El 14 de abril de 2023, el Departamento de Justicia de Estados Unidos de América, a través de uno de los tribunales del Distrito Sur del estado de Nueva York, anunció la presentación de cargos a veintiocho personas que presuntamente eran miembros del cártel de Sinaloa. Las acusaciones dan cuenta de la fabricación y el tráfico de fentanilo en el territorio mexicano. Entre las veintiocho personas acusadas se encuentran los principales líderes y lugartenientes del cártel de Sinaloa, quienes son los presuntos fabricantes y distribuidores de fentanilo de dicho grupo del crimen organizado, conocidos como “los Chapitos”, hijos de Joaquín Guzmán Loera alias “el Chapo”.
De acuerdo con el indictment, durante año y medio la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) se infiltró en el cártel de Sinaloa como parte de un operativo contra la producción y el tráfico de fentanilo en México. Los agentes de la DEA lograron grabar reuniones y atestiguar el negocio que encabezaban “los Chapitos”. Este indictment ayuda a entender la ruta de producción y tráfico de fentanilo en México, que depende en su gran mayoría de precursores químicos que provienen del extranjero, principalmente de China. La acusación en contra de “los Chapitos” señala que los laboratorios del cártel contienen equipamiento profesional, como estufas industriales, máquinas troqueladoras para pastillas y elevadores para mover los barriles de fentanilo.
La presencia del fentanilo en México ha hecho sonar varias alarmas. Es necesario hacer una diferenciación a partir de la definición y clasificación de esta sustancia. La primera pregunta importante: ¿qué es el fentanilo? Es un opioide sintético que se usa de forma controlada y regulada para aliviar el dolor. El fentanilo de uso médico ayuda a mejorar la calidad de vida de quienes sufren dolores crónicos y severos. Entonces, la siguiente pregunta es: ¿por qué hay un mercado ilegal de fentanilo? Esta sustancia es demasiado rentable para los grupos del crimen organizado (GCO), ya que genera ganancias de 200 a 800 veces más del precio del precursor. Un kilogramo de precursor para fentanilo se compra en aproximadamente 800 dólares; de ese kilo, se pueden producir hasta cuatro kilogramos de fentanilo o 415 mil pastillas; cada pastilla se vende al distribuidor por 50 centavos y en la calle puede llegarse a vender hasta por tres dólares. El fentanilo de uso médico no es el mismo que el fentanilo que producen, distribuyen y venden los GCO.
La crisis de opioides en EUA, que ahora se extiende hacia los estados fronterizos de México, es un tema que ha ocupado las agendas de salud y seguridad de ambos países. De acuerdo con el Wideranging Online Data for Epidemiologic Research (CDC Wonder, por sus siglas en inglés), del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EUA, más de cien mil personas murieron en Estados Unidos por sobredosis relacionadas con drogas, tanto ilegales como legales, en 2021. De esas muertes, aproximadamente el 70% estuvo relacionado con opioides sintéticos distintos de la metadona. CDC Wonder reporta que la mayor parte de estas sobredosis fueron por fentanilo. Desafortunadamente, para México no existen datos oficiales relacionados con el consumo de sustancias desde 2016.
(( Una de las fuentes que teníamos de datos oficiales sobre consumo de sustancias era la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat), coordinada por la Comisión Nacional contra las Adicciones, cuya realización se suspendió desde el año 2016. ))
Las farmacéuticas cambiaron el mercado de drogas en el mundo. Purdue Pharma es una de las empresas farmacéuticas que incentivó la crisis de opioides en EU al ofrecer y vender opioides como “analgésicos inofensivos”. La demanda de opioides superó la oferta, lo que permitió la apertura de mercados ilegales cooptados por grupos del crimen organizado. El fentanilo ilegal entra al mercado de forma rentable para el crimen organizado: es más potente que otras sustancias como la heroína, más barato de producir y, por lo tanto, más fácil de comercializar y de traficar.
¿Cómo solucionamos el problema frente a la presencia de sustancias como el fentanilo ilegal? ¿Prohibirlas es una opción viable para disminuir la oferta y la demanda? El mercado del fentanilo es un caso muy específico para las fronteras entre la legalidad y la ilegalidad del mercado. Los mercados son espacios de intercambio voluntario de bienes o servicios por dinero bajo condiciones de competencia. Los mercados son ilegales cuando el producto en sí mismo, el proceso del intercambio o la manera en que se produce o distribuye viola lo que está regulado bajo los preceptos de la ley. Es decir, un mercado es ilegal cuando así lo establece alguna definición legal. Bajo la adjetivación de ilegalidad de los mercados, el Estado niega derechos de propiedad.
El inicio de la “guerra contra las drogas” en México es el inicio de una serie de iniciativas de prohibición y de seguridad enfocadas en el reforzamiento de las fuerzas gubernamentales militares. Las políticas de prohibición son entendidas como aquellas que restringen o prohíben la producción, el tráfico, la venta y el consumo de drogas. Me refiero, entonces, a la prohibición de la totalidad de la cadena de mercado. Las políticas de prohibición son una intervención gubernamental para erradicar todos los niveles de la cadena de mercado ilegal de drogas, que involucra a cultivadores, productores, traficantes y personas consumidoras de sustancias. Desde 2006, hasta la fecha, la evidencia solo nos ha mostrado que la estrategia de “guerra” en contra de las drogas no ha funcionado. En cambio, la “guerra” solo ha generado más violencia.
El fentanilo ilegal en México: regular en lugar de prohibir
Se estima que en México cinco de los principales GCO se disputan el mercado ilegal del fentanilo: el cártel de Sinaloa, el CJNG, el cártel del Golfo, el cártel del Noreste y Los Talibanes. Sin embargo, se tiene registro de que los principales distribuidores de esta sustancia son el cártel de Sinaloa y el CJNG, ya que tienen el control de los puertos ubicados en la zona noroeste del país, específicamente los puertos de Mazatlán, Vallarta, Manzanillo y Lázaro Cárdenas, cuya ubicación es primordial para asegurar la importación y exportación del producto.
(( Laura H. Atuesta Becerra y Samantha Pérez Dávila, Presencia de los grupos criminales y de las fuerzas de seguridad en el contexto de la pandemia por covid-19, reporte, México, CIDE-Programa de Política de Drogas, 2021. ))
Un proxy para entender la distribución espacial de las zonas de producción de fentanilo en México son los reportes de laboratorios asegurados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar). La zona noroeste de México ha concentrado el hallazgo de estos laboratorios desde 2006 hasta la fecha. La red de laboratorios en la zona occidente, establecidos primero para la producción de metanfetaminas, se consolidó luego de que el CJNG se independizó del cártel de Sinaloa, que le disputó algunas plazas a La Familia Michoacana y a los Templarios. De acuerdo con Laura Atuesta y Samantha Pérez en su reporte sobre la presencia de grupos criminales en el contexto de la pandemia por covid-19, el cártel de Sinaloa empezó a cambiar los laboratorios de metanfetamina por laboratorios de fentanilo a partir de la demanda de esta sustancia en los mercados ilegales.
La prohibición de mercados incentiva la diversificación de los GCO. Al trasladar determinadas sustancias al plano de la ilegalidad, se abre una posibilidad para que los GCO alimenten la demanda. Prohibir el fentanilo, como propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador en su paquete de reformas constitucionales, no va a terminar con la demanda de esta droga. La persecución de personas usuarias de sustancias, mediante toda la fuerza del poder punitivo del Estado, es una persecución basada en estigmas, en perfilamiento racial y en clasismo. Quienes terminan en la cárcel por este tipo de delitos son personas jóvenes, empobrecidas y racializadas.
Si asumimos que el mercado de drogas no va a terminar con la prohibición, la apuesta tendría que ir dirigida no solamente hacia regular las sustancias sino a políticas de reducción de riesgos y daños. En México necesitamos empezar a hablar de forma urgente del testeo de sustancias, del uso de la metadona para prevenir los síntomas de abstinencia y de la naloxona que revierte los efectos de las sobredosis. ~
(Estado de México, 1993). Ensayista. Maestrante en Sociología Política por el Instituto Mora. Investigadora en la organización CEA Justicia Social.