Esperando el ataque

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Que quizá ha ocurrido ya.

Anuncio: Ya puede usted grabar bendiciones en las galaxias más lejanas. Precios aleatorios. Otros géneros no disponibles de momento debido a censura o prevención. Las bendiciones operan (reverberan) en todo el espectro cósmico y el emisor puede comprobar el efecto en el acto y sin límite de pings. El entrelazamiento cuántico permite soslayar el engorroso límite de la velocidad de la luz (una restricción infundada aplicable en ciertas situaciones pero no en todas). Una vez contratado el servicio y comprobado el retorno benéfico se borra la transacción y no queda rastro en la vida común; la empresa desaparece con cada servicio y se crea ex profeso cuando hay una nueva solicitud. Los precios son arbitrarios pues dependen de imponderables.

Esperando el ataque

Preguntas escogidas: ¿es posible que se hubiera producido y no nos hubiéramos enterado?

Es lo más frecuente, al menos según las simulaciones. Lo ideal para el invasor es que la agresión pase inadvertida sine die: entre otras ventajas la víctima sigue en alerta permanente esperando el ataque que ya se produjo y descuida el día a día.

(Sobre simulaciones trata el libro El universo en una caja. Una nueva historia del cosmos, de Andrew Pontzen en traducción de Álvaro Marcos para Debate. Del capítulo 5, “La mecánica cuántica y los orígenes del cosmos”, esta frase de la que se han eliminado los adjetivos: “los efectos cuánticos no se limitan al ámbito de los átomos”.)

(Acerca de suprimir adjetivos: Conversaciones sobre la escritura. Ursula K. Le Guin con David Naimon, Alpha Decay.)

Busco en la poesía titulares (para seguir viviendo).

Este verso de Rafa Yuste en Solo cuerpo (Los Libros del Gato Negro):

Porque todo, pero nada.

Y de los aforismos y cuentos del libro, también de cabecera, Perro sin nombre, de Luis Carlos Marco Bruna, en Prames:

EN LOS MUROS DEL PARAÍSO:

INFIERNO

ETERNO

NO

Y de Campos de Aragón, de José Luis Gracia Mosteo (Olifante):

Llévame a la luz de las farolas,

llévame a tomar la fresca eterna.

Y de Miriam Reyes, el libro de poemas titulado Con (La Bella Varsovia):

eso que practicamos

de abrir el cuerpo y hacerse espacio

es un ir hacia atrás y hacia delante

en el tiempo.

La librería Cálamo de Zaragoza publicó en 2021 un libro-cuaderno con textos y dibujos de los veinte ganadores de sus premios, fundados en 2001, y que se titula: No soy un libro. Soy un cuaderno ilustrado con textos y dibujos de los ganadores de los Premios Cálamo. También soy un regalo. Maquetado por Víctor Gomollón, luce esquinas redondeadas, páginas sin numerar y lujo de blancos.

Busco en la poesía titulares y pretextos –y blancos– para garabatear. Frases para esperar en paz el ataque de los drones.

Laberinto de fantasmas

Quizá han atacado ya. Estamos como en la fortaleza de El desierto de los tártaros, del que Borges dijo en su breve prólogo que está “regido por el método de la postergación indefinida y casi infinita, caro a los eleatas y a Kafka”. Esperamos el ataque de aquí y de allá. Occidente, si queda algo, es el desdén por el veloz mundo exterior, postergar y no ver. Tiempo sobra siempre para la inacción. El informe Letta es de mal gusto citarlo, la metafísica se cifra en mercado único. Putin ha dicho el cinco de junio que sus misiles tácticos tienen mucha más capacidad destructiva que las bombas –reproche– de Hiroshima y Nagasaki. Se han celebrado los ochenta años de Normandía como una ceremonia para darnos ánimos. Murió Marilyn en su casa de malas maneras y de ahí viene todo. Un hombre ha edificado un gran laberinto pirenaico cerca de Jaca, en Huesca. Un laberinto con cipreses, sin Leteo ni Minotauro. Ángel Guinda escribió “Qué laberinto la luz” y Trinidad Ruiz Marcellán, que edita poesía en Olifante desde 1979 y recorre cientos de kilómetros con cientos de libros desde su palacio del Moncayo, mandó imprimir el verso en un mechero:

Qué laberinto la luz.

Quizá han atacado ya y no nos hemos enterado, el ideal del invasor, intruso, hacker. Estar dentro sin que el anfitrión lo sepa. Es lo que ha pasado. Se ahorra mucho en bombas. Hay cada vez más ricos en España, lo que no implica que disminuyan los pobres, aunque podría ser. El ataque también podría ser de fuego amigo. O anónimo.

Anuncio / y 2: Se puede bendecir por una cuota variable. Todo queda grabado. Pero se puede borrar. El universo es editable. No se puede pedir, solo agradecer, dando por hecho el milagro, como así fue. El universo en una caja da una idea cuántica de la vida normal, lo que es una novedad.

Las economías informales de las grandes corporaciones alegorizan el caos evasor. Todo será formateado de nuevo y, como indica Marco Bruna (op. cit.), “El 99% de la población que vive en el Paraíso es feliz.”

Compro el Jot Down de marzo para leer a Francisco Ferrer Lerín, que desvela su letal flirt póstumo con la fabulosa Minerva Zafiro Olcina. También el cuaderno-libro calamita o calamar incluye un párrafo de Lerín (al que Minerva llama Lero). Tal vez convenga repetir las vocales de Minerva Zafiro Olcina (y de todo en general): IEA AIO OIA. Es un cabalismo rudimentario.

En la paz de la espera por si atacan y dada la penuria de las streameras, empezando por Netflix, nos entregamos a Colombo desde el primer episodio, dirigido por Steven Spielberg (Columbo, 69 episodios: gloria a Richard Levinson & William Link, ¡y a Peter Falk!).

En el librito de entrevistas de Ursula K. Le Guin citado arriba, manual práctico de escritura, dice sobre la imaginación que “Privarse de ella, atrofiarla o tratarla con desdén es terrible, sobre todo en una mente joven en desarrollo que tiene que ser capaz de pensar en cualquier cosa, es decir, imaginar lo que sea y aprender la diferencia entre lo real y lo imaginario.” Y también dice, como Luis Buñuel, que la imaginación se puede entrenar. Bendiciones. ~

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(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la página gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).


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