De la nada sonora venimos y a la nada sonora vamos. Y en el transcurso
la nada sonora hace detonar su granada de silenciosa combustión,
desperdigando en el asfalto los copos de cristal de un impreciso
paréntesis. Desde muy temprano los trenes de la faena han zarpado
de tu oído, saliéndose de órbita. Allá, en las altas capas del humor
cósmico, deben cruzarse las fibras de los signos vitales, el transparente
hilo de pesca que nos mantiene atados a la endeble mano de la biología.
Estamos y no estamos. No estamos al estar. Bajo el nivel medio
del ruido fluye adentro, detrás de lo aparente, el hondo río de la
respiración. Todo parece haber muerto. Todos parecen haberse ido.
Todo está en suspenso, varado en una pausa más vasta que el arcón
de la impaciencia. Nadie regresa aún del envés. Nadie ha regresado
en sí. El silbido de la sangre no cesa todavía de resonar en las cánulas
de tanto cuerpo inmóvil. Es el turno de la conjura y el instante de
dar vuelta a la página, el momento de doblar la esquina sin ser vistos
y definir la fuga en solitario. Las paredes se inflaman y los astros se
alinean antes de que la calle se inunde de peatones, antes de que la
gente salga de su sepulcro, como el hermano de Marta, para subirse
al metro y asustar incrédulos. Nadie estará ahí para contarlo. Nadie
dará fe del sortilegio. En la pulida lápida del aire el frío cincel del
viento no cesa de grabar el epitafio del ruido y remover en las aceras
el gastado pañuelo de la tregua. ~
Inquilinos
Oswaldo me definió alguna vez como un neurótico que no soporta más de dos focos fundidos. La verdad es que soporto seis, pero no en su casa. Soy hotelero y acostumbro…
Sobre el arte de la novela (respuesta a Félix de Azúa)
Querido Félix: confieso que, si fueran las doce de la noche y estuviéramos delante de una copa, trataría como pudiera de refutar los argumentos que expones en tu…
Despertar del diablo, de Alexandra Aja
Tobe Hopper, Dario Argento y Mario Bava, los maestros del gore, sabían que la clave del cine aterrador está en el fino hilar del suspenso antes que en un visible e incesante baño de sangre:…
El origen del deseo
Con razón se ha dicho que el deseo sexual es epítome y compendio de todo deseo: forma aguda de polarización del ser que todo lo arrastra, poderosa energía que…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES