Christopher Domรญnguez Michael
Retrato, personaje y fantasma. DโAnnunzio, Malaparte, Pasolini
Ciudad de Mรฉxico, Ai Trani Editores, 2016, 136 pp.
Gabriele dโAnnunzio, Curzio Malaparte y Pier Paolo Pasolini: tres escritores fuertes, de esos cuyas audacias vitales produjeron apasionantes biografรญas que, acaso, solo tengan el inconveniente de desinteresarnos por sus obras literarias, como si estas quedaran jibarizadas ante la magnitud de los episodios vividos. Por suerte contamos con Christopher Domรญnguez Michael (en adelante CDM) para recordarnos que sรญ, su terna italiana, el verde DโAnnunzio, el blanco Malaparte y el rojo Pasolini, o la delantera de la Squadra Azzurra para abreviar, tuvieron vidas gozosas y trรกgicas, biografiables en tomos de seiscientas pรกginas, pero solo porque la pasiรณn principal de esas vidas fue la escritura y sus producciones alcanzaron a conmover e influir en muy distintas generaciones. Los perfiles que CDM traza de estos tres escritores, tan distintos, funcionan como perfectos ejemplos de lo que debe ser el ensayo literario sobre autores: quiero decir, cada uno de estos ensayos puede servir de puerta de entrada para quien, en caso de no haber leรญdo al autor al que se dedica, quiera encontrar en estas pรกginas motivos suficientes para dirigirse a alguna de sus mejores obras, pero tambiรฉn puede servir de puerta de salida pues quien los haya leรญdo y evaluado verรก enriquecidas sus impresiones de lectura por las de CDM, siempre sagaces ademรกs de escritas con prosa nรญtida y cuidadรญsima.
De los tres italianos que comparecen en Retrato, personaje y fantasma, quizรก sea Gabriele dโAnnunzio el que peor ha envejecido (ademรกs de que, por razones cronolรณgicas inevitables, sea tambiรฉn el que mรกs ha envejecido). Su vida en efecto fue de pelรญcula, y su importancia nacional โincluso con su punto caricaturesco por su heroรญsmo de pacotillaโ estรก tan fuera de discusiรณn que hasta un enemigo primero como el futurista Marinetti, que poco podรญa soportar no tanto su decadentismo como el hecho de que le sacara mรกs partido al decadentismo que รฉl (la primera publicaciรณn de Marinetti antes de la aventura futurista fue un librito dedicado a DโAnnunzio), acabรณ por llamarlo โinefable descendiente de Cagliostro y Casanovaโ. La cabalgata de sus amantes compondrรญa un largo poema de insolente eufonรญa. โTengo necesidad de lo superfluoโ, le dijo en una ocasiรณn temprana al director del diario La Tribuna. Aunque CDM lo llega a reconocer como un Rubรฉn Darรญo italiano, supongo que mรกs con afรกn pedagรณgico, para hacernos una idea, que porque realmente compare sus energรญas o influencias en sus respectivos sucesores, lo cierto es que el decadentismo de DโAnnunzio resultaba, a pesar de que daba salida a su obsesiรณn erรณtica con mucho รฉnfasis, un poco merengoso, blando: un festรญn para el goloso Olvido, que no ha perdonado sus excesos decorativos. Y, sin embargo, CDM consigue interesarnos en un libro de DโAnnunzio en el que el autor de El placer logrรณ deshacerse de las pompas wagnerianas y los entusiasmos retรณricos, para deparar una obra en la que acertรณ a ocultar sus verdaderas pesadillas: el Libro secreto. Para eso nos sirve CDM: mete la mano en el fango olvidado de la obra literaria de DโAnnunzio y nos presenta una joya que nos habรญa pasado completamente inadvertida para restituirle grandeza โno solo biogrรกfica sino poรฉticaโ al virtuoso enamorado de sรญ mismo y su condiciรณn, durante aรฑos, de poeta nacional. Toda una vida dedicada a la fatiga del virtuosismo estรฉtico para acabar latiendo en un casi secreto y mal conocido Libro secreto. Le debemos una a CDM.
Al contrario que DโAnnunzio, Curzio Malaparte vive cierto esplendor despuรฉs de unas cuantas dรฉcadas de olvido. En la Espaรฑa de los ochenta, en la que fui adolescente, a menudo se veรญan sus muchos volรบmenes en las librerรญas de viejo: no los compraba uno porque no habรญa el menor riesgo de que nadie los comprase y pensaba que en algรบn momento le llegarรญa la hora. Era un autor que interesรณ a las generaciones de la posguerra, por tanto, no podรญa interesarnos a nosotros. Y, sin embargo, poco a poco, se fue imponiendo su fuerza y su personalidad, hasta el punto de que recientemente se han reeditado algunos libros suyos y se ha publicado al fin Baile en el Kremlin (Tusquets) y su libro sobre Mussolini (Sexto Piso), aparte de la biografรญa de Maurizio Serra. CDM comienza su texto sobre Malaparte como John Ford decรญa que habรญa que empezar las pelรญculas: con el escรกndalo de un caballo al trote entrando en una cacharrerรญa, para, a partir de ahรญ, seguir hacia arriba. El texto nos deja sin aliento, escrito con vรฉrtigo y razรณn. Gracias a Malaparte se entiende la gรฉnesis comรบn de los movimientos revolucionarios que hicieron arder al siglo XX โcomunismo y fascismo: en impagable apreciaciรณn, CDM asegura que en unos siglos serรก imposible distinguir a uno del otro, lรกstima que no estemos presentes entonces para darle la razรณnโ. No me resisto a copiar un pรกrrafo del texto de CDM en el que se revela el gran secreto de Malaparte, su radiante actualidad: โEn sus dos grandes novelas-reportaje, Kaputt y La piel, Malaparte fue el รบltimo en pregonar, estilรญsticamente, que la barbarie (la Segunda Guerra Mundial) tambiรฉn era un momento culminante en la historia de la civilizaciรณn. Me late โes decir, no tengo prueba para afirmarloโ que aquella estridente frase de Adorno sobre la imposibilidad de escribir poesรญa despuรฉs de Auschwitz fue una reacciรณn a la lectura de Malaparte, cuya prosa elegante y decadente es poesรญa de la guerra.โ Malaparte como poeta de la guerra, eso es. Malaparte como hombre de otro tiempo, sentado a la mesa de los asesinos, incapaz de cinismo, comportรกndose con la naturalidad de un mercenario cuyo oficio no es otro que labrarse su propia gloria. No necesita ocultar el horror, de hecho, es una de sus herramientas favoritas, pero tampoco se priva de contraponerlo a una Europa agรณnica donde, rodeados de grandes nombres, de diplomรกticos y aristรณcratas y artistas, se tienen conversaciones deslumbrantes ante paisajes espectaculares.
Malaparte procedรญa del marxismo, como el propio Mussolini, y CDM nos avisa que solo un marxista podรญa haber escrito Tรฉcnica del golpe de Estado, donde se cuenta a quien quiera escuchar, no cรณmo debe ejercerse el poder absoluto, sino cรณmo se obtiene. En el libro se canta a la inteligencia de Trotski frente a la cobardรญa de Lenin (y hasta se habla del dictador jerezano Primo de Rivera que mandรณ en Espaรฑa en los aรฑos veinte), aunque no le da tiempo de hablar de Hitler, a pesar de lo cual los nacionalsocialistas โcomo los falangistas espaรฑolesโ se arrojaron sobre รฉl para enterarse de cรณmo se conquistaba un Estado. No es raro que Mussolini lo prohibiese โcomo si de la develaciรณn de un secreto de Estado se trataraโ, en palabras de CDM.
Con imponente baterรญa de datos, CDM demuestra a las claras que el fascismo y el socialismo de los veinte eran hermanos gemelos, de donde Malaparte sintiera clara predilecciรณn por Rusia (en su libro sobre el Kremlin se entrevista con Lunacharski y ve a un agotado Maiakovski cuya fecha de muerte altera para poder inventar un encuentro con รฉl). Tambiรฉn demuestra que hacen mal los sovietรณlogos en no leer y estudiar a Malaparte, pues nadie supo describir la Rusia de Stalin como รฉl. El texto de CDM sobre Malaparte nos abre tanto el apetito sobre un personaje tan extraordinario (llegรณ a fundar, harto de la polรญtica y el reporterismo, una revista de vanguardia en la que habรญa sitio para Pound y para Heidegger, para Garcรญa Lorca y Picasso y Joyce) que serรก raro que el lector pase al tercer episodio del libro sin antes correr a buscar algรบn libro suyo: a mรญ me ha pasado con Malditos toscanos, que segรบn CDM es el mรกs personal de sus libros. Ya le debemos dos a CDM.
Completa la terna Pier Paolo Pasolini, a quien CDM confiesa haberse asomado, despuรฉs de considerarlo โun comunista histรฉricoโ, por orden, mรกs que recomendaciรณn, de Alejandro Rossi. Haciendo abstracciรณn de su obra cinematogrรกfica, se dirรญa que el Pasolini mรกs vivo hoy es precisamente el que parecรญa menos influyente en su รฉpoca: es decir, el ensayista, el articulista, con una capacidad de trabajo excepcional que le permitรญa escribir igual sobre futbol que sobre costumbres y moral. El Pasolini poeta en verso y el Pasolini novelista โtanto el mรกs documental como puede ser el de Muchachos de la calle o el mรกs vanguardista como el de Petrรณleoโ no parecen hoy lecturas predilectas de casi nadie. Y sin embargo se recobran sus ensayos โun ejemplo puede ser el libro Demasiada libertad sexual os convertirรก en terroristas (Errata Naturae), donde brilla la prosa pungente de alguien que, demostrada su condiciรณn comunista y su compromiso con los parias de la tierra, se permitรญa el lujo de decir sin recortarse la violencia (y despuรฉs de que lo expulsaran del Partido Comunista) todo aquello que compaรฑeros de viaje y camaradas, encerrados inevitablemente en el dogma, no podรญan permitirse el lujo ni de pensarโ. Buen ejemplo de cรณmo se llevaba con los camaradas era lo que les decรญa siempre que los comunistas italianos se ponรญan a hablarle de las desgracias del fascismo: dejad de hablar del mar mientras estamos en la montaรฑa. En ese libro tambiรฉn, Pasolini ofrece la clave de su abandono de la poesรญa: โHe dejado de escribir poesรญa porque perdรญ el destinatario. No hay con quiรฉn dialogar usando la sinceridad, cruel incluso, que es propia de la poesรญa. La poesรญa exige que haya una sociedad, es decir, un destinatario ideal, capaz de dialogar con el propio poeta.โ
CDM tiene razรณn cuando dice que Pasolini llevรณ a buen tรฉrmino su narrativa poรฉtica en el cine, no en sus novelas, mientras escribiรณ una poesรญa que en ocasiones es solo comprensible desde la tradiciรณn italiana. Minuciosamente va escarbando en Pasolini, en todo Pasolini, leyendo un libro suyo que no conozco: Passione e ideologia. No descarta al filรณlogo y al poeta, que decidiรณ convertirse en apรณstol de la lengua friulana y vindicรณ la visiรณn romรกntica de la poesรญa popular. Pero avisa pronto de que no se podrรญa escribir una historia de la sexualidad del siglo XX sin detenerse en Pasolini, a pesar de que este cometiera errores teรณricos y existenciales parecidos a los que cometiรณ Michel Foucault. Para talar la famosa Trilogรญa de la vida, CDM no necesita mรกs que las impresiones del propio Pasolini: fue un acto de exorcismo que acabรณ siendo fallido y que hoy aburre a cualquiera que se asome a esas pelรญculas. Fue un peldaรฑo para que alcanzara esa epopeya del excremento que es Salรฒ o los 120 dรญas de Sodoma. Pero Pasolini fue siempre un moralista, un catรณlico sin necesidad de discutir la homofobia de su Iglesia, pues la sabรญa teolรณgicamente indefendible. Nunca entendiรณ la homosexualidad como una elecciรณn o un derecho a la diferencia. El catolicismo de Pasolini, cristianismo mรกs bien, era paulino. โSe liberรณ del terror al pecado pero no de las telaraรฑas cosmogรณnicas del cristianismoโ, escribe CDM que sabe hacernos ver que Pasolini muriรณ dos veces: una cuando muriรณ su hermano menor y otra cuando lo mataron en la playa de Ostia, quiรฉn sabe si mediante un asesinato programado. La pรกgina y media dedicada a la muerte de Guido es extraordinaria, y dan ganas de saber mรกs acerca de esa muerte. Ya le debemos tres a CDM.
Retrato, personaje y fantasma es uno de esos libros que, sin rebajarse a la pedanterรญa ni a la vacua erudiciรณn, pone en pie personajes fascinantes a travรฉs de una lectura consciente y persuasiva de las obras de quienes protagonizan estas pรกginas. El recorrido biogrรกfico es tan eficaz como el comentario literario. Corre el riesgo que suelen correr los ensayos literarios que aciertan cuando se dedican a figuras como las aquรญ convocadas: ser tan eficaz en el retrato, sintetizar con tal capacidad lo mรกs personal y destacado de las obras de las que habla, que a mรกs de un lector le parecerรก que ya ha leรญdo esas obras y podrรก prescindir de ellas. El libro se completa con una minuciosa cronologรญa preparada por el editor Fabrizio Cossalter en que se alรญan los pasos de los tres protagonistas. El resultado es un sendero que se bifurca en jardines: uno de esos jardines puede ser Malditos toscanos de Curzio Malaparte; otro, Passione e ideologia de Pier Paolo Pasolini, y otro mรกs, el Libro secreto de Gabriele dโAnnunzio. ~
(Jerez de la Frontera, 1966) es escritor. En 2013 publicรณ la novela Prohibido entrar sin pantalones. En 2014 la editorail Visor publicรณ Hecho en falta, su poesรญa reunida.