no debes de saberlo
cubre tus oídos
recibí a cuatro amantes
uno venía del norte
el pasado
existe según los cuerpos
sin cuerpo no hay casa –dijo el más joven–
se echó como los perros
y yo lo despeinaba con el pie
el otro amante
me llevó a una esquina
me mostró una grieta del muro
la empujó
allí entramos al resto de la casa
había un piano de cola
una mecedora en movimiento
me abrió la blusa
por una orilla de mi cuerpo
entramos al resto del cuerpo
allí nos mantuvimos
a salvo del granizo
el tercer amante
se sentaba siempre
en una silla alta altísima
para mirarme en picada
yo lo consentía
como consientes los pies
en una bandeja de aceites perfumados
el último era un hombre
de dos vistas
me gustaba su revés
tenía labios en las manos tenía
como el segundo amante
casa por dentro de la casa
no era fácil descubrirla
le gustaba leer poesía y su voz
como instrumento de viento disparaba
por arriba y por abajo
notas graves
notas dulces
disparaba grietas siempre grietas
mamá, no quería que lo supieras ~
(Ciudad de México, 1955) es poeta. Ansina, poemas en ladino (Vaso Roto, 2016), es su libro más reciente