Nina Lykke contra el establishment cultural

En la novela 'No hemos venido a divertirnos', la escritora noruega se ríe de la hipocresía y la endogamia del sector editorial.
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El sector editorial, ese ecosistema compuesto por escritores, editores, periodistas, críticos y lectores, es tan ridículo visto de cerca como cualquier otro sector para el que lo conoce bien. Puede que con un añadido particular: es un sector donde la vanidad puede camuflarse como virtud, así que puede que nos guste que hablen de nosotros aunque sea para reírse de nosotros. En No hemos venido a divertirnos, (traducción de Ana Flecha para Gatopardo) Nina Lykke señala a base de humor la estupidez del sector, y de paso la de la sociedad, en general, en tanto que quienes buscan el aplauso corren a absorber y hacer suya la última moda en exposición pública de la virtud. 

La novela de Lykke tiene como protagonista a Knut, un escritor con bastante éxito en el pasado, ahora se refiere a esa obra como “El Famoso Libro”: le dio estatus, alegrías, suficiente dinero para comprarse una casa en la capital del país, Oslo, pero también le convirtió en la promesa que nunca ha logrado cumplir. La invitación a última hora para participar en el festival literario más importante del país lo saca del semiostracismo en el que está: a su lista de novelas que no alcanzan la altura de El Famoso Libro se añade su aparición, con su nombre y sus apellidos, como un acosador que abusa de una situación de poder en el libro de La Escritora de la Realidad. El libro en el que sale él forma parte de una serie de novelas sobre el mundo editorial, y es un éxito. Los otros dos participantes de la mesa redonda en la que intervendrá en el festival son el actual marido de su exmujer y La Escritora de la Realidad. 

Knut tiene un hijo ya treintañero con el que apenas habla y que responde a sus mensajes con iconos. Su único amigo es su vecino: Frank, cuya disponibilidad depende de en qué fase esté de la relación clandestina que tiene con M., un médico pakistaní casado con su prima y padre de tres hijos. Knut invita a Frank a ser su acompañante al festival, en el que se encontrará con viejos conocidos, con sus temores y con algunos enemigos; también le permitirá volver a formar parte del mundo al que perteneció. Knut se sentirá como un escritor al que se le ha pasado la hora, un extraño en un lugar que una vez dominó (“el comedor está lleno de fantasmas del círculo literario del que Knut ha formado parte durante toda su vida adulta”). Entre el patetismo y la ternura, Knut sigue adelante, mostrando sus debilidades pero también la artificiosidad de algunos empeños. 

No hemos venido a divertirnos no es exactamente una sátira ni una parodia, porque no hace falta exagerar: con contar basta para que las incongruencias resulten absurdas y por tanto divertidas. Muestra también cómo funciona la cultura de la cancelación, la desproporcionalidad y la falta de rigor, lo aleatorio del mecanismo. Nina Lykke se atreve a adentrarse en la zona de grises, donde no hay malos ni buenos. No hemos venido a divertirnos, a diferencia de Querido capullo –novela de Virginie Despentes donde aborda el Metoo– no es una novela al servicio de un mensaje. En el caso de Lykke gana la construcción de los personajes, la gracia, el deseo de explorar y de dejarse llevar por la narración a la voluntad palmaria en el caso de Despentes de convencer de algo, de aleccionar.

Lo que sí hay en la novela de Lykke son un montón de apuntes y de sugerencias sobre la hipocresía, la endogamia y la ceguera hacia los lugares comunes que parece extenderse en el mundo cultural. Sobre ser crítico y escritor, Knut piensa que “es como si una vaca trabajara en el matadero”. El festival se abre con un discurso de la ministra de cultura exigiendo literatura provocadora; el proyecto de novela de Knut en el que contaba la historia de M., el novio pakistaní de su vecino, hirió tanto al lector de la editorial que este, que nació en Sri Lanka aunque prácticamente toda su vida ha transcurrido en Noruega, tuvo que pedir la baja. En el festival, dos samis “cantan un yoik con el rostro impasible en su incomprensible idioma, que probablemente se encuentre al borde de la extinción […] pero nadie en la sala comprende lo que hacen, igual que nadie entiende ya lo que hacen los escritores como Knut”. 

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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