Un tajo del siglo XX

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Anna Ajmรกtova y Marina Tsvetรกieva

El canto y la ceniza. Antologรญa poรฉtica

Selecciรณn y traducciรณn de Monika Zgustova y Olvido Garcรญa Valdรฉs

Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2018, 300 pp.

Se ha reeditado, casi tres lustros despuรฉs de su apariciรณn y ahora en tapas blandas, El canto y la ceniza, la antologรญa de poemas de Anna Ajmรกtova y Marina Tsvetรกieva que hicieran para Galaxia Gutenberg Monika Zgustova y Olvido Garcรญa Valdรฉs. Es una reapariciรณn pertinente, porque las dos mayores poetas rusas del siglo XX siempre lo son y porque su obra, como todo gran arte, parece hablarnos ahora, flamante en su potencia y en su dolor.

Me hubiera gustado no escribir la palabra dolor en el primer pรกrrafo de esta reseรฑa pero su apariciรณn se impuso, dejando clara su inevitable preeminencia en la escritura de ambas poetas. No que el dolor defina ambas poรฉticas in toto (de hecho, tanto Ajmรกtova como Tsvetรกieva fueron extraordinarias poetas del amor), pero sรญ que son obras insertas en un siglo y en un paรญs convulso por guerras mundiales y civiles, escritas como una resistencia contra el rรฉgimen, amenazadas siempre e imbuidas de una intensidad de vida o muerte (de vida y muerte, para ser mรกs precisos) que las dota de una energรญa รบnica, de una fuerza capaz de dar un giro y definir ellas, desde su trinchera vital y estรฉtica, a la Historia que las oprimรญa y no vicever- sa. El dolor, el pathos de estos poemas, no es el de las vรญctimas que se achi- can sino el de las artistas que se agrandan, habiendo entendido que su voz ya no era solo suya (aunque ambas tienen entonaciones personalรญsimas) sino la de una sociedad y su tiempo. Recordando aquel verso de Darรญo, fueron verdaderos pararrayos de una tormenta secular que amenazรณ con dejarnos en la oscuridad.

Con una traducciรณn literal de Zgustova y una revisiรณn posterior de la poeta Garcรญa Valdรฉs, esta antologรญa se deja leer muy bien en espaรฑol, aunque estamos conscientes de lo mucho que perdemos de la maestrรญa tรฉcnica de ambas poetas en el original ruso, cuyo punto mรกs alto acaso sea el de haber conseguido una dicciรณn perfectamente clara y legible sostenida por complejos artefactos lingรผรญsticos. Ajmรกtova y Tsvetรกieva hablan de tรบ a tรบ (una de las razones de su popularidad), como si detrรกs de cada poema hubiera una lรญmpida es- pontaneidad, una casi gratuita felici- dad sonora y no el trabajo perfeccionista y milimรฉtrico de dos artistas que llevaron su sintaxis a un nivel de perfecciรณn aรบn sin par en la literatura rusa. Y el armado novedoso del libro, no cronolรณgico, que comienza con las composiciones extensas de ambas y continรบa con los otros poemas en busca de un ritmo de lectura y de un tono que haga justicia a la voz de las poetas, es convincente y se agradece.

Quien no sepa nada de la vida y obra de las poetas rusas (vida y obra casi imposibles de separar y ya tocadas por el aura de la leyenda) podrรก enterarse de sus coordenadas bรกsicas en el prรณlogo y epรญlogo de las antologadoras. Sabrรก de la belleza, elegancia, perseverancia en el sufrimiento y soledad de Anna Ajmรกtova, cuya primera creaciรณn perfecta fue probablemente ella misma, con ese seudรณnimo aristocrรกtico y abundante en as (su nombre de pila era Anna Gorenko). Ajmรกtova fue una mujer hechizante e inspirรณ mรกs obras dedicadas a ella que su propia producciรณn (Modigliani se obsesionรณ con su figura), y no obstante padeciรณ un ostracismo solo soportable a travรฉs de una gran resiliencia y del poder vivificante de la poesรญa. Sus relaciones (Nikolรกi Gumiliov, Nikolรกi Punin, Isaiah Berlin) parecen mitos y siempre fueron transfiguradas en poemas. En cuanto a Marina Tsvetรกieva, el lector descubrirรก un espรญritu libรฉrrimo, apasionado, amante del amor, caprichoso, feliz y desdichado a la vez, una poeta para poetas, entregada y perfeccionista hasta la exasperaciรณn. De ella escribiรณ su marido, Serguรฉi Efron: โ€œLanzarse de cabeza a su propio huracรกn se ha convertido para ella en una necesidad, en el oxรญgeno de su vidaโ€, y esa vehemencia alcanzรณ su punto mรกximo en la correspondencia triangular que mantuvo con Borรญs Pasternak y Rainer Maria Rilke, en la que Tsvetรกieva consiguiรณ, por pura intensidad, espantar al autor de las Elegรญas de Duino… Ambas poetas se admiraron y dedicaron poemas, y ambas conocieron el dolor y el sufrimiento como pocos: la dignidad de Ajmรกtova, ante dicho dolor, fue la vida, la resistencia, y la de Tsvetรกieva fue la muerte, que ella consideraba el heroรญsmo del cuerpo, aunque no del alma.

Vigiladas de cerca por Stalin (vergonzante admirador que ya habรญa sentenciado a ร“sip Mandelstam), las poetas rusas produjeron poemas imperecederos. A lo largo de veinte aรฑos, Ajmรกtova escribiรณ su hoy clรกsico โ€œRรฉquiemโ€ que, ante el temor de la represiรณn contra su hijo encarcelado, no conociรณ el papel y fue memorizado por una docena de amigos. โ€œRรฉquiemโ€ consigue, excepcionalmente, trenzar el hecho estรฉtico y el polรญtico al cristalizar en un canto fรบnebre el dolor de las madres por sus hijos idos. En palabras de Josรฉ Manuel Prieto: โ€œNunca antes se habรญa escrito una obra de tan alta calidad literaria sobre la tragedia del pueblo ruso bajo el bolchevismo.โ€ Sus versos siguen resonando dentro de nosotros: โ€œDe madrugada vinieron a buscarte. / Yo fui detrรกs de ti como en un duelo.โ€

La antologรญa incluye otro poema de altos vuelos de Ajmรกtova, el polifรณnico โ€œPoema sin hรฉroeโ€, tambiรฉn escrito a lo largo de dos dรฉcadas y que es, caracterรญsticamente, una historia general de Rusia a travรฉs de la historia particular de la poeta, y un puรฑado de otros poemas y ciclos de los cuales rescato estos tres versos: โ€œTodas las almas de la gente que amo / estรกn entre las estrellas: afortunada, al fin, / ya a nadie puedo perder y sรญ puedo llorar.โ€

De Tsvetรกieva se incluye su cรฉ- lebre โ€œPoema del finโ€, tambiรฉn de largo aliento, que con una prosodia vivaz, entrecortada y punzante (jazzรญstica, si se me permite) cuenta la ruptura de dos amantes, su via crucis en catorce estaciones, y que guarda esta tremenda, veraz aseveraciรณn: โ€œSi es este / un mundo cristiano, / los poetas somos judรญos.โ€

Otros poemas sueltos comparecen (โ€œMi dรญa es desordenado y absurdo: / al mendigo pido pan, / al rico le ofrezco una limosnaโ€) y la antologรญa cierra con un bang: el poema โ€œPor el Aรฑo Nuevoโ€, elegรญa a la muerte de Rilke escrita como la รบltima de sus apasionadas cartas. Portento de maestrรญa tรฉcnica, sublime declaraciรณn de amor, ese texto le inspirรณ a Brodsky un fascinante anรกlisis de sesenta pรกginas titulado โ€œNota al pie de un poemaโ€, en el que afirma que Tsvetรกieva, para entender lo sucedido con la muerte de Rilke, tuvo que ampliar los lรญmites del gรฉnero elegรญaco y pasar de la orquesta al escenario.

El canto y la ceniza, tรญtulo que define a la perfecciรณn la dualidad erรณtica y tanรกtica que campea en la obra de ambas poetas rusas, es mรกs que una selecciรณn poรฉtica: es un tajo del siglo XX al que Ajmรกtova y Tsvetรกieva supieron darle una perdurable voz. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1969) es poeta. Es autor, entre otros tรญtulos, de 'Bipolar' (Pre-Textos, 2008), 'Pitecรกntropo' (Almadรญa, 2009) y 'Ex profeso' (Taller Ditoria, 2010).


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