Ilustraciรณn: Hugo Alejandro Gonzรกlez

Mein Kampf

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Es una seรฑal de la velocidad a la que se mueven los acontecimientos que la ediciรณn sin expurgar de Hurst y Blackett de Mein Kampf, publicada hace solo un aรฑo, tuviera un รกngulo favorable a Hitler. La obvia intenciรณn del prefacio y las notas del traductor es suavizar la ferocidad del libro y presentar a Hitler a la luz mรกs amable posible. Porque en esa fecha Hitler todavรญa era respetable. Habรญa destruido el movimiento obrero alemรกn, y por eso las clases propietarias estaban dispuestas a perdonarle casi cualquier cosa. Tanto la izquierda como la derecha coincidรญan en la idea muy superficial de que el nazismo solo era una versiรณn del conservadurismo.

De pronto resultรณ que Hitler no era respetable despuรฉs de todo. Como resultado, la ediciรณn de Hurst y Blackett volviรณ a lanzarse con una nueva sobrecubierta que explica que todos los beneficios irรกn destinados a la Cruz Roja. Sin embargo, a partir de la evidencia interna de Mein Kampf es difรญcil creer que se haya producido ningรบn cambio real en los objetivos y opiniones de Hitler. Cuando comparas sus declaraciones de hace un aรฑo o asรญ con las que pronunciaba quince aรฑos antes, lo mรกs llamativo es la rigidez de su mente, la forma en que su visiรณn del mundo no se desarrolla. Es la versiรณn fija de un monomanรญaco, y no es probable que se vea muy afectada por las maniobras de la polรญtica de poder. Probablemente, en la cabeza de Hitler, el pacto ruso-alemรกn no representa mรกs que una alteraciรณn horaria. El plan expuesto en Mein Kampf era aplastar primero a Rusia, con la intenciรณn implรญcita de aplastar despuรฉs a Inglaterra. Ahora, tal como han salido las cosas, hay que ocuparse primero de Inglaterra, porque Rusia fue la que resultรณ mรกs fรกcil de sobornar de las dos. Pero el turno de Rusia llegarรก cuando Inglaterra estรฉ fuera de escena โ€“asรญ, sin duda, es como lo ve Hitlerโ€“. Por supuesto, que vaya a salir asรญ es otra cuestiรณn.

Imaginemos que el programa de Hitler se pudiera realizar. Lo que vislumbra, en cien aรฑos, es un estado continuo de 250 millones de alemanes con abundante โ€œespacio vitalโ€ (es decir, hasta Afganistรกn aproximadamente), un horrible imperio sin cerebro en el que, esencialmente, nada ocurre nunca salvo el entrenamiento de jรณvenes para la guerra y la incesante crianza de carne de caรฑรณn fresca. ยฟCรณmo ha podido describir esta visiรณn monstruosa? Es fรกcil decir que en una etapa de su carrera lo financiaban los industrialistas mรกs poderosos, que vieron en รฉl al hombre que podรญa aplastar a los socialistas y a los comunistas. No lo habrรญan apoyado, sin embargo, si no hubiera creado con sus palabras un gran movimiento. De nuevo, la situaciรณn en Alemania, con sus siete millones de desempleados, era obviamente favorable para los demagogos. Pero Hitler no podrรญa haber triunfado sobre sus muchos rivales sin el atractivo de su propia personalidad, que se puede percibir incluso en la torpe escritura de Mein Kampf, y que es abrumador cuando oyes sus discursos. Me gustarรญa registrar que nunca he podido sentir desagrado por Hitler. Desde que llegรณ al poder โ€“hasta entonces, como casi todo el mundo, me engaรฑaba pensando que no era importanteโ€“ he pensado que sin duda lo matarรญa si lo tuviera a mi alcance, pero que no podรญa sentir una animosidad personal. El hecho es que hay algo profundamente atractivo en รฉl. Se nota cuando ves sus fotografรญas, y recomiendo especialmente la fotografรญa al comienzo de la ediciรณn de Hurst y Blackett, que muestra a Hitler en sus dรญas de camisa parda. Es una cara patรฉtica, perruna, la cara de un hombre que sufre bajo males intolerables. De una manera un tanto mรกs viril reproduce la expresiรณn de innumerables imรกgenes de Cristo crucificado, y no hay mucha duda de que es asรญ como Hitler se ve a sรญ mismo. Solo se puede especular sobre la causa inicial y personal de ese agravio contra el universo, pero en todo caso el agravio estรก ahรญ. Es el mรกrtir, la vรญctima, Prometeo encadenado a la roca, el hรฉroe sacrificado que lucha en solitario y con opciones imposibles. Si matara un ratรณn sabrรญa cรณmo hacer que pareciese un dragรณn. Da la sensaciรณn, como con Napolรฉon, de que lucha contra el destino, de que no puede ganar, y sin embargo de alguna manera lo merece. La atracciรณn que ejerce esa pose es por supuesto enorme; la mitad de las pelรญculas que uno ve tratan de un tema asรญ.

Tambiรฉn ha entendido la falsedad de la actitud hedonista hacia la vida. Casi todo el pensamiento occidental desde la รบltima guerra, sin duda todo el pensamiento โ€œprogresistaโ€, ha asumido de manera tรกcita que los seres humanos no desean otra cosa que tranquilidad, seguridad y evitar el dolor. En esa visiรณn de la vida no hay sitio, por ejemplo, para el patriotismo y las virtudes militares. El socialista que encuentra a sus hijos jugando con soldados de hojalata suele molestarse, porque nunca se le ocurre un sustituto para los soldados de hojalata; por alguna razรณn los pacifistas de hojalata no valen. Como en su mente sin alegrรญa lo siente con una fuerza excepcional, Hitler sabe que los seres humanos no solo quieren comodidad, seguridad, una jornada laboral breve, higiene, control de la natalidad y, en general, sentido comรบn; tambiรฉn, al menos de forma intermitente, quieren lucha y autosacrificio, por no mencionar tambores, banderas y desfiles que afirman la lealtad. Al margen de su validez como teorรญas econรณmicas, el fascismo y el nazismo son psicolรณgicamente mucho mรกs sensatos que cualquier concepciรณn hedonista de la vida. Probablemente esto tambiรฉn resulta vรกlido para la versiรณn militarizada del socialismo de Stalin. Los tres grandes dictadores han incrementado su poder imponiendo cargas intolerables a sus pueblos. Mientras que el socialismo, e incluso el capitalismo de manera mรกs reticente, dice: โ€œOs ofrezco pasar un buen ratoโ€, Hitler les ha dicho: โ€œOs ofrezco lucha, peligro y muerteโ€, y el resultado es que toda la naciรณn se arroja a sus pies. Quizรก mรกs adelante se harten y cambien de idea, como al final de la รบltima guerra. Tras unos aรฑos de matanzas y hambrunas, โ€œLa mayor felicidad para el mayor nรบmero de personasโ€ es un buen eslogan, pero en este momento โ€œMรกs vale un fin con horror que un horror sin finโ€ gana. Ahora que luchamos contra el hombre que lo acuรฑรณ, no deberรญamos subestimar su atractivo emocional. ~

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Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

New English Weekly, 21 de marzo de 1940.

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(1903-1950) fue ensayista y novelista. Entre sus obras mรกs conocidas estรกn Homenaje a Cataluรฑa, Rebeliรณn en la granja y 1984.


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