A manera introductoria y de acuerdo con la UNESCO,
El patrimonio es el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras. […] Sin embargo, no se limita a monumentos y colecciones de objetos. Comprende también expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional. Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial o patrimonio vivo es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural.
UNESCO, Patrimonio cultural.
De esta manera el patrimonio cultural de cada país debe ser considerado como fuente de potencial para transmitir y fortalecer su identidad cultural. A través del patrimonio cultural se deben promover programas de educación “para enriquecer el capital social y conformar un sentido de pertenencia, individual y colectivo que ayuda a mantener la cohesión social y territorial”.
{{Ibid.}}
Asimismo, la UNESCO reconoce que existen dos tipos de patrimonio, que a su vez pueden presentar subdivisiones. En primer lugar, se encuentra el patrimonio natural, que contiene las reservas de la biósfera, los paisajes naturales, los monumentos naturales y parques nacionales. Mientras que el patrimonio cultural se puede dividir en material e inmaterial. El material o tangible corresponde a los muebles –obras de arte, bienes histórico-artísticos, patrimonio bibliográfico y documental, y colecciones científicas– e inmuebles –jardines históricos, paisajes culturales, monumentos, conjuntos históricos, sitios históricos, zonas arqueológicas y patrimonio industrial–. Finalmente, el patrimonio inmaterial corresponde a las tradiciones, artes del espectáculo, fiestas y rituales, conocimientos, técnicas y prácticas sobre el medio natural, así como el patrimonio oral.
((Secretaría de Cultura de Jalisco.))
En las siguientes líneas haré una breve reflexión y comparación sobre el manejo y atención del patrimonio cultural mueble en México, Egipto e Israel, tres países que forman parte del programa de Protección del Patrimonio Mundial Cultural de la UNESCO.
{{México y Egipto fueron Estados fundadores de la constitución de la UNESCO que entró en vigor en 1946. En la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO hay 35 sitios arqueológicos, históricos y naturales de México, siete de Egipto y nueve de Israel.}}
La intención de este ensayo no es poner en evidencia si el manejo del patrimonio de un país es mejor que otro, sino exponer grosso modo cómo lo hacen y qué instancias gubernamentales son responsables del cuidado y la protección de su riqueza histórico-arqueológica.
No queda duda del impresionante legado histórico que poseen los tres países. Desde inicios del siglo XVIII, los primeros exploradores e investigadores se sintieron atraídos por sus riquezas arqueológicas. Su apasionante historia, sus construcciones monumentales y los diversos relatos en fuentes históricas primarias y secundarias han dado pie a búsquedas incansables con un sano interés por el conocimiento, pero también han despertado la ambición por hacer grandes descubrimientos y por poseer los objetos. Tan es así que muchos museos europeos exhiben piezas arqueológicas que pertenecieron a colecciones particulares, otras tantas que no se sabe cómo llegaron hasta sus bóvedas y algunas que a pesar de contar con documentación legal han provocado discusiones sobre la repatriación, en especial en Egipto (por ejemplo, el caso del busto de Nefertiti y la piedra de Rosetta) y en México (la disputa por el penacho de Moctezuma con el gobierno austriaco). Por otro lado, es importante reconocer la gran labor de los gobiernos por recuperar piezas invaluables que se subastan a través de páginas de internet.
Tanto el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
{{Creado con el firme próposito de investigar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico, antropológico, histórico y paleontológico de México con el fin de fortalecer la identidad y la memoria de la sociedad que lo sostiene.}}
de México como el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto –desde 2011 llamado Ministerio de Antigüedades– y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) son entidades que tienen la misión de salvaguardar el patrimonio cultural de sus respectivos países y buscan, en la medida de sus posibilidades, cumplir con la finalidad por y para la cual fueron creadas. Lo anterior no quiere decir que sean perfectas o que no hayan atravesado o estén atravesando situaciones complicadas como consecuencia de problemas presupuestales, de decisiones administrativas o de la ideología en el poder. Las tres son entidades gubernamentales y como tales están sujetas al presupuesto designado anualmente para cumplir con sus objetivos de salvamento, excavación, análisis de materiales, publicaciones, conservación, mantenimiento e investigación.
Para cumplir con sus objetivos, las tres instancias se han preocupado por la formación de sus especialistas en universidades públicas con una fuerte carga académica de su propia historia. La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Cairo University (CU) y el Ministry of Education de Israel (MEI) son los responsables de la preparación tanto teórica como práctica de sus propios arqueólogos. Las tres instituciones buscan una formación nacionalista con la finalidad de que sus egresados den todo su potencial en sus propios países.
La ENAH forma durante cuatro años arqueólogos mesoamericanistas capaces de realizar la práctica arqueológica en cualquier área cultural del México prehispánico a lo largo de sus etapas de desarrollo (Preclásico, Clásico y Posclásico) y concibe a la arqueología como una ciencia social interdisciplinar, vinculada directamente con la antropología, que requiere estar a la vanguardia tecnológica. No obstante, en marzo de 2021 estudiantes y maestros de la ENAH se manifestaron fuera del Museo Nacional de Antropología para denunciar que el INAH había cancelado más de cien materias y había despedido a varios maestros. Esta situación no se ha revertido y, además del descontento de la comunidad, ha provocado una crisis cultural muy seria, ya que en ella se formaron grandes arqueólogos reconocidos tanto a nivel nacional como internacional, como Eduardo Matos Moctezuma y Linda R. Manzanilla Naim, entre muchos otros.
Para muchos especialistas, investigadores y administrativos que laboran en el instituto, la época más difícil inició en 2015 con la creación de la Secretaría de Cultura (SC). Antes el INAH dependía de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que en más de una ocasión dio la cara por el instituto, pero de acuerdo con el arqueólogo Joel Santos “en 2016 [el INAH] se encontró con un déficit de 80 millones de pesos que le impedía pagar a sus trabajadores e incluso estuvo a punto de declararse en quiebra”.
{{Judith Amador Tello, Proceso, 19 de julio de 2019.}}
La situación empeoró porque la SC no contaba con los recursos para que el instituto funcionara. A raíz de esto el INAH ha sufrido recortes presupuestales que han paralizado la investigación y la educación en las ciencias antropológicas, así como la conservación y el mantenimiento de las zonas arqueológicas. Por ejemplo, muchos edificios históricos que fueron afectados por los sismos de septiembre de 2017 aún están en espera de ser intervenidos, algunos con daños estructurales severos que dificultan su rescate. En pocas palabras, el INAH y todas sus dependencias
{{Este organismo es responsable de más de 110 mil monumentos históricos construidos entre los siglos XVI y XIX, y 53,009 zonas arqueológicas registradas en todo el país, aunque se calcula que debe de haber 200 mil sitios con vestigios arqueológicos. De las zonas registradas, 193 y una paleontológica están abiertas al público. Asimismo, tiene a su cargo una red de 162 museos en el territorio nacional divididos en categorías, obedeciendo a la amplitud y calidad de sus colecciones, su situación geográfica y el número de sus visitantes, así como cincuenta centros comunitarios, tres escuelas de educación superior y 31 centros INAH en cada uno de los estados.}}
están atravesando un momento de crisis e inestabilidad que se verá reflejado en la calidad académica de los futuros arqueólogos que, incluso hoy, no tienen proyectos en donde realizar sus prácticas de campo ni cuentan con laboratorios para aprender cómo trabajar con los diversos materiales arqueológicos; muchos maestros dan sus clases de prospección y de análisis de materiales por Zoom con las limitaciones que esto puede tener para los estudiantes. En México contamos con grandes arqueólogos y restauradores,
{{Al igual que antropólogos, etnólogos, lingüistas, historiadores.}}
pero a pesar de su talento muchos no consiguen trabajo en el país de manera que se ven obligados a viajar al extranjero, aunque ello implique severas críticas de parte de sus colegas al catalogarlos de “malinchistas” y ubicarlos como parte de la “fuga de talento”.
Desde 2010 he dirigido el Proyecto Arqueológico Magdala, ubicado en la región de Galilea al norte de Israel. Es uno de los pocos proyectos encabezados por extranjeros en ese país, cuenta con siete licencias de excavación, que se han renovado en este tiempo, y siempre se ha cumplido con la normatividad de la AAI. Este es uno de los proyectos de investigación con más vínculos académicos internacionales y uno de los mejores trabajados por manos extranjeras. En el reciente homenaje a Manzanilla Naim, la doctora reconoció el gran profesionalismo con el que se ha trabajado en Magdala: “Qué emoción es para mí escuchar los logros de mis discípulos; no solo verme reflejada en sus trabajos […] los felicito […] y le agradezco a Marcela que haya seguido esta tradición, porque obviamente ella ha recibido felicitaciones, se ha forjado un lugar en la arqueología de México y de Israel gracias a esta metodología y a su profesionalismo, y me da mucho gusto que más allá de las fronteras de México tú hayas demostrado que esta metodología da muchísima información.”
{{“La arqueología como ciencia: formación y enseñanza con una mirada interdisciplinaria. Homenaje a la doctora Linda Manzanilla”, Museo del Templo Mayor, del 2 al 5 de agosto de 2022.}}
Pese a todo esto, he recibido críticas de colegas por no estar trabajando en México, por desperdiciar “mi talento” en otro país. No logran ver más allá, no logran reconocer que la formación que nos dio la ENAH fue extraordinaria al grado de que es reconocida en el extranjero, no logran ver los esfuerzos por representar a México en un país que por primera vez brinda esta oportunidad. Yo amo a México y su historia, he trabajado en México y sé que algún día tendré oportunidad de tener un proyecto aquí, sin embargo, estoy muy orgullosa de estar donde estoy y de dirigir Magdala. He aprendido mucho de los arqueólogos israelíes y he podido contagiar la pasión por la arqueología a chicos de distintas disciplinas que nos han apoyado como voluntarios. También he recibido estudiantes de la ENAH, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, de la Universidad Veracruzana, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente; algunos de ellos han realizado sus tesis sobre Magdala y esta experiencia les ha dado otra visión de la arqueología. Yo no creo que esté traicionando a nadie, más bien considero que es una gran oportunidad de demostrar que la arqueología de México está al nivel de las grandes ligas.
La Facultad de Arqueología de CU se enfoca, también durante cuatro años, en la formación de arqueólogos y egiptólogos capaces de estudiar los contextos históricos de la gran civilización egipcia desde el Imperio Antiguo hasta el Imperio Nuevo, pasando por los Periodos Intermedios. Esto es relativamente nuevo ya que hasta hace unos quince años era más común la formación de especialistas en Europa y Estados Unidos y que los egipcios trabajaran y aprendieran con ellos.
{{ No podemos ignorar los años de intervención francesa y británica en Egipto y lo que ello implicó para los grandes descubrimientos, pero también para la salida de piezas con las cuales se llenaron los grandes museos de Europa y Estados Unidos.}}
Los últimos directivos del Ministerio de Antigüedades han impulsado que los arqueólogos egipcios se formen en su propio país para que más adelante sean ellos mismos quienes lideren los principales proyectos de excavación y conservación, así como las exposiciones museográficas. De manera que en la última década ha sido más activa la participación de Egipto en el mundo académico con la presentación de los trabajos de investigadores egipcios en congresos internacionales y la organización de encuentros académicos en el país.
La arqueología en Egipto está pasando por un momento próspero amén del trabajo que sus especialistas han realizado y de la inversión en educación que ha hecho el gobierno. El traslado de veintidós momias reales del Museo de Antigüedades Egipcias al Museo Nacional de la Civilización Egipcia, la apertura de la Avenida de las Esfinges que conecta el templo de Karnak y el de Luxor, así como la construcción del Gran Museo Egipcio (GEM), próximo a inaugurarse y que competirá con los museos europeos al ser el museo más grande del mundo dedicado a una sola civilización, son una prueba del gran momento que goza la arqueología en el país.
Hasta hace unos años en Israel, la AAI, a través del MEI, formaba a sus arqueólogos de una manera técnica por dos años.
{{La AAI no considera a la arqueología una ciencia, sino que está vinculada a la historia dada la gran cantidad de fuentes escritas primarias que existen.}}
Al concluir este periodo, los arqueólogos empezaban a trabajar como supervisores de excavaciones foráneas (aquellos proyectos dirigidos por un arqueólogo de cualquiera de las universidades de Israel o por arqueólogos extranjeros, estos últimos contados).
{{Un ejemplo es el Proyecto Arqueológico Magdala, que tiene el aval de la Universidad Anáhuac México en convenio con el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y que lleva ya doce años trabajando en Israel.}}
Con el transcurso del tiempo muchos llegaron a ser arqueólogos responsables de salvamentos arqueológicos a expensas de las decisiones de los directivos de irlos moviendo de salvamento en salvamento y, en muchas ocasiones, sin que hubieran presentado sus reportes y análisis de materiales, lo que provocó un rezago de información. Para remediar esta falta de documentación, la AAI “sentó” en oficinas a los arqueólogos responsables de esos salvamentos para que trabajaran en sus informes; en caso de que el responsable del salvamento ya hubiera fallecido, otro arqueólogo, aunque no hubiera estado en ese proyecto, era el encargado de realizar los reportes.
Afortunadamente esto ya cambió y hoy los arqueólogos israelíes se forman en cinco universidades privadas por tres años. Al concluir sus estudios lo más común es que busquen su plaza en la AAI o en algún proyecto de excavación de su universidad o que continúen con sus estudios de posgrado. Los departamentos de arqueología de las universidades de Tel Aviv y Haifa han crecido mucho y se han ganado un lugar muy importante a nivel internacional gracias a sus convenios con universidades europeas y americanas
{{Es el caso de la Universidad de Tel Aviv (TAU) y la Universidad Anáhuac México que están estructurando un adendum al convenio general que tienen, a través del Departamento de Arqueología de la TAU y del Centro de Investigación en Culturas de la Antigüedad de la Universidad Anáhuac México.}}
para colaborar de manera interdisciplinar. Estas universidades, al no depender del presupuesto del gobierno, pueden recurrir a las convocatorias de fundaciones para obtener recursos. De cualquier manera, sus proyectos de investigación deben tener el aval de la AAI y tener como codirector a un arqueólogo asignado por la instancia gubernamental. Cabe señalar que los directivos de la AAI obtienen esos puestos como una recompensa por sus servicios en el ejército y previamente a su jubilación, lo que significa que no tienen conocimiento en la ciencia arqueológica y que la AAI funciona, administrativamente, como un cuerpo del ejército.
Pese a sus diferencias, el INAH, el Ministerio de Antigüedades y la AAI trabajan de manera similar en el salvamento arqueológico. Por ejemplo, cuando alguna empresa o constructora requiere de una valoración del terreno estas instituciones otorgan los permisos de construcción siempre y cuando se cumpla con la ley, se hagan los cambios correspondientes a los planos de construcción con la finalidad de no destruir la evidencia arqueológica descubierta y, si fuera necesario, se suspenden las obras por el valor histórico-arqueológico-cultural del hallazgo. Los gastos que implican la realización de los pozos de salvamento, los recursos humanos y todo el equipo necesario corren a cargo de la empresa responsable de la construcción, es decir, esta contrata tanto al personal del INAH, del Ministerio de Antigüedades y de la AAI para realizar los trabajos de arqueología, conservación, investigación y publicación que sean necesarios.
En cuanto a la excavación con fines de investigación sí hay una notable diferencia entre las instituciones. En México, el INAH autoriza proyectos tanto a cargo de arqueólogos nacionales como extranjeros siempre y cuando cumplan con toda la normatividad. Uno de los requisitos es que todo el equipo esté conformado por estudiantes de arqueología, pasantes de arqueología y arqueólogos; no hay una regla explícita sobre voluntarios de otras áreas de conocimiento interesados en conocer la labor del arqueólogo y la historia de México. En Egipto ha habido muchas misiones extranjeras, principalmente de Europa, Estados Unidos y una sola mexicana (la primera misión arqueológica mexicana en Egipto, bajo la dirección de Gabriela Arrache y la coordinación arqueológica de Angelina Macías Goytia y de restauración de Dulce María Grimaldi, que tiene a su cargo la restauración de la Tumba Tebana 39),
{{En donde tuve la oportunidad de participar en la temporada 2008.}}
que han dado trabajo tanto a egipcios como de otras nacionalidades. Sin embargo, bajo las normatividades recientes, cada vez hay menos extranjeros y más egipcios trabajando en la tierra del Nilo. Si alguna nueva misión solicita permiso, lo conceden únicamente para excavar en contextos tardíos y que no son objetivo del Ministerio de Antigüedades. Por otra parte, el gobierno egipcio sí permite la participación de voluntarios en sus excavaciones siempre y cuando estos estén supervisados por arqueólogos. En contraste, Israel ha sido un país que ha mantenido una postura cerrada a investigadores del extranjero. Todos los proyectos de salvamento son dirigidos por arqueólogos de la AAI, mientras que unos cuantos proyectos de investigación arqueológica están a cargo de universidades nacionales e internacionales. No obstante, para este país los voluntarios son fundamentales pues la AAI considera que su participación en las excavaciones es la mejor manera de fomentar la formación de futuros arqueólogos y de mantener el interés de los israelíes por su historia y más si da evidencia de la antigüedad del pueblo hebreo.
Las tres instancias están conscientes de la responsabilidad que implica la conservación y el mantenimiento. Todo proyecto de investigación debe contemplar en su presupuesto estos aspectos, ya sea que se contrate a especialistas locales o que cuente con su propio equipo. En el caso de los proyectos de salvamento, México y Egipto están supeditados al presupuesto gubernamental; Israel, por el contrario, obtiene sus recursos de empresas privadas y, en caso de no conseguirlos, usualmente se obtiene toda la información disponible y se re-entierra el sitio para su protección y su excavación en el futuro. En cuanto a la formación de restauradores, en México se encuentra la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, que goza de prestigio a nivel mundial. En Egipto la formación de sus propios restauradores y conservadores está a cargo del Ministerio de Antigüedades y, aunque tiene poco tiempo que se han especializado en esta área, están realizando un trabajo muy notable. En Israel, por el contrario, el departamento de conservación de la AAI está integrado por expertos que se han formado a través de la experiencia de campo y de los cursos que han tomado en el extranjero, principalmente en Italia. Por esta razón se ha creado un gremio de conservadores israelíes independientes que ofrecen sus servicios a todo proyecto que lo necesite.
Como se ha visto, tanto el INAH como el Ministerio de Antigüedades y la AAI tienen en sus manos una importante misión, no solo con sus respectivos países, sino con el resto del mundo para salvaguardar el patrimonio cultural. El rescate, la conservación, la investigación y difusión de la historia de importantes civilizaciones depende de arqueólogos y especialistas comprometidos con el saber. Por ello es importante conocer las prácticas que se hacen en otros países para identificar qué se puede mejorar y así contribuir al conocimiento y la preservación de la cultura. ~
es directora del Centro de Investigación
en Culturas de la Antigüedad y del Proyecto Arqueológico Magdala, Universidad Anáhuac México