Foto: Rawpixel.

¿La tecnología puede detener la caza ilegal?

La caza ilegal es una enorme amenaza para la vida silvestre. Una aplicación es ejemplo de los beneficios y retos que implica usar la tecnología para detenerla.
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En agosto de 2021, la guardia forestal Remya Raghavan detuvo a tres personas que transportaban carne de jabalí en el bosque de Wayanad, en el estado de Kerala, al sur de India. La posesión de carne de animales salvajes es un delito tipificado en la India bajo la Ley de Protección de la Vida Silvestre de 1972, por lo que Raghavan registró todos los detalles del delito –lugar, testigos, nombres de los acusados, objetos incautados y sección del bosque– en una aplicación de teléfono. Así de fácil, el caso quedó inscrito oficialmente en el sistema de la aplicación, lo que indicaba que había que llevarlo a los tribunales.

La aplicación utilizada por Raghavan se llama HAWK (Hostile Activity Watch Kernel por sus siglas en inglés, algo así como Núcleo de Vigilancia de Actividades Hostiles) y parece ser el primer sistema digital de recopilación de información sobre delitos contra la fauna y flora silvestres en India. La aplicación ayuda a agentes como Raghavan a centralizar y compartir información en tiempo real sobre delitos forestales y contra la vida silvestre. Esta y otras aplicaciones similares cubren una enorme necesidad, ya que la demanda mundial de marfil de elefante, cuernos de rinoceronte, escamas de pangolín, reptiles vivos y grandes felinos ha desatado una crisis de caza clandestina en todo el mundo. Países como Botsuana, India, Kenia y Sudáfrica han notificado una elevada incidencia en esta práctica y, a escala mundial, el tráfico de especies silvestres se considera la cuarta categoría más importante de comercio ilegal, después del tráfico de armas, drogas y personas. En India, entre 2011 y 2020 se traficó con más de 70,000 especies autóctonas y exóticas. En Sudáfrica, cerca de 10,000 rinocerontes han sido cazados de manera furtiva en la última década (aunque la incidencia de la caza ilegal ha disminuido desde 2015).

El comercio ilegal de fauna y flora silvestres es una enorme amenaza para la supervivencia de las especies y pone en peligro la biodiversidad, el medio ambiente, la salud y los medios de subsistencia. Según la Organización Mundial de la Salud, la tala, la pesca y el comercio ilegal de especies silvestres suponen una pérdida mundial de ingresos públicos de entre 7,000 y 12,000 millones de dólares al año. La pérdida de fauna y flora silvestre también agrava la crisis climática, porque estas ayudan a mantener el ecosistema forestal, que actúa como sumidero de carbono. Además, el tráfico de especies silvestres podría aumentar la probabilidad de futuras epidemias y pandemias zoonóticas.

La tecnología es clave para atajar el comercio ilícito de especies silvestres, y hay muchos esfuerzos diferentes en esa dirección: se han utilizado en todo el mundo cámaras trampa, drones y análisis de ADN, y HAWK se encuentra junto a varias aplicaciones móviles similares diseñadas para combatir o prevenir la caza secreta. En África Oriental, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional puso en marcha la Base de Datos de Información sobre la Fauna y el Paisaje, que utiliza el GPS para registrar información sobre caza clandestina, mortalidad animal, conflictos entre personas y animales salvajes y actividades humanas ilegales. Del mismo modo, en Kenia, la aplicación Spatial Monitoring and Reporting Tool (Herramienta de Monitoreo y Reporte Espacial) permite a los guardabosques rastrear las amenazas a los elefantes, lo que, según las autoridades, ha provocado un descenso de este tipo de caza. Otra aplicación está dirigida a la industria de la aviación y permite al personal de aeropuertos y aerolíneas informar sobre sospechas de tráfico. Incluso el estado de Utah tiene una aplicación para denunciar la caza secreta.

Aunque estas aplicaciones han resultado útiles para investigar y perseguir los casos, persiste el gran reto de encontrar a las personas que financian y orquestan estos delitos, muchas de las cuales forman parte de redes delictivas internacionales.

HAWK fue desarrollada por Manu Satyan, funcionario forestal del distrito de Kerala, y Jose Louies, director del Wildlife Trust of India, para rastrear y reducir de forma más eficiente la creciente incidencia del comercio ilegal de especies silvestres en la India. Sus raíces se remontan a 2017, cuando Louies y Satyan se enteraron de una iniciativa de lucha contra la caza furtiva basada en una aplicación conocida como tenBoma, creada por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal para proteger la vida silvestre de Kenia. El ejército estadounidense había colaborado en el proyecto compartiendo métodos de recopilación de información utilizados en la lucha contra el terrorismo. La aplicación keniana identifica los focos de caza furtiva y las autoridades colaboran con las comunidades locales de esos focos para rastrear a los cazadores y las actividades sospechosas.

Satyan dijo que se dieron cuenta de que India también necesitaba crear una base de datos para rastrear a los delincuentes habituales que cazan animales en peligro de extinción o como trofeo, como tigres, elefantes y otras especies de gran valor comercial. Así que se pusieron a trabajar en HAWK. Antes de poner en marcha la aplicación en Kerala en agosto de 2020, Louies y Satyan consultaron al personal forestal sobre su experiencia en la lucha contra los delitos que afectan a la fauna salvaje: cómo suelen entrar los furtivos en los bosques, qué aspecto tienen los vehículos sospechosos y los distintos problemas que plantea la denuncia. Cuando tuvieron un prototipo, pidieron a los agentes forestales que lo probaran.

Pranesh Prakash, cofundador del Centro para Internet y Sociedad, una organización sin fines de lucro con sede en la India que investiga la privacidad digital, dijo que es bien sabido en criminología que un pequeño porcentaje de personas comete un porcentaje significativo de delitos, por lo que aplicaciones como HAWK parecen ser un buen paso. “Pero cuando hay documentación, especialmente de delitos, surge la pregunta de cómo se utilizarán los datos, para quién estarán disponibles, y durante cuánto tiempo se almacenarán”, dijo en un mensaje. La vigilancia digital afecta de forma desproporcionada a las poblaciones con bajos ingresos, y los estudios han demostrado que la pobreza y la falta de oportunidades económicas son los principales motores de la caza ilegal. Aunque las aplicaciones pueden rastrear sobre el terreno a las personas que participan en esta actividad ilícita, es mucho más difícil seguir la pista de quienes están detrás, que son en última instancia los que se benefician.

Dado que el comercio ilegal de fauna y flora silvestres está dirigido por redes delictivas organizadas, la inteligencia es crucial para reducir el comercio ilegal o detener a las personas que se dedican a él a través de las fronteras estatales e internacionales. Para desarrollar la aplicación, Satyan y Louies se pusieron en contacto con dos analistas de inteligencia militar estadounidenses que les informaron sobre las normas y métodos para desarrollar un sistema de recopilación y procesamiento de información. “Uno de los conceptos que surgió de ellos es la evaluación del nivel de amenaza de un delincuente habitual”, explica Louies.

HAWK perfila a los presuntos delincuentes habituales mediante entrevistas y otras recopilaciones de datos, que permiten a los agentes registrar la edad, la salud, la situación financiera, la actividad actual y las patrones de viaje. El sistema asigna un nivel de amenaza del 1 al 10 y predice la posibilidad de que el sospechoso participe en actividades delictivas. Si un delincuente habitual es muy activo, goza de buena salud y necesita dinero, se le puede asignar un nivel de amenaza de 8 o 9. HAWK también tiene bases de datos separadas sobre muertes de animales y vehículos no registrados o sospechosos que entran en zonas forestales. El sistema espera utilizar los datos sobre delincuentes habituales y su nivel de amenaza, junto con sus conocimientos sobre animales (cada furtivo suele estar especializado en un tipo de animal), y correlacionarlos con actividades sospechosas, como heridas de animales o presencia de lazos o trampas en el bosque. En última instancia, el objetivo es predecir posibles delitos. “El concepto de HAWK no es atrapar a la gente cuando comete un delito, sino evitar que se produzca”, explica Louies.

Aplicadas a otros contextos, este tipo de tácticas han generado controversia. Andrew Ferguson, profesor de derecho y autor del libro The rise in big data policing, dijo que la acción policiaca predictiva ha fracasado en gran medida en Estados Unidos. “Sin embargo, los límites geográficos, los movimientos inusuales, los detonantes y los patrones específicos de la caza furtiva y los delitos contra la vida silvestre podrían ser más predecibles que la mayoría de los delitos”, dijo en un correo electrónico. “Además, el número de sospechosos es bastante reducido y el mercado de reventa limitado, por lo que el seguimiento de las pautas tiene bastante más sentido que en otros delitos”.

La aplicación aún no puede hacer predicciones porque no dispone de datos suficientes, pero espera poder hacerlo en dos años. Por ahora, el personal de campo en Kerala utiliza la aplicación para introducir datos cuando detecta un delito, y HAWK genera los documentos que un agente necesita para imprimir y presentar el delito ante un tribunal. Desde la implantación del sistema en Kerala en agosto de 2020, el proceso de documentación de HAWK ha agilizado investigaciones que antes eran “un caos”, afirma Aneesh Joseph, fiscal adjunto del Tribunal Superior de Kerala. El sistema anterior obligaba a los funcionarios a rellenar manualmente los documentos, un proceso propenso a errores, manipulaciones y omisión de datos, que a menudo provocaba retrasos en el registro del delito, lo que permitía a los acusados salir impunes, explicó Satyan. Una vez registrado un caso a través de la aplicación, no puede manipularse, lo que beneficia tanto al fiscal como al acusado, dijo Joseph.

Los procedimientos judiciales –como las declaraciones de los testigos, la fecha del juicio y el historial de la investigación– también se registran en el sistema HAWK, y todos los testigos del gobierno reciben un nombre de usuario temporal para que puedan ver el historial del caso. “El proceso es transparente; cualquier funcionario puede ver lo que ocurre y así se reducen los errores”, afirma Satyan. Antes del nuevo sistema de documentación, había casos en los que se registraba incorrectamente el lugar de un delito, o en los que la caza furtiva se registraba erróneamente como muerte accidental.

Aun así, los retos persisten, ya que HAWK todavía no tiene forma de interactuar directamente con los sistemas judiciales. En su lugar, se envían al tribunal impresiones generadas por computadora, y solo entonces el tribunal se hace cargo del caso. Del mismo modo, si se comete un delito en una zona remota, se puede tardar varias horas, o incluso un día, en llegar a una zona con conexión a internet lo suficientemente buena como para introducir los datos en la aplicación HAWK, explica Raghavan. La interfaz es mejor en una computadora, por lo que los agentes prefieren llegar a la oficina forestal para introducir los datos en el sistema de escritorio, lo que puede causar más retrasos.

Prakash, del Centro para Internet y Sociedad, dijo que rastrear y listar a los delincuentes reincidentes en una aplicación no es necesariamente perjudicial por sí mismo. “Pero hay que sopesar la necesidad de rastrear a los delincuentes para reducir los delitos contra la fauna y la flora silvestres y el derecho de las personas a no ser vigiladas constantemente”, dijo. “Estas dos preocupaciones contrapuestas pueden abordarse limitando el tiempo que alguien está marcado como objetivo de vigilancia y restringiendo los datos solo a los funcionarios que los necesitan”. Añadió que alguien que no haya cometido un delito en un periodo de tiempo determinado (por ejemplo, en el último año) no debería ser objeto de una vigilancia intensificada. “Una vez que los datos personales han dejado de ser útiles, deberían eliminarse”.

HAWK ahora se ha incluido en la revisión mensual del departamento forestal de Kerala, que hace un seguimiento de las muertes de animales salvajes, los informes sobre delitos y el estado de los casos judiciales y las investigaciones. Esto permite al departamento controlar mejor los resultados de los casos. Louies y Satyan, por su parte, planean ampliar el uso de HAWK a todo el país. En 2022 se introdujo HAWK en el estado de Karnataka, y está previsto implantarlo este año en otros dos estados, Uttar Pradesh y Madhya Pradesh. “Una vez que haya una buena base de datos de todo el país, podremos saber si un sospechoso tiene antecedentes en otro lugar”, dijo Joseph, el fiscal. “Eso será mucho más eficaz, ya que una condena previa justifica una pena mayor”. ~

Este artículo es publicado gracias a la colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

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es una periodista independiente con base en India, que escribe sobre ciencia, medio ambiente y vida silvestre.


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