¿Cuál es la corriente filosófica predominante? Con esta pregunta incisiva e ingenua comienza el más reciente libro de Federico Reyes Heroles. Esta inquietud, o bien provocación, como la define el autor, puesta en boca de una interlocutora curiosa, sirve como pretexto para dar lugar a una larga reflexión sobre temas contemporáneos que el escritor va ensortijando, extendiendo, conectando y explorando de una manera que evoca la navegación de la web, cuando nos dejamos llevar de liga en liga siguiendo nuestra curiosidad, en esos escasos momentos de abandono que pocas veces nos permite el frenético ritmo de la vida. Y es precisamente el frenesí de nuestra cultura el asunto central de Alterados / Preguntas para el siglo xxi, un texto intrépido que podemos imaginar como una serie de vasos comunicantes o bien como senderos sinuosos que, más que tener un destino claro, son deleitables como el paseo de un flâneur en el sentido baudelairiano por las ambigüedades y patologías del nuevo siglo.
El recorrido o mapa de travesía comienza con el tema de la velocidad, con lo que significa e implica vivir bajo el constante estrés de una sociedad que ha comprimido el tiempo y establecido una equívoca equivalencia entre eficiencia y rapidez, y que nos somete a un estado permanente de ansiedad e inquietud. Nuestro paseo por la alteración comienza preguntándonos: ¿cuál es el costo y la recompensa de vivir en un estado de vértigo incesante? Aunque la pregunta más importante es: ¿somos víctimas o culpables de vivir así? Si algo no puede hacer la tecnología, por lo menos todavía no, es imponer su voluntad. Nuestra relación con esta tortura es masoquista. Vivimos así porque eso deseamos, porque el estado de sosiego al que se refiere Reyes Heroles nos parece, más que un lujo, una pérdida de tiempo, un desperdicio de recursos y, en vez de beneficiarnos relajándonos, terminamos llenándonos de ansiedad. El malestar de la cultura radica en que nos hemos convertido en zombis o junkies de nuestra adicción a la velocidad.
El autor de Ante los ojos de Desirée escribe sobre los abusos de estimulantes, los usos y peligros de la religión, la soledad, la desintegración familiar, la depresión, la hiperquinesia y la felicidad. Pero lo que se echa de menos en Alterados es un énfasis en la que, desde mi punto de vista, es la principal alteración de nuestra condición: el inmenso impacto de la cultura digital, el ciberespacio y demás fenómenos provocados por internet. El impacto positivo y negativo de la red apenas aparece tangencialmente en las reflexiones del autor, tanto que no existe una diferencia muy notable entre las amenazas culturales que identifica para el siglo xxi y aquellas que padecimos en la década de los setenta. Reyes Heroles escribe que “vivir ante las pantallas es una alteración mayor de la que solemos hablar poco”. Yo discreparía de esta percepción, ya que es un tema que los medios comentan obsesiva aunque superficialmente, y sobre el que se han publicado, tan sólo en fechas recientes, numerosos ensayos que cuestionan radicalmente nuestra relación con las pantallas, las redes y las nubes de datos, como You are not a gadget: A manifesto, de Jaron Lanier, The age of American unreason, de Susan Jacoby, True enough: Learning to live in a post-fact society, de Farhad Manjoo, y The cult of the amateur: How blogs, MySpace, YouTube, and the rest of today’s user-generated media are destroying our economy, our culture, and our values, de Andrew Keen, entre muchos otros.
“El silencio y el sosiego serán excepciones en un mar de ruido y alteración.” Con toda razón Reyes Heroles expresa su inquietud por el “trauma acústico” que padecemos prácticamente todos los seres urbanos, pero ¿realmente podemos pensar que la “guerra contra el silencio” es un fenómeno novedoso? El asalto auditivo es hace tiempo universal y tan intenso en los callejones de El Cairo, el mercado de Tepito y el barrio de Chueca como en el apoteósico Times Square.
El autor se pregunta: “¿Cómo será la comunicación de las generaciones crecidas frente a las pantallas?” No hay duda de que la brutal diversidad y cacofonía de las formas de expresión y comunicación que están madurando y cambiando en torno a la red y la mediósfera es la voz de este nuevo siglo y es una nueva cultura a la que posiblemente somos ajenos pero que en menos de un cuarto de siglo ha alcanzado una riqueza, energía y complejidad prodigiosas. Al descalificar de cuajo este universo nos ponemos en el mismo papel que aquellos que en otros tiempos consideraban el jazz, el rock y otras culturas juveniles como mero ruido y caos. No hay duda de que las pantallas enajenan, aíslan y marginan pero es en ellas donde tendrán lugar las interacciones, la lectura, el entretenimiento y el aprendizaje en el futuro inmediato, nos guste o no.
Siempre es difícil saber qué esperar de un libro que se presenta como un cuestionario, como un catálogo de dilemas y acertijos morales y culturales. Reyes Heroles emplea este recurso para contemplar la condición del hombre del siglo xxi con algo de nostalgia pero, lejos de entregarse al desconsuelo, nos ofrece una accesible radiografía y sinopsis de algunas de las ideas filosóficas más relevantes de las últimas décadas. ~
(ciudad de México, 1963) es escritor. Su libro más reciente es Tecnocultura. El espacio íntimo transformado en tiempos de paz y guerra (Tusquets, 2008).