Señor director:
Escribo desde Venezuela y cuando observo lo que Villoro es capaz de hacer con una fotografía [Letras Libres no. 83], cuando termino de leer su excelente novela El Testigo, me embarga una especie de vergüenza ajena por los “distinguidos” miembros del Premio Rómulo Gallegos a quienes Villoro sólo les sirvió para colocarlo en la lista de los oscuros finalistas mientras se premiaba a un escritor español muy menor pero que había hablado bien de la manoseada revolución chavista. En Venezuela hay una legión de lectores clandestinos que reconocen a Villoro como heredero de esa magnífica literatura que es la mexicana. –
Smith vs. Wood
Años llevan ya sabiéndose enemigos, el crítico y la novelista. Reseña a reseña han ido prolongando lo que parecía una escaramuza encendida pero fugaz,…
Reformar ¿para qué?
“No se puede hacer un omelette afirmó alguna vez Stalin, de manera por demás oprobiosa sin romper los huevos.” La gran pregunta para el México de…
Delirio de amor en universidad de verano
No fue un solo verano sino dos o tres, pero todos están amalgamados en la memoria como un continuum. Mi descacharrada economía universitaria me obligaba todos los meses de mayo a presentar…
Entrevista con Octavio Paz, Editor de revistas
Hábleme de sus primeros proyectos editoriales, de la forma en que se llevaron a cabo, de sus amistades. Entre mis amigos de la preparatoria estaban Salvador…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES