Julie Doucet: nueva narrativa para una vieja historia

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“Romance juvenil, recuerdos de 1989, pasión y toxicidad en el regreso de J[ulie] D[oucet] al medio que la convirtió en leyenda”, el cómic o novela gráfica o fanzine o como queramos llamarlo. Así se anuncia en la cuarta de cubierta de El río (Fulgencio Pimentel, 2024, traducción de Joanna Carro) la vuelta de Doucet (Montreal, Canadá, 1965) al cómic tras unos años alejada y dedicada, en su lugar, a los collages, la poesía y el videoarte. El río llega después de que Doucet recibiera en Angoulême el premio a su carrera en 2022. Se despidió del cómic con L’affaire Madame Paul (2000), que está incluido en el segundo tomo de las obras completas editadas por Fulgencio Pimentel –supongo, porque estoy a la espera de la reedición de ese segundo volumen–. El primero cubría los años entre 1986 y 1993; el segundo iba de 1994 a 2016.

En las viñetas de Doucet no hay color, solo negro. Eso, sospecho, hizo que le fuera más fácil fotocopiar sus fanzines para venderlos en los ochenta. Dirty Plotte, su cómic, se hizo muy popular en poco tiempo: la editorial Drawn & Quarterly se fijó en ella y lanzó una revista que, con el mismo nombre, agrupaba las historietas que había ido sacando ella por su cuenta. También fueron los primeros en editar Mi diario de Nueva York, que es una especie de cómic de aprendizaje: bellas artes y sexo, un aborto, casas compartidas y trabajos entregados en el límite de tiempo. La editorial-casa de Doucet en España prepara también la edición exenta y en tapa blanda, o sea, asequible, de Mi diario de Nueva York. Hay también una versión en cine que firma Michel Gondry y en la que Doucet participa –se encuentra fácilmente en la red–. Julie Doucet estuvo hace cosa de un mes en España: participó en un encuentro en el Reina Sofía de Madrid y en una charla en Granada; en el Museo Tomi Ungerer-Centro Nacional de la Ilustración, en Estrasburgo, sigue la retrospectiva dedicada a su trabajo, hasta noviembre.

A propósito de El río hay un asunto curioso: el título original, en francés, es Suicide total; para la traducción al inglés optaron por Time Zone “J”. Lo que cuenta El río es una historia del pasado: Doucet dibuja y envía sus fanzines y establece una intensa correspondencia con un muchacho francés al que mandan al servicio militar obligatorio. La protagonista aprovecha la oportunidad de un viaje a Europa para quedar con su correspondiente en sus permisos militares, en París y Bruselas. Lo que hace especial El río no es la historia –un casi primer amor, el choque entre lo imaginado y la realidad una vez que se pasa de la potencia (las cartas) al acto (la presencia)– o el juego con la memoria –en el fondo es Doucet recordando y contando que recuerda esa historia. Lo singular de este artefacto es la disposición de la hoja, cómo rompe con la viñeta y casi con la página. Doucet lo dibujó en un cuaderno acordeón y lo arriesgado es el mecanismo de narración, que acaba con la linealidad narrativa pero también con la página: no hay viñetas, insisto, la voz de la narradora atraviesa y se mezcla, se ensucia, con otras cosas, ruidos de esos objetos, voces de otras personas, anuncios y objetos que inundan el folio. Su voz logra imponerse por encima del ruido para contar lo que recuerda.

Hay una advertencia al principio: “Este libro fue dibujado de abajo arriba. Ten eso en cuenta en el momento de leerlo.” Me gusta la advertencia, pero también que lo llame libro, no cómic o novela gráfica, sino libro. En una entrevista que le hicieron para la web del MoMa, Doucet dice a propósito de Suicide Total – Time Zone “J” – El río: “Llevaba dentro una historia que quería contar, pero durante años no encontraba la forma de plasmarla en papel. Primero intenté escribirla como novela, luego como guión cinematográfico, pero nada funcionó. También pasé por un largo periodo en el que no podía dibujar. Cuando se acabó, me hice con un cuaderno de bocetos japonés y lo llené de dibujos de personas, como solía hacer de niña. Llené sus páginas de multitudes. Eso me dio la idea de cómo contar mi historia sin ilustrarla. Así que en Time Zone “J”, vuelvo como un personaje/narrador que cuenta la historia en medio de una multitud de extraños, animales y objetos aleatorios.” El río me parece el mejor de los tres títulos, el más evocador, el que alude al fluir de la memoria y a cómo se presentan los recuerdos arrastrados por la corriente, arremolinados entre sí y mezclados con el presente. Quizá no tiene el punch rockero de Suicide total, pero Doucet no lo necesita. Lo trae de casa. ~

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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