Hay afinidades entre naco, indio y salvaje como términos despectivos. Pero salvaje (que antiguamente era selvaje, pariente de selvático y silvestre) tiene además usos neutrales y hasta celebratorios. También los tiene indio, aunque el uso despectivo pesa tanto que se prefiere indígena. En cambio, naco es siempre denigrante, excepto como nombre geográfico.
Naco en Sonora (seis mil habitantes) y Naco en Arizona (mil) son poblaciones vecinas separadas por la frontera. Se fundaron a fines del siglo XIX como punto de cruce minero. También lo fueron de tráfico ilegal; y, en 1929, a petición del presidente Emilio Portes Gil, los Estados Unidos sellaron la frontera para dejar sin armas la sublevación del general José Gonzalo Escobar y sus aliados yaquis. Fue entonces cuando el general y Jefe Máximo de la Revolución Plutarco Elías Calles bombardeó a los yaquis. Tragicómicamente, una avioneta mercenaria de los Estados Unidos contratada por los sublevados para darle a Calles de su propia medicina se equivocó y soltó las bombas en Naco Arizona. Según la Wikipedia (“Bombing of Naco”), ese bombardeo fue el primero sufrido por los Estados Unidos (doce años antes que el de Pearl Harbor).
Naco, Nácori y Nacozari son municipios de Sonora cuyos nombres derivan de la lengua ópata y se refieren al nopal y la tuna. En el mismo caso está Nacameri, hoy Rayón. Fueron territorios ópatas, no nacos. Tal etnia no existió. El despectivo no se explica como nombre de unos indios despreciables.
El diccionario de la Real Academia (DRAE 23, 2004) registra naco¹ como americanismo, aféresis de anaco ‘pedazo’ en gallegoportugués [emparentado con añico, según Joan Corominas, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico]. Y naco² ‘indio’ (de los pueblos indígenas) como mexicanismo, quizá de totonaco. La definición es errónea, y omite el uso despectivo.
Hay muy pocas palabras en español terminadas en –naco, por ejemplo: tinaco. El Diccionario etimológico de los sufijos españoles de David Pharies no registra –naco, aunque sí –aco, como sufijo (por lo general despectivo: pajarraco, libraco, chismarraco), que no tuvo precursor en latín y no se sabe de dónde viene, pero favorece que naco suene despectivo.
Es un mexicanismo reciente. Buscando naco en Google Books no aparece antes de 1980. No está, por ejemplo, en Los de abajo (1916) de Mariano Azuela. El Índice de mexicanismos (2000) de la Academia Mexicana de la Lengua lo registra en dieciséis diccionarios de mexicanismos, quince de los cuales son de la segunda mitad del siglo XX. La excepción es Feliz Ramos i Duarte, Diccionario de mejicanismos. Colección de locuciones i frases viciosas con sus correspondientes críticas i correcciones fundadas en autoridades de la lengua; máximas, refranes, provincialismos i remoques populares de todos los estados de la República Mejicana, Méjico: Imprenta de Eduardo Dublán, 1895. Pero Ramos omite el uso despectivo, y su definición está mal: “Naco (Tlax.). Indio vestido de cotón azul, calzoncillos blancos y guaraches. Naco, en otomí, significa cuñado.”
Además, su etimología no concuerda con el Diccionario español-otomí del Instituto Mexiquense de Cultura (3ª edición, 2003), que no registra naco, y da para ‘cuñado’ mo en el otomí de Temoaya y ko en el de Acambay.
Francisco J. Santamaría reproduce la definición de Ramos en su Diccionario de mexicanismos (2ª edición, 1974) y añade que “en Guerrero llaman así a los indígenas nativos del estado y, por extensión, al torpe, ignorante e iletrado”, según la carta que le envió el senador guerre- rense Alfonso L. Nava el 23 de junio de 1954, respondiendo a su consulta.
Es dudoso que naco sea aféresis de totonaco, etnia de Veracruz. Convence más la hipótesis de José Emilio Pacheco: naco es aféresis de chinaco, aunque su evolución fue divergente. Chinaco era despectivo y llegó a ser neutral y hasta celebratorio. Así sucedió con jesuita y chilango, pero no con naco.
Parece haber una excepción en el “Corrido de la toma de Papantla” (1913) que recoge Vicente T. Mendoza (El romance español y el corrido mexicano. Estudio comparativo, 1939, pp. 656-657):
¡Ay! puxco Simón Tiburcio
si supieras que tus nacos
son carne rebelde y brava
y no muñecos de trapo.
Sin embargo, en este caso (donde no entiendo puxco), naco es una forma poética de chinaco. El corrido exalta a los chinacos, como lo hizo Vicente Riva Palacio en “El chinaco (romance nacional)”, publicado en La Orquesta en 1867 y recogido en sus Páginas en verso (1885). Empieza así:
Sobre los robustos lomos
de un poderoso alazán
que apenas deja la huella
de su ligero trotar,
apuntando la mañana
y camino a Tehuacán,
va Márgaro Peñadura,
el chinaco más cabal.
Según la Enciclopedia de México de José Rogelio Álvarez (1987), chinaco (del náhuatl tzinnácatl ‘andrajoso’) era el que “combatía en grupos irregulares al lado de los liberales y juaristas entre 1857 y 1867. Se dio este apodo a los guerrilleros liberales porque iban pobremente vestidos y equipados”; “la palabra no es exclusiva de esta época, pues treinta años antes el artista alemán Mauricio Rugendas [que estuvo en México de 1831 a 1834] pintó a un jinete mexicano llamándolo chinaco”.
Según el Diccionario Porrúa (1964), hubo un periódico satírico llamado La Chinaca publicado en 1862 por Guillermo Prieto, Vicente Riva Palacio y otros liberales. Unos años después, en 1879, los anarquistas argentinos fundaron el periódico El Descamisado (tiene página en la Wikipedia). Y, en el siglo XX, el peronismo exaltó a los descamisados. No está de más recordar que el anarquista ruso León Tolstói es el autor del cuento “La camisa del hombre feliz”, donde resulta que el hombre feliz era un descamisado.
Guido Gómez de Silva (Diccionario breve de mexicanismos, 2001) precisa que tzinacatl es literalmente ‘carne del trasero’ y hace un paralelo entre chinaco y sans-culottes ‘sin calzones’, el nombre que se dio en la Revolución francesa a los que salieron a manifestarse contra la monarquía, porque no usaban culottes, los pantalones cortos de la aristocracia, que pueden verse en uno de los retratos que hizo Tiziano de Carlos V. Véase también Culotte en la Wikipedia francesa, donde está claro que la palabra pasó de nombrar una prenda exterior masculina a una interior femenina.
Joaquín García Icazbalceta (Vocabulario de mexicanismos, 1899) no registra naco, pero sí:
Chinaca. (Del mex. xinaca ‘desnudo’). Esta voz no se halla en Molina ni en Siméon. f. fam. Gente desarrapada. Diose este nombre por desprecio a las guerrillas liberales o gavillas de gente de toda broza, no uniformada, que tanto figuraron en la última revolución. [Se refiere a Alonso de Molina (Vocabulario en lengua castellana y mexicana, 1571) y Rémi Siméon (Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, 1885).]
Chinacate. m. Individuo de la chinaca.
Chinaco, chinaca. Lo mismo que chinacate, y más usado. Todavía se aplican estos nombres a individuos de la hez del pueblo.
Dicho sea de paso: broza es el “conjunto de hojas, ramas, cortezas y otros despojos de las plantas” (drae 23) y gente de toda broza era la “gente que vive con libertad, sin tener oficio ni empleo conocido”. De ahí proviene el mexicanismo la broza, colectivo despectivo como la chinaca, la indiada, la plebe y la naquiza. Han tenido muy distinta fortuna, como lo indica el número de páginas de Google (23 XI 2017) que aparecen tecleando plebe (cinco millones), broza (uno), chinaca (650 mil), indiada (175 mil), naquiza (7 mil).
Ramón Gómez de la Serna dijo que cursi es lo sublime fallido. Así puede decirse que naco es lo venido a más fallido y puesto en su lugar; lo despreciable como advenedizo que “enseña el cobre” por- que sigue siendo lo que era, aunque llegó a una posición mejor.
Naco es clasista, no racista; un despectivo de los que se sienten más. Tildar de naco es descalificar como grosero, mal educado, de mal gusto. Es negarle “ca- tegoría”, considerarlo “colado” a una clase superior a la suya, excluirlo de la buena sociedad. No puede haber nacos donde no hay movilidad social.
Naco es un nahuatlismo despectivo como chinaco, del cual proviene. A su vez tzinnácatl, tzinacatl o xinaca en náhuatl parece despectivo, por el significado. Pero ¿se usó en el mundo prehispánico o se acuñó después? ¿Por eso no está en Molina ni en Siméon? En el imperio azteca había clases, pero ¿movilidad social y advenedizos, arribistas, trepadores, parvenus, a los cuales había que poner en su lugar? Se ruega a los nahuatlatos que nos informen. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.