Yavapáis

Se llaman a sí mismos ‘gente del sol’. El desarrollo minero los despojó de sus tierras y los convirtió en víctimas de exterminio. En la actualidad, con menos de trescientos hablantes, la lengua de los yavapáis se encuentra en riesgo de quedar extinta.
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La palabra rival viene del latín rivus ‘río’, por los conflictos comunes entre los que comparten el agua de un río. Asombrosamente, los aguerridos apaches y yavapáis fueron vecinos y amigos, separados por el río Verde, en Arizona. Hubo matrimonios entre ellos, y quizá por eso algunos llaman apaches yavapáis a los yavapáis. Pero no son apaches, aunque hay yavapáis que hablan como segunda lengua el apache, y apaches que hablan yavapáis. Y aunque el gobierno de los Estados Unidos los registró, reconoce y apoya como la Yavapai-Apache Nation (yavapai-apache.org), que tiene constitución, escudo, gobierno (consejo tribal) y distribución de apoyos de welfare.

Los yavapáis se llaman a sí mismos enyaavapaay ‘gente del sol’. Su lengua se clasifica, con otras lenguas pais, dentro de la familia lingüística yumana. Es una lengua en extinción (245 hablantes en el censo de 2015, según la Wikipedia). Para preservarla, Alan Shaterian se doctoró en la Universidad de California en Berkeley con una tesis que puede consultarse en la web: Phonology and dictionary of yavapai, 1983, 639 páginas.

Hay vestigios arqueológicos de que los yavapáis llegaron al desierto de Sonora (en la parte de Arizona) en el siglo XIII, como cazadores, pescadores y recolectores. Dominaron territorios de 300 mil kilómetros cuadrados, que se redujeron a nada, cuando llegaron los mineros y luego el gobierno, que los despojaron. Se volvieron un estorbo para el desarrollo minero (oro, plata, plomo, cobre, tungsteno) o para la construcción de una presa.

Las hoy llamadas Yavapai Wars (1861-1875), más que enfrentamientos, fueron episodios de exterminio. Eran hostiles al despojo de tierras; y, para acabar pronto, acabaron con ellos. “El exterminio es nuestra única esperanza”, declaró el editor del Arizona Miner (cita de Timothy Braatz, Surviving conquest. A history of the Yavapai peoples, Lincoln: University of Nebraska Press, 2003, p. 89).

Hombres, mujeres y niños fueron asesinados, primero por milicias de voluntarios y luego por las fuerzas armadas locales. Fue un genocidio precursor de los del siglo XX. Quedan unos mil, repartidos en tres reservaciones de Arizona.

Hay testimonios trasmitidos de generación en generación, que recoge Carolina C. Butler (Oral history of the Yavapai, Tucson: The University of Arizona Press, 2013, parte V).

En la Wikipedia hay páginas Yavapai, Yavapai language y Yavapai Wars. En la Biblioteca del Congreso hay libros y grabaciones sobre ellos. En YouTube hay videos de cantos, ceremonias y testimonios, sin traducción. Casi no se encuentran canciones tradicionales. Las dos siguientes son discutibles, porque se extraen de un testimonio en prosa.

Para que todo venga, bailemos.
Y vienen la lluvia, los frutos, el venado.
Nunca nos falta de comer, si bailamos.

No podemos hacer que llueva.
Dios puede hacer que llueva.
Hay que rezar para que llueva.

Fuente: Carolina C. Butler, Oral history of the Yavapai, Tucson: The University of Arizona Press, 2013, pp. 228 y 260.

Fuente: Alonso Vidal, Los testimonios de la llamarada. Cantos y poemas indígenas del noroeste de México y de Arizona, Hermosillo: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora, 1997, p. 171. ~

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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