Foto: Gage Skidmore, CC BY-SA 2.0, via Wikimedia Commons

Un error de Trump

Donald Trump es un artista del bluf que ha tenido muchos éxitos y acumulado una gran fortuna. Pero el bluf no siempre hace milagros.
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Los errores inesperados de la parte contraria son difíciles de prever, y aprovechar.

Al amenazar a México con aranceles de 25%, Trump no se dio cuenta de con quién se estaba metiendo: con el sector importador de su propio país. En cuanto el sector se hizo presente con una carta pública, Trump dio marcha atrás, sin reconocerlo. Siguió el consejo del senador George Aiken para la guerra de Viet Nam: Si te empantanas en una guerra que no vas a ganar, declara que ganaste y sal.

En su primera campaña presidencial (2016), Trump ofreció repetidamente construir un muro fronterizo, sin costo para los Estados Unidos: lo pagaría México. Ganó, presionó a México, que, naturalmente, rechazó la descabellada pretensión y ¿qué pasó? Nada.

Buscó entonces que el Congreso asignara 5.7 mil millones de dólares en el presupuesto federal para la construcción del muro. El Congreso se negó. Trump lo amenazó con no firmar el presupuesto si no incluía esos fondos. (El Congreso formula el presupuesto, pero la firma del presidente lo convierte en ley). El Congreso rechazó la extorsión, que implicaba dejar sin fondos autorizados una multitud de actividades del gobierno. El 22 de diciembre de 2018 empezó el caos que provocó la suspensión de pagos al personal, proveedores, acreedores, etc. El Congreso hizo un escándalo, pero aguantó. A los 35 días, Trump se rindió. Firmó el presupuesto sin la asignación que exigía.

Hay otro error de Trump, poco conocido, pero narrado en una página de la Wikipedia en inglés: Trump Ocean Resort Baja Mexico. Gran parte de la fortuna de Trump la hizo con negocios inmobiliarios. En 2006 anunció la construcción de un proyecto hotelero de lujo (tres torres de 25 pisos) en condominios frente al Pacífico, en Punta Bandera de Las Playas de Tijuana, cuando no tenía más que una maqueta y un video. Ni siquiera el permiso de construcción. Iba a ser un negocio de saliva redondo. Pero no tuvo suficientes compradores, y acabó demandado y pagando millones de dólares.

La vieja amenaza de deportar a millones de migrantes indocumentados no se ha suspendido, pero tampoco se ha empezado a cumplir. El 28 de enero de 2025, según la secretaria de Gobernación, del lado mexicano ya se habían habilitado en la frontera centros de atención para recibir a los deportados, pero estaban vacíos.

Sería un error suponer que Trump no da una. Es un artista del bluf que ha tenido muchos éxitos y acumulado una fortuna de 5 mil 500 millones de dólares. Pero el bluf no siempre hace milagros.

The art of the deal de Donald Trump no es un manual de cómo negociar, sino un despliegue narcisista de sus éxitos (reales o supuestos). No habla de sus fracasos ni trata de justificarlos, porque supuestamente no los comete.

En su libro, hay detalles reveladores. “No quiero que la gente sepa exactamente lo que hago y pienso”. “Me gusta ser impredecible”. “A veces sale bien ser un tanto salvaje”. “Apunto muy alto. Me mantengo presionando, presionando y presionando para conseguirlo. A veces acepto menos de lo que quería. Pero, en general, me salgo con la mía”.

Le gusta jugar al “por si pega” y llevarlo al extremo de la brinkmanship: aquella lamentable táctica de la Guerra Fría de amenazar hasta el límite, pero sin cruzarlo. En 1962, cuando Kennedy y Jrushchov se amenazaron con la destrucción nuclear, Jrushchov envió misiles a Cuba, Kennedy respondió con un cerco naval a la isla, antes de que llegaran, y afortunadamente Jrushchov retrocedió.

Las circunstancias actuales son alarmantes. El espectáculo que dieron Ricardo Monreal y Adán Augusto López, los dos coordinadores morenistas de las cámaras legislativas, fue inusitado. Hacía temer el peor escenario político: una presidenta que no puede controlar ni su propio partido, en medio de una lucha de todos contra todos.

Que Trump retrocediera en su amenaza del 25% no fue precisamente una victoria de la presidenta de México, pero resultó una legitimación personal. Y qué bueno que así sea. Ella, que le debe todo a su mentor, no le debe esto. La legitimación es suya, no de él, y abren la oportunidad de que se vaya independizando de él. De él y de la sombra de sospecha que surgió con la liberación del narco Ovidio Guzmán. ~


Publicado en Reforma el 23/II/25.

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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