Ante acontecimientos devastadores o impactantes โcomo la invasiรณn rusa de Ucraniaโ, uno de los titulares mรกs tentadores para los editores es que el mundo ha cambiado. Generalmente hay algo de verdad en una frase asรญ. Lo que resulta mรกs difรญcil de decir es cรณmo ocurrirรกn dichos cambios o hacia dรณnde conducirรกn. Esto es especialmente cierto ahora que un nuevo imperialismo ruso se asoma despuรฉs de una serie de sucesos impactantes que estรกn transformando el mundo.
En momentos asรญ, la conclusiรณn correcta no es que se estรก creando un orden mundial nuevo o bien definido, como muchos han predicho. No se ha materializado una nueva Guerra Frรญa o un mundo bipolar dividido en dos campos evidentes. Mรกs bien, el nuevo shock ha roto viejas suposiciones y ha ampliado el espectro de caminos posibles que podrรญa tomar el mundo.
En vez de insistir en hallar nuevas certezas, necesitamos aceptar que nos encontramos en una era de incertidumbre bastante radical, en la cual la habilidad de aprender y adaptarnos con rapidez a los acontecimientos no esperados es mucho mรกs valiosa que las predicciones o los preparativos demasiado especรญficos. Podemos distinguir algunas cosas que sabemos, o que creemos saber, de las muchas que no conocemos. Pero hasta ahรญ.
Despuรฉs de todo, tan solo en los รบltimos cinco aรฑos han ocurrido tres acontecimientos importantes que han aniquilado las suposiciones que muchos de nosotros hacรญamos respecto de la direcciรณn que llevaban los asuntos mundiales.
Primero, la guerra comercial que comenzรณ en 2018. Esta no fue รบnicamente entre las dos superpotencias econรณmicas y polรญticas mundiales, Estados Unidos y China; tambiรฉn trajo escaramuzas o batallas comerciales entre Estados Unidos y sus aliados en Europa y Japรณn. Este aspecto es importante, porque invalidรณ las expectativas sobre el papel de Estados Unidos en el mundo y sobre el futuro de las instituciones globales de gobernanza.
En segundo lugar, por supuesto, estรก la pandemia del coronavirus. En los รบltimos dos aรฑos y medio el virus ha causado, segรบn la รบltima estimaciรณn, mรกs de seis millones de muertes reconocidas de manera oficial. Pero, en realidad, el exceso de mortalidad, en comparaciรณn con lo que se podรญa esperar segรบn las tendencias normales, ha superado los veinte millones.
Y en tercer lugar estรก la invasiรณn rusa de Ucrania, cuya fase actual comenzรณ el 24 de febrero. Es impactante โy de hecho destroza lo que dรกbamos por supuestoโ porque se trata de una guerra en la que una superpotencia militar busca cambiar las fronteras por medio de la fuerza, un tipo de acciรณn que se pensaba proscrita por la Carta de las Naciones Unidas de 1945. La invasiรณn ha abierto la posibilidad de que pronto pueda romperse el gran tabรบ sobre el uso de armamento nuclear, que ha prevalecido desde los terribles acontecimientos de Hiroshima y Nagasaki los dรญas 6 y 9 de agosto de 1945.
No sabemos si eso va a ocurrir. Pero sรญ sabemos que Rusia ha amenazado con usar esas armas tan terribles para influir en sus adversarios o disuadirlos. Del mismo modo, esto rompe con una suposiciรณn arraigada acerca de cรณmo se comportarรญan las superpotencias nucleares.
Las cinco suposiciones
En mi opiniรณn, cinco suposiciones principales habรญan quedado bien establecidas hace mรกs o menos una dรฉcada:
1) Que con el ascenso de China asistรญamos a una nueva era de rivalidad entre grandes potencias en la que, sin embargo, otras potencias ascendentes como la India, Brasil y Rusia actuarรญan como equilibradoras o dispersadoras. Esto nos permitรญa suponer que el poder se distribuirรญa ampliamente durante el siglo XXI, en vez de concentrarse en un pequeรฑo nรบmero de paรญses.
2) Que, para administrar el ascenso de ese poder distribuido, serรญan cruciales instituciones globales cada vez mรกs inclusivas. Evolucionarรญan a partir de las instituciones y reglas establecidas en las dรฉcadas de la posguerra. Los ejemplos incluyen al G20, a la Organizaciรณn Mundial del Comercio (OMC) y a la Organizaciรณn Mundial de la Salud (OMS). La creciente necesidad de confrontar la crisis climรกtica serรญa, de acuerdo con lo que algunos de nosotros pensรกbamos, un fuerte incentivo para la colaboraciรณn, incluso entre las grandes potencias. Semejantes instituciones evolucionarรญan alejรกndose de un liderazgo occidental, y China inevitablemente jugarรญa un papel primordial en su desarrollo futuro.
3) Dimos por sentado que la aceptaciรณn y el apoyo de Estados Unidos a las instituciones globales se elevarรญan conforme su poder hegemรณnico se debilitara, y conforme reconociera, al mismo tiempo, la necesidad de un grupo mรกs amplio de socios para alcanzar sus objetivos. Esta serรญa tambiรฉn para Estados Unidos una manera lรณgica de administrar el impacto del ascenso de China.
4) A pesar del ascenso de China y del retroceso ruso hacia la autocracia, asumimos que las democracias demostrarรญan ser mรกs resistentes y adaptables que las autocracias, gracias a una mayor transparencia y la libre informaciรณn. Eso no significaba que creyรฉramos en la nociรณn del โfin de la historiaโ de Francis Fukuyama. Pero sรญ pensamos que, de manera gradual, la democracia resultarรญa mรกs popular conforme las clases medias se hicieran mรกs grandes en muchos paรญses, incluida China, y exigieran la defensa de sus intereses y derechos.
5) Asumimos que la globalizaciรณn del comercio, la tecnologรญa y las ideas โque facilitaba el ascenso de nuevas potencias y la distribuciรณn de la riquezaโ continuarรญa, y que ayudarรญa a desalentar los conflictos e igualar el progreso. La tecnologรญa se encuentra en el corazรณn del proceso de globalizaciรณn, pero su desarrollo tambiรฉn se acelera por esa misma globalizaciรณn.
La crisis financiera global de 2008 puso a prueba algunas de estas suposiciones. Pero en primera instancia las democracias de Europa y Estados Unidos mostraron su resistencia y capacidad de adaptaciรณn. Estados Unidos eligiรณ a su primer presidente afroamericano. Una intervenciรณn enorme pero hรกbil de los bancos centrales salvรณ los sistemas bancarios. Fue peligrosa la crisis de la deuda soberana del euro, pero se mantuvo bajo control. Con la creaciรณn de un G20 mรกs inclusivo las instituciones globales parecieron fortalecerse, y vimos a China asumir una posiciรณn mรกs fuerte en ellas. Estados Unidos avalรณ e incluso alentรณ esas mismas instituciones.
Tambiรฉn se estaban evitando tensiones importantes. China estaba jugando un papel cada vez mรกs relevante como prestamista e inversor en paรญses pobres de todo el mundo. En buena medida, su contribuciรณn para reducir la pobreza era positiva, aun si Occidente seguรญa preocupado por su creciente influencia polรญtica.
Los tres grandes puntos de inflexiรณn
Luego vinieron los tres importantes acontecimientos que cambiaron las reglas del juego o tal vez destrozaron las suposiciones previas: la guerra comercial, la pandemia y la guerra en Ucrania. Estos sucesos revelaron que nuestras suposiciones eran incorrectas o demasiado optimistas.
La guerra comercial lanzada por la administraciรณn de Donald Trump en 2018 pudo parecer, a algunas personas, de naturaleza mรกs bien tรฉcnica. Los economistas consideraron bastante drรกstico que Estados Unidos impusiera aranceles de hasta un 25% sobre miles de millones de dรณlares de importaciones desde China. Aunque en principio era como ajustar tasas impositivas, fue algo mucho mรกs grande.
Para empezar, significรณ no el aval sino el rechazo de Estados Unidos a utilizar instituciones globales para gestionar la competencia entre grandes potencias. De hecho, a partir de entonces, facciones poderosas del pueblo estadounidense empezaron a creer que esas instituciones eran enemigas de los intereses de Estados Unidos y que era necesario acabar con ellas.
El nacimiento de la OMC en 1995 debรญa convertir las guerras comerciales en una cosa del pasado. En ese organismo tendrรญan lugar las disputas futuras y los paรญses no utilizarรญan nunca mรกs aranceles y otras barreras comerciales como armas en la competencia econรณmica o polรญtica.
Trump evidentemente no leyรณ el memorando. Ignorรณ las obligaciones de Estados Unidos ante la OMC y paulatinamente debilitรณ la funciรณn de resoluciรณn de disputas de la OMC al rechazar el nombramiento de nuevos jueces. Con ello Trump declarรณ la guerra comercial principalmente a China. Pero tambiรฉn impuso sanciones comerciales en el aluminio y el acero sobre Japรณn y Europa, supuestamente por razones de seguridad nacional.
Esta declaraciรณn de guerra comercial reflejaba dos cosas importantes. Una era el daรฑo aplazado pero grave que las secuelas de la crisis financiera de 2008 habรญan hecho a la democracia estadounidense y la estabilidad social, cuando las quejas sobre la desigualdad y otros males sociales culminaron en la inesperada elecciรณn de Trump como presidente en 2016. Como en previas crisis econรณmicas estadounidenses, incluyendo las de la dรฉcada de 1980, esos agravios produjeron una fuerte reacciรณn contra el comercio y la globalizaciรณn.
Pero la segunda cosa importante eran las seรฑales de que la rivalidad entre Estados Unidos y China iba en aumento. En la mente de Trump, un indicador de esa rivalidad era el dรฉficit comercial estadounidense con China. Pero, para una gran parte de la รฉlite polรญtica y empresarial estadounidense, un indicador mucho mรกs importante era la competiciรณn tecnolรณgica, junto con un miedo creciente a que China pronto podrรญa tomar la delantera.
Durante la dรฉcada de 1960, en el contexto de la Guerra Frรญa entre la Uniรณn Soviรฉtica y Estados Unidos, tales miedos tecnolรณgicos se centraban en el espacio. Esto condujo al exitoso programa estadounidense para poner a un hombre en la Luna, que para el aรฑo 1970 demostrรณ la clara superioridad tecnolรณgica estadounidense en el campo militar.
En la actual competencia con China este miedo tecnolรณgico es mรกs impreciso. Cubre semiconductores, telecomunicaciones 5G y 6G, inteligencia artificial y tambiรฉn el espacio. El temor comenzรณ a reflejarse en fuertes medidas estadounidenses contra firmas tecnolรณgicas chinas, cuya intenciรณn fue en parte detener el robo de propiedad intelectual, pero que tambiรฉn se extendieron hacia esfuerzos mรกs directos por desactivar u obstruir el desarrollo tecnolรณgico chino.
Los dos principales partidos polรญticos estadounidenses apoyan dichas medidas, porque el paรญs teme quedar rezagado. China tiene miedo ahora de que la priven de componentes y tecnologรญas cruciales. Mis antiguos compaรฑeros en The Economist describieron el resultado econรณmico no como globalizaciรณn sino slowbalizaciรณn.
{{En inglรฉs, global- se puede leer como glo-ball que se vuelve ahora slow ball, โbola lentaโ, tรฉrmino del bรฉisbol. [N. de la T.]}}
Pero las implicaciones polรญticas eran probablemente mรกs serias que las econรณmicas directas.
Fue asรญ como en 2020 entramos en el segundo importante acontecimiento, la pandemia, con una relaciรณn tensa entre las dos superpotencias โo incluso un conflicto, aunque, por fortuna, no en un sentido militarโ. La competencia tecnolรณgica fue una especie de guerra indirecta.
Lecciones del virus
La pandemia del coronavirus ha sido โy todavรญa esโ un acontecimiento terrible en tรฉrminos de sufrimiento humano, que nos ha dado muchas enseรฑanzas especรญficas sobre salud, polรญtica social y el poder de la ciencia. Pero la pandemia tambiรฉn nos ha dado lecciones importantes sobre asuntos internacionales:
- Mostrรณ que las relaciones entre las grandes potencias se han vuelto tan tensas que, incluso enfrentรกndose a un enemigo comรบn como un nuevo virus, Estados Unidos y China se han alejado aรบn mรกs, en vez de acercarse el uno al otro. Durante los dos aรฑos y medio pasados, China y Occidente han ejercido polรญticas pรบblicas completamente separadas contra esta amenaza a la salud global, utilizando vacunas y mรฉtodos de control diferentes.
- Mostrรณ que instituciones mundiales como la OMS ya habรญan sido debilitadas por falta de financiaciรณn. Aunque la OMS hizo un buen papel a la hora de proveer informaciรณn al mundo, ha sido incapaz de desempeรฑar un rol operativo sustancial durante esta crisis. Cualquier propuesta de nuevos mecanismos operativos para prevenir pandemias futuras estรก por lo tanto condenada al fracaso, bajo las condiciones actuales.
- Mostrรณ que disrupciones tales como una pandemia pueden causar problemas importantes en la cadena de suministro de nuestro sistema de comercio mundial, los cuales, en combinaciรณn con otros factores, pueden tener consecuencias econรณmicas significativas, incluida la inflaciรณn.
- Mostrรณ que, aunque los paรญses mรกs ricos del mundo occidental tenรญan las herramientas financieras para apoyar sus economรญas y sistemas de salud en tiempos extraordinarios, no tenรญan ni la voluntad ni probablemente los recursos para proveer una ayuda sustancial a los paรญses mรกs pobres. Se hicieron donaciones para apoyar la distribuciรณn de vacunas en รfrica, por ejemplo, y se hicieron esfuerzos para suavizar el impacto de las crisis de deuda soberana. Pero fueron por desgracia insuficientes.
Persiste, en 2022, una brecha enorme entre las tasas de vacunaciรณn de รfrica y las del resto del mundo. Puede que los paรญses africanos no hayan mostrado resentimiento por esta falta de apoyo en concreto, pero han notado que no se puede confiar en Occidente en una emergencia semejante. (De hecho, tampoco se puede confiar en China, pero esa es otra historia.)
Del lado positivo, sin embargo, la pandemia probablemente respaldรณ dos de mis cinco suposiciones. El hecho mรกs importante es que, en 2021 y 2022, la crisis ha sido en cierta medida controlada, sobre todo gracias a la continuada y poderosa globalizaciรณn de la tecnologรญa, la producciรณn y el comercio.
Un puรฑado de investigadores y compaรฑรญas farmacรฉuticas de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y (de distinta manera) China desarrollaron vacunas contra la covid-19 en un tiempo rรฉcord y luego produjeron mรกs de once mil millones de dosis en un solo aรฑo en fรกbricas de todo el planeta. Algunas de ellas hicieron uso de tecnologรญas nuevas y altamente innovadoras. Personalmente he sido vacunado en cuatro ocasiones utilizando tres de esas vacunas โAstraZeneca, Pfizer/BioNTech y Modernaโ. Soy un ejemplo vivo de la globalizaciรณn de la biociencia. Mรกs aรบn, el รฉxito de las vacunas demostrรณ la continuada superioridad de la biociencia de Europa y Estados Unidos respecto a China. Las vacunas arnm desarrolladas en Alemania y Estados Unidos, y la vacuna de adenovirus producida en el Reino Unido, han dado resultados muy superiores a las dos vacunas chinas, de tecnologรญa mรกs anticuada.
Gracias a esta superioridad, el temor del aรฑo pasado ha quedado sin fundamento. Me refiero al miedo a que la diplomacia china de las vacunas, al exportar las dosis de Sinovac y Sinopharm a los paรญses mรกs pobres, diera a Pekรญn una ventaja duradera en los asuntos internacionales con la creaciรณn de nuevas alianzas y dependencias. Pero eso no ha sucedido. Como consecuencia de su menor eficacia y del รฉxito de las compaรฑรญas occidentales para superar las dificultades de producciรณn, las vacunas occidentales se han vuelto dominantes en todas partes salvo en China (aunque por compra, no por donaciรณn).
Si bien las democracias europeas y estadounidense gestionaron mal el impacto de la pandemia sobre la salud, especialmente en 2020, resultaron bastante efectivas para gestionar los impactos econรณmicos, sociales y polรญticos en el medio plazo. Mostraron gran resistencia y capacidad de adaptaciรณn.
En el momento actual las democracias del mundo ofrecen un mejor panorama poscovid que China, y lucen mucho mejor que Rusia, duramente golpeada por la pandemia e incapaz de producir una vacuna que convenciera a su propia gente, no digamos a los mercados de exportaciรณn. Este fracaso y esta debilidad probablemente estรกn en el trasfondo de la guerra actual.
El mundo en guerra
Y luego vino Ucrania. Son las noticias diarias de la guerra las que mantienen hoy, justamente, nuestra atenciรณn. Pero podemos tambiรฉn reconocer algunos puntos fundamentales que se derivan de ella y que tienen implicaciones para el futuro.
El primero es que el 4 de febrero, mientras las Olimpiadas de Invierno se inauguraban en Pekรญn, Vladรญmir Putin y Xi Jinping firmaron e hicieron pรบblica una declaraciรณn acerca de cรณmo Rusia y China entraban en una asociaciรณn estratรฉgica que โno conocerรญa lรญmitesโ. En su anuncio conjunto, estas dos superpotencias afirmaron tener ahora una relaciรณn activa que utilizarรกn para oponerse y debilitar a Occidente โjusto como Richard Nixon, cincuenta aรฑos atrรกs, utilizรณ su apertura hacia China para debilitar a la Uniรณn Soviรฉticaโ. Dijeron que quieren ver algunos cambios importantes en el modo en que opera el sistema polรญtico, econรณmico y de seguridad en todo el mundo, lo que significarรญa el final de los รบltimos vestigios de dominaciรณn occidental. Demandan un papel mรกs relevante de las instituciones multilaterales en la gobernanza mundial, pero sus palabras y las posteriores acciones rusas mostraron que en realidad piensan que las superpotencias mundiales โcomo ellos mismos, mรกs presumiblemente Estados Unidosโ pueden actuar segรบn reglas distintas. O, mรกs bien, sin regla alguna.
Veinte dรญas despuรฉs, y tras esperar a que terminara la ceremonia de clausura de las Olimpiadas de Invierno, Putin ordenรณ a su ejรฉrcito invadir Ucrania, exhibiendo de modo dramรกtico el desprecio de esa superpotencia por las normas. Esto provocรณ una guerra importante en el continente europeo por primera vez desde 1945, una guerra que llega hasta las mismas fronteras de la Uniรณn Europea.
Aquรญ lo destacable es que la guerra comenzรณ con un claro apoyo de China y evidenciรณ que la relaciรณn activa entre dicho paรญs y Rusia se extiende mucho mรกs allรก del comercio. Desde entonces, China ha refrendado su apoyo diplomรกtico a Rusia, aun si militarmente ha mantenido su distancia.
El segundo punto sobre esta guerra es que los objetivos de Rusia, tal y como fueron expuestos por Putin a lo largo de muchos meses y aรฑos, se extienden hasta la reconquista completa de Ucrania y de otros paรญses que pertenecieron anteriormente al Imperio ruso en el siglo XIX y a la Uniรณn Soviรฉtica en el XX. Mรกs que aludir a sistemas polรญticos o a valores, estos objetivos declarados son de naturaleza imperial y territorial. La invasiรณn rusa, de ser exitosa, abrirรญa la posibilidad de una nueva era de imperialismo y de utilizaciรณn del control territorial como arma estratรฉgica.
El tercer punto regresa a la cuestiรณn del armamento nuclear. Este es el primer conflicto desde principios de la dรฉcada de 1960 en el cual una superpotencia habla activa y pรบblicamente de utilizar armas nucleares. No sabemos en quรฉ medida Putin o el mando militar han considerado esta vรญa de acciรณn. Pero sabemos que la amenaza general de usar dicho armamento ha formado parte de discursos tanto de Putin como de su ministro de asuntos exteriores, Serguรฉi Lavrov. Y podemos ver que en la televisiรณn estatal rusa se habla sin tapujos del uso de armas nucleares, de un modo deliberadamente escandaloso.
Esto quizรก tenga la intenciรณn de que los rusos perciban que su ejรฉrcito es poderoso, cuando sus fracasos en Ucrania han demostrado su debilidad e incompetencia. Pero sabemos que tambiรฉn hay una lรณgica militar que se deduce de eso: que el fracaso o la simple debilidad rusa en Ucrania podrรญan llevar a Putin a utilizar un arma nuclear como una exhibiciรณn desesperada de poder, para forzar la rendiciรณn del paรญs invadido.
Ciertamente podemos, con algo de fundamento, tener la esperanza de que el mando ruso no utilizarรญa armas nucleares, porque sabe muy bien cuรกles serรญan las consecuencias โno solo para sus enemigos sino para ellos mismosโ. Sin embargo, el punto crucial es que, por primera vez despuรฉs de muchas dรฉcadas, no podemos estar seguros.
Esta es tambiรฉn la razรณn por la cual la respuesta occidental a la invasiรณn rusa โliderada por Estados Unidos y seguida con mucha determinaciรณn por los paรญses europeos y Japรณnโ ha sido cautelosa, unificada y sostenida. Ha sido cautelosa al reducir la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial si se entrara en conflicto militar directo con una superpotencia nuclear. Ha sido unificada porque todos estos ricos aliados comparten el punto de vista de que este no es un conflicto local sino uno de alcance mundial y de vital importancia. Y ha sido hasta ahora sostenida por la convicciรณn de que solamente una presiรณn econรณmica y militar constante puede evitar que Putin logre sus objetivos.
El conflicto, y la respuesta occidental por medio de sanciones econรณmicas sin precedentes, estรก teniendo un efecto considerable en las tendencias econรณmicas mundiales. Al perturbar la oferta de energรญa y otras materias primas estรก provocando inflaciรณn y restructurando la globalizaciรณn. Pero no podemos saber en esta etapa cuรกl serรก el resultado, militar o econรณmico, ni quรฉ tipo de consecuencias sobrevendrรกn. Lo que sรญ sabemos es que el espectro de resultados posibles es bastante amplio, por desgracia.
Incertidumbre radical
ยฟHacia dรณnde nos estรก llevando todo esto? La verdad elemental es que no sabemos, porque no podemos saber. Por ende, debemos ser cuidadosos cuando distinguimos aquellas pocas cosas que sรญ sabemos de las muchas que no.
Los tres acontecimientos importantes que he descrito โla guerra comercial, la pandemia y la guerra en Ucraniaโ eran todos predecibles, en el estricto sentido de que mucha gente influyente dijo que esas cosas podรญan ocurrir. Pero eran por completo impredecibles en el sentido de que no tenรญamos modo de saber si en efecto ocurrirรญan, y ciertamente no tenรญamos idea de en quรฉ momento.
Algo similar puede decirse de otros importantes acontecimientos que han sacudido al mundo: los ataques del 11S, por ejemplo, o el colapso financiero. Por el tamaรฑo, complejidad e interconexiรณn de nuestro sistema mundial, semejantes acontecimientos pueden tener ahora impactos mucho mayores en comparaciรณn con รฉpocas pasadas. Este es un precio, se puede decir, de nuestro propio รฉxito.
Todo lo cual lleva a la necesidad de entender que estamos viviendo en un mundo de incertidumbre radical, un concepto popularizado por John Maynard Keynes durante la dรฉcada de 1930. La tesis de Keynes โque ha tenido un nuevo auge gracias al exgobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King y al renombrado economista John Kay, que utilizaron la expresiรณn como tรญtulo de un libro recienteโ era que, cuando se piensa en posibles acontecimientos del futuro, es importante distinguir entre el riesgo y la verdadera incertidumbre.
Los riesgos son algo que podemos calcular. Podemos decir que el rendimiento de una inversiรณn o de una actividad determinada debe ser mayor al riesgo calculado. La verdadera incertidumbre es algo que no podemos calcular en absoluto. No habรญa modo de asignar un porcentaje de probabilidad al riesgo de que una pandemia mundial se desatara y matara a mรกs de veinte millones de personas.
En semejantes condiciones de incertidumbre radical no tiene mucho sentido planear en funciรณn de todo tipo de acontecimientos potenciales que no podemos prever. Es por eso que la mayorรญa de los planes para la pandemia resultaron inรบtiles. En cambio, lo que necesitamos es generar la habilidad de aprender y hacer nuestros sistemas mรกs flexibles. De este modo, acaso estaremos mรกs preparados para reaccionar si lo desconocido se presenta.
En la prรกctica, el gran triunfo de la pandemia consistiรณ en aprender, con increรญble rapidez, a fabricar nuevas vacunas. Tambiรฉn nos adaptamos, al igual con gran velocidad, a nuevas maneras de trabajar y vivir.
Dada la existencia de la incertidumbre radical, ยฟquรฉ mรกs sabemos? Yo citarรญa cinco grandes cosas, mรกs allรก del valor de la humildad y de aprender de nuestras predicciones fallidas:
- Sabemos que el espectro de futuros posibles para la humanidad es mรกs amplio de lo que pensรกbamos.
- Sabemos que, a menos que el propio rรฉgimen ruso cambie como resultado de esta guerra, Rusia estarรก sustancialmente aislada de Occidente durante un tiempo considerable. Pero sabemos tambiรฉn que esta nueva โguerra frรญaโ serรก parcial, dado que la mayor parte de los paรญses del mundo no participarรกn.
- Sabemos que, por lo pronto, el mundo no se estรก dividiendo en dos bloques rivales โOccidente, o las democracias, contra las autocraciasโ, dado que muchos paรญses de Asia, รfrica y Latinoamรฉrica estรกn evitando involucrarse. Entienden que, en un mundo donde el poder estรก ampliamente distribuido y no se puede realmente depender de nadie, no tiene sentido alinearse a un solo campo. El mundo es complicado, no simple ni binario.
- Sabemos tambiรฉn que, si bien China y Rusia han establecido su asociaciรณn estratรฉgica, no la han convertido todavรญa en una relaciรณn operacional y activa โuna con obligaciones firmes o compromisos mutuosโ. De hecho, China insiste en puntualizar que es una asociaciรณn, no una alianza.
- Finalmente, sabemos que la globalizaciรณn, para bien o para mal, no estรก muerta โpuede traer virus, terrorismo y un desastre nuclear, pero tambiรฉn vacunas, tecnologรญa digital increรญble y el veloz intercambio de ideasโ. Tambiรฉn sabemos que los factores de los que depende la globalizaciรณn son abrumadoramente polรญticos.
Lo cual nos lleva a la lista de las cosas importantes que no sabemos:
- No sabemos si el armamento nuclear serรก utilizado en la guerra de Ucrania o en conexiรณn con ella, incluso si pensamos que cada vez son mayores las posibilidades de que armas nucleares sean utilizadas ahรญ o en conflictos futuros.
- No sabemos si el curso futuro de la polรญtica, particularmente de las superpotencias, incluirรก un asalto sostenido contra la globalizaciรณn, a travรฉs de la reconstrucciรณn de altos muros contra el intercambio econรณmico e intelectual.
- No sabemos si China elegirรก reforzar o hacer operativa su relaciรณn con Rusia, o mantenerla laxa y no militar como lo es hoy dรญa.
- En esta era de competencia entre superpotencias, no sabemos si Estados Unidos y China estรกn destinados a colaborar, competir o incluso combatir. Hay amplios motivos para especular sobre cualquiera de estas orientaciones. Todas son posibles.
- En particular no sabemos si China va a emprender la conquista de Taiwรกn por la fuerza para obtener lo que ve como la victoria final en la inconclusa guerra civil china, con lo que se arriesgarรญa a un conflicto con Estados Unidos y otros paรญses, o si va a aceptar el statu quo indefinidamente.
- Esto a su vez significa que no sabemos si lo que nos gusta llamar el โorden basado en reglasโ puede ahora ser rescatado, revivido o reconstruido. Las instituciones mundiales parecerรญan mรกs necesarias que nunca, pero se encuentran en muy mal estado. Y es que instituciones mundiales nuevas o reforzadas dependen en lo crucial de un acuerdo entre las superpotencias.
Estamos en una era de incertidumbre radical. ~
Traducciรณn del inglรฉs de Andrea Martรญnez Baracs.
Publicado originalmente en Prospect.
es un periodista y editor inglรฉs, autor de catorce libros y editor de The Economist de 1993 a 2006. Es presidente de la Japan Society del Reino Unido.