Mujeres que luchan: la estrategia de las zapatistas

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El aรฑo pasado las zapatistas lograron reunir a mรกs de diez mil mujeres (provenientes de mรกs de 35 paรญses) en el caracol Morelia para el Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan. A pesar de que uno de los acuerdos fue repetir el encuentro este aรฑo, a mediados de febrero un comunicado anunciรณ que no podrรญa llevarse a cabo en tierras zapatistas por la situaciรณn polรญtica que viven las comunidades del sureste, y que es resultado de proyectos como el Tren Maya, la siembra de รกrboles โ€œpara mercancรญa de maderas y frutasโ€, el plan para el istmo de Tehuantepec. Con todo, el comunicado dejรณ abierta la posibilidad de que otros colectivos de mujeres organizaran el encuentro โ€œsegรบn sus modos y sus tiemposโ€. El llamado fue respondido en distintas ciudades (Creel, Playa del Carmen, Zapopan, San Cristรณbal de Las Casas, Ciudad de Mรฉxico, Ecatepec, Oaxaca, Puebla, Mรฉrida, Zacatecas).

Al encuentro en Monterrey asistieron doscientas mujeres que formaron mesas de trabajo para analizar cรณmo el capitalismo incide en sus vidas. Entre los asuntos principales mencionaron el despojo a los mercados tradicionales por parte de supermercados que โ€œsecuestran la vida comunitaria de los barriosโ€ mediante un estilo de vida que se promociona bajo la etiqueta de lo orgรกnico. La presencia de estos negocios tiene, ademรกs, efectos en la alimentaciรณn local: varias mujeres dijeron que intentaban โ€œcomer bienโ€, pero que una simple coliflor llega a costar hasta cincuenta pesos, por lo que terminan comprando una sopa instantรกnea. En la misma lรญnea, un megaproyecto de infraestructura afectarรก a la colonia Independencia, el barrio mรกs antiguo y emblemรกtico de Monterrey, partiendo en dos el centro de la ciudad para comunicarlo con San Pedro Garza Garcรญa, donde vive la poblaciรณn con mayores ingresos.

Para las mujeres del noreste, otras de las preocupaciones constantes son la inseguridad y las desapariciones forzadas. Desde 2015, las madres y esposas de los desaparecidos en Monterrey salen en busca de sus familiares a las orillas de la ciudad, en lo que ellas llaman โ€œcampos de exterminioโ€. En donde mรกs restos humanos se han localizado es en el ejido Las Abejas: 250,000 fragmentos calcinados pertenecientes a 98 personas, sin embargo, menos de la mitad han sido entregados a las familias de las vรญctimas. Segรบn las cifras del colectivo Fundenl, actualmente hay 2,939 carpetas de investigaciรณn abiertas en Nuevo Leรณn por desapariciones, de las cuales 772 corresponden a mujeres.

Pero ยฟquรฉ hay de las zapatistas? Y, en especial, de Marรญa de Jesรบs Patricio Martรญnez, Marichuy, reconocida a nivel nacional por haber contendido en la elecciรณn presidencial mรกs reciente.

((Marichuy ha sido reivindicada por las zapatistas como modelo de lucha, sin embargo, ella es miembro del Congreso Nacional Indรญgena, no zapatista.
))

Muchas de las mujeres que asistieron al encuentro en Monterrey buscaron hablar con ella directamente pero, junto con el resto de las integrantes del Congreso Nacional Indรญgena, Marichuy prefiriรณ escuchar las charlas y talleres de los colectivos y poner atenciรณn a los problemas especรญficos de la regiรณn noreste. Parecerรญa insignificante, pero la postura de evitar el protagonismo responde a los procesos de colectividad sugeridos por las zapatistas como estrategia de lucha. Esta misma lรณgica colectiva estรก ligada a un proceso de descentralizaciรณn, que se confirmรณ cuando esta reuniรณn, que pudo haberse estructurado bajo el centralismo โ€“al que tendemos a inclinarnos constantementeโ€“, se distribuyรณ no solo en espacios fรญsicos y geogrรกficos, sino en cuanto a lรญneas de acciรณn, posicionamientos y temas concretos de una agenda que alberga diferencias de percepciรณn y contexto.

Esta forma de organizaciรณn proviene en cierta medida del trabajo que las zapatistas han hecho en el transcurso de los aรฑos. Durante el Primer Encuentro de Mujeres que Luchan explicaron las condiciones bajo las cuales se gestรณ su movimiento, como una โ€œlucha internaโ€ dentro del ezln, y la manera en que esta ha ido evolucionando desde entonces. Debido a que los hombres zapatistas se ausentaron de las comunidades durante las jornadas de asambleas previas al levantamiento en 1994, las mujeres tuvieron que crear redes de apoyo entre ellas con el fin de hacer el trabajo de las casas y las actividades para sustentar econรณmicamente a sus familias. De este modo fueron ganando autonomรญa: su acciรณn polรญtica surgiรณ de la necesidad de cuidar de los suyos en un momento de crisis, es decir, fue gestada en cierta medida desde una polรญtica de los cuidados. Mientras algunos feminismos mexicanos peleaban espacios institucionales oficiales (lo cual tambiรฉn es necesario) e histรณricamente cooptados por el poder masculino, las zapatistas supieron reconocer esos aspectos โ€œรญntimos y propios de la feminidadโ€ para conseguir con ellos avances polรญticos.

Hoy podemos ver los resultados de ese otro modelo de organizaciรณn en la manera en que se enuncian: mujeres que luchan. Esto ha permitido que mรกs mujeres de diversos contextos y condiciones se sientan identificadas: cada mujer puede reconocerse, de una u otra manera, en constante lucha. Ademรกs de la descentralizaciรณn, que ha evitado forzar acuerdos nacionales para mejor detenerse en los problemas de cada regiรณn, estos rasgos le dan al encuentro y a las zapatistas mayor relevancia, sobre todo de cara a los feminismos exageradamente capitalinos. ~

 

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(Torreรณn, 1989) es escritora y feminista. Estudiรณ lalicenciatura en literatura latinoamericana en la Universidad Iberoamericana.


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