La humillación de Zelenski confirma todos los temores

La de hoy no fue solo una escena vergonzosa. Fue un mensaje peligroso: Estados Unidos está del lado de los autócratas.
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La humillación de Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, frente a los ojos del mundo entero, confirma un hecho que, aunque muchos ya intuían, era importante dejar en evidencia: este gobierno de Estados Unidos es, en los hechos, un aliado de Rusia.

El deplorable espectáculo presenciado en Washington, protagonizado por el presidente y el vicepresidente de Estados Unidos ante un Zelenski que lucha por la supervivencia de su país tras tres años de agresión brutal por parte de un régimen encabezado por un dictador imperialista y cleptócrata, quedará registrado en la historia como un acto de ignominia. Y de cobardía, también.

Un país que durante décadas ha defendido –al menos en el discurso– la libertad y la soberanía de los pueblos se ha doblegado ante la lógica del agresor, tratando con desprecio a la víctima. Es un mensaje no solo para Ucrania, sino para el mundo entero: los principios que solían regir la política exterior estadounidense han sido abandonados en favor del cinismo, la conveniencia y la sumisión, ahora abierta e innegable, a Rusia.

Habría que ver qué trato recibiría Vladimir Putin si se encontrara cara a cara con Donald Trump y J.D. Vance en la Casa Blanca. ¿Tendrían la valentía de enfrentarlo, de contradecirlo? ¿O le concederían un lugar de honor, le sonreirían y lo tratarían con todo el respeto y la deferencia que le negaron hoy a Zelenski?

Trump y Vance han optado por encarnar la peor versión del ugly American, pateando al débil, al que ha sido agredido, al que necesita y merece respaldo. Es fácil abrumar y amedrentar cuando el interlocutor está debilitado por la guerra, la desesperación y, ahora, la traición de aquellos que prometieron apoyarlo. Pero enfrentar al verdadero agresor, al hombre que ha desafiado el orden mundial con una invasión ilegal y sanguinaria, eso sí requiere valentía.

No se trata de coquetear con la Tercera Guerra Mundial (como dijo Trump, utilizando una de las herramientas retóricas más recurrentes de la propaganda rusa). Respaldar a Ucrania supondría tomar una posición firme en la defensa de los principios más básicos del derecho internacional. El problema es que en Washington hoy no hay valentía, solo servilismo y la voluntad de encabezar (¿o solo participar?) en un nuevo eje autoritario.

Lo de hoy no fue solo una escena vergonzosa. Fue un mensaje peligroso. Uno que Putin, y todos los autócratas que ven en él un modelo a seguir, han recibido con absoluta claridad: Estados Unidos está de su lado. ~


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