Kurt Eisner, Gustav Landauer y Adolf Hitler

Antes de que Mรบnich se convirtiera en la capital del movimiento nacionalsocialista, ya se habรญa convertido en la capital del antisemitismo en Alemania. ยฟCuรกl fue el motivo para que la ciudad que habรญa tenido el primer jefe de Estado judรญo de la historia alemana acabara incubando una ideologรญa genocida?
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El 26 de febrero de 1919 marcรณ un momento รบnico en la historia de Alemania y sus judรญos. En ese frรญo dรญa de invierno, una multitud de cien mil personas se reuniรณ en el cementerio Ostfriedhof de Mรบnich para despedirse del primer ministro bรกvaro Kurt Eisner, el primer jefe de Estado judรญo de la historia alemana. Eisner habรญa derrocado a la dinastรญa Wittelsbach, que habรญa reinado en Baviera durante siete siglos. ร‰l y su gobierno socialista gobernaron Baviera durante tres meses hasta que fue asesinado por un extremista de derechas. Otro judรญo alemรกn, Gustav Landauer, que ocuparรญa un puesto de poder en una de las dos efรญmeras repรบblicas establecidas en Mรบnich en abril de 1919, hizo el panegรญrico de su amigo Eisner. Ambos habรญan roto hacรญa tiempo con la religiรณn judรญa de sus antepasados y, sin embargo, se identificaban con los valores de la tradiciรณn judรญa tal y como ellos la definรญan. De pie ante el fรฉretro de su amigo asesinado, Landauer dijo a la multitud: โ€œKurt Eisner el judรญo fue un profeta porque simpatizaba con los pobres y los oprimidos y vio la oportunidad, y la necesidad, de acabar con la pobreza y la subyugaciรณn.โ€

Kurt Eisner el judรญo. Normalmente, solo sus enemigos le restregaban su origen judรญo. Entre los papeles de su legado hay un enorme archivo de cartas con crudos insultos antisemitas. Landauer, al igual que otros revolucionarios, tambiรฉn se convirtiรณ en blanco de ataques antisemitas, y fue horriblemente asesinado cuando las fuerzas paramilitares pusieron fin al experimento socialista en los primeros dรญas de mayo de 1919.

El primer polรญtico judรญo a la cabeza de un Estado alemรกn se convirtiรณ en blanco de todo tipo de prejuicios antisemitas: para muchos forasteros, este socialdemรณcrata residente en GroรŸhadern, un suburbio pequeรฑoburguรฉs de Mรบnich, era considerado al mismo tiempo un Rothschild prusiano y un Trotski bรกvaro. Era un ciudadano bรกvaro que creciรณ en Berlรญn, pero sus adversarios lo tachaban de ser de Galitzia o, por si fuera poco, de ser de Galitzia Oriental. Era un periodista reconocido, pero lo describรญan como un bohemio indigente. A esta mezcla se le aรฑadรญa cualquier rumor que se quisiera difundir, y esto no solo contra Eisner, sino contra los judรญos en general. En esta lรญnea, el profesor de secundaria Josef Hofmiller anotรณ en su diario que Eisner tenรญa โ€œun rasgo propio de su raza, la capacidad de no sentirse ofendido por ningรบn tipo de rechazo, sino mรกs bien, si ha sido escoltado fuera por la puerta principal, de volver a meter la cabeza por la puerta de atrรกsโ€.

Uno de los hallazgos archivรญsticos mรกs deprimentes en relaciรณn con la revoluciรณn de Mรบnich es un legajo de dos gruesas carpetas con cientos de cartas de odio antisemita contra Eisner, que contienen frecuentes incitaciones a la violencia. Incluyen una postal dirigida a la โ€œResidencia Hebreaโ€ y una carta al โ€œRey de los Judรญosโ€ en la que se dice: โ€œยกContrรณlate o esfรบmate y vete al paรญs al que perteneces, a Palestina! Las amplias masas del pueblo alemรกn te erradicarรกn, ยกes algo que puede lograr una sola persona!โ€ Un miembro de la โ€œAsociaciรณn para la Autoayudaโ€ escribe: โ€œUsted no es alemรกn, sino un extranjero tolerado.โ€ Y un escritor que se autodenomina socialdemรณcrata despotrica: โ€œexigimos una Asamblea Nacional y no una vulgar dictadura de la banda judรญa… La banda judรญa ya se ha llevado una gran parte del dinero robado al extranjero, y las familias viven esplendorosa y alegremente en Suizaโ€ฆโ€. Las cartas estรกn repletas de expresiones como โ€œcerdo judรญoโ€, โ€œsucio judรญoโ€ y โ€œjudรญo escoria incircuncisaโ€. A Eisner le llaman โ€œsucio judรญo polaco schnorrer (mendigo en yiddish)โ€ y โ€œjudรญo ruso embaucadorโ€.

El sentido de las cartas es que Eisner es โ€œdespuรฉs de todo, un judรญo, no un alemรกnโ€. O como lo formula otro escritor de cartas: โ€œTu patria no es nuestro Reich alemรกn; mรกs bien estรก en Polonia, Galitzia o Palestina, de donde proceden y a donde tambiรฉn pertenecen los sucios judรญos.โ€ Unas veces se le llama Koschinsky, otras Kosmanowski y otras โ€œSalomon Kruschnovsky, judรญo de Galitziaโ€. Una postal contiene una foto de Eisner con los ojos perforados.

Durante los aproximadamente tres meses que Eisner estuvo en el cargo, el tono de estas cartas se hizo cada vez mรกs incendiario, y las amenazas que contenรญan se dirigรญan cada vez mรกs no solo a Eisner sino a los โ€œcompaรฑeros de su razaโ€. Los remitentes, algunos anรณnimos y otros firmados, exigรญan que โ€œahora hay que cazar a judรญos como esteโ€ o una โ€œmuerte rรกpida para estos verdugos del cristianismoโ€. Los judรญos no eran apropiados como jefes de Estado, decรญan las cartas, eran simplemente extranjeros tolerados y debรญan ser enviados a Palestina, o simplemente decรญan que โ€œun judรญo de Galitzia no debe gobernar sobre los alemanes.โ€ El autor de la carta hizo saber a Eisner que serรญa โ€œfusilado a la primera oportunidadโ€ si no renunciaba a su cargo en el plazo de cuatro dรญas. Ni siquiera considerรณ necesario enviar su carta de forma anรณnima. Otro contemporรกneo que escribe desde Zรบrich, refiriรฉndose a los pogromos que asuelan Europa del Este, dice que las polรญticas de Eisner y los miembros de su tribu fueron las responsables de la muerte de judรญos en Polonia y que si โ€œmuchos inocentes tambiรฉn sufrieran daรฑos en el Reich alemรกn, tendrรญamos que agradecรฉrselo principalmente a los miembros de su razaโ€. Un observador que se describe a sรญ mismo como una persona con talento artรญstico dibuja la imagen de Eisner en un cartel de โ€œSe buscaโ€ hecho por รฉl mismo con una recompensa por su cabeza. Otro enumera un catรกlogo de abusos para repetir el mantra de que โ€œlos judรญosโ€ son los responsables.

Incluso despuรฉs del asesinato de Eisner, las diatribas de odio no disminuyeron. Un dรญa despuรฉs del asesinato, Josef Hofmiller anotรณ en su diario: โ€œEl propio comportamiento de Eisner provocรณ su violenta eliminaciรณn.โ€ Sus alumnos reaccionaron a la muerte de Eisner con vรญtores. Y en su obituario, el periรณdico Kreuzzeitung caracterizรณ al primer ministro bรกvaro como โ€œuno de los representantes mรกs desagradables de la juderรญa que ha desempeรฑado un papel tan caracterรญstico en la historia de los รบltimos mesesโ€.

En uno de los primeros intentos de relato histรณrico de la revoluciรณn y la Repรบblica de Mรบnich en el conservador Sรผddeutsche Monatshefte, el economista Paul Busching, profesor de construcciรณn de viviendas en la Technische Hochschule de Mรบnich, recuerda constantemente el judaรญsmo de Eisner y sus compaรฑeros:

El pequeรฑo periodista judรญo, que nunca habรญa sido tomado en serio en su propio partido, se nombrรณ a sรญ mismo โ€“con el aplauso unรกnime de los trabajadores, incluidos los elevados inmediatamente a la categorรญa de โ€œtrabajadores intelectualesโ€โ€“ primer ministro de un antiguo e importante Estado alemรกn y asumiรณ su peligroso cargo, acompaรฑado al principio solo por algunos literatos judรญos de Berlรญn.

No era de extraรฑar que fueran โ€œlos judรญos rusos del Wittelsbacher Palaisโ€ los que desempeรฑaran un papel decisivo en los acontecimientos que vendrรญan a continuaciรณn โ€œcon encendidos llamamientos incitando al puebloโ€. Eran ellos los que cegaban al pueblo: โ€œCiertamente, bajo la influencia judรญa los intelectuales concluyeron su pacto especial con la Repรบblica del Consejo y se convirtieron alegremente en proletarios por el momento.โ€

Incluso entre los propios judรญos alemanes, el origen judรญo de muchos revolucionarios era un tema muy debatido. La mayorรญa de los judรญos de Baviera se oponรญa abiertamente a la revoluciรณn o intuรญan que, al final, serรญan ellos quienes pagarรญan el precio de los actos de Eisner, Landauer y demรกs. El filรณsofo Martin Buber, amigo รญntimo de Landauer y admirador de Eisner, visitรณ Mรบnich invitado por Landauer en febrero de 1919. Abandonรณ la ciudad el dรญa en que Eisner fue asesinado y resumiรณ las impresiones de su visita de la siguiente manera: โ€œEn cuanto a Eisner, estar con รฉl era asomarse a las atormentadas pasiones de su dividida alma judรญa; la nรฉmesis brillaba en su reluciente superficie; era un hombre marcado. Landauer, a fuerza del mayor esfuerzo espiritual, mantenรญa su fe en รฉl y lo protegรญa: un escudero terriblemente conmovedor en su abnegaciรณn. Todo, una tragedia judรญa indescriptible.โ€

Poco antes, el 2 de diciembre de 1918, Landauer seguรญa instando a Buber a escribir sobre estos mismos aspectos: โ€œQuerido Buber: Un tema muy bueno, la revoluciรณn y los judรญos. Asegรบrese de tratar el papel principal que los judรญos han desempeรฑado en la agitaciรณn.โ€ Hasta hoy, el deseo de Landauer no se ha cumplido.

Aunque la relaciรณn entre los judรญos y la revoluciรณn bรกvara ha sido abordada una y otra vez, al final siempre queda relegada y convertida en una nota a pie de pรกgina de la historia. Incluso en la avalancha de nuevas publicaciones ocasionada por el centenario de la revoluciรณn, los historiadores y periodistas se muestran reticentes a seรฑalar que los actores mรกs destacados de la revoluciรณn y de las dos Repรบblicas del Consejo eran de ascendencia judรญa. Las biografรญas de los principales actores hacen hincapiรฉ en que sus sรบbditos dejaron de considerarse judรญos.

La razรณn de esta reticencia es obvia. Por regla general, uno patina sobre hielo cuando investiga sobre los judรญos y su participaciรณn en el socialismo, el comunismo y los movimientos revolucionarios. El hielo se vuelve muy resbaladizo cuando se trata de un asunto que, tan poco despuรฉs de los acontecimientos de la revoluciรณn, se convirtiรณ en el laboratorio de Adolf Hitler y su movimiento nacionalsocialista. Al fin y al cabo, fueron principalmente los antisemitas quienes destacaron el protagonismo de los judรญos en esta revoluciรณn para justificar su comportamiento antijudรญo. En Mein Kampf, el propio Hitler titula el capรญtulo sobre el periodo en el que estuvo activo en Mรบnich despuรฉs de noviembre de 1918 โ€œComienzo de mi actividad polรญticaโ€. En รฉl traza una lรญnea directa entre lo que llama โ€œel dominio de los judรญosโ€ y su despertar polรญtico.

En los cรญrculos conservadores, el vรญnculo entre judรญos e izquierdistas sirviรณ, si no como justificaciรณn, sรญ en muchos casos como marco explicativo del antisemitismo. Asรญ, Golo Mann, hijo del escritor Thomas Mann y testigo de los acontecimientos revolucionarios de la ciudad cuando era estudiante de secundaria, se refiriรณ explรญcitamente al episodio de Mรบnich:

No fue la juderรญa, que no existe, sino personas concretas de origen judรญo quienes, con sus experimentos revolucionarios en la polรญtica centroeuropea, han cargado con graves culpas. Por ejemplo, en la primavera de 1919, en Mรบnich, hubo un intento incuestionable de crear un rรฉgimen de consejos por parte de los judรญos, y eso fue, en efecto, una travesura criminal y horrible que no podรญa acabar bien, ni acabรณ bien.

Entre los revolucionarios habรญa ciertamente โ€œseres humanos noblesโ€ como Gustav Landauer, concluyรณ Golo Mann. โ€œSin embargo, como historiadores no podemos ignorar el impacto radical-revolucionario de la juderรญa con un gesto de repudio. Tuvo graves consecuencias, alimentรณ la visiรณn segรบn la cual la juderรญa era revolucionaria, insurreccional y subversiva en su totalidad o de forma abrumadora.โ€

El historiador Friedrich Meinecke, en su libro La catรกstrofe alemana, formulรณ la misma impresiรณn de forma aรบn mรกs aguda inmediatamente despuรฉs de la Segunda Guerra Mundial: โ€œMuchos judรญos se encontraban entre los que se llevaron a la boca el cรกliz del poder oportunista con demasiada rapidez y avidez. Ahora aparecรญan ante todos los antisemitas como los beneficiarios de la derrota y la revoluciรณn alemanas.โ€

Para muchos testigos contemporรกneos, asรญ como para posteriores intรฉrpretes de estos acontecimientos, existรญa una clara causalidad: la llamativa prominencia de los revolucionarios judรญos (la mayorรญa de los cuales, ademรกs, no eran de Baviera) provocรณ una reacciรณn que creรณ un espacio para la agitaciรณn antisemita a un nivel sin precedentes. Es un vรญnculo que tambiรฉn encontraron los contemporรกneos judรญos, al igual que los antisemitas. En 1933, incluso los revolucionarios se refirieron a esta conexiรณn, aunque desde otra perspectiva: el โ€œdรญa en que quemaron mis libros en Alemaniaโ€, escribiรณ Ernst Toller en el prefacio de su autobiografรญa Eine Jugend in Deutschland: โ€œAntes de que la debacle actual en Alemania pueda entenderse adecuadamente, primero hay que saber algo de aquellos sucesos de 1918 y 1919 que he registrado aquรญ.โ€

Los historiadores coinciden en que no tenemos constancia de opiniones antisemitas o anticomunistas de Hitler antes de 1919. Pero las opiniones divergen sobre si pasรณ por una fase inicialmente socialista en la primera mitad de 1919 o si fue rechazado por otro partido, si ya estaba interesado en la polรญtica o si seguรญa siendo apolรญtico. Anton Joachimsthaler fue uno de los primeros historiadores en llamar la atenciรณn sobre la importancia de esta fase para la formaciรณn de la visiรณn del mundo de Hitler. Afirmรณ categรณricamente: โ€œยกLa clave de la entrada de Hitler en la polรญtica se encuentra en este periodo de tiempo en Mรบnich, no en Viena! La revoluciรณn y el reinado de los consejos que la siguieron, acontecimientos que conmocionaron profundamente a la ciudad de Mรบnich y a sus habitantes, โ€จdesencadenaron el odio de Hitler hacia todo lo extranjero e internacional, asรญ como hacia el bolchevismo.โ€ Segรบn la opiniรณn del historiador Andreas Wirsching, el clima especial de Baviera en el verano de 1919 proporcionรณ a Hitler un escenario para ensayar un nuevo papel en su bรบsqueda de la autenticidad:

Lo que aprendiรณ de memoria, amplificรณ e intensificรณ demagรณgicamente, y lo que tambiรฉn acabรณ creyendo, no era inicialmente mรกs que el tipo de propaganda vรถlkisch-nacionalista, antibolchevique y antisemita que era omnipresente en Baviera y su ejรฉrcito… Lo que transformรณ a Hitler primero en el tamborilero y luego en el โ€œFรผhrerโ€ en que se convirtiรณ no fue en absoluto una idea, una visiรณn del mundo granรญtica y firmemente establecida. Mรกs bien, encontrรณ por accidente su escenario y el papel que encajaba con ese escenario.

Debemos tener en cuenta que solo el conocimiento de los sucesos posteriores nos permite considerar Mรบnich como escenario para Hitler y laboratorio ideal para su creciente movimiento nacionalsocialista. Si se sugiere que Hitler y otros antisemitas necesitaban realmente a los revolucionarios judรญos para difundir su ideologรญa, entonces se fomenta el argumento de que, al final, los propios judรญos fueron los culpables de su desgracia. Sin embargo, los historiadores no pueden actuar como si los revolucionarios, socialistas y anarquistas judรญos nunca hubieran existido โ€จโ€“como si su prominencia durante este breve instante de la historia alemana no hubiera estado a la vista de todos, y como si hubieran negado su judaรญsmoโ€“ solo porque estos argumentos se hayan utilizado en el pasado y se revivan en la propaganda antisemita actual. Intentemos por un momento dar la vuelta a la tortilla: si la historia posterior se hubiera desarrollado de otra manera, uno habrรญa podido considerar este capรญtulo como una historia de รฉxito para los judรญos alemanes, como un episodio de orgullo y no de vergรผenza. Imaginemos que la revoluciรณn de Kurt Eisner hubiera arraigado en Baviera, que la Repรบblica de Weimar hubiera sobrevivido y que Walther Rathenau hubiera seguido siendo ministro de Asuntos Exteriores en lugar de haber sido asesinado. Entonces habrรญamos escrito una historia del รฉxito de la emancipaciรณn judeo-alemana en la que la religiรณn y los orรญgenes de los principales polรญticos alemanes no fueron un obstรกculo para su avance polรญtico, una historia como la de Italia y Francia.

Esta fue precisamente la esperanza expresada en algรบn momento por algunos contemporรกneos judรญos en noviembre de 1918. En sus mentes, el hecho de que Kurt Eisner se convirtiera en el primer judรญo primer ministro de un Estado alemรกn constituรญa una prueba del รฉxito de la integraciรณn. Sin embargo, esta percepciรณn se desvaneciรณ rรกpidamente, y cuando Martin Buber hablรณ de una tragedia judรญa en febrero de 1919, se hizo eco de una opiniรณn ya compartida por el gran pรบblico judรญo. Aunque el origen judรญo de los protagonistas de la revoluciรณn de Mรบnich no desempeรฑaba necesariamente un papel central en su autopercepciรณn, figuraba en sus complejas personalidades y reflexiones, y tambiรฉn era algo que los de fuera utilizaban para reprocharles.

Entonces, ยฟeran realmente judรญos? En lo que se considera su contribuciรณn clรกsica a la comprensiรณn de la experiencia judรญa moderna, el biรณgrafo de Trotski, Isaac Deutscher, ha examinado de cerca la figura del โ€œjudรญo no judรญoโ€ y, al hacerlo, ha rastreado la tradiciรณn que surgiรณ en el judaรญsmo del hereje judรญo. Con la mirada puesta en Spinoza, Marx, Heine, Luxemburgo y Trotski, escribiรณ: โ€œCada uno de ellos estaba en la sociedad y sin embargo no estaba en ella, era de ella y sin embargo no era de ella. Fue esto lo que les permitiรณ elevarse intelectualmente por en-โ€จcima de sus sociedades, por encima de sus naciones, por encima de sus รฉpocas y generaciones, y lanzarse mentalmente hacia nuevos y amplios horizontes y hacia el futuro.โ€

La explicaciรณn de Deutscher se aplicaba igualmente bien a la mayorรญa de los revolucionarios de Mรบnich. No formaban parte de la comunidad judรญa organizada y la mayorรญa de ellos no tenรญa ningรบn tipo de relaciรณn positiva con la religiรณn judรญa o la religiรณn en general. Sin embargo, a diferencia de los judรญos no judรญos de Deutscher, algunos de ellos mostraban un interรฉs activo por su herencia cultural judรญa: al igual que Sigmund Freud, eran โ€œjudรญos ateosโ€, judรญos cuya judeidad no podรญa definirse inequรญvocamente en tรฉrminos de religiรณn, naciรณn o incluso raza.

Los historiadores han especulado acerca de por quรฉ un nรบmero relativamente grande de judรญos โ€“Leรณn Trotski, Lev Kรกmenev y Grigori Zinรณviev en San Petersburgo, Bรฉla Kun en Budapest y Rosa Luxemburgo en Berlรญnโ€“ ocuparon papeles destacados en los acontecimientos revolucionarios de Europa durante el periodo de agitaciรณn entre 1917 y 1920. Algunos estudiosos recurren a las condiciones de la vida judรญa anterior para explicar el alto nivel de participaciรณn judรญa en estos movimientos revolucionarios. En el imperio zarista, donde vivรญa la mayorรญa de los judรญos, estaban sistemรกticamente oprimidos y no podรญan participar activamente en polรญtica. Muchos descubrieron en el socialismo una oportunidad para escapar de su desesperada situaciรณn. En Alemania, en teorรญa, los judรญos podรญan participar en polรญtica desde el establecimiento de la igualdad jurรญdica en 1871, y estaban representados en los รณrganos legislativos. Sin embargo, solo en los campos liberal e izquierdista encontraron lo que parecรญa ser una aceptaciรณn plena. Por esta razรณn, la mayorรญa de los diputados judรญos del Reichstag antes de la Primera Guerra Mundial eran socialdemรณcratas, a pesar de que la gran mayorรญa de los votantes judรญos votaban a partidos burgueses centristas.

Incluso antes, sin duda, empezando por Karl Marx (cuyas declaraciones antijudรญas eran bien conocidas) y Ferdinand Lassalle, numerosos pioneros del movimiento obrero tenรญan antecedentes judรญos. La secularizaciรณn de la tradiciรณn mesiรกnica, tan profundamente arraigada en la tradiciรณn judรญa, y la aspiraciรณn a la justicia asociada a los profetas bรญblicos, tambiรฉn con respecto a otros grupos sociales desfavorecidos, fue una razรณn adicional para el compromiso de muchos judรญos con las preocupaciones revolucionarias. Para el historiador Saul Friedlรคnder parece โ€œcomo si un idealismo incuestionablemente ingenuo pero muy humano subyaciera a lo que hacรญan los revolucionarios judรญos: una especie de mesianismo secularizado, como si la revoluciรณn pudiera traer la redenciรณn de todo tipo de sufrimiento. Muchos tambiรฉn creรญan que la cuestiรณn judรญa iba a desaparecer una vez que la revoluciรณn triunfaraโ€.

Cualesquiera que fuesen las razones que impulsaron a los individuos a la acciรณn, es indiscutible que ni antes ni despuรฉs en Alemania habรญan aparecido tantos polรญticos judรญos en el candelero pรบblico como durante el medio aรฑo transcurrido entre noviembre de 1918 y mayo de 1919. En Alemania, la apariciรณn de un primer ministro judรญo y de ministros de gabinete y comisarios del pueblo judรญos fue especialmente llamativa porque, a diferencia de otros paรญses europeos como Italia y Francia, a los judรญos no se les habรญa confiado ninguna responsabilidad gubernamental en el periodo anterior a la Primera Guerra Mundial. โ€œHasta noviembre de 1918, el pรบblico alemรกn solo habรญa conocido a los judรญos como miembros del parlamento y funcionarios del partido, o como empleados en los consejos municipales. Ahora, de repente, aparecรญan en puestos destacados del gobierno, sentados ante la mesa de Bismarck, determinando el destino de la naciรณn.โ€ En 1919, sin embargo, nadie podรญa pasar por alto lo que Robert Kayser, historiador literario y yerno de Albert Einstein, articulรณ inequรญvocamente en la revista Neue Jรผdische Monatshefte: โ€œNo importa cuรกn excesivamente exagerado sea esto por los antisemitas o ansiosamente negado por la burguesรญa judรญa: es cierto que la participaciรณn judรญa en el movimiento revolucionario contemporรกneo es grande; es, en todo caso, tan grande que no puede ser producto de ningรบn accidente, sino que debe haber sido dictada por una tendencia inherente; es una repercusiรณn del carรกcter judรญo en una direcciรณn polรญtico-moderna.โ€

Tambiรฉn en Berlรญn, durante esta รฉpoca, polรญticos judรญos, como Kurt Rosenfeld al frente del ministerio de justicia y Hugo Simon como ministro de finanzas, tuvieron responsabilidades gubernamentales, y con Paul Hirsch hubo incluso un primer ministro judรญo en Prusia durante un breve periodo. Sin embargo, en ninguna ciudad la participaciรณn de los judรญos en los acontecimientos revolucionarios fue tan pronunciada como en Mรบnich. Aquรญ habรญa un gran nรบmero de personas de origen judรญo entre los exponentes mรกs destacados de la revoluciรณn y de las Repรบblicas del Consejo. Ademรกs de Eisner, entre ellos se encontraban su secretario privado Felix Fechenbach y el ministro de finanzas Edgar Jaffรฉ (bautizado ya muy joven), asรญ como los compaรฑeros de armas de Landauer en la Primera Repรบblica del Consejo, Ernst Toller, Erich Mรผhsam, Otto Neurath y Arnold Wadler. El cerebro de la Segunda Repรบblica del Consejo fue el comunista de origen ruso Eugen Levinรฉ. Habรญa otros comunistas rusos activos en su cรญrculo, como Tovia Axelrod y Frida Rubiner. La รบnica ciudad que presentaba algรบn paralelismo con Mรบnich en este sentido y en esta รฉpoca era Budapest. Istvรกn Dรฉak escribiรณ que โ€œlos judรญos tuvieron casi el monopolio del poder polรญtico en Hungrรญa durante los 133 dรญas de la Repรบblica Soviรฉtica [establecida] en [marzo] de 1919โ€. Y, como en Mรบnich, los judรญos de Budapest se convirtieron en chivos expiatorios de todos los crรญmenes de la era revolucionaria.

Incluso despuรฉs del asesinato de Eisner, y solo unas semanas antes de que su vida tuviera un desenlace violento, Gustav Landauer mantenรญa correspondencia con Martin Buber y el joven sionista (y mรกs tarde presidente del Congreso Judรญo Mundial) Nachum Goldmann sobre su participaciรณn en una conferencia de socialistas judรญos programada para reunirse en Mรบnich en la que estaba previsto debatir la idea de los kibbutz y otros ideales sionistas. Landauer aceptรณ participar: โ€œPero antes de que eso ocurriera, se produjeron otros acontecimientos importantes.โ€

El 7 de abril, tras vacilar durante mucho tiempo y contra la resistencia de los comunistas, varios escritores con inclinaciones anarquistas, con Ernst Toller, Erich Mรผhsam y Gustav Landauer a la cabeza, proclamaron la Rรคterepublik Baiern (Repรบblica del Consejo de Baviera). Landauer cumplรญa 49 aรฑos y estaba en la cima de su carrera polรญtica. En la Repรบblica del Consejo se habรญa convertido en comisario del pueblo para la educaciรณn pรบblica, la instrucciรณn, la ciencia y las artes. La escritora Isolde Kurz seรฑalรณ un aรฑo despuรฉs: โ€œEn las librerรญas solo se veรญa literatura socialista y comunista; el autor mรกs leรญdo durante aquellos dรญas era Gustav Landauerโ€ฆโ€ El dรญa en que se fundรณ la Repรบblica del Consejo โ€“tambiรฉn el cumpleaรฑos de Gustav Landauerโ€“ fue declarado espontรกneamente fiesta nacional. Tal y como Kurz describiรณ las cosas, la poblaciรณn de Mรบnich reaccionรณ con indiferencia:

Tambiรฉn tuvimos fiesta nacional, asรญ que en tropel los muniqueses salieron a pasear bajo el cรกlido resplandor por las aceras secas, estudiando aquรญ y allรก uno de los gigantescos carteles del nuevo gobierno sin hacer ni pizca de ruido, a lo sumo alguien se limitaba a suspirar โ€œยกAl menos es algo!โ€ y seguรญa paseando tranquilamente… Era como una pelota cayendo en un saco de lana. Nadie respondรญa, ni para aprobar ni para contradecir. El alma de la multitud parecรญa totalmente ausente.

Apenas una semana despuรฉs, la Primera Repรบblica del Consejo se derrumbรณ. Los comunistas, que solo una semana antes habรญan despreciado y ridiculizado el rรฉgimen de Landauer-Toller-Mรผhsam, se hicieron con el poder. Bajo el liderazgo del periodista judรญo-ruso Eugen Levinรฉ, el alemรกn รฉtnico de origen ruso Max Levien (a menudo tachado falsamente de judรญo por su nombre) y el comandante de la ciudad y lรญder del Ejรฉrcito Rojo Rudolf Egelhofer, nacido en Mรบnich, surgiรณ el 13 de abril una Segunda Repรบblica del Consejo mucho mรกs radical. Gustav Landauer ya no podรญa identificarse con su polรญtica y presentรณ su dimisiรณn de todos sus cargos polรญticos.

Cuando las tropas โ€œblancasโ€, compuestas por miembros de los Freikorps y soldados del Reichswehr, aplastaron esta Segunda Repรบblica del Consejo de Mรบnich los dรญas 1 y 2 de mayo, el destino de Landauer fue inicialmente incierto. Preocupados por que se convirtiera en objetivo de las tropas derechistas a pesar de su desvinculaciรณn del rรฉgimen comunista radical, sus amigos se apresuraron a salvarle la vida. Martin Buber pidiรณ la creaciรณn de un comitรฉ que abogara pรบblicamente por Landauer. Su iniciativa contรณ con la aprobaciรณn de Fritz Mauthner:

Supongo que estamos completamente de acuerdo en el asunto: Salvar, si es posible, a la valiosa y tan encantadora persona de G.L., sin aprobar ninguna polรญtica en particular… No podemos protegerle de sรญ mismo, y รฉl tambiรฉn lo rechazarรญa… Es muy triste que sea precisamente el idealismo de su cรญrculo โ€“por no mencionar a algunos rusos que me parecen sospechososโ€“ lo que estรก permitiendo que una nueva ola de antisemitismo tome por asalto Alemania. La furia en Baviera es alarmante.

La ayuda llegรณ demasiado tarde. El 1 de mayo, sentado en la mesa de Kurt Eisner, Gustav Landauer fue detenido por miembros derechistas de los Freikorps y fue brutalmente asesinado al dรญa siguiente en la prisiรณn de Stadelheim, en Mรบnich. En su รบltima carta a Fritz Mauthner, el 7 de abril de 1919, menos de un mes antes de su asesinato, escribiรณ: โ€œSi me conceden unas semanas de tiempo, espero lograr algo; pero es fรกcilmente posible que solo sean unos dรญas, y entonces todo haya sido un sueรฑo.โ€

Al igual que tras el asesinato de Kurt Eisner, el periรณdico sionista Jรผdisches Echo volviรณ a publicar una conmovedora necrolรณgica de Landauer: โ€œGustav Landauer no entablรณ relaciรณn alguna con los cรญrculos judรญos locales ni con la polรญtica judรญa… Sin embargo, de las obras anteriores de Landauer se desprende el serio sentimiento humano y la simpatรญa interior con que abordaba los problemas del judaรญsmo.โ€ El artรญculo del Jรผdisches Echo calificaba de deber sagrado honrar su memoria. Como muestra de su solidaridad, el periรณdico reimprimiรณ el ensayo de Landauer sobre los judรญos de Europa Oriental y Occidental (โ€œOstjuden und Westjudenโ€). A pesar de sus diferencias polรญticas, Martin Buber se mantuvo fiel a su amigo despuรฉs de la muerte y le dedicรณ pรณstumamente el sรฉptimo de sus โ€œDiscursos sobre el judaรญsmoโ€ con el tรญtulo: โ€œEl camino sagrado: Una palabra a los judรญos y a los gentiles.โ€

Rara vez la prensa conservadora de Mรบnich dejaba de seรฑalar el origen judรญo de los revolucionarios, especialmente cuando habรญa algo negativo de lo que informar. Asรญ, en su cobertura del procesamiento por malversaciรณn de fondos del gobierno de Eisner por parte de sus antiguos secretarios privados, el periรณdico comenzรณ enumerando a los acusados de esta manera: โ€œEl comerciante israelita Felix Fechenbach, de veintisรฉis aรฑos, de Mergentheim, ahora en Chemnitz, el estudiante privado israelita Ernst Joske, de veinticuatro aรฑosโ€ฆโ€ Y el secretario general de la Liga de Campesinos de Baviera escribiรณ en el periรณdico de la asociaciรณn, Das Bayerische Vaterland: โ€œCรณmo los judรญos Eisner y Fechenbach estรกn perpetrando un crimen monstruoso contra el pueblo alemรกn.โ€ Mรกs adelante, se utiliza un lenguaje antisemita para describir a Fechenbach de la siguiente manera: โ€œEisner estรก muerto, pero el judรญo Fechenbach sigue correteando con sus pies planos por algรบn lugar del mundoโ€ฆโ€ El Vรถlkischer Beobachter se expresรณ aรบn mรกs claramente en el aniversario de la revoluciรณn. Este periรณdico tenรญa preparada una breve explicaciรณn para todos los males supuestamente causados por Kurt Eisner. La respuesta a las preguntas planteadas sobre por quรฉ Eisner estaba dispuesto a cometer sus actos supuestamente vergonzosos era esta: โ€œDos palabras proporcionan la respuesta a todas las preguntas anteriores: โ€˜Era judรญoโ€™.โ€

El escritor y posteriormente Premio Nobel Thomas Mann fue quizรกs el observador mรกs destacado de las transformaciones que se produjeron en su ciudad de adopciรณn tras las fallidas revoluciones de 1919. En pocos aรฑos, Mรบnich habรญa pasado de ser un centro de โ€œalegre sensualidadโ€, โ€œarteโ€ y โ€œalegrรญa de vivirโ€ a una ciudad tachada de โ€œhervidero de reacciรณn, sede de toda terquedad y de la obstinada negativa a aceptar la voluntad de la รฉpocaโ€ que solo podรญa โ€œdescribirse como una ciudad estรบpida y, de hecho, como la ciudad mรกs estรบpida de todasโ€.

Los judรญos de Mรบnich, que a excepciรณn de unas pocas familias habรญan abandonado hacรญa tiempo su estricta ortodoxia, cultivaban el mismo dialecto bรกvaro que sus vecinos cristianos. Amaban las montaรฑas y veraneaban en los lagos de Baviera. Eran fieles partidarios de la monarquรญa de Wittelsbach. Firmas textiles judรญas como los Hermanos Wallach, comerciantes especializados en la venta al por menor y la exhibiciรณn de trajes tรญpicos tradicionales, fueron pioneras en la difusiรณn de los lederhosen y los dirndls. Judรญos muniqueses dirigรญan la cervecerรญa Lรถwenbrรคu y el club de fรบtbol FC Bayern Mรผnchen. Algunos eran banqueros y propietarios de grandes almacenes, mรฉdicos y abogados, damas de sociedad que regentaban salones y secretarias. Otros eran traperos y mendigos, obreros y artesanos judรญos inmigrantes de Europa del Este.

Eran monรกrquicos y revolucionarios, judรญos religiosos y ateos. Seรฑalaban con orgullo la sinagoga central del centro de la ciudad, un edificio que aparece en muchas postales definiendo la silueta de la ciudad junto a las cรบpulas gemelas de la Frauenkirche. Desde fuera parecรญa una iglesia neorromรกnica. Los servicios incluรญan mรบsica de รณrgano, algo habitual en las comunidades de orientaciรณn liberal, aunque tambiรฉn representaban una afrenta a las leyes religiosas judรญas para la minorรญa ortodoxa. Cinco aรฑos mรกs tarde, esta รบltima erigiรณ la sinagoga ortodoxa Ohel Jakob (La tienda de Jacob), mรกs pequeรฑa pero igualmente esplรฉndida. Los edificios de las sinagogas reflejaban el constante aumento de la poblaciรณn judรญa de Mรบnich, que habรญa pasado de 2 mil habitantes en 1867 a 11 mil en 1910.

Los excesos antisemitas del periodo posterior a la guerra habrรญan sido impensables si no se hubieran plantado en un terreno fรฉrtil. El resentimiento contra los judรญos tenรญa unas raรญces profundas que se remontaban a los principios de la era moderna. Salieron repetidamente a la superficie, especialmente durante los disturbios polรญticos. Eisner y sus camaradas no provocaron antisemitismo; los acontecimientos asociados con ellos simplemente lo reactivaron.

Lo que habรญa cambiado fundamentalmente era la ubicuidad de la โ€œcuestiรณn judรญaโ€. Valdrรญa la pena investigar sistemรกticamente lo poco que apareciรณ la palabra โ€œjudรญoโ€ en la prensa antes de la Primera Guerra Mundial y con quรฉ frecuencia apareciรณ despuรฉs. A partir de 1919, apenas pasรณ una semana sin que se informara sobre los judรญos como comunistas o capitalistas, evasores del servicio militar obligatorio o especuladores de la guerra. Se hablรณ de elementos extranjeros o invasores, las palabras clave habituales para referirse a los judรญos, junto con tรฉrminos como especulador, traficante o comerciante de contrabando. La prensa de derechas responsabilizรณ a los judรญos de perder la guerra, de la revoluciรณn y del Schandfrieden (el โ€œinnobleโ€ o โ€œvergonzosoโ€ tratado de paz) de Versalles. Pero tambiรฉn en la prensa centrista e izquierdista se hablaba constantemente de los judรญos: cuando informaban sobre los revolucionarios y su sangrienta desapariciรณn; cuando se discutieron las deportaciones de judรญos de Europa del Este; cuando un ministro del gabinete judรญo fue asesinado y un miembro del parlamento cuestionado pรบblicamente; cuando un comerciante judรญo fue golpeado en la calle; y cuando se garabatearon grafitis en las sinagogas.

No importaba que los judรญos constituyeran menos del 2% de la poblaciรณn de Mรบnich. La โ€œcuestiรณn judรญaโ€ estuvo presente en la percepciรณn pรบblica de Mรบnich mucho antes de que fuera percibida del mismo modo en otras partes del Reich alemรกn.

Antes de que Mรบnich se convirtiera en la capital del movimiento nacionalsocialista, ya se habรญa convertido en la capital del antisemitismo en Alemania. Reclamรณ este tรญtulo en la inmediata posguerra gracias a muchos factores: a la alta concentraciรณn de grupos antisemitas, desde la Sociedad Thule hasta el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemรกn, pasando por los Freikorps; a la red antisemita radical de emigrantes รฉtnicamente alemanes de los paรญses bรกlticos que rodearon al posterior ideรณlogo nazi Alfred Rosenberg y su difusiรณn de brebajes antisemitas del Imperio zarista; a la editorial antisemita de Julius Lehmann y a periรณdicos como el Vรถlkischer Beobachter; y (finalmente) a los grafitis en las sinagogas, las profanaciones de cementerios y los brutales ataques a ciudadanos judรญos. El antisemitismo habรญa penetrado en el centro de la polรญtica bรกvara, en sus fuerzas policiales, su sistema legal y sus principales medios de comunicaciรณn.

Por tanto, no habรญa ninguna autoridad pรบblica capaz de desactivar la mezcla explosiva preparada en Mรบnich despuรฉs de la Primera Guerra Mundial. Por el contrario, en la Ordnungszelle (cรฉlula del orden) que creรณ, el primer ministro bรกvaro y mรกs tarde comisario general del Estado, Gustav von Kahr, se encargรณ de que esta mezcla tambiรฉn detonara. En 1920 y 1923, apenas unos dรญas despuรฉs de haber asumido el cargo de primer ministro, iniciรณ la deportaciรณn de judรญos que tenรญan ciudadanรญa en paรญses de Europa del Este. Figuras destacadas de la jefatura de policรญa de Mรบnich, incluidos el jefe de policรญa Ernst Pรถhner y el jefe de la divisiรณn polรญtica Wilhelm Frick, manifestaron abiertamente su antisemitismo y estuvieron entre los primeros nazis en la organizaciรณn del partido. Mientras que los crรญmenes cometidos por personas de izquierda fueron castigados severamente, los jueces bรกvaros elogiaron los crรญmenes cometidos por personas de derecha como actos heroicos y patriรณticos y les impusieron sentencias leves. A partir de 1920, los periรณdicos mรกs importantes de Mรบnich tambiรฉn se orientaron hacia canales de derecha. Para Thomas Mann, en junio de 1923 Mรบnich ya se habรญa convertido en โ€œla ciudad de Hitlerโ€.

El fallido intento de Hitler de tomar el poder el 9 de noviembre de 1923 solo pareciรณ marcar el principio del fin del surgimiento de un movimiento antisemita en Alemania. A pesar del fracaso de su golpe de Estado, la marginaciรณn de la poblaciรณn judรญa se habรญa puesto a prueba con รฉxito. Identificar la revoluciรณn como una empresa judรญa, tildar a los judรญos de insumisos del servicio militar obligatorio, evasores o especuladores de la guerra, intentar dos veces deportar a judรญos de Europa del Este y cometer actos extremos de violencia durante la noche del 8 de noviembre y la madrugada del 9 de noviembre de 1923 โ€“todas estas acciones enviaron una seรฑal clara a los judรญos de Mรบnich. Si bien la poblaciรณn de la ciudad siguiรณ creciendo, el nรบmero de residentes judรญos disminuyรณ significativamente entre 1910 y 1933, pasando de 11 mil a 9 mil. Algunos de los judรญos mรกs famosos de la ciudad abandonaron Mรบnich y Baviera. Se instรณ a los viajeros judรญos a evitar Baviera. Nadie podrรญa haber sabido en ese momento que eso era solo el preludio de un drama que se desarrollarรญa de nuevo diez o veinte aรฑos mรกs tarde, cuando lo que Martin Buber habรญa llamado la โ€œindescriptible tragedia judรญaโ€ finalmente adquirirรญa un nombre. ~

Traducciรณn del inglรฉs de Ricardo Dudda.

Este artรญculo originalmente apareciรณ en la revista Tablet en tabletmag.com y ha sido reproducido con el permiso de dicha publicaciรณn.

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