Para reformar Pemex

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La riqueza petrolera ha sostenido las finanzas pรบblicas desde 1981. Pero la producciรณn petrolera estรก en declive y los costos y la complejidad de extraer crudo al alza. Como sociedad estamos obligados a enfrentar este hecho con las mejores decisiones posibles, tanto administrativas, dentro de las reglas existentes, como, en su caso, modificando las instituciones vigentes.

El debate, hasta ahora, incluido el convocado por el Senado, ha estado teรฑido de adjetivos y no siempre se ha centrado en los temas mรกs importantes. En este ensayo tratarรฉ de mostrar cuรกles son el mรฉtodo y los objetivos que considero fundamentales para tomar democrรกticamente la mejor decisiรณn posible con respecto a la extracciรณn de la renta petrolera y a nuestra polรญtica para la industria de los hidrocarburos, incluida la seguridad energรฉtica.

Renta petrolera โ€“el diferencial entre el costo total de extraer los hidrocarburos y el precio al que lo vendemosโ€“ e industria de hidrocarburos son dos cosas distintas y conviene tratarlas, en consecuencia, por separado. Corea del Sur, por ejemplo, no tiene renta petrolera que extraer, no tiene hidrocarburos en el subsuelo, pero cuenta con una eficiente polรญtica para la industria de hidrocarburos que le da seguridad energรฉtica y amplia producciรณn de petroquรญmicos y refinados. Todo esto lo hace con empresas privadas. Irรกn importa aรบn mรกs gasolina que nosotros, pero sigue una polรญtica mรกs abierta que la nuestra para maximizar la extracciรณn de renta petrolera y de gas.

Tambiรฉn conviene distinguir los fines de los medios. En primer lugar, en relaciรณn con la extracciรณn de la renta petrolera, el fin tiene que ser obtener la mayor cantidad de recursos posibles para distribuirlos, de forma equitativa, entre los ciudadanos y las generaciones. Resulta inaceptable agotar hoy un recurso al que tambiรฉn tienen derecho nuestros hijos y nietos. Es igualmente inaceptable no explotar como sociedad todos los beneficios potenciales que ese recurso nos ofrece.

En segundo lugar, en relaciรณn con nuestra polรญtica en materia de la industria de hidrocarburos, el fin tiene que ser lograr una oferta de energรฉticos y derivados de buena calidad y precios competitivos, sin subsidios a los consumidores de hoy. A la larga todo subsidio serรก simplemente transferido a los contribuyentes del maรฑana.

 

La cuestiรณn legal

El medio con el que contamos para alcanzar estos fines es la ley. Por ley entiendo el conjunto de reglas que nos damos nosotros mismos, como sociedad, para ordenar nuestras relaciones, regular nuestras actividades procurando el bienestar general y crear certidumbre en el horizonte de nuestras expectativas.

El fondo de la discusiรณn no debe ser la constitucionalidad de una u otra propuesta de reforma. El fondo es una decisiรณn polรญtica, soberana, sobre quรฉ hacer con el mรกs estratรฉgico de nuestros recursos. El fondo son las implicaciones de reformar o no reformar o el sentido de una u otra reforma. Si los fines que acordamos democrรกticamente exigen un cambio constitucional, hay que hacerlo de acuerdo con las reglas que marca nuestra Constituciรณn.

La Constituciรณn es una decisiรณn nuestra. No es producto de un acto divino, aunque en los foros del Senado mรกs de un participante, curiosamente de izquierda, la tratรณ como un texto inmutable. Tan no lo es que la hemos reformado, entre 1921 y 2008, 473 veces. Solamente el texto del artรญculo 27 lo hemos modificado ya en 16 ocasiones. Tomar el articulado constitucional como si se tratara de escritura sagrada es renunciar al ejercicio de nuestra soberanรญa democrรกtica, es imponernos restricciones propias de una sociedad dogmรกtica, no de una sociedad libre. Como decรญa Hume, โ€œlas leyes civiles no deben tener otro objetivo mรกs que el interรฉs de la sociedadโ€.[1] Las leyes son sรณlo instrumentos y no fines en sรญ mismos.

Restringir la discusiรณn a la constitucionalidad o no de la reforma es confundir los medios con los fines. Es, ademรกs, inรบtil. El derecho no es รกlgebra. Como vimos en los foros donde se discutiรณ la constitucionalidad o no de la propuesta del Ejecutivo, hubo diferencia de opiniones. Todas eran igualmente legรญtimas, pero las posiciones ideolรณgicas distintas de las que partรญan, y la edad misma de los participantes โ€“a mรกs edad, mayor probabilidad de ver las reformas como inconstitucionalesโ€“, condicionaban sus conclusiones.

Es inรบtil discutir la constitucionalidad de la reforma por otra razรณn: sรณlo importa quรฉ opinen al respecto, en su momento, ya aprobada la reforma, la que sea, los once miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Naciรณn, en caso de que quien impugne la reforma cumpla con los requisitos procedimentales que marcan las leyes. Como marca la Constituciรณn, se requieren ocho de los once votos de los ministros para que sea declarada inconstitucional. Esta exigencia de ocho votos presupone que la Corte, cuyos miembros no han sido democrรกticamente electos, debe tener cierta deferencia por las decisiones que toma el legislador, quien representa la soberanรญa popular.

La discusiรณn en el Congreso deberรญa tratar sobre la decisiรณn polรญtica de fondo y, en todo caso, sobre la manera de traducir esa decisiรณn en reformas a las normas correspondientes. El debate no deberรญa ocuparse de si la decisiรณn soberana es constitucional o no, sino sobre cรณmo hacer constitucional esa decisiรณn soberana, incluido el reformar la Constituciรณn si es necesario.

Todas las partes parecen estar paralizadas por el miedo a tocar la Constituciรณn. La oposiciรณn ha utilizado esto como estrategia para diluir lo mรกs posible la reforma del gobierno. La escolรกstica discusiรณn sobre la constitucionalidad o no de las posibles reformas enmascara, en รบltima instancia, la falta de propuestas alternativas.[2] El gobierno, por su parte, no quiso ir mรกs allรก, pensando que el costo polรญtico de tocar la Constituciรณn era demasiado alto, en parte porque asรญ se lo planteรณ el PRI como precondiciรณn para cualquier negociaciรณn.

 

El estado de Pemex

Tampoco es รบtil hacer de la โ€œprivatizaciรณnโ€ de Pemex el eje del debate. No lo es porque se trata de una discusiรณn semรกntica, no sustantiva, que no ayuda a encontrar lo que necesitamos: una polรญtica que genere incentivos para extraer la renta al menor costo y modernizar la administraciรณn de la industria petrolera.

Si privatizar es que los particulares presten servicios a una empresa estatal, Pemex siempre ha estado privatizado, desde la รฉpoca de Cรกrdenas. Como sabemos, contrata miles de millones de pesos cada aรฑo de servicios. Pero lo hace mal, entre otras razones, porque no tiene flexibilidad para asociarse con terceros ni pueden contratar con base en riesgo.

El uso compartido hasta hace poco del tรฉrmino privatizar era una cosa: vender activos propiedad del Estado a agentes privados. En este sentido, privatizar es una opciรณn que nadie ha puesto sobre la mesa.[3]

Hay un tercer sentido de privatizar que parece mรกs รบtil para el debate: quiรฉn tiene el control de las decisiones en la materia. Un Estado fuerte como el noruego puede dar un amplio espacio a los inversionistas privados en el sector sin perder control. En Mรฉxico, por otro lado, ya se ha privatizado una parte de las decisiones de la industria a favor de un sindicato, el petrolero, que se sienta en el Consejo de Administraciรณn de Pemex en su carรกcter de defensor de los intereses privados de sus agremiados y que, de entrada, ya tiene derechos sobre una parte de su patrimonio, dadas las generosas pensiones no reservadas adecuadamente y cuyo pago implicarรก una menor renta petrolera en el futuro.

En las propuestas presentadas Pemex seguirรก siendo una empresa pรบblica, propiedad del Estado mexicano. Lo que estรก en juego no es la propiedad de la empresa, sino la mejor forma de administrarla para beneficio de todos los ciudadanos y no de unos cuantos, contratistas y trabajadores. Lo que estรก en juego es cรณmo permitirle hacer mejor su tarea, sobre todo la mรกs importante, pues es donde estรก la renta: encontrar y extraer hidrocarburos.

La รฉpoca del petrรณleo barato se estรก terminando y tenemos que hacer ajustes importantes en el sector. Los datos que se encuentran en innumerables reportes oficiales[4] se basan, sin embargo, en el supuesto de que simplemente seguiremos haciendo lo que ya hacemos hoy. Ese es, justamente, el problema: ya no podemos darnos el lujo de no hacer nada. Paรญses como Indonesia no hicieron nada y hoy este paรญs, que fue un importante exportador, importa petrรณleo. Nadie ha mostrado con rigor, por otra parte, que los datos del Ejecutivo no sean correctos.[5]

Hemos sangrado fiscalmente a Pemex con el fin de evitar cobrar mรกs impuestos o gastar menos recursos pรบblicos. Esto para beneficio de los tres niveles de gobierno. Incluso hemos sobreendeudado a Pemex, con lo cual enmascaramos un desequilibrio fiscal.[6] Esa polรญtica es irresponsable y egoรญsta frente a las generaciones futuras, pero nadie ha protestado realmente ni ha sugerido alternativas de ingreso pรบblico.

Si invirtiรฉramos mรกs dinero en Pemex, esta tendencia podrรญa cambiar. Sin embargo, hay que sacar este dinero de algรบn lado. Cualquiera que desee dar mรกs dinero a Pemex estรก obligado a indicar, con datos ciertos, de dรณnde lo va a obtener. Ahora bien, aun si supiรฉramos de dรณnde, como dueรฑos que somos del petrรณleo, lo mejor es invertir lo menos posible y obtener a cambio el mayor rendimiento que se pueda.

No sabemos si Pemex estรก maximizando nuestra renta, a la que como ciudadanos tenemos derecho. No lo sabemos porque no podemos comparar a Pemex con otras empresas que, en nuestro mismo subsuelo, hicieran algo similar. Lo que sรญ sabemos es que en los รบltimos aรฑos no ha tenido poco dinero. La inversiรณn en Pemex se ha recuperado de manera gradual. El promedio de inversiรณn durante el periodo comprendido entre 1983 y 2000 fue de 2 mil 900 millones de dรณlares, mientras que en el periodo entre 2001 y 2007 fue de 9 mil 500 millones de dรณlares. Para 2007, la inversiรณn total en Pemex fue de 15 mil 600 millones de dรณlares, y para 2008 la inversiรณn total serรก de 19 mil 400 millones de dรณlares.

Lo que Pemex no tiene son los mejores mecanismos para gastar ese dinero de forma eficiente. Mรกs dinero aรบn que el disponible llevarรญa sin dudas a mayores problemas de gestiรณn.

En el autocomplaciente diagnรณstico de Pemex elaborado por el gobierno federal hay muy poca evidencia comparada que nos permita saber quรฉ tan bien administramos la renta petrolera y la industria de los hidrocarburos. Sin embargo, en una nota al pie de pรกgina se dice que en la cuenca de Burgos extraer gas nos cuesta mucho mรกs que en Estados Unidos. En la zona mexicana, cito este diagnรณstico, โ€œel costo promedio por pozo es 10% superior; su productividad promedio es de una tercera parte y su costo global de producciรณn es tres veces mayorโ€.[7] Si asรญ es en el resto de las operaciones de Pemex, y no hay razรณn para pensar que sea distinto, estamos desaprovechando de forma imperdonable nuestra riqueza.

Tambiรฉn sabemos que todas las refinerรญas de Pemex pierden dinero, segรบn cifras de Pemex mismo, salvo una, la que tenemos en Estados Unidos en sociedad con Shell. Tambiรฉn sabemos que todas las reconfiguraciones que hemos hecho nos han costado mucho mรกs dinero y tiempo de lo programado. Pero hay mรกs cosas que no sabemos porque el diagnรณstico de Pemex no es tan autocrรญtico como deberรญa ser y no le da por compararnos con el resto del mundo.

 

Estudio comparativo

Pareciera que somos un paรญs incomparable. ยฟSerรก, de veras, que como Mรฉxico no hay dos? ยกCรณmo si fuรฉramos el รบnico paรญs en el planeta con recursos petroleros en el subsuelo! No encontrรฉ ni una sola referencia en el debate inicial, cuando se presentaron los funcionarios gubernamentales, de cรณmo han enfrentado otros paรญses este mismo reto ni con quรฉ resultados. A lo largo del Foro fueron muy pocas las referencias comparadas. Pareciera que nos importa mรกs cรณmo decidimos en 1938 un problema que enfrentaba el paรญs en ese momento, que cรณmo lo han enfrentado en las รบltimas dรฉcadas las decenas de paรญses que tienen reservas y que han llevado a cabo reformas para maximizar su explotaciรณn.

El mรฉtodo adecuado para saber quรฉ hacer en este sector serรญa encargar un estudio que permita ver quรฉ tan eficiente es Pemex en comparaciรณn con sus pares, y luego ver quรฉ marco institucional tienen sus pares mรกs eficientes y tratar de adaptarlos a la realidad nacional. Hay mucho trabajo hecho. No tomarรญa demasiado tiempo y sรญ, en cambio, nos dotarรญa de mayores elementos para tomar una decisiรณn basada en hechos y no en deseos o prejuicios.

Es bien conocido el caso de Petrobras, que era una empresa mรกs ineficiente que Pemex y que ahora es mucho mรกs competitiva que la nuestra. Compite con รฉxito en el Golfo de Mรฉxico, del lado de Estados Unidos, en la extracciรณn de aguas profundas. Los brasileรฑos cambiaron su Constituciรณn sin cambiar lo esencial: que el petrรณleo es de los brasileรฑos. Las mejoras en su empresa son notables.[8]

Si tienen una mejor empresa que nosotros no es porque sean mรกs listos; si modificaron su Constituciรณn y abrieron el mercado no es porque sean poco patriotas. Lo hicieron pragmรกticamente, pensando en el beneficio de los brasileรฑos, la รบnica forma de tener una soberanรญa sรณlida.

Las malas cifras comparativas de Pemex no constituyen una crรญtica a sus ingenieros ni a su personal. Pemex opera con restricciones e incentivos que la hacen ineficiente. No funciona como empresa que maximiza su utilidad mejorando su eficiencia, porque no es empresa y nadie en Pemex gana nada si es eficiente. Es un organismo pรบblico que maximiza otros fines: genera mucho empleo bien pagado, da recursos al fisco, es un espacio polรญtico. Eso es lo que maximiza, y lo hace muy bien.

No conozco paรญs alguno que tenga, en la materia, un rรฉgimen mรกs cerrado que el nuestro, incluso si se aprobara la iniciativa que ha propuesto el gobierno, mรกs ambiciosa que la del PRI. Mantener ese rรฉgimen cerrado deberรญa justificarse con datos que demostraran cรณmo hoy este rรฉgimen regulatorio extinto en el resto del planeta es la mejor opciรณn para el bienestar de los mexicanos. Eso esperarรญa uno ver de la defensa del actual modelo: datos de su superioridad. No se mostraron en el debate, porque no los hay. Por eso es mejor hablar de constitucionalidad y soberanรญa.

 

El factor polรญtico

No hay soluciones mรกgicas y sin riesgos. En estos temas nunca hay conclusiones perfectas ni caminos fรกciles para recoger el tesoro y seguir viviendo de ordeรฑar la vaca.

Sin embargo, esta es una razรณn de mรกs para no poner todos los huevos en la canasta de Pemex y para buscar opciones que, al aligerar su carga administrativa y de gestiรณn, le permitan concentrarse en los proyectos prioritarios y la obliguen a cierta competencia, capaz de disciplinarla y de dotar a sus dueรฑos, que somos todos los mexicanos, con mejores datos para poder evaluar quรฉ tan bien o mal se desempeรฑa.

Supongamos que los estatistas tienen razรณn y Pemex es capaz de hacerlo todo; entonces no serรญa muy costoso haber puesto una parte de nuestra industria, bien acotada constitucionalmente, en manos privadas. Pero si no tienen la razรณn y ponemos todas nuestras esperanzas en Pemex la situaciรณn puede ser muy onerosa para el paรญs.

A la izquierda le ofende la idea de un contrato de riesgo; curiosamente a Lรกzaro Cรกrdenas no le ofendรญa: la prohibiciรณn de este tipo de contratos vino hasta los aรฑos sesenta. Tampoco le ofendรญa a Fidel Castro, quien los promoviรณ en su lado del Golfo de Mรฉxico, y nadie lo acusa de privatizar. En aguas profundas, donde se encuentra la mayorรญa de nuestro potencial en crudo y gas, todos los proyectos petroleros del mundo implican algรบn tipo de asociaciรณn con varias empresas. Quienes estรกn en contra de asociaciรณn alguna deberรญan explicar por quรฉ todos los otros paรญses han optado por no ir con una sola empresa.

En un seminario efectuado en la Facultad de Ingenierรญa se dieron datos concluyentes de que la complejidad de las aguas profundas requiere asociaciones entre las empresas. Los casos de Brasil y Noruega presentados con detalle son contundentes. Cito la ponencia presentada por Enrique Aguilera del IPN, quien en la lรกmina 12 afirma:

 

 

El reto cientรญfico y tecnolรณgico para acceder a los recursos potenciales y reservas en aguas profundas entre 500 y 2000 m y ultraprofundas (mayores de 2000 m) es de tal magnitud que no se puede alcanzar por una sola empresa; en consecuencia, las compaรฑรญas petroleras, las empresas de servicios, los contratistas de perforaciรณn, las instituciones acadรฉmicas y los grupos gubernamentales estรกn empeรฑados en la bรบsqueda de soluciones tanto para la exploraciรณn como la producciรณn de hidrocarburos en aguas profundas y ultraprofundas.[9]

 

 

Sin embargo, en las conclusiones este trabajo no sugiere alianzas entre Pemex y otras empresas. Serรญa violar nuestros sagrados principios. La ideologรญa nubla la razรณn.

Cualquier empresa hace negocios con otras cuando esto le resulta mรกs rentable. Toyota no es el principal productor de acero, pero es uno de los principales consumidores; lo compra a empresas que, al estar especializadas, lo producen mejor y mรกs barato. Este principio bรกsico de la economรญa parece ausente en el debate.

El PRD, cuando es gobierno, no duda en darles negocios a los privados. En los siguientes cinco aรฑos el gobierno de la ciudad de Mรฉxico gastarรก una gran cantidad de recursos fiscales en infraestructura. Sin embargo, el gobierno no ha optado por poner su propia constructora. Saben que les saldrรญa mรกs caro y que la centralizaciรณn de todos los proyectos en una sola estructura administrativa resultarรญa inviable.

Administrar la industria petrolera es mucho mรกs complicado que hacer segundos pisos. Si estos resultan de baja calidad, como los nuestros, donde el conductor da de brincos en los desniveles y pierde tiempo en los embudos, no hay que subsidiarlos con recursos, esto lo hace el consumidor con su tiempo o con la vida si choca. Si una refinerรญa se hace mal, pierde, como es el caso de las nuestras hoy en dรญa, salvo en la que estamos asociados con Shell bajo un provechoso contrato de riesgo, aunque se encuentra en Estados Unidos. En Mรฉxico violarรญa la soberanรญa.

La evidencia que tenemos muestra que las mejores partes de Pemex son precisamente aquellas donde enfrenta cierta competencia. Los ductos de gas donde Pemex tiene competencia se desempeรฑan mejor que los de gasolina, donde no compite con nadie.

Las reformas presentadas hasta ahora son muy tรญmidas y en algunos temas retrocesos frente a la magnitud de los retos del sector. Pareciera que estuvieron diseรฑadas pensando mรกs en las restricciones polรญticas que en el objetivo de maximizar el bienestar de los mexicanos.

 

Reformar Pemex

Hay tres temas adicionales que conviene tener presentes. El primero es el rรฉgimen laboral de Pemex, incluidas sus pensiones. Cuando uno habla de derechos laborales, incluido el ingreso de los trabajadores, se entiende que estos normalmente son pagados por el patrรณn privado a partir de sus utilidades. Si estos derechos se amplรญan, el patrรณn tendrรก una menor rentabilidad y asรญ se podrรญa dar cierta redistribuciรณn de la riqueza a favor de sus trabajadores. Ahora bien, si el patrรณn otorga derechos de mรกs y quiebra, es problema de los involucrados.

En el caso de una empresa pรบblica, mayores derechos laborales implican mayor dispersiรณn del gasto pรบblico en estos trabajadores y menor gasto pรบblico en el resto de la poblaciรณn, incluido el gasto social para los mexicanos mรกs pobres. La ecuaciรณn, en este caso, no es entre empresarios privados y trabajadores, sino entre ciudadanos, los dueรฑos de la empresa, y trabajadores. Cuando estos tienen, como en Mรฉxico, ingresos, derechos y pensiones muy por arriba del promedio nacional, mรกs derechos laborales es regresivo, es decir, concentra el ingreso nacional. Ademรกs, como las empresas pรบblicas no quiebran, cuando los derechos otorgados son excesivos, la empresa sobrevive subsidiada por el erario, como es el caso de LyFC.

Si queremos maximizar la renta petrolera y tener una mejor industria de hidrocarburos, tenemos que enfrentar el tema laboral. Los trabajadores de Pemex deben ganar bien, pero los acuerdos opacos, privilegiados y poco productivos entre contratistas y lรญderes petroleros, o entre la empresa y el sindicato, no favorecen a los ciudadanos. Las pensiones de los trabajadores de Pemex, muy superiores a las del resto de los mexicanos, tienen que ser redefinidas y estar claramente incorporadas en los costos de operaciรณn de la empresa. Hoy suman 5.4 puntos del PIB.[10]

El segundo tema se refiere a los precios de la gasolina y el diesel. El aumento en el precio del crudo ha tenido beneficios indudables para el paรญs, pero en el camino han subido de forma dramรกtica los precios de los combustibles. La fรณrmula con la que se fijan los impuestos para la gasolina y el diesel en Mรฉxico, que estuvo basada en el principio de que los precios internacionales serรญan mayores a los nacionales quedรณ superada. En la medida en que el precio interno se ha ido rezagando, por no haber querido el gobierno reflejar los incrementos del precio mundial de la gasolina, ese impuesto se ha vuelto negativo, es decir, un subsidio del fisco a los consumidores de combustibles.

En 2007 el subsidio al consumidor alcanzรณ poco mรกs de 60 mil millones de pesos. En 2008 llegarรก a mรกs de 200 mil millones de pesos. Estamos hablando de cuatro veces lo que se gasta en el programa Oportunidades o casi veinte veces el presupuesto de la UNAM.

Se trata de un gasto fiscal no aprobado explรญcitamente por los legisladores. Depende de las fluctuaciones del precio de la gasolina y el diesel. Esto es perder soberanรญa sobre quรฉ hacemos presupuestalmente.

Un รบltimo tema se refiere a la falta de un fondo intergeneracional. Nos estamos comiendo, hoy, prรกcticamente toda la renta petrolera que extraemos. Incluso sobreendeudamos a Pemex. Si bien una parte la invertimos, un porcentaje significativo de esos beneficios no se guardarรกn para nuestros hijos, por lo que estamos cometiendo una profunda injusticia con los que vienen despuรฉs. Incorporemos este tema en el debate, aunque nos obligue a tomar decisiones mรกs difรญciles. El petrรณleo es de todos los mexicanos: los nacidos y los que estรกn por nacer.

Ahora bien, hay una forma obtusa de oponerse a cualquier reforma basada, justamente, en esta injusticia intergeneracional. Mejor no reformar Pemex para no extraer la renta que corresponde a las generaciones por venir.

Sin embargo, dada la forma intempestiva en que avanza la tecnologรญa, no sabemos cuรกndo todo ese petrรณleo que permanece en el subsuelo dejarรก de valer. Por ello es mejor extraerlo ahora que vale mucho, a un ritmo razonable, y prever la distribuciรณn de la renta entre las generaciones, que dejarlo allรก abajo sin saber cuรกnto valdrรก en el futuro, ya que en algรบn momento no va a valer gran cosa.

Mรฉxico ha sustentado la transiciรณn democrรกtica en los ingresos del petrรณleo. Estos han permitido gastar mรกs de lo recaudado. Pero la fiesta estรก por terminarse. Mรกs vale que resolvamos cรณmo reorganizar la industria ahora y no cuando la renta se haya agotado y las presiones polรญticas sean mucho mayores. Cรณmo reformar Pemex es quizรก la prueba de fuego de nuestra democracia. ~

Una primera versiรณn de este texto fue presentada en los Foros de Debate sobre la Reforma Energรฉtica: โ€œLos principios que deben regir la reforma energรฉtica en Mรฉxicoโ€, el 13 de mayo de 2008 en el Senado de la Repรบblica.

 

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1. David Hume, Enquiries Concerning Human Understanding and Concerning the Principles of Morals, Oxford, Open University Set Books, 2003, p. 197 (traducciรณn propia).

2. En el foro del Senado, Claudia Sheinbaum presentรณ una supuesta propuesta de cinco puntos llamada โ€œPropuesta alternativa para fortalecer el sector energรฉtico sin privatizarloโ€ en los Foros de Debate sobre la Reforma Energรฉtica: โ€œLos principios que deben regir la reforma energรฉtica en Mรฉxicoโ€, el 15 de mayo de 2008 en el Senado de la Repรบblica. Son cinco ideas sin unidad ni datos ni detalle. La โ€œpropuesta alternativaโ€ contiene muchas ideas sin bases reales o absurdos como โ€œdebemos constituir los precios con base en el costo de producciรณn del crudo y gas natural […] esto permitirรก reducir los precios de los hidrocarburos y la electricidad a la poblaciรณnโ€. Esto es cierto, pero se nos irรญa la renta petrolera en el esfuerzo. Asimismo, esta propuesta deja de lado los problemas urgentes de Pemex, como la ineficacia en su funcionamiento interno, debida en cierta medida a las distorsiones que genera el sindicato y a la falta de competencia.

3. Por lo mismo no es muy interesante la crรญtica a las privatizaciones del pasado. Con todo, buena parte de estas crรญticas parecen olvidar dos cosas. Uno: por quรฉ se privatizรณ en su momento. Telmex funcionaba muy mal antes de ser vendida. Ahora tiene una posiciรณn dominante, pero funciona mejor y hay opciones para el consumidor. Para el consumidor y el contribuyente es mucho mejor Telmex que una empresa como LyFC (salvo para los muchos clientes de esta empresa que simplemente no pagan). Dos: las privatizaciones en otros paรญses fueron ajustando el marco regulatorio a los problemas enfrentados. En el caso de las telecomunicaciones se pensaba inicialmente que bastaba liberalizar y permitir a cualquiera poner su red. Pronto descubrieron que se requerรญa obligar a la empresa dominante a conectar a cualquiera a un costo muy bajo. Prรกcticamente todos los paรญses OCDE ya lo hacen, Mรฉxico no.

4. Diagnรณstico: Situaciรณn de Pemex, Secretarรญa de Energรญa, 2008, disponible tambiรฉn en www.sener.gob.mx; Situaciรณn actual y futura de Pemex Refinaciรณn, Ing. Josรฉ Antonio Ceballos Soberanis, 17 de abril de 2008; Situaciรณn actual, perspectivas y proyectos, Cรกmara Mexicana de la Industria de la Construcciรณn, 12 de diciembre de 2007. Tambiรฉn se pueden consultar los estudios anuales publicados por la Secretarรญa de Energรญa sobre el sector energรฉtico titulados: Las prospectivas de petrolรญferos, Las prospectivas del mercado de gas licuado de petrรณleo y Las prospectivas del mercado de gas natural para los aรฑos 2002 a 2007.

5. La crรญtica mรกs comรบn es que se llegรณ a esta situaciรณn deliberadamente para forzar la privatizaciรณn. No hay pruebas, simplemente se exhibe el resultado.

6 La deuda de Pemex asciende a aproximadamente 500,879 millones de pesos. La deuda sobre reservas probadas de Pemex para 2007 fue de 3.1 (dรณlares/barril de petrรณleo crudo equivalente), la mรกs alta en comparaciรณn con compaรฑรญas como BP, Exxon, Shell, entre otras (www.pemex.com).

7. Diagnรณstico: Situaciรณn de Pemex, Secretarรญa de Energรญa, CD-Rom, 2008, p. 12. Disponible tambiรฉn en www.sener.gob.mx.

8. Mauricio Werneck, โ€œPetrobrasโ€™ Experience on Deepwater Oil Productionโ€, ponencia presentada en el Encuentro Tecnolรณgico Internacional sobre Recursos Energรฉticos del Golfo de Mรฉxico, Facultad de Ingenierรญa, UNAM, ciudad de Mรฉxico, 2008.

9. Enrique Aguilera et al., โ€œRetos Tecnolรณgicos en la Exploraciรณn y Producciรณn en Aguas Profundasโ€, ponencia presentada en el โ€œEncuentro tecnolรณgico internacional sobre recursos energรฉticos del Golfo de Mรฉxicoโ€, Facultad de Ingenierรญa, UNAM, ciudad de Mรฉxico, 2008.

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