La ley del embudo de Trump

En medio de la emergencia, Trump actuรณ tarde, mal y con un evidente desprecio hacia los sectores mรกs desprotegidos. Su titubeante respuesta podrรญa poner en riesgo su reelecciรณn.
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La โ€œley de embudoโ€ significa โ€œancho para uno y estrecho para los demรกsโ€ y parece ser el lema de Donald Trump, siempre dispuesto a perseguir la riqueza, el poder y su bienestar personal, sin importarle un bledo nada mรกs. Tambiรฉn puede interpretarse como โ€œancho para los ricos y poderosos, pero estrecho para los pobres y desprotegidosโ€, que implica una grave falta de equidad e igualdad, que tambiรฉn viene como anillo al dedo de Trump.

Un buen ejemplo de cรณmo las polรญticas de Trump han favorecido a los ricos es la reforma tributaria de 2018, que beneficiรณ al 10% mรกs prรณspero de la poblaciรณn, pero impuso duros lรญmites a deducciones en perjuicio de la clase media. Las corporaciones y los multimillonarios que antes eran auditados cada aรฑo, ya no lo son debido a recortes presupuestarios y al despido de miles de empleados, que les permiten ocultar unos cincuenta mil millones de dรณlares anuales. Por el contrario, se han aumentado las auditorรญas a la clase media usando la tecnologรญa. Un tercio de todas las auditorรญas se concentra en el โ€œcrรฉdito tributarioโ€ a los pobres y Trump propuso un recorte de dos billones de dรณlares, en los que se incluyen programas de bienestar social: cupones de alimentos a los pobres, almuerzos para niรฑos en las escuelas, prรฉstamos a estudiantes, asistencia social sanitaria a los desposeรญdos, pensiones de seguridad social y ayuda a las personas con discapacidad.

En septiembre de 2019, economistas de la Casa Blanca advirtieron que una pandemia podrรญa matar a medio millรณn de estadounidenses y devastar la economรญa; explicaron que serรญa peor que la influenza. Trump asegurรณ que la Covid-19 era similar a la gripe, demorรณ dos meses las medidas contra la pandemia, predijo que โ€œdesaparecerรญa milagrosamente cuando aumentara la temperaturaโ€, y culpรณ a las โ€œnoticias falsasโ€ y a los demรณcratas de exagerar el peligro con fines polรญticos. Los pioneros en imponer restricciones obligatorias fueron los gobernadores de estados mรกs afectados por el virus, lo cual ha reducido los nuevos casos. Trump declarรณ que รฉl no era responsable y que las acciones correspondรญan a los gobernadores; dicha inercia se ha agravado porque รฉl sigue sus instintos en vez del consejo cientรญfico. La drรกstica caรญda de la bolsa de valores a mediados de marzo fue la que hizo reaccionar al presidente que entonces aconsejรณ (no obligรณ) el โ€œdistanciamiento socialโ€ hasta el 15 de abril. El continuado declive de la bolsa moviรณ a empresarios, polรญticos republicanos y Fox News a exhortar una reapertura econรณmica porque una severa recesiรณn serรญa catastrรณfica para la reelecciรณn. El asesor econรณmico Larry Kudlow planteรณ de manera brutal la disyuntiva entre el dinero y la salud: โ€œla cura no puede ser peor que la enfermedadโ€. Un profesor de leyes afirmรณ que el virus solo matarรญa โ€œa los dรฉbiles y a los viejos, lo cual no afectarรญa a la economรญaโ€. Las cien mil muertes proyectadas y la advertencia de expertos de que levantar las restricciones agudizarรญa la crisis y el descalabro econรณmico forzaron a Trump a posponer las medidas hasta el 1 de mayo. Pero el 10 de abril replanteรณ la reanudaciรณn econรณmica, alegando que solo habrรญa sesenta mil muertes en vez de cien mil, pero ocultรณ que ello se debรญa a las restricciones impuestas por los estados. Una experta predijo que para aplanar la curva infecciosa se necesitarรญan entre siete semanas de aislamiento en el mejor escenario y ocho meses en el peor.

Trump asumiรณ los poderes que otorga la ley en caso de emergencia nacional, pero ha fracasado en diseรฑar un plan para enfrentar la crisis, asรญ como un comando unificado federal para coordinar las medidas; usar la reserva federal de medicinas y equipo para combatir la pandemia, argumentando que โ€œesa reserva es nuestraโ€ y el problema debe ser resuelto por los estados; comprar suministros adicionales y ordenar a las empresas privadas que los fabriquen. Despuรฉs de acusar a varios gobernadores de exagerar las necesidades, comenzรณ a enviar los ventiladores y mรกscaras a cuentagotas, pero demandando a los estados que mostraran โ€œsu aprecioโ€. El 13 de abril Trump declarรณ sobre su plan de reapertura econรณmica: โ€œel presidente de Estados Unidos tiene autoridad total […] y los gobernadores lo sabenโ€, una flagrante contradicciรณn con su postura previa de que รฉl no era responsable de la Covid-19 sino los estados. La Constituciรณn establece que los estados, no el gobierno federal, tienen la autoridad para responder a una crisis de salud y decidir cuรกndo terminar las restricciones. El gobernador de Nueva York fustigรณ a Trump: โ€œno tenemos un reyโ€. Diez gobernadores que tomaron medidas restrictivas (todos demรณcratas menos uno) acordaron que ellos decidirรกn cuรกndo y cรณmo levantarlas, una acciรณn que Trump calificรณ como โ€œun motรญnโ€. Un dรญa despuรฉs, suavizรณ su posiciรณn y dijo que iba a โ€œautorizarโ€ a los gobernadores que ellos mismos determinaran cuรกndo reabrir sus estados.

El paquete de rescate a la economรญa aprobado por el Congreso por 2.3 billones de dรณlares, inicialmente se concentrรณ en ayudar a las grandes compaรฑรญas. Fueron los demรณcratas en ambas cรกmaras los que lucharon por conseguir fondos para los desempleados, los pequeรฑos negocios, los hospitales, los trabajadores de salud y la asistencia alimentaria, y quienes reclamaron que hubiese una supervisiรณn en el manejo de los fondos a fin de que no se usaran para aumentar la paga a los ejecutivos o la recompra de acciones. El multimillonario senador republicano Rick Scott se opuso a la ayuda semanal de seiscientos dรณlares a los desempleados con el argumento de que serรญa un desincentivo para regresar al trabajo. Hubo demoras en el pago de mil doscientos dรณlares a los ciudadanos que ganan menos de cierto nivel de ingreso porque Trump ordenรณ que apareciera su nombre en los cheques, como si รฉl hubiese pagado por ellos. La ley prohรญbe a Trump y su familia, al vicepresidente y a los congresistas recibir ayuda del fondo.

Trump ha dicho que una medicina contra el paludismo es efectiva para la Covid-19, aunque no hay prueba alguna; รฉl habรญa invertido en las acciones de la empresa farmacรฉutica que produce la medicina. El jefe del Comitรฉ de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr, vendiรณ alrededor de 1.7 millones en acciones justo antes de que cayese la bolsa. La avaricia cunde entre las multitudes que acaparan papel higiรฉnico y otros productos, mientras que el mercado sube los precios a los ventiladores, las mรกscaras y los desinfectantes. Polรญticos, hombres de negocios, atletas y celebridades han tenido acceso inmediato a la prueba de la Covid-19, entre ellos dos congresistas republicanos a travรฉs de la oficina mรฉdica exclusiva en Washington, asรญ como los alcaldes de Miami, junto con sus esposas, a costa de personas infectadas que necesitan desesperadamente dicha prueba. La insuficiencia de ventiladores y cuidados intensivos levanta el espectro del triaje, para determinar a quiรฉnes dar prioridad en las atenciones mรฉdicas; teรณricamente aspectos como la riqueza, la raza, el poder o las conexiones no deben influir en la decisiรณn, pero precisamente estas serรกn las razones en el mundo trumpista que desdeรฑa a los pobres, hispanos e inmigrantes. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, urgiรณ: โ€œregresemos al trabajo […] aquellos con setenta aรฑos o mรกs nos cuidaremos, pero no sacrifiquemos el paรญsโ€. En Nueva York, los hispanos y los afroamericanos enfrentan el doble de la probabilidad de los blancos de sucumbir al virus porque sufren una mayor pobreza, disparidad econรณmica, trabajan en ocupaciones de alto riesgo y tienen escaso acceso a la atenciรณn de salud.

El pueblo estadounidense hizo lo usual en crisis terribles: el apoyo a Trump subiรณ de un 44% a un 52%, pero es muy inferior al 90% que gozรณ George W. Bush despuรฉs del 11 de septiembre, al 89% de Bush padre durante la guerra de Irak o al 87% de Harry Truman al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A comienzos de abril la aprobaciรณn a Trump descendiรณ a 47% por dos razones: el incremento del desempleo, que creciรณ a diecisiete millones, y sus comparecencias televisivas diarias en las que critica a gobernadores que disienten de รฉl, aumenta la polarizaciรณn del paรญs en vez de procurar su unidad, se pavonea de sus altos โ€œratingsโ€ televisivos, comete errores factuales y constantemente se contradice.

El pobre desempeรฑo de Trump respecto a la pandemia puede afectar su reelecciรณn. Encuestas en la primera quincena de abril mostraban que Biden triunfarรญa por once puntos sobre Trump. Los economistas creen que, aun si hubiese una reapertura pronta y sin una improbable segunda ola del virus, la recuperaciรณn serรญa lenta y dรฉbil; pero si una reapertura demasiado temprana provocara un rebrote del virus las consecuencias serรญan mรกs nefastas. En el caso de ser reelegido, Paul Krugman vaticina que Trump se convertirรก en un autรณcrata y, obviamente, recrudecerรก la ley del embudo. ~

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es catedrรกtico distinguido emรฉrito de economรญa y estudios latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh y especialista en seguridad social. En 2007 recibiรณ el Premio de la OIT al Trabajo Decente (compartido con Nelson Mandela) por su labor en pro de la protecciรณn social en el mundo.


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