Recordar en la cultura judía no es sólo un movimiento natural del espíritu: es un deber religioso, un acto de significación teológica. Con una insistencia sólo comparable –decía Luis González– a la del pueblo mexicano, los judíos han volteado incesantemente hacia el pasado para conmemorarlo, para llorarlo, para honrarlo. El Holocausto ahondó más esa actitud. Ambos elementos (recuerdo y Holocausto) están en el corazón de Laberintos de la memoria, la película más reciente de Guita Schyfter, su inquietante y conmovedora exploración del pequeño pueblo de sus antepasados en Polonia. La historia se sostiene por sí misma, pero Schyfter eligió contrapuntearla con otra historia que descubrió por azar: una mujer mexicana que vive en Cuba, lejos de la madre biológica que, decenios atrás, había tenido que darla en adopción. Schyfter las pone en contacto, suscitando el reencuentro que en su propia familia nunca se pudo dar. Al final, las historias convergen de un modo sutil, con el triunfo melancólico del presente (único tiempo real) sobre el pasado. ¿Cuál ha sido entonces el sentido de la búsqueda? La propia búsqueda. ~
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.