Osages

Primero como cazadores de búfalos, los osages emigraron a las Grandes Llanuras y se establecieron en Oklahoma, donde viven en la actualidad. Una masacre racial, propiciada por la avaricia de quienes encontraron petróleo en su reserva, diezmó a su comunidad a inicios del siglo pasado. Sus cantos y poemas dan cuenta de la riqueza cultural y lírica de sus habitantes.
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Hacia el año 700 a. C., los osages y otras tribus que hablaban lenguas afines llegaron del norte a las cuencas de los ríos Ohio y Osage, tributarios del Misisipi. Dos milenios y medio después, los osages emigraron a las Grandes Llanuras, siguiendo a los búfalos y presionados por la llegada de los iroqueses. Actualmente, se concentran en una reservación de Oklahoma, aunque hay dos tantos más dispersos en otros estados. Son quizá en total unos 20 mil. Hay cifras muy distintas en diversas fuentes.

En 1673, descubrieron a unos exploradores franceses, a los cuales trataron pacíficamente. Les vendieron pieles y compraron caballos. Del francés viene el nombre osage, interpretación fonética de wa zha zhe ‘gente de ríos’, que se dan a sí mismos. Su lengua, casi extinta, pertenece a la familia siux.

Su elevada estatura (dos metros), espíritu aguerrido y los caballos les sirvieron para imponerse a las tribus vecinas. Dominaron una vasta región: Misuri, Oklahoma, Kansas y Arkansas. Hay una veintena de lugares que se llaman Osage en los Estados Unidos y Canadá.

Vivían como cazadores de búfalos, venados, conejos y otros animales. Fueron forzados por los colonos europeos a replegarse a una región baldía (la actual reservación) donde sufrieron epidemias de viruela desde 1801, que los diezmaron. La Indian Removal Act de 1830 legitimó el despojo a posteriori, y autorizó constreñirlos a vivir en reservaciones.

Inesperadamente, medio siglo después, se descubrió petróleo en su reservación, y ya no pudieron sacarlos también de ahí. Concediendo derechos de extracción del petróleo, se hicieron millonarios.

Paralelamente, hubo docenas de osages asesinados, uno por uno, en diferentes circunstancias. Se diría que los “veneros de petróleo” resultaron un don del diablo (como dijo López Velarde del México millonario). El FBI, creado en 1908, tomó el sonado caso, pero no logró aclararlo. Martin Scorsese revive el tema en la película Killers of the flower moon (2023).

Las regalías petroleras les han permitido invertir y pasar de cazadores a ganaderos criadores de búfalos. Se organizaron legalmente como la Osage Nation, con su propio gobierno tribal, constitución y bandera. Tienen sitio web (www.osagenation-nsn.gov) y presencia en Facebook (www.facebook.com/osagenation). Celebran anualmente un Osage Nation Sovereignty Day. Tienen un sistema de welfare que promueve el bienestar, la salud, la educación y la identidad cultural. Crearon un alfabeto propio para hacer del osage una lengua escrita; así como un English to Osage dictionary en la web. Su Secretaría de Lengua, Cultura y Educación da clases virtuales de osage. Tienen un Osage Nation Museum, un Osage Nation Magazine y un semanario Osage Nation News. Al parecer, no tienen todavía (o no supe encontrar) una estación de radio que difunda en osage.

Muchas personas descendientes de osages han destacado en puestos de poder y de prestigio. Por ejemplo: Charles Curtis (1860-1936), abogado, senador, líder del Senado y vicepresidente de los Estados Unidos. Louis F. Burns (1920-2012), reconocido historiador. Maria Tallchief (1925-2013), prima ballerina del New York City Ballet. Jerry C. Elliott (1943), físico matemático de la nasa que recibió una medalla por salvar a los astronautas de la misión Apolo 13. Guy Erwin (1958), obispo luterano, graduado en Harvard y Yale.

En la Wikipedia hay páginas sobre todos ellos y sobre Osage, Osage Nation, Osage language, Osage script, Osage headrights, Osage Indian murders, Osage river, Great Osage Trail, así como lugares llamados Osage, el río y hasta un modelo de helicóptero.

Hay videos en YouTube sobre los osage. Escribiendo la palabra osage, se encuentran cientos de libros en Google Books, Amazon y la Biblioteca del Congreso. A pesar de lo cual, solo encontré uno que recoge cantos tradicionales: el del historiador Burns, que describe minuciosamente las ceremonias y traduce algunos cantos, que aprendió de niño en la reservación. Publicó varios libros sobre la cultura osage.

Al sol le dirás abuelo.
A la luna, abuela.

Al lucero matutino, abuelo.
A la estrella vespertina, abuela.

A la Osa Mayor, abuelo.
A la estrella doble de Orión, abuela.

A la cornamenta del ciervo [el cúmulo estelar de las Pléyades], abuelo.
A las tres estrellas [de Orión], abuela.

A la estrella polar, abuelo.
A la constelación del Can Mayor, abuela.

El de las estampidas que hacen temblar la tierra.
El que tuerce el rabo si se enoja.
El de grandes muslos.
El jorobado.
El que sacude su melena, herido.
El de filosos cuernos curvos.

Se apodera de ellos
y los vuelos lánguidos.
Buscan aislarse
y permanecer en su miseria.
Viven inquietos, sumidos en la angustia.
Les impide alcanzar
las cuatro etapas de la vida.
Pierden la conciencia
y no la recuperan
hasta entregar el espíritu,
si se les pide que lo hagan.

Hay gente de la noche
con señal en la frente.
Hay gente de la noche
con señal en el cuerpo.

La vida es como un río
que cruza cuatro valles
y da siete vueltas
antes de llegar en paz.

La luz declina en las rocas.
El largo día termina.
La luna sube lentamente.
Hay un largo suspiro.

Vamos, amigos.
No es tarde para ir a un mundo nuevo.
Remando surcaremos las aguas
para ir más allá del ocaso, hasta morir
donde navegan las estrellas.

No somos la fuerza
que movió los cielos y la tierra.
Somos lo que somos,
con el temple heroico de los corazones
debilitado, pero fuerte
en la voluntad de ir y no ceder.

Fuente: Louis F. Burns, Osage Indian customs and myths, Tuscaloosa: University of Alabama Press, 2005 [c. 1984], páginas 203-204, 206, 66-67, 62, 24 y 54. ~

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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