Europa vive momentos de incertidumbre econรณmica, pero esa no es su รบnica inquietud: sus escritores y polรญticos se preocupan tambiรฉn por la muerte. El asesinato en masa de civiles europeos durante las dรฉcadas de 1930 y 1940 es el referente de las confusas discusiones actuales sobre la memoria, y tambiรฉn la piedra de toque de cualquier รฉtica comรบn que los europeos puedan compartir. Las burocracias de la Alemania nazi y de la Uniรณn Soviรฉtica convirtieron vidas particulares en muerte masiva, seres humanos individuales en cuotas de personas destinadas a la eliminaciรณn. Los soviรฉticos ocultaron sus matanzas masivas en oscuros bosques y falsificaron los registros de las regiones en que mataron de hambre a la gente; los alemanes hicieron que mano de obra esclava desenterrara los cuerpos de sus vรญctimas judรญas y las quemara en chimeneas gigantes. Los historiadores debemos echar luz โlo mejor que podamosโ sobre estas sombras, debemos dar fe de estas personas. Y esto es algo que no hemos hecho. Auschwitz โgeneralmente considerado un sรญmbolo adecuado e incluso definitivo del mal รญnsito en los asesinatos en masaโ solo es el principio del conocimiento, un indicio de la verdadera confrontaciรณn con el pasado que todavรญa no se ha producido.
Las razones mismas que nos permiten saber algo sobre Auschwitz deforman nuestra comprensiรณn del Holocausto: sabemos de Auschwitz porque hubo supervivientes, y hubo supervivientes porque Auschwitz fue un campo de trabajo lo mismo que una fรกbrica de muerte. Esos supervivientes fueron, en su mayorรญa, judรญos de Europa occidental, puesto que Auschwitz era el lugar al que se enviaba a los judรญos del oeste de Europa. Tras la Segunda Guerra Mundial, los supervivientes judรญos de Europa occidental tuvieron libertad para escribir y publicar lo que quisieran, mientras que los supervivientes judรญos de Europa del Este, atrapados tras el telรณn de acero, no la tuvieron. En Occidente, aunque muy despacio, la memoria del Holocausto pudo entrar en la historia y en la conciencia pรบblica.
Este tipo de historia de los supervivientes โdel que las obras de Primo Levi constituyen el ejemplo mรกs famosoโ no captura de forma adecuada la realidad de los asesinatos en masa. ElDiario de Ana Frank se ocupa de las comunidades judรญas europeas asimiladas, las holandesas y alemanas, cuya tragedia, aunque terrible, constituyรณ una parte muy pequeรฑa del Holocausto. En 1943 y 1944, aรฑos en que se registrรณ la mayor parte de las matanzas de judรญos europeos occidentales, el Holocausto estaba en gran medida consumado. A finales de 1942, dos tercios de los judรญos que habrรญan de ser asesinados durante la guerra ya estaban muertos. Las principales vรญctimas, judรญos polacos y soviรฉticos, habรญan sido asesinadas con balas disparadas sobre fosas comunes o con monรณxido de carbono proveniente de motores de combustiรณn interna, bombeado en las cรกmaras de gas de Treblinka, Belzec y Sobibor, en la Polonia ocupada.
Como sรญmbolo del Holocausto, Auschwitz excluye a quienes estuvieron en el centro de tal acontecimiento histรณrico. El grupo mรกs nutrido de vรญctimas del Holocausto โjudรญos polacos ortodoxos y de habla yiddish, o, segรบn el levemente despectivo tรฉrmino alemรกn, Ostjudenโ era culturalmente ajeno a los europeos occidentales, incluidos los judรญos de Europa occidental. Hasta cierto punto, aรบn hoy se margina a dicho grupo de la memoria del Holocausto. El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau fue construido en un territorio que hoy pertenece a Polonia, aunque en aquel momento formara parte del Reich alemรกn. Asรญ, cualquier visitante asocia Auschwitz a la Polonia actual, pero fueron relativamente pocos los judรญos polacos y casi ningรบn judรญo soviรฉtico los que perecieron ahรญ. Los dos grupos mรกs numerosos de vรญctimas estรกn prรกcticamente ausentes del sรญmbolo conmemorativo.
Una adecuada visiรณn del Holocausto colocarรญa la Operaciรณn Reinhard โel asesinato de los judรญos polacos en 1942โ en el centro de la historia. Los judรญos polacos eran la comunidad judรญa mรกs grande del mundo, y Varsovia la ciudad judรญa mรกs importante. Esa comunidad fue exterminada en Treblinka, Belzec y Sobibor. Aproximadamente un millรณn y medio de judรญos fueron asesinados en esos tres campos; tan solo en Treblinka, un mรญnimo de 780,863. Apenas unas cuantas decenas de personas sobrevivieron a estas tres fรกbricas de la muerte. Pese a que Belzec fue el tercer lugar mรกs importante en la historia de los asesinatos en masa del Holocausto, despuรฉs de Auschwitz y Treblinka, apenas es conocido. Unos 434,508 judรญos perecieron en esa fรกbrica de la muerte, y solo dos o tres sobrevivieron. Cerca de un millรณn de judรญos polacos fueron asesinados de otras formas en Chelmno, Majdanek o en Auschwitz, y muchos mรกs cayeron bajo las balas en acciones efectuadas sobre la mitad oriental del paรญs.
En total, el nรบmero de judรญos que murieron por disparo fue igual, si no mayor, al nรบmero de judรญos asesinados con gas, pero las balas los mataron en regiones orientales que el recuerdo del dolor ha desdibujado. La segunda parte mรกs importante del Holocausto es la masacre con armas de fuego en Polonia oriental y la Uniรณn Soviรฉtica. Comenzรณ con los fusilamientos de hombres judรญos por parte de los SS Einsatzgruppen en junio de 1941, se extendiรณ al asesinato de mujeres y niรฑos judรญos en julio, y creciรณ al exterminio de comunidades judรญas enteras en agosto y septiembre. A finales de 1941, los alemanes (con el apoyo local y de tropas rumanas) habรญan asesinado a un millรณn de judรญos en la Uniรณn Soviรฉtica y los paรญses bรกlticos. Un nรบmero equivalente al total de judรญos asesinados en Auschwitz durante toda la guerra. A finales de 1942, los alemanes (de nuevo, con una nutrida asistencia local) habรญan matado a tiros a otros setecientos mil judรญos, y las poblaciones judรญas que habรญan estado bajo su control habรญan dejado de existir.
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Hubo elocuentes testigos y cronistas judรญos soviรฉticos, como Vasili Grossman. Pero a รฉl y a otros se les prohibiรณ presentar el Holocausto como un acontecimiento claramente judรญo. Grossman descubriรณ Treblinka como periodista que acompaรฑaba al Ejรฉrcito Rojo, en septiembre de 1944. Quizรก porque sabรญa lo que los alemanes habรญan hecho con los judรญos en su Ucrania natal, Grossman fue capaz de adivinar lo que habรญa pasado ahรญ y escribiรณ un breve libro sobre ello. Llamรณ a Treblinka โel infiernoโ y lo situรณ en el centro de la guerra y del siglo. Sin embargo, para Stalin, la matanza de judรญos debรญa ser vista como el sufrimiento de โciudadanosโ. Grossman ayudรณ a compilar un Libro negro de crรญmenes alemanes contra judรญos soviรฉticos, libro que las autoridades soviรฉticas eliminaron mรกs tarde. Stalin sostenรญa equivocadamente que, si algรบn grupo habรญa sufrido especialmente bajo el dominio alemรกn, era el de los rusos. Asรญ, el estalinismo ha evitado que veamos las matanzas de Hitler con una perspectiva correcta.
En resumen, el Holocausto fue, en este orden: Operaciรณn Reinhard, Shoah por balas, Auschwitz; o bien, Polonia, la Uniรณn Soviรฉtica, el resto. De los cerca de 5,7 millones de judรญos asesinados, unos tres millones eran ciudadanos polacos antes de la guerra, y otro millรณn aproximadamente eran ciudadanos soviรฉticos antes de la guerra: juntos suman un setenta por ciento del total de vรญctimas. (Despuรฉs de los judรญos polacos y soviรฉticos, los siguientes grupos mรกs numerosos de judรญos asesinados fueron rumanos, hรบngaros y checoslovacos. Si los tenemos en cuenta, el carรกcter europeo oriental del Holocausto resulta todavรญa mรกs claro.)
Sin embargo, incluso esta imagen corregida del Holocausto transmite un sentido inaceptablemente parcial del alcance de las polรญticas alemanas de exterminio en Europa. La Soluciรณn Final, como la llamaron los nazis, fue originalmente uno de los proyectos de exterminio que habrรญa de ejecutarse tras una guerra victoriosa contra la Uniรณn Soviรฉtica. Si las cosas hubieran resultado como esperaban Hitler, Himmler y Gรถring, los ejรฉrcitos alemanes habrรญan implantado un Plan de Hambre en la Uniรณn Soviรฉtica durante el invierno de 1941 a 1942. Conforme la producciรณn agrรญcola de Ucrania y del sur de Rusia fuera desviada hacia Alemania, unos treinta millones de personas en Bielorrusia, en el norte de Rusia y en diversas ciudades soviรฉticas, hubieran muerto de inaniciรณn. El Plan de Hambre era solo un preludio al Generalplan Ost, el plan de colonizaciรณn de la zona occidental de la Uniรณn Soviรฉtica, que preveรญa la eliminaciรณn de unos cincuenta millones de personas.
Los alemanes lograron aplicar polรญticas que guardaban cierta semejanza con estos planes. Expulsaron a medio millรณn de polacos no judรญos de sus tierras y las anexionaron al Reich. Un impaciente Himmler ordenรณ la ejecuciรณn de una primera etapa del Generalplan Ost en el este de Polonia: diez mil niรฑos polacos fueron asesinados y cien mil adultos expulsados. La Wehrmacht matรณ de hambre deliberadamente a cerca de un millรณn de personas en el sitio de Leningrado, y a cerca de cien mil mรกs en hambrunas organizadas en ciudades de Ucrania. Unos tres millones de soldados soviรฉticos capturados murieron de hambre o por enfermedad en los campos alemanes de prisioneros de guerra. Estas personas fueron asesinadas deliberadamente: al igual que en el sitio de Leningrado, la conciencia y la voluntad de matar de hambre a la gente estaban presentes. Si el Holocausto no hubiera tenido lugar, este episodio serรญa recordado como el peor crimen de guerra de la historia moderna.
En acciones donde supuestamente actuaban contra los partisanos, los alemanes asesinaron quizรกs a unas 750,000 personas; cerca de 350,000 tan solo en Bielorrusia, y nรบmeros menores pero comparables en Polonia y Yugoslavia. Cuando reprimieron el levantamiento de Varsovia en 1944, los alemanes mataron a mรกs de cien mil polacos. Si el Holocausto no hubiera tenido lugar, estas โrepresaliasโ tambiรฉn se habrรญan considerado algunos de los mรกs grandes crรญmenes de guerra de la historia. Y, de hecho, al igual que sucede con la muerte por inaniciรณn de los prisioneros de guerra soviรฉticos, pocas veces se recuerdan fuera de los paรญses directamente involucrados. Las polรญticas de ocupaciรณn alemanas tambiรฉn acabaron con las vidas de civiles no judรญos de otras maneras, por ejemplo, mediante trabajos forzados en campos de prisioneros. De nuevo, esta gente provenรญa bรกsicamente de Polonia o de la Uniรณn Soviรฉtica.
Los alemanes asesinaron a mรกs de diez millones de civiles en las principales operaciones de asesinato en masa: aproximadamente la mitad fueron judรญos y el resto fueron no judรญos. Judรญos y no judรญos provenรญan en su mayor parte de la misma regiรณn de Europa. El proyecto de eliminar a todos los judรญos se realizรณ prรกcticamente por completo; el proyecto de destruir a las poblaciones eslavas fue puesto en marcha muy parcialmente.
Auschwitz es solo una introducciรณn al Holocausto. El Holocausto es solo un indicio de las metas de Hitler. Las novelas de Grossman Todo fluye y Vida y destino narran con audacia el terror nazi y el terror soviรฉtico, y nos recuerdan que incluso una caracterizaciรณn exhaustiva de las polรญticas alemanas de asesinato en masa resulta incompleta como historia de la atrocidad en la Europa de mediados del siglo XX. Esa caracterizaciรณn omite el Estado que Hitler estaba mรกs interesado en destruir, el otro Estado que a mediados del siglo asesinรณ en masa a europeos: la Uniรณn Soviรฉtica. Durante todo el periodo estalinista, entre 1928 y 1953, las polรญticas soviรฉticas mataron, en un cรกlculo conservador, a mรกs de cinco millones de europeos. Asรญ, cuando uno considera el nรบmero total de civiles europeos asesinados por las potencias totalitarias a mediados del siglo XX, deberรญa tener en cuenta a tres grupos de dimensiones casi iguales: judรญos asesinados por alemanes, no judรญos asesinados por alemanes y ciudadanos soviรฉticos asesinados por el Estado soviรฉtico. Como regla general, el rรฉgimen alemรกn asesinรณ a civiles que no eran ciudadanos alemanes, mientras que el rรฉgimen soviรฉtico matรณ sobre todo a civiles que eran ciudadanos soviรฉticos.
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La represiรณn soviรฉtica se suele identificar con el Gulag, asรญ como la represiรณn nazi se identifica con Auschwitz. Pese a todos los horrores del trabajo forzado, el Gulag no fue un sistema de asesinato en masa. Si aceptamos que el asesinato en masa de civiles se encuentra en el corazรณn de las preocupaciones polรญticas, รฉticas y legales, el mismo razonamiento histรณrico se aplicarรญa al Gulag y a Auschwitz. Sabemos del Gulag porque fue un sistema de campos de trabajo y no un conjunto de instalaciones para matar. El Gulag albergรณ a cerca de treinta millones de personas y acortรณ unos tres millones de vidas. Pero una vasta mayorรญa de esas personas que fueron enviadas a los campos regresaron vivas. Precisamente porque contamos con una literatura del Gulag โentre la que destaca Archipiรฉlago Gulag de Alexandr Solzhenitsynโ podemos tratar de imaginar sus horrores, de la misma manera que podemos tratar de imaginar los horrores de Auschwitz.
Sin embargo, asรญ como Auschwitz desvรญa la atenciรณn de los horrores todavรญa mรกs grandes de Treblinka, el Gulag nos distrae de las polรญticas soviรฉticas que mataban a la gente directa e intencionadamente, a travรฉs del hambre y de las balas. De las medidas estalinistas destinadas a este fin, dos fueron las mรกs significativas: las hambrunas por la colectivizaciรณn de 1930 a 1933 y el Gran Terror de 1937 y 1938. Todavรญa no queda claro si la hambruna de 1930 a 1932 en Kazajistรกn fue premeditada, lo que sรญ es seguro es que mรกs de un millรณn de kazajos murieron de hambre. Se ha demostrado mรกs allรก de toda duda razonable que en el invierno de 1932 a 1933 Stalin matรณ de hambre a los ucranianos soviรฉticos de forma deliberada. Los documentos soviรฉticos de octubre a diciembre de 1932 revelan una serie de รณrdenes con evidente dolo e intenciรณn de matar. Al final, murieron mรกs de tres millones de habitantes de la Ucrania soviรฉtica.
Lo que leemos sobre el Gran Terror tambiรฉn nos distrae de su verdadera naturaleza. Su gran novela y su gran memoria son El cero y el infinito, de Arthur Koestler, y The accused, de Alexander Weissberg. Ambos centran nuestra atenciรณn sobre un pequeรฑo grupo de vรญctimas de Stalin: los lรญderes urbanos comunistas, personas educadas, a veces conocidas en Occidente. Esta imagen domina nuestro entendimiento del Gran Terror, pero es incorrecta. En conjunto, las purgas de las รฉlites del Partido Comunista, la policรญa de seguridad y los funcionarios militares no se cobraron mรกs de 47,737 vidas.
La maniobra mรกs grande del Gran Terror, la Operaciรณn 00447, estaba dirigida principalmente contra los kulaks, es decir, contra campesinos que ya habรญan sido reprimidos durante la colectivizaciรณn. Dicha operaciรณn se cobrรณ 386,798 vidas. Unas cuantas minorรญas nacionales, que juntas representaban menos del dos por ciento de la poblaciรณn soviรฉtica, proporcionaron mรกs de un tercio de las vรญctimas mortales del Gran Terror. Por poner un ejemplo: en una operaciรณn dirigida contra la minorรญa polaca, compuesta por ciudadanos soviรฉticos, 111.091 personas fueron asesinadas con balas. De las 681,692 ejecuciones perpetradas en 1938 y 1939 por supuestos crรญmenes polรญticos, 633,955 โmรกs del noventa por ciento del totalโ fueron producto de la operaciรณn kulak y de las operaciones nacionales. Esas personas fueron ejecutadas en secreto, enterradas en fosas y olvidadas.
El รฉnfasis sobre Auschwitz y el Gulag minimiza el nรบmero de europeos asesinados y traslada el centro geogrรกfico de la masacre al Reich alemรกn y al este de Rusia. Al igual que Auschwitz, que centra nuestra atenciรณn sobre las vรญctimas europeas occidentales del imperio nazi, el Gulag, con sus infames campos siberianos, nos distrae del nรบcleo geogrรกfico de las polรญticas soviรฉticas de la muerte. Al concentrarnos en Auschwitz y el Gulag, somos incapaces de darnos cuenta de que, a lo largo de un periodo de doce aรฑos, entre 1933 y 1944, perecieron unos doce millones de vรญctimas de las polรญticas nazis y soviรฉticas de asesinato en masa, en una regiรณn particular de Europa definida mรกs o menos por lo que hoy es Bielorrusia, Ucrania, Polonia, Lituania y Letonia. En tรฉrminos generales, cuando meditamos sobre Auschwitz y el Gulag, tendemos a pensar en los Estados que los constituyeron en sistemas como tiranรญas modernas o Estados totalitarios. Sin embargo, esas consideraciones teรณricas y polรญticas sobre Berlรญn y Moscรบ tienden a pasar por alto el hecho de que los asesinatos en masa ocurrieron predominantemente en zonas de Europa situadas entre Alemania y Rusia, y no propiamente en Alemania y Rusia.
El centro geogrรกfico, moral y polรญtico de la Europa del asesinato en masa es Europa del Este, sobre todo Bielorrusia, Ucrania y Polonia, asรญ como los Estados bรกlticos, tierras que fueron sometidas a continuas polรญticas de atrocidad por parte de ambos regรญmenes. Los habitantes de Ucrania y Bielorrusia โsobre todo pero no รบnicamente judรญosโ sufrieron mรกs que nadie, ya que aquellas tierras formaron parte de la Uniรณn Soviรฉtica durante la terrible dรฉcada de 1930 y padecieron lo peor de las represiones alemanas en la dรฉcada de 1940. Si Europa fue, como dijera Mark Mazower, un continente oscuro, Ucrania y Bielorrusia fueron el corazรณn de las tinieblas.
Cรกlculos histรณricos que pueden considerarse objetivos, como el conteo de vรญctimas de las operaciones de asesinato en masa, podrรญan ayudar a restaurar un cierto equilibrio histรณrico perdido. El sufrimiento alemรกn bajo el mandato de Hitler y durante la guerra, aunque es sin duda espantoso, no figura en la historia del asesinato en masa. Incluso si se cuenta a los alemanes asesinados cuando huรญan el Ejรฉrcito Rojo, cuando eran expulsados de Polonia y Checoslovaquia entre 1945 y 1947, y durante los bombardeos de Alemania, el nรบmero total de civiles alemanes asesinados por el poder estatal es comparativamente pequeรฑo (vรฉase “La expulsiรณn de los alemanes del Este”).
De entre los ciudadanos alemanes, las principales vรญctimas de las polรญticas directas de asesinato en masa fueron los setenta mil pacientes a quienes se aplicรณ la โeutanasiaโ y los 165,000 judรญos alemanes. Las principales vรญctimas alemanas de Stalin siguen siendo las mujeres violadas por el Ejรฉrcito Rojo y los prisioneros de guerra retenidos en la Uniรณn Soviรฉtica. Unos 363,000 prisioneros alemanes murieron de hambre y enfermedades en su cautiverio soviรฉtico, asรญ como quizรกs unos doscientos mil hรบngaros. En un momento en que la resistencia alemana contra Hitler recibe atenciรณn en los medios, vale la pena recordar que algunos de quienes participaron en el complot de 1944 para matar a Hitler estuvieron justo en el corazรณn de las polรญticas de asesinato en masa: Arthur Nebe, por ejemplo, estuvo al mando del Einsatzgruppe B en en las masacres de Bierlorrusia durante la primera ola del Holocausto en 1941; y Eduard Wagner, intendente general de la Wehrmacht, escribiรณ una alegre carta a su esposa hablando de la necesidad de negar alimento a las millones de personas que morรญan de hambre en Leningrado.
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Resulta difรญcil olvidar a Anna Ajmรกtova: โLa tierra rusa ama la sangre.โ Sin embargo, el martirio y el heroรญsmo rusos, pregonados con vigor en la Rusia de Putin, deben situarse en un contexto histรณrico mรกs amplio. Los rusos, al igual que otros ciudadanos soviรฉticos, realmente fueron vรญctimas de la polรญtica estalinista, pero eran mucho menos proclives a ser asesinados que los ucranianos o los polacos soviรฉticos, o que los miembros de otras minorรญas nacionales. Durante la Segunda Guerra Mundial, varias operaciones destinadas a provocar el terror se extendieron al este de Polonia y a los Estados bรกlticos, territorios absorbidos por la Uniรณn Soviรฉtica. El caso mรกs famoso es el de los veintidรณs mil ciudadanos polacos fusilados en 1940 en Katyn y otras cuatro localidades; decenas de miles de polacos y bรกlticos mรกs murieron durante y poco despuรฉs de su deportaciรณn a Kazajistรกn y Siberia. Durante la guerra, muchos rusos soviรฉticos fueron asesinados por los alemanes, pero su nรบmero fue proporcionalmente mucho menor al de los bielorrusos y los ucranianos, por no mencionar a los judรญos. Se estima que las muertes de civiles soviรฉticos rondan los quince millones. En Rusia, aproximadamente uno de cada veinticinco civiles fue asesinado por los alemanes durante la guerra, a diferencia de uno de cada diez aproximadamente en Ucrania (o Polonia), y alrededor de uno de cada cinco en Bielorrusia.
Bielorrusia y Ucrania estuvieron ocupadas durante gran parte de la guerra, tanto por ejรฉrcitos alemanes como por ejรฉrcitos soviรฉticos que atravesaron dos veces todo su territorio, hacia el ataque y en retirada. Los ejรฉrcitos alemanes nunca ocuparon mรกs que una pequeรฑa porciรณn de lo que es propiamente Rusia, y solo lo hicieron durante periodos cortos. Incluso teniendo en cuenta el sitio de Leningrado y la destrucciรณn de Stalingrado, el nรบmero de vรญctimas civiles rusas fue mucho menor que el de bielorrusos, ucranianos y judรญos. En las exageradas declaraciones rusas sobre el nรบmero de muertos se toma a Bielorrusia y a Ucrania por Rusia, y a los judรญos, los bielorrusos y los ucranianos por rusos: este fenรณmeno puede considerarse un imperialismo del martirio que reclama territorio implรญcitamente, al tiempo que proclama vรญctimas explรญcitamente. Probablemente sea esta la lรญnea propuesta por el nuevo comitรฉ histรณrico nombrado por el presidente Dmitri Medvรฉdev para prevenir โfalsificacionesโ del pasado ruso. Bajo la legislaciรณn que se debate hoy en Rusia, declaraciones como las contenidas en este pรกrrafo constituirรญan un delito.
Los polรญticos ucranianos combaten la monopolizaciรณn rusa del sufrimiento comรบn y responden a los estereotipos que Europa occidental tiene de los ucranianos โretratados como colaboracionistas del Holocaustoโ presentando su propio relato del sufrimiento: millones de ucranianos que fueron deliberadamente asesinados por hambre por orden de Stalin. El presidente Vรญktor Yรบshenko le hace a su paรญs un flaco favor al proclamar diez millones de muertes, exagerando asรญ el nรบmero de ucranianos asesinados por un factor de tres; lo que es cierto es que la hambruna en Ucrania de 1932 a 1933 fue resultado de decisiones polรญticas intencionadas y que matรณ a cerca de tres millones de personas. Con excepciรณn del Holocausto, las hambrunas producto de la colectivizaciรณn fueron el desastre polรญtico mรกs grande del siglo XX europeo. No obstante, la colectivizaciรณn siguiรณ siendo el elemento central del modelo soviรฉtico de desarrollo y serรญa imitada mรกs tarde por el rรฉgimen comunista chino, con consecuencias predecibles: decenas de millones de muertos por inaniciรณn en el Gran Salto Adelante de Mao.
Hitler y Stalin compartรญan una obsesiรณn por Ucrania como fuente de alimentos. Los dos deseaban controlar y explotar el granero ucraniano y ambos ocasionaron hambrunas polรญticas: Stalin en todo el paรญs, Hitler en las ciudades y en los campos de prisioneros de guerra. Algunos prisioneros ucranianos que padecieron la hambruna de 1941 en dichos campos ya habรญan sobrevivido a la hambruna de 1933. Las polรญticas alemanas de inaniciรณn son en parte responsables de la idea que se tiene de los ucranianos como colaboradores voluntarios del Holocausto. Los colaboracionistas ucranianos mรกs infames fueron los guardias de los campos de exterminio en Treblinka, Belzec y Sobibor. Lo que rara vez se recuerda es que los alemanes reclutaron a los primeros cuadros de estos hombres, soldados soviรฉticos capturados, en sus propios campos de prisioneros de guerra. Fueron ellos quienes rescataron a algunas personas de la hambruna masiva โun gran crimen en el Esteโ para convertirlos en colaboradores de otro crimen, el Holocausto.
La historia de Polonia es fuente de interminables confusiones. Polonia fue atacada y ocupada no por uno sino por ambos Estados totalitarios entre 1939 y 1941, pues tanto la Alemania nazi como la Uniรณn Soviรฉtica, aliadas en aquel entonces, explotaron sus territorios y exterminaron a gran parte de su intelectualidad. En la capital de Polonia se produjeron dos de los mayores levantamientos contra el poder alemรกn durante la Segunda Guerra Mundial: el levantamiento de los judรญos del gueto de Varsovia en 1943, al que siguiรณ la destrucciรณn del gueto, y el levantamiento de Varsovia a cargo del Ejรฉrcito Nacional Polaco en 1944, al que siguiรณ la destrucciรณn del resto de la ciudad. Los medios de comunicaciรณn alemanes han confundido estos dos ejemplos centrales de resistencia y asesinato en masa en todos los aniversarios recientes del levantamiento de Varsovia.
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Si algรบn paรญs parece fuera de lugar en la Europa de hoy, extraviado en otro momento histรณrico, es Bielorrusia, que vive bajo la dictadura de Alexandr Lukashenko. Sin embargo, aunque Lukashenko prefiera ignorar los lugares donde los soviรฉticos realizaron sus masacres y anhele construir una autopista por encima de las fosas comunes en Kurapaty, en algunos aspectos el dictador recuerda la historia europea mejor que sus crรญticos. Matando de hambre a los prisioneros de guerra soviรฉticos, disparando contra los judรญos y asesinรกndolos con gas, y ejecutando a civiles en operaciones contra los partisanos, los ejรฉrcitos alemanes hicieron de Bielorrusia el lugar mรกs mortรญfero del mundo entre 1941 y 1944. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mitad de la poblaciรณn de la Bielorrusia soviรฉtica fue o bien asesinada o bien desplazada por la fuerza: nada parecido puede decirse de ningรบn otro paรญs europeo.
El recuerdo bielorruso de esta experiencia, cultivado por el actual rรฉgimen dictatorial, ayuda a explicar la suspicacia ante iniciativas que provienen de Occidente. A los europeos occidentales en general les sorprenderรญa enterarse de que Bielorrusia fue el epicentro del asesinato en masa europeo y la base de operaciones de los partisanos antinazis que contribuyeron a la victoria de los aliados. Resulta pasmoso que un paรญs de estas caracterรญsticas pueda ser enteramente desplazado de la memoria europea. La ausencia de Bielorrusia en las discusiones sobre el pasado es el signo mรกs claro de la diferencia entre memoria e historia.
Igual de perturbadora resulta la ausencia de la economรญa. Aun cuando la historia del asesinato en masa tiene mucho que ver con el cรกlculo econรณmico, la memoria rehรบye todo aquello que pudiera hacer del asesinato algo aparentemente racional. Tanto la Alemania nazi como la Uniรณn Soviรฉtica tomaron el camino de la autosuficiencia econรณmica. Alemania deseaba equilibrar la industria con una utopรญa agraria en Occidente, y la URSS querรญa superar su atraso agrรญcola con una industrializaciรณn y urbanizaciรณn aceleradas. Ambos regรญmenes pretendรญan alcanzar la autarquรญa econรณmica en el marco de un gran imperio: para ello, los dos buscaban controlar Europa occidental. Ambos veรญan al Estado polaco como una aberraciรณn histรณrica; ambos consideraban a Ucrania y su fรฉrtil tierra como indispensable. Y cada uno definรญa a distintos grupos como enemigos de sus designios, aunque el plan alemรกn de asesinar a todo judรญo no tiene parangรณn con polรญtica soviรฉtica alguna. Pero lo que resulta crucial es que la ideologรญa que legitimaba el asesinato en masa tambiรฉn constituรญa una visiรณn del desarrollo econรณmico. En un mundo de escasez, particularmente en materia de alimentos, ambos regรญmenes integraron el asesinato en masa y la planificaciรณn econรณmica.
Las formas en que buscaron esos objetivos hoy nos parecen espeluznantes y obscenas, pero eran lo suficientemente plausibles como para motivar a un gran nรบmero de seguidores en aquella รฉpoca. La comida ya no escasea, al menos en Occidente; pero otros recursos sรญ, o lo harรกn pronto. En el siglo XXI afrontaremos escasez de agua potable, aire limpio y energรญa sostenible. El cambio climรกtico podrรญa traer consigo una nueva amenaza de hambruna.
Si hay una lecciรณn polรญtica general en la historia del asesinato en masa, es la necesidad de mostrarnos cautelosos ante lo que podrรญa llamarse un desarrollo privilegiado, es decir, ante los intentos de los Estados de emprender una forma de expansiรณn econรณmica que designe vรญctimas, que motive la prosperidad por medio de la mortalidad. No puede excluirse la posibilidad de que el asesinato de un grupo pueda beneficiar a otro, o que, al menos, sea visto como un beneficio. Es esta una versiรณn de la polรญtica que Europa de hecho ha presenciado y que puede presenciar de nuevo. La รบnica respuesta suficiente es un compromiso รฉtico con el individuo, donde lo individual cuente en la vida mรกs que en la muerte, y en la que esquemas de este tipo se vuelvan impensables.
Pese a sus problemas, la Europa de hoy es notable precisamente por su combinaciรณn de prosperidad, justicia social y derechos humanos. Quizรก mรกs que cualquier otra parte del mundo, Europa es inmune, al menos por ahora, a tan crueles ejercicios instrumentales del crecimiento econรณmico. Pero la memoria se aparta extraรฑamente de la historia algunas veces, y ahora estamos en un momento en el que necesitamos de la historia mรกs que nunca. El pasado europeo reciente podrรญa parecerse al futuro cercano del resto del mundo. Esta es una razรณn mรกs para afrontarlo. ~
Traducciรณn de Marianela Santoveรฑa
>En el mismo mes: “La expulsiรณn de los alemanes del Este”
Timothy Snyder (1969) es un historiador estadounidense, profesor en la Universidad de Yale, especializado en la historia de Europa Central y del Este y en el Holocausto. Su libro mรกs reciente en espaรฑol es 'Nuestra enfermedad. Lecciones de libertad en un diario de hospital' (Galaxia Gutenberg, 2020).