero no lo es; de igual manera que sedentario no es una etnia.
La Acoma Indian Reservation tiene mil 541 kms² de los veinte mil que fueron territorio ácoma. En 2020 tenía 3 mil 230 habitantes. Incluye Sky City (el poblado de la planicie). Hay quizá otros tantos fuera de la reservación. Se estima un total de seis mil que viven de las siembras de temporal (maíz, frijol, calabaza), el ganado menor (antílopes, guajolotes), el turismo y la cerámica y textiles para turistas. Todos hablan inglés; algunos (viejos), español; y un número cada vez menor ácoma. Muchos de sus nombres o apellidos son hispanos.
Hay docenas de libros sobre los ácomas. Pude ver los siguientes:
Ward Alan Minge, Acoma. Pueblo in the sky, rev. ed., Albuquerque, NM: University of New Mexico Press, 2002.
Juan S. Juanico, One thousand years of clay: Pottery, environment, and history, Albuquerque, NM: Acoma Museum Project, 1991.
H. Salvador Martínez, Ácoma. Historia poética de una tragedia. Estudio histórico-literario de la Historia de la Nueva México de Gaspar Pérez de Villagrá, León, España: Universidad de León, 2020.
Hay páginas de la Wikipedia sobre: Acoma pueblo, Acoma massacre, Acoma Indian reservation, Camino Real de Tierra Adentro, Juan de Oñate, Equestrian statue of Juan de Oñate y Puebloans. También videos en YouTube, bajo Acoma Pueblo. Y algunos poemas:
En el principio (fragmento inicial)
En el principio nacieron dos hermanas.
Nacieron en el inframundo.
No había luz, no podían verse.
Pero cada una se dio cuenta de la otra.
Un espíritu las encontró y alimentó
para que crecieran y pensaran.
Le preguntaron si era hombre o mujer.
Les dijo que no podía decirlo.
Le preguntaron por qué vivían a oscuras.
Les dijo: Porque están bajo tierra.
Pero tengan paciencia.
Cuando estén listas, saldrán a la luz.
Esperaron mucho, crecieron
y aprendieron la lengua del espíritu.
Cuando estuvieron listas,
les hizo un regalo: dos canastas
de semillas y figuritas de los animales
que iba a haber en el mundo.
Fuente: Matthew W. Stirling, Origin myth of Acoma and other records, Washington, DC: Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 135, 1942, p. 1.
Canción de los hombres del maíz (fragmento)
A-ni hio-o-o, a-ni-hio-o-o, a-ni-hio-o-o.
A ni ni ya he ya.
A-ni hio-o-o, a-ni hio-o-o, a-ni hio-o-o.
A-ni ni ya he ah-ah ah ah ah i…
Yi hi yi hi yi…
A-ha-a-a i hi hi yi
Fuente: Natalie Curtis, The Indians’ book. Songs and legends of the American Indians, Honolulu, HI: University Press of the Pacific, 2002, p. 451.
Canto del cazador
Cervatillo que vas muy por delante,
el que imagino
con tu piel y pinta de buena salud.
En el que estoy pensando.
Joven antílope que va muy por delante,
completamente sano,
en el que estoy pensando.
Allá estás, en algún lugar,
bajo un árbol de pino,
buscándome, esperándome.
Te seguiré a donde hayas ido,
fuera de la llanura,
entre los arbustos de salvia,
donde estás
buscándome, esperándome.
Te seguiré a donde hayas ido.
Nube nodriza
Feliz, feliz, feliz,
del este, de allá lejos,
viene la nube cargada de lluvia
para amamantar a las plantitas
de maíz, recién nacidas.
Brisa de sol
Allá, en el oriente, en el oriente,
surge el joven sol y respira.
Su aliento es una brisa
que mueve suavemente las hojas
y toda la vegetación.
Las ninfas del maíz y las enredaderas
también se animan con la brisa.
Fuente: Frances Densmore, Music of Acoma, Isleta, Cochiti and Zuñi pueblos, Washington, DC: Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 165, 1957, pp. 22, 33 y 53. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.