Entrevista a Payal Kapadia: “En mi corazón, soy Prabha y Anu”

La película de la cineasta india, que obtuvo el Gran Premio en la pasada edición de Cannes, se estrena en unos días en España.
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En la última edición del Festival de Cannes, la directora india Payal Kapadia se convirtió en la primera mujer en ser premiada en el festival con sus dos primeros largos. Ganó el Gran Premio con su película La luz que imaginamos, que además supuso la primera representación competitiva de La India en Cannes desde hace tres décadas. La luz que imaginamos nos permite asomarnos a unos días en la vida de tres mujeres que trabajan en el mismo hospital y que, aunque tienen distintas edades y echan en falta distintas cosas, comparten un cierto estado de desasosiego que pugna por resolverse. ¿Es esa luz de la imaginación una epifanía, o es el murmullo constante e inadvertido de la vida? Eso no se lo hemos preguntado a Payal Kapadia, pero otras cosas sí.

La ciudad aparece retratada como un lugar fascinante y lleno de vida, pero también hostil y amenazador. ¿Cómo determina a los personajes el hecho de vivir en una ciudad así?

La ciudad representa algo diferente para cada personaje. Para Anu, la ciudad es la libertad, el anonimato, significa encontrarte con tu novio en secreto, besarte detrás de los arbustos, aprovechar la intimidad donde la encuentres, porque no hay mucho espacio privado e ir a un hotel es caro. Por eso en Mumbai puedes ver a parejas besándose detrás de los arbustos. Así se recupera el espacio público en una ciudad que no ofrece tanto. Es algo que me encanta de Mumbai. 

En cuanto a Parvaty, está harta de la ciudad. Aunque le ha dado todo, a su edad se le está haciendo muy difícil vivir allí.  A veces toma decisiones en caliente, pero en realidad no quiere irse; está claro que en el pueblo no va a vivir muy bien, va a tener que trabajar, no va a resultar fácil. Pero a la vez está enfadada con la ciudad. 

En la historia de Mumbai han sido muy importantes las asociaciones entre los trabajadores, la fuerza de los sindicatos. El contexto económico actual ha traído un cambio tajante. También quería hablar de eso, del cambio de escenario político de la ciudad.

Precisamente uno de los problemas que enfrentan los personajes es el de la vivienda. Prabha y Anu tienen que compartir piso, Parvaty ha sido expulsada de su casa. ¿Qué está pasando en Mumbai para que la gente no pueda vivir ahí?

Como en cualquier ciudad grande, cada vez hay menos espacio. La gentrificación es muy violenta. En los barrios de Lower Parel y Dadar, donde transcurre la película, es donde estaban las fábricas, los molinos de algodón en los años ochenta. Era la gran industria. El estado había cedido el espacio para las fábricas a un precio irrisorio. La gente venía de todas partes para trabajar en esas fábricas. Las fábricas cerraron, y mucha gente se quedó sin trabajo. Así que hubo una sentencia según la cual un tercio de la superficie debía reservarse a viviendas para los que habían trabajado allí. Pero aquello no ocurrió, fue un chanchullo, y la gente se quedó sin casa. Todavía hoy siguen luchando por el alojamiento. Muchos de los edificios acabaron convertidos en centros comerciales. Pero ¿quién tiene de verdad acceso a esos espacios? Está claro que cualquiera puede ir a un centro comercial, pero ¿de verdad puede ir todo el mundo a un centro comercial? ¿La gente de esa clase? Pues no. 

¿De dónde surgió la idea de hacer la película? ¿De una primera imagen, del deseo de contar una historia?

Al principio era una idea minúscula. Va de dos amigas y de lo diferentes que son entre sí. Yo quería hacer una película sobre cómo, a medida que se van acercando, la más joven deja a la otra para ir a ver a su novio, y la primera amiga se limita a esperar. Quería mostrar esas dos formas de moral diferentes. Una de las amigas es más moral, tiene un juicio sobre sí misma y sobre los demás, mientras que la otra es más libre, a veces un poco egoísta, ¡pero es que es joven! Siento en mi interior mucho del conflicto que procede de estas dos moralidades. Me sorprendo a mí misma pensando en lo que piensa la gente, teniendo juicios de esa clase, cuestionándome a mí misma… Por eso creo que muchos de los conflictos que aparecen en la película provienen de mi interior. En mi corazón, soy Prabha y soy Anu.

Entonces la tercera mujer, ¿cómo apareció?

La película iba a transcurrir en Mumbai, y Parvaty es la quintaesencia de la persona que vive en Mumbai. Al principio su papel no tenía tanto peso. Era una amiga de Prabha, pero cuanto más pensaba yo en la ciudad más ganas tenía de que este personaje simbolizara a las mujeres de esa región concreta que van a Mumbai. Porque como ya he dicho, cuando hubo el cierre fueron las mujeres de los trabajadores las que tuvieron que ponerse a trabajar. Aceptaban cualquier trabajo. Cosían, trabajaban en las casas de la gente, en los hospitales, cocinando, limpiando, lo que fuese… No tenían tiempo para lamentarse. Tenían que seguir adelante como fuera. Las mujeres de Maharastra, de donde viene Parvaty, son muy duras. A mí me gusta mucho este personaje, y creo que debemos aspirar a eso, a su mala leche.  

¿Qué papel tienen las mujeres en el desarrollo de la sociedad india actual?

No sé los números exactamente, pero muchas mujeres trabajan sin cobrar y sin reconocimiento. Un gran porcentaje de las mujeres sigue trabajando en casa, para la familia. Es una tarea que pasa desapercibida, no hay descanso, no tienes vacaciones, nadie te da las gracias. Hay muchas mujeres en esta economía. 

Su película anterior, A night of knowing nothing, retrata las manifestaciones de estudiantes en protesta por La Ley de Enmienda de la Ciudadanía. Usted era estudiante en la escuela de cine. ¿Cómo recuerda esa época?

Al principio estaba en la escuela, pero luego acabé, aunque todavía estaba haciendo la película. Fue una época muy complicada, no solo en nuestra escuela. Nuestra huelga terminó en 2015, pero después otras escuelas de cine siguieron con las protestas. La manifestación por la ciudadanía fue la más concurrida y notoria. También por esa razón quise mantener el personaje de Parvaty [en la siguiente película], porque quería hablar sobre qué es la ciudadanía. Porque Parvaty habla de no tener papeles. Y el movimiento entero iba sobre los papeles. Aunque se trataba de una ley islamófoba, era en realidad una ley antipobres, porque la mayor parte de la gente que viene de entornos marginales no tiene papeles. No tienen papeles para demostrar que viven. No tienen papeles para demostrar que existen, no tienen certificados de nacimiento… Así que yo quería poner el énfasis en el personaje de Parvaty por eso, porque no tiene papeles. Uno de los eslóganes de aquel movimiento fue “No vamos a enseñar los papeles”: aunque los tengamos no los vamos a enseñar.

¿Cree que los estudiantes, y la gente joven en general, tienen alguna fuerza actualmente en su país? ¿Pueden ejercer presión?

Sí. Tengo mucha esperanza en los estudiantes. La educación permite el pensamiento crítico y la disensión, y eso es la democracia. 

En las dos películas hay mucha presencia de voces en off, a partir de cartas o de ensoñaciones de los personajes. También adivinamos los sentimientos de los personajes en muchos planos silenciosos −pienso en Prabha, interpretada por Kani Kusruti, que es una actriz prodigiosa−. Así es capaz de dar un tono intimista que contrasta con la determinación de algunos de los personajes. Este contraste es muy característico de su cine y muy interesante. ¿Cómo cree que se vincula la vida íntima de las personas con su vida exterior, quizá más política?

Eso es exactamente a lo que aspiro. Eso es lo que me interesa: cómo las relaciones afectan al escenario político, en su sentido amplio. A fin de cuentas, en una democracia, la gente va a votar, eligen unas cosas u otras, ¿por qué? ¿Por qué pasa esto? Cuáles son las relaciones personales, con nuestra familia, porque bueno, no estamos flotando en el vacío. Para mí esta es una manera de plasmar una visión política más amplia. 

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Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).


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