Godard: Ciego y temible

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Llamada aquรญ, con mal gusto, Mal genio, la pelรญcula biogrรกfica de Michel Hazanavicius lleva por tรญtulo Le Redoutable, preferiblemente con mayรบscula, al referirse a un famoso submarino nuclear botado en 1967 y a un cineasta arisco a quien le sedujo tanto la frase final de un artรญculo de Le Monde sobre la botadura, โ€œY asรญ sigue la vida a bordo de Le Redoutableโ€, que la decรญa como leit motif en las ocasiones mรกs dispares, segรบn contรณ Anne Wiazemsky en Une annรฉe studieuse (Un aรฑo ajetreado en la traducciรณn de Javier Albiรฑana, Anagrama, 2013). La antigua actriz descubierta por Bresson y compaรฑera y esposa de Jean-Luc Godard, convertida en su madurez en novelista prolรญfica hasta su reciente fallecimiento, escribiรณ una secuela no traducida en Espaรฑa, Un an aprรจs, y sobre ambos libros rememorativos de aquella relaciรณn artรญstica y amorosa ha compuesto su guiรณn Hazanavicius en un filme anecdรณtico que, si se ama el cine y se venera como es debido a Godard (al menos el del periodo 1959-1966) puede a la vez irritar y disfrutarse.

Le Redoutable suena godardiana desde el principio, alcanzando resonancia, mรกs que los homenajes formales y los guiรฑos รฑoรฑos de Hazanavicius, el habla y el lenguaje del cuerpo de Louis Garrel, en un ejercicio de mรญmesis tan elaborado, y ajeno a la parodia, naturalmente, que consigue crear la ilusiรณn escรฉnica de que la voz del autor de ร€ bout de souffle, con su suave frenillo y su francรฉs sin acento de ningรบn lugar, hubiera sido grabada y ahora revivida en laboratorio. La voz la conocemos por sus numerosas intervenciones de comentador, no solo en el monumental ensayo-collage Histoire(s) du cinรฉma, y algunos ancianos de la tribu le vimos andar hace cincuenta aรฑos por pasillos de Cannes y de Venecia, en una quebrada locomociรณn y con un rostro marcado por las gafas de montura grande y la alopecia, que parecรญa estar allรญ desde la adolescencia y, al progresar, sin llegar a la calvicie total, ha hecho que Godard parezca un ser inmutable, del mismo modo que su cine de entonces, cuando menos seis pelรญculas, mantiene la lozanรญa de un estilo refundador, despuรฉs algo trillado por รฉl mismo y en el que el improperio se hizo eslogan, la deslumbrante sorpresa, redundancia, la apropiaciรณn del discurso ajeno un disco rayado.

Hazanavicius es poco imaginativo. El chiste de las gafas eternamente rotas, basado en hechos reales, queda anulado por la reiteraciรณn, y el director de The artist, una pelรญcula que tenรญa su gracia, aquรญ la malgasta, demostrando que imitar a Godard โ€“si no se tiene el talento de, por ejemplo, Wong Kar-wai o Tarantinoโ€“ es una empresa suicida. El relato se divide en capรญtulos, los personajes le hablan a la cรกmara, y hay voces en off, carteles, insertos en blanco y negro, y una escena cuya imagen se desdobla entre el positivo y el negativo; lo que en Godard era invento, aquรญ es amaneramiento. Y el espรญritu de comedia con que intenta aliviar al distraรญdo espectador de hoy de las tiradas teรณricas del maestro de la nouvelle vague no cuaja: las cenas de la pareja con sus amigos y la rueda de prensa en Avignon resultan banales, y el episodio del festival de Cannes en mayo del 68, suspendido por la acciรณn reivindicativa y antigaullista de, entre otros, Truffaut y Godard, estรก mal contado y se resuelve en una larga secuencia, el regreso en coche desde la Costa Azul a Parรญs, que diluye burdamente la figura del periodista y director Michel Cournot al insistir de manera fatigosa en lo que le interesa a Hazanavicius: subrayar el esquematismo simplista del Godard prochino.

Ese es, sin embargo, un tema capital a la hora de plantearse el calibre estรฉtico del gran artista que ha sido Godard en la segunda mitad del siglo XX. Nunca hubo en la vanguardia un cineasta de mรกs talento ni mayor osadรญa que รฉl. Pero sus dotes de hacedor de imรกgenes, de regenerador del lenguaje heredado (y tan bien estudiado por el excelente crรญtico que fue), le mortificaban, coincidiendo la angustia de ese derroche con la radicalizaciรณn maoรญsta. Le Redoutable se hace eco de algo que Rilke, mejor que nadie en la historia del arte, supo representar: el rechazo de lo que el poeta llamaba โ€œobra de los ojosโ€ (en su caso la riqueza metafรณrica de sus dos primeros tรญtulos El libro de las imรกgenes, 1906, y Nuevos poemas, 1907), en favor de un nuevo sistema expresivo que diese primacรญa a la โ€œobra del corazรณnโ€, volviรฉndose ciego a las impresiones sensoriales recibidas, โ€œcomo si se tuviese en lo sucesivo que captar el mundo a travรฉs de otro sentido diferenteโ€, segรบn le escribe a Benvenuta en enero de 1914. Godard tambiรฉn cerrรณ los ojos a la voluptuosa manera de contar, al romanticismo impetuoso de sus heroรญnas y a la condenaciรณn enfermiza de sus antihรฉroes, apartando su mirada de narrador prodigioso en aras de un alma del hacer enfrentada al cuerpo del filmar, entreverado todo ello con la desconfianza en el relato, en tanto que vehรญculo de una ideologรญa contentadora, y la entrega al arte penitencial del engagement.

Pese a sus carencias, la pelรญcula de Hazanavicius saca a relucir ese sacrificio a la militancia que cambiรณ el curso de la filmografรญa de Godard. Y lo hace en la escena mรกs lograda, en tono y situaciรณn, de Le Redoutable, la de la manifestaciรณn de mayo del 68 por los bulevares parisinos, en la que Anne y Jean-Luc caminan juntos, amartelados, felices, exaltado รฉl por la inminente insurrecciรณn popular que atisba. El cineasta es reconocido, desdeรฑado a gritos por alguno y abordado por otros con entusiasmo; estรก reciente el estreno de sus tres filmes prochinos La Chinoise, Week-end y Le Gai Savoir, anteriores a la etapa colectivista del grupo Dziga Vertov. Un trรญo de amigos comandado por una joven con aire de estudiante se le acerca, declarรกndole su admiraciรณn pero tambiรฉn la nostalgia del cine suyo que prefieren, el de los primeros aรฑos. Godard les acoge afablemente, afirmando el deber, imperativo en รฉl, de liberar a los demรกs y ser apรณstol de una nueva verdad fรญlmica. Y sin perder la sonrisa, le dice la chica entonces, antes de alejarse entre la multitud: โ€œVuelva a hacer pelรญculas que interesen a la gente, y deje usted de interesarse por la gente.โ€ ~

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Vicente Molina Foix es escritor. Su libro
mรกs reciente es 'El tercer siglo. 20 aรฑos de
cine contemporรกneo' (Cรกtedra, 2021).


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