Ni siquiera vale la pena intentar justificarnos. Sencillamente no hay atenuantes: en el número anterior publicamos la traducción que Salvador Elizondo hizo de “The Tiger”, el célebre poema de William Blake, pero la publicamos, ay, malamente –nos comimos dos estrofas, ocho versos. Acompañado de una disculpa a Paulina Lavista y a los lectores, presentamos aquí el poema completo, la traducción íntegra:
EL TIGRE
Tigre, tigre, que relumbras
en la selva de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
forjó tu aterradora simetría?
¿En qué abismos, en qué cielos
fulguraba la llama de tus ojos?
¿con qué alas alzó el vuelo?
¿qué mano retuvo el fuego?
¿De quién fue el hombro y quién el artesano
que retorció las fibras de tu pecho?
Y cuando ya vibraron tus tendones
¿de quién fueron las manos y los pies temerarios?
¿Con qué mazo y qué cadenas?
¿qué crisol fraguó tu cráneo?
¿cuál fue el yunque? ¿cuál el puño
que aprisionó la muerte y el espanto?
Y cuando las estrellas dispersaron sus afilados dardos
y se cubrió la noche con su llanto
¿sonrió de ver su obra consumada?
¿el que formó el cordero te hizo a ti?
Tigre, tigre, que relumbras
en las selvas de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
forjó tu aterradora simetría? ~