Abunda informaciรณn sobre la homofobia del rรฉgimen castrista en libros, memorias y revistas (parte de Gay Cuban Nation, el libro esencial de Emilio Bejel, puede leerse aquรญ), tanto como ha escaseado en el colectivo te deum que hoy canta la ascensiรณn de Fidel al rojinegro empรญreo de โLa Historiaโ.
Patologรญas
Fidel no fue una excepciรณn al consensuado desprecio que los dictadores โesos caballeros rectos y puritanosโ tienen a los homosexuales, habitualmente remisos a las fantasรญas obligatorias sobre cรณmo debe ser el Varรณn Revolucionario.
Como otros tantos dictadores, Fidel elevรณ ese disgusto al rango de la purga: lastre social y agentes de corrupciรณn moral, los homosexuales contradicen a la revoluciรณn. En la entrevista de 1966 con Lee Lockwood, recogida en Castroโs Cuba, Cubaโs Fidel, y que supongo es la misma que apareciรณ en 1967 en la revista Playboy, el jefe de la revoluciรณn declara que un homosexual puede serlo โpor motivos patolรณgicosโ y que es menester apartarlos de los niรฑos y jรณvenes para que no los corrompan (p. 107). Y agrega:
Nada impide a un homosexual profesar la ideologรญa revolucionaria y, en consecuencia, mostrar una postura polรญtica correcta, no negativa. Y sin embargo, jamรกs pensarรญamos que un homosexual puede encarnar las condiciones y requerimientos de conducta que nos permitirรญan considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista. Una desviaciรณn de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista.
La postura oficial comenzรณ a modificarse a partir de los movimientos que reivindican los derechos de gรฉnero y el respeto a la โdiferenciaโ, y Fidel se reciclรณ velozmente de homรณfobo empoderado a humanista tolerante y alterรณ el pasado. En una entrevista de 1994 con Vanity Fair, se le recuerdan las declaraciones a Lockwood. La respuesta de Fidel, โrรกpida como una balaโ, dice la reportera, es: โNo recuerdo eso y nunca tuve esa ideaโ. Punto.
Su tajante amnesia de Estado borrรณ asรญ las doscientos cincuenta granjas UMAP (โUnidades Militares de Ayuda a la Producciรณnโ) que ordenรณ crear en Camagรผey para encerrar a dos mil quinientos โinternosโ, como narra Jorge Olivares (p. 9 y ss).
En 2010, en otra entrevista โahora para un objetivo cuanto veraz diario mexicanoโ, la reportera tambiรฉn interroga a Fidel sobre la homofobia en Cuba. Esta vez, menos rรกpido y balรญstico que en 1994, Fidel โpide tiempo para recordar cรณmo y cuando se desatรณ el prejuicio en las filas revolucionariasโ. (Claro, pedir tiempo โpara recordarโ ya juzgaba irrelevante la pregunta e indicaba el carรกcter circunstancial del tema.) Cuando al fin โrecuerdaโ, Fidel acepta que
Sรญ, fueron momentos de una gran injusticia, ยกuna gran injusticia! โrepite enfรกticoโ, la haya hecho quien sea. Si la hicimos nosotros, nosotrosโฆ Estoy tratando de delimitar mi responsabilidad en todo eso porque, desde luego, personalmente, yo no tengo ese tipo de prejuicios.
Luego dice que โsi alguien es reponsable, soy yoโ, pues el cauteloso condicional obedece a que โen esos momentosโ (siempre son momentos) estaba muy atareado en otras cosas, como los atentados โcontra mi personaโ. Fue una injusticia, pero la cometiรณ un tal โquien seaโ.
Momenticos
Los momentos de Fidel fueron uno solo, que durรณ treinta aรฑos. Desde el triunfo de la revoluciรณn, sus lรญderes โigualan a los homosexuales con la debilidad, la ineptitud, la proclividad a la traiciรณnโ y juzgan que la homosexualidad es un โdelito ideolรณgicoโ, como escribiรณ Carlos Monsivรกis.
Otro momento: en 1962 se llevรณ a cabo โla noche de las tres pesโ, legendaria redada que encarcelรณ a miles de prostitutas, proxenetas y pรกjaros (el nombre en la Habana para aquellos a quien en Mรฉxico llaman โjotosโ, segรบn Garcรญa Lorca en su โOda a Walt Whitmanโ). Ese mismo aรฑo comienza la involuntaria emigraciรณn de pรกjaros a las โgranjasโ UMAP que, segรบn Monsivรกis, mรกs bien eran campos de trabajos forzados.
Los pรกjaros eran tan intrรญnsecamente contrarevolucionarios que, a juicio de Fidel, mรกs que pรกjaros eran รกrboles, pero de los torcidos; irredimibles a pesar de las granjas huamnitarias. Los homosexuales estรกn โinfectados por una patologรญa socialโ, reitera en 1971, cuando decretรณ que no hubiese homosexuales en ninguna instituciรณn del Estado (es decir, en toda Cuba), sobre todo en las culturales que la representaban en el extranjero. La proclama โnarra Guillermo Cabrera Infante (GCI) en Mea Cubaโ pescรณ al ballet de Alicia Alonso durante una gira en Praga, lo que propiciรณ que muchos baliarines realizaran un grand jetรฉ hacia Parรญs.
Un ideรณlogo sincero
Comentando la fuga de los bailarines alonsos en 1965, el artista, escritor e ideรณlogo Samuel Feijรณo โvicepresidente de la Uniรณn de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, condecorado por Fidel con la medalla โAlejo Carpentierโโ declarรณ que โsi perdemos un grupo de danza, nos las arreglaremos sin un grupo enfermo. Si perdemos a un escritor exquisito, mรกs limpio estarรก el aireโ. (No era el รบnico: las similares bravatas del viceministro de educaciรณn Abel Prieto en 1970 eran otro olvidable momento homofรณbico.)
En un artรญculo titulado โRevoluciรณn y viciosโ en diario oficial (no hay de otros), el jerรณnimo Feijรณo sostuvo que la homosexualidad era โuna de mรกs abominables y daรฑinas herencias del capitalismoโ, narra el citado Olivares (p. 8). Interrogado sobre la โinvasiรณn de sodomitasโ en el arte, Feijรณo respondiรณ
con la verdad: que el legado del capitalismo persiste, pero estamos luchando contra รฉl y lo continuaremos haciendo hasta que sea erradicado de un paรญs viril que estรก en una lucha a muerte contra el imperialismo. Y que este paรญs extremadamente viril, con su ejรฉrcito de hombres, no puede ni debe ser expresado por escritores y artistas homosexuales o pseudo-homosexuales. Porque ningรบn homosexual representa a la Revoluciรณn, que es cosa de hombres, cosa de puรฑos que no de plumajes, de valor y no de cobardรญaโฆ La verdadera literatura no es, ni nunca serรก, escrita por sodomitasโฆ No se trata de perseguir homosexuales sino de destruir sus posiciones, sus mรฉtodos, su influencia. Esto se llama higiene social revolucionaria.
Esa higiene revolucionaria emparienta con la obsesiรณn del auditado Che Guevara con โel hombre nuevoโ, una especie de eugenesia moral imperativa para el Estado pues โla represiรณn [es] obligada en una revoluciรณn que triunfaโ. Tampoco le simpatizaban los pรกjaros, si bien preferรญa tratarlos de โmariconesโ, como llamรณ famosamente al escritor Virgilio Piรฑera.[1] No dejaba de haber ironรญa en esta actitud del Che โagrega GCIโ pues su hermano Alfredo Guevara โjefe mรกximo de la cinematografรญa cubanaโ era un reconocido homosexual, aunque incรณlume gracias a la afectuosa protecciรณn del hereditario Raรบl Castro. Protecciรณn de la que carecรญan los gays plebeyos, incluyendo a muchos escritores โsodomitasโ encarcelados u hostigados: Piรฑera (arrestado โla noche de las tres pesโ), Antรณn Arrufat, Josรฉ Triana, Pablo Armando Fernรกndez, Emilio Ballagas, obviamente Reinaldo Arenas, Calvert Caseyโฆ
El pรกjaro que cantรณ de mรกs
El pobre Casey โgringo que llegรณ de niรฑo a Cubaโ, buen narrador (Seix-Barral le publicรณ dos libros en los sesentas; Notas de un simulador, de 1969, kafkicubano, es esencial) que criticรณ severamente a Batista, cayรณ en desgracia polรญtica no sรณlo por gay sino por indiscreto, como narra GCI en Vidas para leerlas, al evocar un โmomentoโ de 1963:
Sucediรณ que vino de visita a Cuba un escritor mexicano invitado por la Casa de las Amรฉricas. Se llama Emmanuel Carballo. Nunca lo conocรญ pero no he olvidado su nombre, no por lo que escribiรณ sino por lo que hablรณ. Calvert saliรณ varias veces con Carballo (tal vez mรกs de lo que era su deber de anfitriรณn cultural) y una noche, sentados en el peligroso y apacible Malecรณn, Calvert confiรณ sus temores a Carballo, que eran sexuales, homosexuales, pero no propios. La confesiรณn era una confidencia. Ingenuo pero grave error, mรกxime cuando Calvert sabรญa que habรญa que tener cuidado con los extranjeros que venรญan a buscar regalos, griegos a la inversa, siniestros. Calvert le contรณ a Carballo que en Cuba estaban deportando homosexuales a granjas de trabajo en el interior que eran verdaderos campos de concentraciรณn, con guardianes y perros pastores y alambradas elรฉctricas.
Entonces no era nada conocida esa cacerรญa ni ese pogrom sexual velado pero sistemรกtico. Sรณlo unas pocas gentes en el gobierno lo sabรญan. Era un secreto del Ministerio del Interior. Pero Calvert se enteraba de todo, sobre todo de los secretos de la esfinge que devora. Ademรกs tenรญa un amigo negro que habรญa caรญdo en una de esas redadas sigilosas pero, cauto, se habรญa podido comunicar con Calvert. Carballo mostrรณ un asombro sin lรญmites y hasta indignaciรณn. Tambiรฉn un interรฉs alentador a la revelaciรณn. Calvert le dio datos, nombres, lugares, pero le pidiรณ por favor que no los diera a conocer a su vuelta a Mรฉxico, no todavรญa. Carballo le jurรณ discreciรณn eterna โque durรณ una nocheโฆ
โฆpues al dรญa siguiente, Carballo mencionรณ el relato a la mandamรกs de Casa de las Amรฉricas, Haydรฉe Santamarรญa, preocupado de que un funcionario dijese cosas tan feas de la revoluciรณn tan linda. (Carballo negรณ todo esto.) Casey huyรณ de Cuba en 1965 y se suicidรณ en Roma en 1969; Santamarรญa se suicidรณ en La Habana en 1980.
Veremos otros momentos de los que Fidel no fue personalmente responsable en prรณximas entregas.
[1] O maricas, segรบn la versiรณn. Josรฉ Quiroga tradujo foul faggot en este ensayo.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.