Nada se sabe de la existencia despuรฉs de la muerte, solo trazos en algunos mitos como el citado en la Repรบblica de Platรณn, donde los dioses al soldado Er le conceden la gracia de la memoria despuรฉs de su fallecimiento para que recuerde todo lo visto en el inframundo. De esa manera, volverรก con los vivos a narrar cรณmo las tres parcas โCloto, Lรกquesis y รtroposโ hilan, alargan y cortan el destino de las almas, las cuales aguardan su prรณxima reencarnaciรณn en la Tierra. O el recuento que el padre fantasmagรณrico del relato โNadar de nocheโ (1991), del autor bonaerense Juan Forn, le hace a su hijo durante una velada al lado de la alberca: โ[El inframundo es] como nadar de noche, en una pileta inmensa, sin cansarse.โ
No obstante, existen evidencias clรญnicas de que durante la agonรญa podrรญan aparecer aquellos con quienes el enfermo terminal departiรณ en vida: familiares, amigos e instantรกneas presentes a la hora seรฑalada por รtropos, que consuelan a quien muere con renovados ojos.
Death is but a dream. Finding hope and meaning at lifeโs end,
{{Christopher Kerr y Carine Mardorossian,
Death is but a dream. Finding hope and meaning at lifeโs
end, Nueva York, Avery, 2020, 256 pp.}}
del doctor Christopher Kerr, director del Hospice and Palliative Care Buffalo, en Nueva York, con la colaboraciรณn de la profesora Carine Mardorossian, recaba las experiencias de numerosos enfermos terminales, que en sus รบltimos momentos dicen ver a seres fรญsicamente inexistentes en el hospital. Los ancianos presencian a los padres fallecidos durante la infancia, los niรฑos sonrรญen ante la visita de su perro muerto, algunas madres arrullan entre los brazos al hijo que ya es adulto o los soldados narran con lucidez batallas inquietantes. Las visiones ayudan al moribundo a reunirse con aquellos seres amados y diluidos en el tiempo, mensajeros de compasiรณn y de paz. De esta manera, la conciencia de quien muere le resta temor al fin.
โPara mรญ, todo esto significa que las mejores partes de la vida nunca se pierden realmente. En una ocasiรณn una paciente con demencia avanzada querรญa salir del hospital porque necesitaba ir a su bodaโ, dice el doctor Christopher Kerr para LitMed Magazine. โRebosaba amor y alegrรญa al revivir el mejor instante de su vida a pesar de estar cerca del รบltimo. La paradoja de la muerte es asรญ: vemos un deterioro fรญsico, pero el paciente estรก muy vivo, incluso iluminado, emocional y espiritualmente.โ
Los hallazgos del doctor Kerr se replican en la literatura. O quizรก sea al revรฉs. Cuentos con sesenta aรฑos de antigรผedad acreditan las presencias inmanentes a la agonรญa, cuando la prรกctica mรฉdica apenas hoy las enarbola como descubrimiento. Y para confirmarlo puede uno acercarse a la obra de Dino Buzzati (1906-1972).
Nacido en Belluno, provincia en el norte de Italia, el tambiรฉn pintor y periodista del diario milanรฉs Corriere della Sera publicรณ en 1958 el cuento โEl asalto al Gran Convoyโ, incluido en la colecciรณn Sesenta relatos.
Gaspare Planetta, un viejo bandido, y el joven Pietro, de diecisiete aรฑos, planean dar un รบltimo golpe, el alivio definitivo a sus bolsillos maltrechos. Intentan robar el Gran Convoy, el tren de los impuestos que una vez al aรฑo recorre las vรญas cargado de oro, pero tambiรฉn de soldados que lo resguardan. Lo que parece un suicidio debido a que ninguno de los dos es fรญsicamente capaz de hacerle frente a un desafรญo de esas dimensiones.
Mientras acechan el tren desde la colina mรกs prรณxima, Buzzati le da un giro a la historia y, una vez mรกs, como en muchos de sus cuentos, se desliza por lo maravilloso. Herido de bala a causa del disparo sorpresivo de alguno de los custodios, el viejo Planetta se tumba en la colina. Ahรญ, confundido y atemorizado, percibe a sus antiguos compaรฑeros de oficio, incluso, se le aparece ensillado Polร k, su caballo muerto: โParecรญan diรกfanos como una nube y, sin embargo, destacaban claramente sobre el fondo oscuro del bosque. […] Los reconociรณ. Eran sus antiguos compaรฑeros, los bandoleros muertos que venรญan a buscarlo. Rostros curtidos por el sol y atravesados por largas cicatrices, […] semblantes honestos y simpรกticos, polvorientos por las batallas. […] Planetta se levantรณ, ya no de carne y hueso como antes, sino diรกfano como los otros, y a la vez idรฉntico a sรญ mismo.โ El viejo ladrรณn estรก muriรฉndose, mas esto lo sabe solo el lector.
Pueden enumerarse docenas de relatos de Buzzati โโUna muchacha que caeโ, โSiete pisosโ, โLos bultos del jardรญnโ, โUna gotaโโ donde la caducidad de la vida juega un papel preponderante, pero en ninguno de ellos el escritor describe con tanta exactitud el paso previo a la muerte como en โEl asalto al Gran Convoyโ, cuya semejanza con los casos del doctor Kerr es asombrosa.
Y es que, desde hace mucho, ha desaparecido el sentido de la vida humana inmerso en las leyendas, fรกbulas y mitos. Buzzati sugiere esta idea en otro cuento, โLa muerte del dragรณnโ. En รฉl, unos cazadores destrozan a la criatura del tรญtulo y a sus pequeรฑos crรญos. La masacre la llevan a cabo como sรญmbolo de la disoluciรณn de la sabidurรญa de los cuentos a manos de la modernidad. Los aprendizajes milenarios que estos suministraban, en el siglo XXI han sido degradados a llana fantasรญa, a menos de que la prรกctica mรฉdica los reivindique.
Es por esta razรณn que libros poseedores del alma cientรญfica, como el del doctor Kerr, con โasombrosos personajes e historias de la vida realโ, segรบn versa la cuarta de forros, terminan por coincidir con una narraciรณn escrita dรฉcadas antes. ยฟCรณmo hizo Buzzati para encuadrar su cuento en terrenos hoy apenas descubiertos por la prรกctica clรญnica? Serรก porque la โhistoria verdaderaโ de inapreciable valor, sagrada, ejemplar y significativa se ha mudado a nuestros sueรฑos y a nuestra imaginaciรณn desde hace tiempo, dice Mircea Eliade con respecto al mito.
Al final, poco sabemos. La muerte continรบa siendo el primordial misterio al cual la literatura trata de dar soluciรณn. O al menos aproximarse. Para eso, contamos con un puรฑado de pรกginas, en las cuales los escritores tratan de hallar una respuesta inequรญvoca. La misma que puede ser muy sencilla, claro estรก. Como la visiรณn sugerida en La muerte de Ivรกn Ilich (1886), donde el funcionario zarista, el entraรฑable personaje de Lev Tolstรณi, abre los labios y pronuncia entre gorgoteos y estertores espaciados: โยกEntonces es asรญ! ยกQuรฉ alegrรญa!โ ~
es narrador y comunicoฬlogo. Autor de Permite que tus huesos se curen a la luz (2017).