TradiciĆ³n de asilo y control migratorio

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Pablo Yankelevich

Los otros. Raza, normas y corrupciĆ³n en la gestiĆ³n de la extranjerĆ­a en MĆ©xico, 1900-1950

Ciudad de MĆ©xico, El Colegio de MĆ©xico, 2019, 334 pp.

Justo en los dĆ­as de la llegada a MĆ©xico del expresidente de Bolivia Evo Morales, acompaƱado del exvicepresidente Ɓlvaro GarcĆ­a Linera y la exministra de Salud Gabriela MontaƱo, comenzĆ³ a circular en librerĆ­as el volumen Los otros, de Pablo Yankelevich, una historia exhaustiva y reveladora del control migratorio mexicano en la primera mitad del siglo XX. El historiador no desconoce la tradiciĆ³n de asilo que, con justicia, se adjudica al MĆ©xico posrevolucionario y la refiere en varios momentos, pero atina al insistir en que esa tradiciĆ³n debe reconstruirse sin ocultar las sistemĆ”ticas barreras a la inmigraciĆ³n y la naturalizaciĆ³n de extranjeros desde aquellas dĆ©cadas.

Para Yankelevich, la polĆ­tica migratoria de la RevoluciĆ³n mexicana estuvo siempre relacionada con la dimensiĆ³n racial de la ideologĆ­a nacionalista del nuevo rĆ©gimen. Una dimensiĆ³n que se proyectaba de manera contradictoria, ya que mientras algunos lĆ­deres intelectuales como JosĆ© Vasconcelos, Manuel Gamio y Alfonso Caso exaltaban el mestizaje y creaban las bases doctrinales e institucionales del indigenismo, tambiĆ©n hablaban de ā€œvĆ­as eugĆ©nicasā€, de fomento a la inmigraciĆ³n europea para ā€œmejorar la razaā€ o del avance hacia una ā€œsociedad sin razasā€ por obra de la mezcla y del desarrollo social y cultural de las comunidades indĆ­genas.

Como en Brasil o en Cuba, la ideologĆ­a del mestizaje mexicano reforzĆ³ la ficciĆ³n republicana de una ciudadanĆ­a posĆ©tnica. Los estudios sobre Gilberto Freyre en Brasil o Fernando Ortiz en Cuba, y las instituciones etnogrĆ”ficas y antropolĆ³gicas que ambos crearon en la primera mitad del siglo XX, describen una ambivalencia muy parecida a la que muestra Yankelevich en la visiĆ³n de las Ć©lites letradas y polĆ­ticas mexicanas frente al mundo indĆ­gena. Tal vez la diferencia reside en que, en el MĆ©xico posrevolucionario, tanto los discursos intelectuales como las leyes migratorias excluĆ­an a los afrodescendientes de la integraciĆ³n racial que propugnaba por el nuevo orden.

Yankelevich propone un repaso detallado de las leyes migratorias y poblacionales ā€“la de 1909, la de 1926, la de 1934, la de 1947ā€“, de los censos ā€“el de 1921, el de 1930, el de 1940ā€“ y de la documentaciĆ³n de los congresos indigenistas. En todos esos acervos y en el estudio de las normativas y prĆ”cticas del servicio migratorio mexicano, el historiador encuentra un consistente rechazo al ingreso de chinos y negros y de extranjeros de razas y nacionalidades muy diversas (judĆ­os, eslavos, Ć”rabes y asiĆ”ticos; hĆŗngaros, polacos, sirios y libaneses; argelinos, turcos, griegos y albaneses…), que por sus ā€œcaracterĆ­sticas psicolĆ³gicas y moralesā€ resultaban ā€œinasimilablesā€ o, en el peor de los casos, ā€œindeseablesā€.

Figura central de la polĆ­tica migratoria mexicana, a quien Yankelevich sigue la pista, fue AndrĆ©s Landa y PiƱa, un maestro normalista michoacano que en 1930 ya era jefe del Departamento Migratorio de la SecretarĆ­a de GobernaciĆ³n. Landa y PiƱa ocupĆ³ altos cargos en la polĆ­tica poblacional de MĆ©xico hasta su muerte en 1969, cuando era director del Registro Nacional de Electores. Asesorado por antropĆ³logos y sociĆ³logos como Manuel Gamio, Lucio Mendieta y NĆŗƱez, Gilberto Loyo y Gonzalo Aguirre BeltrĆ”n, este funcionario fue uno de los principales gestores de la racionalidad migratoria del Estado cardenista y poscardenista. Por un lado, delineĆ³ las premisas jurĆ­dicas para diferenciar a los migrantes retornados de los inmigrantes extranjeros y, por el otro, impulsĆ³ decisivamente la aplicaciĆ³n de un criterio de ā€œdeseabilidadā€ a las leyes de extranjerĆ­a y naturalizaciĆ³n.

Pablo Yankelevich, que ha estudiado la aplicaciĆ³n del artĆ­culo 33 de la ConstituciĆ³n de 1917, que limita la intervenciĆ³n de extranjeros en la polĆ­tica nacional, recuerda en su libro que la administraciĆ³n de la extranjerĆ­a en MĆ©xico ha estado sometida persistentemente a la corrupciĆ³n. Desde los aƱos veinte y treinta se estableciĆ³ una maquinaria de extorsiones y sobornos que hacĆ­an casuĆ­sticamente flexible un sistema cuya esencia era rĆ­gida. La corrupciĆ³n en el sistema migratorio mexicano se sumĆ³ al racismo y la xenofobia como resortes afectivos de la preservaciĆ³n de una comunidad, definida en tĆ©rminos raciales, pero cuyo Estado excluĆ­a a buena parte de su propia poblaciĆ³n, basado en prejuicios racistas.

El historiador propone algunas cifras para pensar el control migratorio mexicano en la larga duraciĆ³n. Entre 1828 y 1999 se habrĆ­an naturalizado en MĆ©xico solo 36,519 extranjeros. AdemĆ”s de limitado, el proceso fue discontinuo ya que la mayor parte de esas cartas de naturalidad se entregaron entre los aƱos treinta y cuarenta o a fines de la dĆ©cada de 1990 y principios de los 2000. Hasta 1953, la nacionalidad mĆ”s favorecida por la naturalizaciĆ³n era EspaƱa ā€“unos 12,619 espaƱoles se habĆ­an mexicanizado desde 1828ā€“, seguida muy de lejos por Alemania. Estas cifras son mucho mĆ”s bajas que las que reportan, en dos siglos, otros paĆ­ses americanos como Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia o Estados Unidos.

Hay una especificidad mexicana en cuanto a las leyes de extranjerĆ­a y el control migratorio, que Yankelevich resume de esta manera: ā€œse trata de una naciĆ³n que vio fracasar todos los intentos por promover la inmigraciĆ³n, nunca recibiĆ³ corrientes significativas de poblaciĆ³n extranjera; sin embargo, en consonancia con el proceder de naciones de alta inmigraciĆ³n, instituyĆ³ una de las normas migratorias mĆ”s restrictivas que conoce el continenteā€. Tan especĆ­ficos de MĆ©xico son, por tanto, la tradiciĆ³n del asilo como el control migratorio.

Ambas dinĆ”micas reiteran su vigencia en nuestros dĆ­as no solo con el asilo a Morales, GarcĆ­a Linera y MontaƱo ā€“tambiĆ©n a Ricardo PatiƱo, excanciller del gobierno de Rafael Correa en Ecuadorā€“ y con la polĆ­tica de devoluciĆ³n de centroamericanos al otro lado de la frontera con Guatemala. Entre enero y agosto de 2019, MĆ©xico deportĆ³ a 102,314 centroamericanos a sus paĆ­ses de origen, casi el doble de las deportaciones totales de aƱos anteriores. Se espera que la cifra definitiva de 2019 bata rĆ©cords en el control migratorio de centroamericanos en toda la historia moderna del paĆ­s. ~

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(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crĆ­tico literario.


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